Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

25 de Julio de 2014

Columna: Una derecha lesionada

por Manuel José Ossandón* Llegar tarde, dicen, es más chileno que los porotos. Pero no siempre ¿Qué habría pasado, por ejemplo, si el líbero del partido entre la Roja y Brasil llegaba tarde a un cruce? Eso no pasó, pues Gary Medel llegó a todos los balones puntualmente y con una fiereza que aún emociona, […]

Manuel José Ossandón
Manuel José Ossandón
Por

por Manuel José Ossandón*

Llegar tarde, dicen, es más chileno que los porotos. Pero no siempre ¿Qué habría pasado, por ejemplo, si el líbero del partido entre la Roja y Brasil llegaba tarde a un cruce? Eso no pasó, pues Gary Medel llegó a todos los balones puntualmente y con una fiereza que aún emociona, pues estaba “jugando en un pie”, con un desgarro que a cualquiera lo dejaba fuera de combate.

Hoy el ‘Pitbull’ tiene que ser nuestro mejor ejemplo para una coalición que se encuentra “lesionada” y de gravedad. Claro, porque la Alianza no puede fallar a sus compromisos, ahora desde la vereda de la oposición y no puede llegar tarde. Llegar atrasados podrá ser muy chileno, pero a nosotros como servidores públicos, se nos debe exigir más, ser de la alta competencia y no fallar, tal como nos enseñó Medel.

Pero ese espíritu y esa fiereza hoy no lo vemos en la derecha. Vemos un bloque sin rumbo, frágil, secuestrado por poderes económicos, con poca ética. Para colmo, hemos llegado tarde a los debates y por eso la posibilidad de influir es mínima. Defendiendo el statu quo, lo que logras es quedar rezagado. Durante los últimos 25 años Chile tuvo como objetivo casi único subir el PIB. Pero las altas tasas fueron escondiendo fenómenos sociales que tuvieron efectos lamentables, como la desigualdad. Aún nuestro sector piensa que el crecimiento derrotará a la pobreza y la desigualdad, pero hasta ahora sólo ha alcanzado en parte para solucionar lo primero.

En los últimos cinco años hemos llegado tarde a este debate porque no generamos una propuesta seria. Y, digamos la verdad, a nuestro sector, a los empresarios y a la Nueva Mayoría no les ha importado la desigualdad. Es un tema general. Nos hemos hecho los desentendidos.

Pero esta lesión a nuestra pierna derecha tiene cura. Hoy, la gente no está con nosotros porque hemos sido incapaces de conquistar su corazón, pero también porque no entienden bien en qué creemos y cuáles son nuestros valores. Dudan de nosotros. No conocen la hoja de ruta de la derecha. No hemos entendido los procesos sociales.

Por eso, debemos trazar una nueva hoja de ruta, donde la primera línea de acción sea combatir la desigualdad. Creo que la derecha debe asumir que nuestro objetivo es demostrar que un país así de injusto no es viable. Y no pido que todos alcancemos un comportamiento uniforme, porque la diversidad es un tesoro. La desigualdad es una herida abierta y la meritocracia, que premia el esfuerzo personal, no sirve de nada si siempre estamos centrados en nosotros mismos sin importar lo que ocurre con el de al lado. Una meritocracia que sólo empatiza con el ombligo de uno, sin considerar el desarrollo personal del otro no sirve de nada. Estamos creando un gueto o un Apartheid social que hoy tenemos la obligación de evitar.

Por eso hay que hacer una oposición inteligente. Si estamos convencidos que nuestros valores son mejores que los de la izquierda, la carta de navegación no puede ser interpelar a los ministros cada dos semanas y demonizar todo lo que hacen los del barrio del frente.

Hay cosas de sentido común que además debemos defender. La Reforma al Binominal es un traje a la medida, es un Binominal perfeccionado para la élite política, un BisNominal. No es posible que la misma clase política haga el nuevo sistema electoral. Es como si los supermercados hicieran la ley del consumidor. Impresentable.

Desde esta columna, le pido a la derecha que tracemos una hoja ética, que no crea que el desarrollo es igual a la cantidad de cosas que tienes, sino que apostemos por la calidad de los vínculos. El objetivo es lograr que el otro no entre en nuestras vidas para cumplir nuestros objetivos individuales, sino para pensar como está afectando todo lo que hacemos a las demás personas. Sólo así marcaremos las diferencias. De otro modo, volver al Gobierno es simplemente irreal.

*Senador Renovación Nacional

Notas relacionadas