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11 de Diciembre de 2014

Caso Penta: Detalles de la declaración de Carlos Eugenio Lavín en la fiscalía donde culpa de todo a Hugo Bravo

El controlador del grupo cuenta cómo se deterioró la relación con el ex asesor, del vínculo de éste con el fallecido martillero Jorge Valdivia, y de las supuestas amenazas de Bravo para involucrarlos (a Penta) en el caso del Fraude al FUT si no le pagaban lo que pedía, luego del despido tras haber reconocido devoluciones fraudulentas.

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Carlos-Eugenio-Lavín

Nueve conversaciones con Hugo Bravo, las supuestas amenazas en su contra, y la tesis de que sólo el ex gerente de Penta estaba al tanto de cualquier acción fuera de la ley, es parte de lo que recoge el diario La Segunda de las páginas de la declaración que prestó Carlos Eugenio Lavín, uno de los controladores del holding, el pasado 12 de noviembre en la Fiscalía Oriente.

El vespertino cita que a la altura de la página 5 de su declaración, de un total de nueve, la versión de Lavín ya hablaba del inicio del distanciamiento con Bravo, producto del rol que cumplió el fallecido martillero Jorge Valdivia, y comenzaba a situarse en el caso Penta.

“En el intertanto habíamos decidido traer un presidente nuevo que reorganizara todo, que fue Alfredo Moreno, quien llegó el 1° de julio de 2014. Esto porque no estábamos dispuestos a seguir haciendo lo que antes hacíamos, estábamos cansados, y necesitábamos gente nueva y más joven”, es parte del relato.

Luego, Lavín dice que “el 8 de julio de 2014, me llamó Hugo Bravo para señalar que habían citado a declarar con el fiscal Carlos Gajardo, al contado de Penta, Marcos Castro, como testigo en el caso ‘Fraude al FUT’. Fue una conversación muy breve señalándole que habláramos personalmente al día siguiente”.

En ese punto, el empresario cuenta que “antes de que llegara Hugo Bravo, para no distorsionar lo que me podía decir, hablé personalmente con Marcos Castro para saber a qué había ido. Ante esto señala que él tenía relación con un señor que nos supervisaba en Impuestos Internos, un señor Alvarez, que estaba preso. El supervisaba como supervisor asignado a parte de la malla de empresas Penta, cosa de la cual no tenía idea. Ante esto lo ‘atrinqué’, le dije ‘vamos al grano… ¿hay devoluciones impropias de empresas Penta?’, ante lo que me dice que no. Lo mismo respecto de las empresas relacionadas con Carlos Alberto y las empresas relacionadas conmigo, y señala que no habían devoluciones impropias en esta”.

“Sin embargo, me acordé de que habían empresas de Hugo Bravo en las cuales Marcos Castro le llevaba la contabilidad y le pregunté si había devoluciones impropias allí, y dijo que sí, que le había advertido de esto a Hugo Bravo, y que no había devuelto la plata, y que la había puesto en ingresos varios. En esta conversación estuvo Carlos Alberto. Esto fue el 9 de julio”, relata Lavín.

Cuenta que tras esos hechos, “ese mismo día, más tarde, tuvimos una reunión Carlos Alberto, Alfredo Moreno y yo con Hugo Bravo para ratificar lo que había dicho Marcos Castro”. Agrega que “le sacamos la información “a tirones” y confesó acordarse de devoluciones por $90.000.000 (al final eran como $260.000.000). Todo esto relacionado con empresas personales de él”.

Ante esta situación, la declaración de Lavín sigue con que “el día siguiente, el 10 de julio, hablé personalmente con Hugo Bravo y le dije que tenía que renunciar a todo lo que tenía que ver con Penta, y que ojalá pudiera salir de esto lo mejor posible, pero que la verdad es que era incompatible lo que había confesado con su permanencia en la empresa”.

Después de eso, cuatro días más tarde, “el 14 de julio firmó su renuncia en la oficina de Alfredo Alcaíno, quien es el abogado de la empresa”.

“La renuncia a los directorios la hace por cartas ese mismo día 14 de julio. Además, firmó un cheque por $45 millones y un pagaré por aproximadamente $62 millones en el cual se comprometía a devolver a Penta los dineros pagados a Jorge Valdivia en forma indebida y desconocida para nosotros”, agrega la confesión.

Incumplimiento de contrato

Otro aspecto de la relación con Bravo que se recoge de la versión de Lavín tiene que ver con el despido.

“El segundo aspecto es el relacionado con Penta III, en la cual él tenía una cláusula de indemnización a todo evento y que incorporaba como tiempo trabajado en ella todo el tiempo que llevaba en empresas Penta desde 1986. Al respecto, cuando él firma su renuncia, en la cual no se consideraba indemnización alguna, no nos dimos cuenta de que no había renunciado a Penta III, en la cual mantenía hasta entonces el cargo de gerente general. Por lo mismo lo despedimos por incumplimiento grave a las obligaciones del contrato, firmándose el correspondiente finiquito a su conformidad”.

Después de esos hechos, Lavín cuenta que hubo varias reuniones con Bravo, en algunas de las cuales también estuvo el otro controlador del grupo, Carlos Alberto Délano, en las que el ex gerente insistió en que le pagaran lo que el pedía (700 millones).

Según Lavín le aclararon que no le pagarían esa suma, “ya que la causal del despido era incumplimiento grave a las obligaciones del contrato”.

Ahí fue cuando -según Lavín- Bravo “se puso a alegar que él tenía hartos gastos, abogados y otros ítemes. Nosotros no quisimos confróntalo porque estaba mal emocionalmente, tanto así que le dije que fuera al psiquiatra, pues pensé que podía llegar a hacer algo en su contra”.

A continuación, reconoce que le dijeron que después verían si le iban a pagar algo, si correspondía, y fue cuando Bravo planteó que iba a presentar la demanda.

Una vez acontecidos todos esos hechos, Lavín relata además que “el 22 de julio se lleva a cabo un allanamiento a empresas Penta, donde nos dimos cuenta de que la cosa estaba más o menos mal, ya que los computadores incautados fueron los de Marco Castro, Hugo Bravo y Horacio Peña”.

Dice que a los días de esa diligencias se concretó otro encuentro con Bravo (29 de julio) donde nuevamente pedía dinero, señalando que “lo que se perseguía en el caso ‘no es Hugo Bravo, sino que es Penta'”.

Supuesta confesión

Días después de ese último encuentro, ya entrado agosto, Lavín narra que fue solo a ver a Bravo y que ya era otro:

“‘Carlos, soy culpable, la cagué me arrepentiré los días de mi vida de haber hecho esta huevada'”, habría dicho Bravo, ante lo que Lavín declara que “sólo lo acogí no más. Acto seguido me dice ‘¿no crees que será momento de que yo cobre?’, ante lo que le dije que ya habíamos conversado esto, y que en este momento no era correcto que estuviera cobrando nada, y luego conversamos otras cosas y me fui”.

Posteriormente hubo otra visita a Bravo, acompañado con el “Choclo” Délano, donde Lavín dice que volvieron a aparecer las peticiones económicas, por la tesis del ex gerente de que el asunto era Penta, y no él.

“A los pocos días tuvimos la ratificación de sus dichos ya que estalla en la prensa la noticia de que el SII había presentado denuncia por las boletas de las señoras nuestras”, sigue el empresario..

En la declaración se desprende que luego hay un tercer encuentro, donde Bravo insiste en lo de la plata, Lavín cuenta que se enoja y le pregunta en qué va el caso; “me dice ‘van por Penta’. Le pregunto qué significa esto, y me dice que no son sólo las boletas, sino que hay otras cosas, como las pérdidas de la PCR”.

“Ante esto le dije que él sabía mejor que nadie que las pérdidas eran verdaderas, y me dice que puede ser que esas pérdidas no tengan justificaciones. Le pregunté qué más, y me dice que hay unos cheques entre empresas Penta y el Banco. Le dije que estaba muy tranquilo porque siempre hemos tenido encima a la Superintendencia de Bancos, que se pasaba varios meses al año dentro del Banco. Luego traté de cortar la reunión para poder irnos pronto, estaba desagradado, y nos vamos”. “Esa fue la última vez que vi a Hugo Bravo”, asegura Lavín en la declaración de mediados de noviembre.

Las amenazas

“El 10 de septiembre u 11 de septiembre estaba Carlos Alberto, y quizás más gente, a la hora de almuerzo según recuerdo. Carlos Bombal cuenta que él (Bravo) había llamado a la secretaria y le había dicho ‘dígale a Parabimbombal que le diga a sus amigos que me paguen, y que me devuelva los llamados porque si no lo voy a amarrar con el fiscal'”, relata Lavín.

Según sigue Lavín, “esas amenazas las cumplió ya que vino la denuncia de impuestos internos por infracción a la ley de Bancos”.

Agrega el respecto que “esto lo tomo como una amenaza a Carlos Alberto y a mí, usando de emisario a Carlos Bombal, ya que nos nombra abiertamente a nosotros en la misma, como si debiéramos pagarle dinero, y que si este dinero no se le pagaba él daría información falsa que nos perjudicaría en la causa del fiscal Gajardo. Luego de esto no hablamos más con Hugo Bravo ni lo vimos de nuevo”.

“Posteriormente nos notifican de una demanda laboral en que Hugo Bravo pide que se le pague una indemnización de 2.000.000.000 de pesos”, dice.

La demanda ya es conocida, y es a través de la cual apareció el audio, que esta semana fue revelado por La Tercera, donde Bravo menciona las operaciones para desviar las platas a las campañas de siete personeros UDI, los cuales también aparecen nombrados en la grabación.

“No sabía por ningún motivo que estaba siendo grabado ni menos que utilizaría esto para demandarme. Sobre todo cuando lo voy a ver por amabilidad y sin interés alguno”, asegura Lavín.

El martillero de la discordia

En su declaración, Lavín también se refirió al fallecido martillero Jorge Valdivia, quien tenía vínculos con Bravo, y quien según este último también habría realizado gestiones personales para Délano y Lavín, tal como lo publicó The Clinic Online hace un tiempo.

“Era un personaje intinerante, ajeno a la empresa, iba a ver a Hugo, se encerraba con él, pedía plata para Carabineros”.

Cuenta además que Délano le prohibió el ingreso a la empresa, y que éste (Valdivia) se las arreglaba para ir cuando no estaba el “Choclo”.

Relata además que la relación terminó por empeorarse cuando Bravo le dijo que pasaba plata a Valdivia por razones humanitarias, pero que lo hacía con platas de Penta, como ya se había dicho.

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