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Opinión

26 de Diciembre de 2014

Testimonio del padre de Sergio Landskron: En el nombre de mi hijo

Sergio Landskron sepultó a su hijo este año después que una bomba en el barrio Yungay acabara con su vida. Su lucha, sin embargo, no ha terminado: primero tuvo que limpiar su nombre después de que algunos medios lo catalogaran como terrorista y, ahora, exige justicia contra aquellos que no le prestaron socorro oportuno y filtraron sus fotos en internet. Landskron dice que a su hijo “lo torturaron, se mofaron de él y violaron su privacidad”.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
Por

Landskron papá

“Ha sido una lucha grande, una pelea de David contra Goliat. Lo primero que hicimos, como familia, fue limpiar el nombre de mi hijo. Al principio, cuando le explotó la bomba y se quemó hasta la agonía, lo tildaron de terrorista. Pero cuando mi hijo salió de la cárcel hicimos un asado, estuvo una semana acá y luego se fue donde mi hermano. Había dado la PSU en prisión, quería estudiar educación física, ser personal trainer, estuvo yendo dos semanas a un gimnasio. No era para nada debilucho y por eso digo que si lo hubiesen apagado o hecho el procedimiento a tiempo, estoy seguro de que mi hijo no muere. Era una persona atlética y no era indigente como se decía. Menos terrorista.
Todas las noches veo los videos, los analizo y noto a los carabineros asustados. Ellos juraron dar la vida por la patria, por sus ciudadanos, pero lo hicieron en vano ya que a mi hijo lo dejaron morir quemado, peor que a un perro. Fui al lugar de los hechos, hablé con gente del sector y muchos de ellos me dijeron que fueron con agua en baldes para apagar el cuerpo de mi hijo, pero carabineros se los impidió. En un diario salió que carabineros sacó un extintor de su vehículo, pero nunca lo hicieron. Es falso. Lo que pasó fue que un trabajador que estaba cerca del lugar, cuando oyó la explosión, fue para allá y pensó que era un bulto, pero al darse cuenta que era una persona, corrió a buscar un extintor y cuando volvió ya estaban los carabineros y le arrebataron el extintor.
Recién 20 minutos después, los carabineros le aplicaron el polvo químico sobre su cuerpo calcinado, agónico y con las vías respiratorias quemadas. Por si fuera poco, los paramédicos del SAMU se dedicaron a grabar y esperaron cuatro minutos más para actuar. Fue una tortura. No sé si sus protocolos son así, pero las imágenes que están circulando por internet hablan por sí solas. No le pusieron suero, ni oxígeno, tampoco morfina y cuando le sacaron su ropa le arrancaron pedazos de piel. Tampoco le hicieron aseo quirúrgico en el hospital. Los carabineros que estaban en ese momento no eran los más idóneos o se asustaron de verlo así. Otra teoría que tengo es que como lo tildaron de anarquista y que pensaban que él había puesto la bomba, lo dejaron que muriera. Pienso que carabineros, al verlo quemarse, consideraron que era parte de su castigo. Hubo un juicio moral. De hecho, en internet, hay mucha gente que ratifica lo que uno piensa.

La otra lucha que tenemos es poder identificar a los responsables que filtraron la foto de mi hijo calcinado. Le hicieron mucho daño a mi familia. A mi nieta, la hija de Sergio, la van a tener que llevar al sicólogo, ha tenido cambios bruscos de ánimo, de un momento a otro se pone a llorar. Mi señora tuvo una parálisis en una parte del cuerpo. A mi hija Daniela unos perros malditos le mandaron a su teléfono una foto de Sergio con su cuerpo calcinado. Ahora duerme con su mamá porque tiene miedo de acostarse sola.

Por eso ya hicimos la demanda contra quienes resulten responsables de la filtración de las fotos. Ahora faltan documentos que está recopilando el abogado para la demanda que vamos a entablar contra el Estado, porque el SAMU y Carabineros son parte del Estado. Como ciudadano tengo todo el derecho a demandar por “equis” cantidad de plata. Habría sido completamente diferente si me hubiesen dicho que mi hijo murió en una riña callejera, pero no fue así. Hemos sufrido mucho y considero que estamos en nuestro derecho. Algunos dicen que estamos lucrando con su muerte, pero si me dijeran que no me van a pagar ni un peso y me devuelven a mi hijo con vida, yo feliz, aunque venga quemado o sin una mano. A pesar que esté la fiscalía investigando, yo también investigo, no me puedo quedar tranquilo. Como familia es primera vez que pasamos algo así.

Respecto a los anarquistas, no estoy ni a favor ni en contra porque al final cada persona tiene el derecho a manifestarse contra el gobierno o contra el sistema. Lo que no estoy de acuerdo es en la manera de hacerlo, poniendo bombas, porque al final están perjudicando a sus propios hermanos chilenos, a gente de población y de esfuerzo. Si ellos quieren protestar, que pongan una bomba en La Moneda, en el Congreso o a los que están manipulando este país. Cómo se les ocurre colocar bombas cerca de un jardín infantil o a gendarmería, si son personas que también tienen familia.

La muerte de Sergio tiene que ver con el flagelo de la droga. Esto pasa porque las comunas como la nuestra, La Pintana, son las que tienen mayor cantidad de droga, son de la periferia de Santiago y siempre han sido estigmatizadas. Si tú caminas por las calles de acá puedes ver cabros que parecen zombis. Sergio era drogadicto. Pero al Estado no le importa lo que sucede en estas oblaciones y carabineros sabe que hay tráfico.
Si esta bomba hubiese explotado en Las Condes, la Presidenta habría ido a la casa de los familiares o habría enviado al vocero de gobierno para que fuera al cementerio. Es evidente porque desde el momento en que murió mi hijo y cuando se supo que fue inocente, nunca nos llamaron de ningún sector del gobierno, ni siquiera para dar las condolencias o apoyar con un pésame. Incluso sabiendo que tiene una hija, por último para asegurar el futuro de ella, pero ni eso hicieron. Con la plata de la AFP de él, apenas le alcanzó para cubrir dos años una pensión de 40 mil pesos mensuales para su hija.

Para mí la muerte de mi hijo la tiene el sistema, porque es el sistema el que permite que haya droga en las calles y el que deja que coloquen bombas. Si hubieran controlado antes esta situación habría sido muy diferente. Lo que le pasó a mi hijo no fue casualidad. Ellos no estaban preparados. Además de perder a un hijo uno tiene que luchar con un gigante como el Estado. Todo esto fue muy injusto. Tú ves el caso del hijo de Carlos Larraín y te das cuenta que taparon el sol con un dedo, pero como la prensa estuvo investigando, se les complicó la cosa. Después, sin embargo, le ofrecieron plata a la familia.

No descansaré hasta que se diga que Sergio murió por culpa de malos procedimientos, que no fue asistido como correspondía y que reconozcan que le hicieron una autopsia en vida. A mi hijo lo torturaron, se mofaron de él y violaron su privacidad”.

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