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Opinión

23 de Febrero de 2015

María Olivia Monckeberg y prueba de blancura de la Fiscalía: “Debería ampliarse el período de investigación de SQM”

La investigadora periodística afirma que quedó "atónita" ante el golpe blanco contra el fiscal Carlos Gajardo que se concretó la semana pasada. Sin embargo, asegura que confía en que el fiscal Montes desarrolle una buena función y que para ello debe investigar desde 2009 a 2014. "Sean de derecha, de nuevas mayorías, de cualquier parte. Lo importante es que aquí hay que limpiar el tema del financiamiento a la política. Y que ojalá Andrés Montes insista ante el SII para que las cosas queden claritas y que insista en que hay que investigar todo el período", dijo.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
Por

mariaolivia

¿Le sorprendió que SQM apareciera investigada en en el marco del caso Penta?

Fíjate que no tanto. Mira, aquí de lo que uno se sorprende es de las intrincadas fórmulas que han llevado a cabo para cometer lo que podrían ser estos delitos tributarios, que es lo que empezó a investigar el fiscal Gajardo y su equipo. Y eso a uno le llama la atención, en el sentido de la imaginación que han tenido o todo este trabajo de contadores, abogados y de tanta gente que ha estado involucrada -y que va a ir saliendo a flote seguramente- para burlar la ley y para ganar más plata, sin trabajar más, sin producir más, tratando de evadir impuestos y de echarse plata al bolsillo. Eso por una parte, que yo creo que es fundamental. Y que con eso hayan financiado o “invertido” en política, perdón por la autocita pero en el libro ‘El saqueo de los grupos económicos al Estado Chileno’ -el año 2001- yo dejé escrito que ya se hablaba de cómo financiaban campañas. La campaña presidencial de Joaquín Lavín, por ejemplo. Ya en esos años se comentaba, pero nadie lo decía en un medio de comunicación. Que no se investigó, no se investigó. Pero ahora está saltando todo esto y es una arista política de todo. Porque hay otra arista que tiene que ver con cómo se han ido enriqueciendo con todo esto.

¿Que viene de mucho años antes, no?

Mira, el primer impulso hacia el enriquecimiento de ellos, bajo dictadura, es una cuestión fundamental, no puede olvidarse, porque si no hubiera sido por el general Pinochet y los Chicago Boys -muchos de ellos  estaban en estos grupos- estas personas no se habrían enriquecido como lo hicieron. No serían lo que son, en términos de fortuna. Porque en el fondo, si tu piensas en un Julio Ponce Lerou el año 1972, antes del Golpe Militar, estaba terminando su carrera o había egresado de su carrera de ingeniero forestal. No era más que eso: un hombre de clase media, que había estudiado ingeniería forestal en la Universidad de Chile. No tenía un peso más que eso. Se casó con Verónica Pinochet Hiriart y a la larga con eso hizo el negocio del siglo. Porque los favores de su suegro y luego exsuegro -porque las relaciones con él continuaron- hicieron de él uno de los personajes más ricos de Chile. Por eso no hay que perder de vista esto. Porque así como saquearon al Estado de Chile, quedándose con estas empresas estratégicas del Estado, después fueron a intentar sacarle el máximo partido al botín. Yo veo así a gente como Ponce Lerou, como Choclo Délano o Carlos Eugenio Lavín.

¿Y cómo le sacan el máximo partido al botín?

De varias formas. Con argucias financieras, de ‘pasaditas’ como las llaman, de vender barato para comprar caro, pero también con cuestiones definitivamente al margen de la ley como parece ser en los casos que están ya imputados. No olvidemos eso. Imputado es Manuel Cruzat Infante, el dueño del que fuera el principal grupo económico de esos años, el grupo Cruzat Larraín, con Fernando Larraín Peña como socio. Y también gente que a través de estas décadas hemos visto que han hecho negocios, que decirle raros sería poco. A Cruzat ni siquiera le ha ido bien, pero en algún momento estuvo en el pináculo de la fortuna, como para salir en la revista Forbes. ¿Y que ha pasado ahora? El Ministerio Público, y concretamente el equipo que lidera el fiscal Carlos Gajardo, ha puesto ojo, energía, un trabajo ético, responsable y sagaz y se ha ido develando todo esto. Entonces, en ese aspecto que saliera el fraude al FUT, después Penta y ahora se agrega la arista Soquimich, es todo de gente de la misma época que hizo fortuna fácil. Si hay que pensar que Julio Ponce Lerou se quedó con todo el litio chileno, con todo lo que eran las reservas de litio, de yodo, con una superficie que es notable. La cantidad de terreno con que se quedó es como una provincia completa y como que la gente se acostumbró a que fuera normal llamarlo empresario. Son un millón de hectáreas, en las que hay litio y hay yodo, que son minerales con un potencial enorme, además de los derechos de agua que hoy son muy importantes. Y todo esto lo obtuvieron gracias a una privatización en dictadura, cuando no había prensa, no había parlamento y cuando la justicia estaba absolutamente obediente al poder dictatorial. Entonces, lo que viene después, que hayan hecho todas estas anomalías, boletas ideológicamente falsas, a uno no puede extrañarle.

En el caso de SQM y Ponce Lerou, venía de mucho antes y hace poco tiempo por el caso Cascadas.

Que también tiene su origen justamente en estas sociedades de papel que creó desde el comienzo. Cuando él se quedó con Soquimich, que era totalmente estatal antes, se quedó con estas sociedades de papel para tener el control sin tener la posibilidad de que nadie se le opusiera. Porque, a todo esto, Ponce Lerou a fines de la década del 70 llegó a ser gerente de Corfo y era miembro del directorio de empresas estatales. Pero ya en esa época estuvo metido, en pleno ambiente de dictadura, fue tan importante la crítica que se le hizo por la fortuna mal habida y porque se había quedado con muchos campos y una serie de propiedades agrícolas sobre todo, que Pinochet tuvo que sacarlo. O, por lo menos, pareció que lo hubiera sacado de todos. ¿Qué hizo Ponce Lerou? Puso a su socio y amigo, que creo que eran compañeros de ingeniería forestal, que es este Patricio Contesse González, que llegó a ser en algún minuto vicepresidente de Codelco. Y él estaba por detrás, hasta que vuelve a tomar el control, mostrando la cara, por ahí por el 86, 87. Ahí reaparece y se produce la privatización, de frentón. Tiempo después la Contraloría General de la República emitió un informe que demostraba el daño que le había producido al Estado chileno esta privatización. Recuerda que en diciembre del 82, la Corfo todavía era dueña del 99,9% de las acciones de Soquimich y era todavía presidente de la compañía era Ponce Lerou. Sin embargo, en ese entonces lo ayudaban más los militares.

¿En plena dictadura?

Sí, él se apoyó mucho en los militares, sobre todo en los círculos de confianza de Pinochet. Por ejemplo, Guillermo Letelier Skiner, que fue uno de los privatizadores que entregó muchas de las empresas y después apareció metido en varios líos. Y en cambio, poco a poco fue apoyándose más en los civiles como Hernán Bücchi, que a mi juicio, con los años, él fue el gran privatizador, y si tú lo ves hoy día, en sus artículos en El Mercurio fundamentalmente, es la ideología que defiende. Es uno de los que defiende el neoliberalismo a ultranza, pero en función de los intereses de ellos. Todo el cuento de Pampa Calichera, Oro Blanco, Norte Grande, las sociedades de papel que crearon, tenían por fin… en el fondo se burlaban de los trabajadores. Para que no tuvieran resistencia les vendían acciones a costa de las indemnizaciones de los trabajadores, pero después ellos, él y su gente de confianza, se las arreglaban para tener el control. Es lo mismo que hizo José Yourazcsek en la electricidad, primero en Chilectra y después en Endesa. Para privatizarla armaban esto que llamaban ‘el capitalismo popular’, que es un nombre sumamente divertido. Un capitalismo súper al servicio de ellos. Entonces, con esta figura como Pampa Calichera S.A., como te digo similar a las ‘Chispas’, si tú te das cuenta la lógica de la martingala, la lógica de la burla, de hacer las cosas tratando de obtener esos máximos beneficios, probablemente en algunos casos ni siquiera uno podría decir legal, porque hacían leyes a la medida de ellos. Entonces es bien patética la situación, bien complicada. Pero a mi gusto absolutamente falto de ética y ha sido muy dañina para el Estado y para la sociedad chilena. Después, antes del plebiscito de octubre del 88, ya Soquimich -o lo que ustedes llaman por el nombre en la bolsa SQM- era totalmente privada. Y su principal accionista ya era la sociedad Pampa Calichera S.A., que reunía el 15% de la propiedad y luego fue aumentando. En el 89, justo cuando venían las elecciones para la presidencial que ganó Aylwin a Bücchi, ya estaba en un 20% en manos de Pampa Calichera. Y ese año, como veían que la banda era para los civiles, en algunas filiales comenzaron a ubicarse.

Ahí hay nombres emblemáticos de la dictadura.

Bueno, Sergio de Castro, el ministro de Hacienda famoso por implantar el modelo neoliberal Chicago Boy total, fue director de Soquimich desde el año 88 al 92; Hernán Bucchi desde el 93 hasta ahora (más de 21 años). Y ahí puedes agregar que Bucchi es creador, con Carlos Cáceres, del Instituto Libertad y Desarrollo, después que perdió la elección presidencial para tener un centro de pensamiento donde prevalecieran sus ideas. Pero Hernán Bucchi es presidente de la Junta Directiva de la Universidad del Desarrollo y en esa universidad es y ha sido socio durante todos estos años de Carlos Alberto Délano, de Carlos Eugenio Lavín, de Joaquín Lavín, de Cristián Larroulet. En la inmobiliaria y todo lo demás. Hasta ahí el otro socio del lote era Ernesto Silva, que sigue presidente de la UDI y su papá fue uno de los fundadores, junto a Joaquín Lavín. Ahí también está Bucchi y simultáneamente lleva todos estos años en Soquimich. Entonces, es interesante cuando ahora se está hablando mucho de la denominada arista Soquimich porque salen cosas hacia algún lado, seguramente hacia la Nueva Mayoría, porque además de las tres boletas pueden haber más, pero está claro que es también ha sido, desde que se privatizó, otro reducto más cercano a la UDI. Porque a veces se pierden de vista esas cosas. El otro miembro del directorio, que también lleva un tiempo similar al de Bucchi, un año más, es Juan Hurtado Vicuña, que está desde 1992. Y él es el que tomó control, se hizo dueño de la Universidad Santo Tomás -la que era de Gerardo Rocha- y además presidente de Entel, socio de Consorcio y socio de Eduardo Fernández León, el gran mecenas de la Universidad de los Andes. Entonces, te vas dando cuenta que hay una tela, como una red muy importante. Por eso digo que no me extraña tanto porque se trata de gente que ha estado en esto mucho rato y que algunas son los mismos, no creo o no parece que fuera tan excepcional el caso Penta.

¿Por eso también se puede creer que SQM haya extendido sus contactos a la otra vereda?

Es que uno puede preguntarse ¿qué ha hecho Ponce Lerou para atenuar los efectos del caso Cascadas? De lo poco que he leído del tema, ¿Uno podría decir que intenta ser amigo de nuevos amigos en este baile, para que no sea tratado tan mal en las comisiones en la Cámara y cosas así? Para mí esas son todavía interrogantes y los fiscales que estén a cargo de eso tendrán que dilucidarlo y ojalá los periodistas también podamos investigar y llegar a establecer la máxima verdad posible.

Usted en el libro dice que Julio Ponce era uno de los hombres más poderosos de la dictadura. Pero queda más o menos claro que lo sigue o seguía siéndolo.

Siguió siéndolo porque siguió siendo un hombre con mucha plata con este imperio que se fabricó gracias a la dictadura. Hoy habría que investigar qué más tiene, pero ya Soquimich es un dineral. Es cuestión de consultar los resultados, los avances, pero es un pozo de oro blanco, literalmente. Por eso es que también ha habido toda esta polémica por la nueva concesión y por eso lo de la nueva ley del litio, para que precisamente el litio no pueda ser un recurso que se le pueda estar entregando a un inversionista privado. Yo no digo empresarios porque estos tipos no lo son. Han hecho plata fácil y un hombre como Ponce Lerou llegó a ser lo que es no por un esfuerzo personal. Entonces sí llegó a tener mucho poder porque, como sabemos, la plata da mucho poder. Ahora, él en alguna parte contribuyó a campañas de la derecha, presidenciales. A la campaña de Bucchi, probablemente a la de Lavín. Porque él siempre se movía por esos ambientes. La pregunta que se podría hacer uno es si porque lo pillaron en el caso Cascadas y le cayó encima la Superintendencia de Valores, en el gobierno pasado,  él ha tratado de “invertir” en otra gente. Eso no lo sé, pero son preguntas que uno como periodista puede hacerse. A lo mejor eso no ha ocurrido, a lo mejor sí. Pero de que el hombre se manejaba en los círculos de la derecha, eso sí que sí. Más cercano a la UDI, a ese lado.

Ahora se ha sacado a flote que la defensa de Ponce Lerou trató de inculpar a Sebastián Piñera en el caso Cascadas y que por eso había una especie de distancia entre la derecha y él. Pero durante toda la historia ha estado ligado a los sectores más conservadores.

Siempre ha sido así. Por eso te hablaba de los directorios. Yo no sé a quién representan, porque puede ser a las AFP, pero por lo menos se sientan en la misma mesa varios. Por ejemplo, Juan Antonio Guzmán Molinare es una persona que no estoy segura si milita o no en la UDI, pero es UDI, muy cercano. Fue ministro de Educación de Pinochet cuando fue todo el gran conflicto educacional político y social que significó la designación de José Luis Federicci en la Universidad de Chile. A la gente se le olvida y todo parece normal, pero resulta que este Guzmán Molinare, casado con la Paulina Dittborn, hermana de Julio Dittborn, ex presidente de la UDI y subsecretario de Hacienda de Sebastián Piñera, es el actual presidente de la Junta Directiva de la Universidad Andrés Bello, del grupo Laureatte. Y Juan Antonio Guzmán, tuvo el visto bueno de Julio Ponce Lerou para ingresar al directorio de Soquimich y está en la matriz. Entonces, ta das cuenta que son contactos, el propio Bucchi ahí está. Después está Wolff von Appen, el empresario naviero; también el hijo del socio de toda su vida, Patricio Contesse. Pero entonces se ha rodeado de ese mundo y entre los empresarios y los políticos. Y mantuvo su poder porque se las arregló. Y en tiempos de Pinochet por su relación de parentesco, y su relación con los militares y civiles que empezó a salir por esos años. Pero con los Chicago Boys la mantuvo. Con los civiles que hicieron gobierno con Pinochet y que después se quedaron con buena parte de la economía de este país. Han sido sus socios y amigos.

La semana pasada se comunicó la nueva dirección del caso Penta y la arista SQM, que al parecer se le arrebató al equipo del fiscal Gajardo. Justamente una de las investigaciones se le entregó al fiscal Ayala, que trabajó para SQM, y la otra al fiscal regional Centro Norte, que independiente de la trayectoria es hijo de un senador de la Nueva Mayoría. ¿Qué le pareció esta noticia?

Mira, uno sigue estas cosas y aún estando de vacaciones vi la noticia en internet y mi primera reacción es haber quedado atónita. Porque yo tengo mucha esperanza en que el fiscal Gajardo vaya y siga adelante en sus investigaciones, porque lo que le he seguido, le he conocido investigando el caso de las universidades, donde el fiscal Gajardo ha estado siguiendo el tema del lucro, entonces conozco su manera acuciosa de trabajar. Me parece que es una persona muy ética y muy decidida. De verdad, eso de la frase que no le teme a los poderosos y que fue el mensaje que le dejó su padre, yo lo creo absolutamente. Y aún más, creo que se necesita mucha más gente en este país. Se necesitan fiscales así, se necesitan periodistas así, ojalá tuviéramos políticos así. Que actúen en función de la sociedad y no en función de ellos mismos. Dicho eso, te diría que me parece que podría ser que cuando fue tomando tanto cuerpo esto, materialmente, como investigación, que quizás el hecho de separar Soquimich sobre todo si el fiscal Ayala había trabajado antes en SQM en un tiempo bastante crítico de Soquimich -por lo que entiendo es un tiempo de la Soquimich totalmente privatizada-, si es así que caiga a otra fiscalía en principio puede ser una cuestión que sea en bien de la investigación. Ahora, que a cargo de esa otra fiscalía esté a cargo Andrés Montes, a quien personalmente no conozco, pero me da la impresión de también ser un buen fiscal, acucioso, no tengo ningún prejuicio sobre lo que pudiera hacer. Hay que esperar y ver. Creo que tiene un desafío profesional por delante y un desafío ético por el mismo hecho de que su padre sea Carlos Montes. A su padre lo conozco toda la vida y me parece también que es una gran persona. En ese sentido, que la crítica per sé sea porque es ‘hijo de’ no creo que sea a priori inhabilitante. Sobre todo porque ahí debe haber otro equipo que esté a cargo de la fiscalía. Pero habrá que ver los pasos que vaya dando y que no se vayan a cerrar las puertas.

¿Qué le gustaría que ocurriera?

Lo que sí me parece es que debería ampliarse el período de la investigación de Soquimich. Porque primero el Servicio de Impuestos Internos dijo que fuera de 2009 a 2014 y luego se arrepintió. Ese arrepentimiento no es bueno porque es importante investigar ahora, qué pasó en la última elección y qué bueno, se conozca la verdad aunque les duela a muchos. Sean de derecha, de nuevas mayorías, de cualquier parte. Lo importante es que aquí hay que limpiar el tema del financiamiento a la política. Y que ojalá Andrés Montes insista ante el SII para que las cosas queden claritas y que insista en que hay que investigar todo el período. Si me preguntaran qué asesoría darle, le diría eso, partir por donde corresponde y no que quede esa sensación rara.

Hoy la gente necesita transparencia.

Sí, claro. Yo lo veo como profesora de la Universidad de Chile, en todas partes. Y es súper importante, más con lo que ocurre hoy día con transparencia, internet, las cosas se terminan sabiendo. Eso a la larga va a ser sano. Esto es como una enfermedad que de repente necesita de una cirugía que duela, habrá que hacerla. En la instancia de los fiscales aquí tienen una oportunidad para legitimarse del todo y que Carlos Gajardo, Norambuena y su equipo, no terminen siendo una excepción.

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