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Nacional

8 de Octubre de 2015

Las incómodas columnas del nuevo ministro del Tribunal Constitucional

El ministro José Ignacio Vásquez Márquez escribió diversos artículos y fue parte del consejo de Redacción durante al menos siete años de la revista Ciudad de los Césares, catalogada dentro del grupo de producción política y cultural neonazi por organismos de inteligencia. Dirigida por el historiador Erwin Robertson y subdirigida por su hermano, el exdirigente de Patria y Libertad José Agustín Vásquez, el medio se ha defendido del mote hitleriano, aunque han realizado diversos homenajes a Miguel Serrano y otros autores afines al Tercer Reich.

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Portada ciudad de los césares 1

Con textos de su autoría, exposiciones y la participación en el Consejo de Redacción durante al menos siete años, el nuevo ministro del Tribunal Constitucional, José Ignacio Vásquez Márquez, colaboró constantemente con la revista calificada dentro de los grupos de producción política y cultural neonazi chilena, Ciudad de los Césares.

Una revista en la que su hermano, el ex dirigente de Patria y Libertad José Agustín Vásquez, fue subdirector y que es dirigida Erwin Robertson, admirador del escritor Miguel Serrano y ex miembro de “Ofensiva Nacionalista de Liberación”, un grupo de ultra derecha anterior a Patria y Libertad donde compartía con el fallecido ex colaborador de la DINA Enrique Arancibia Clavel, condenado por el crimen del general Carlos Prats y su esposa.

Tal como pudo comprobar The Clinic Online, el flamante nuevo integrante del TC fue parte del Consejo de Redacción de la revista desde 1989 hasta al menos 1996, aunque siguió participando como autor de algunos artículos y expuso en los Encuentros de la América Románica de Política y Cultura Alternativa organizados por la misma revista.

De hecho, el jurista que llegó al TC en reemplazo de Francisco Fernández Fredes -vinculado al PS- e inclinó la balanza a favor de la derecha en la llamada “Tercera Cámara”, defendió a la revista en 1997 cuando fue tildada de “nazi” junto a otros tres estrechos colaboradores de la publicación: Primo Siena, autor de “La perestroika del último Mussolini”; Vittorio di Girolamo, autor de “Hijo de la Loba, mis recuerdos del Fascismo”; y el abogado Juan Andrés Orrego.

“Mal, por lo tanto, podrían ser calificados como racistas y totalitarios quienes, como nosotros -herederos de las raíces que sustentan el humus cultural clásico de nuestra América Románica- no se homologan al totalitarismo moderno y asumen las diversidades de los pueblos y las naciones, buscando recuperar sus identidades peculiares, como la mejor defensa contra todo etnocidio espiritual, cultural y racial”, señalaron los cuatro en esa oportunidad.

Un artículo suyo del año 1998 se refiere a la detención de Augusto Pinochet en Londres, a propósito de la competencia de tribunales internacionales y la “inmunidad de soberanía”. En ella el abogado habla sobre la posibilidad de un Estado de Derecho Internacional, donde el proceso podría terminar siendo “una auténtica tiranía universal y el surgimiento de un nuevo y más efectivo Leviathán”.

Uno de sus textos más conocidos es el titulado “La izquierda mira a Carl Schmitt”, de marzo de 2004, donde repasa la influencia del filósofo jurídico alemán que militó en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, homenajeado por el franquismo, y que fue considerado algo así como el Fiscal General del Tercer Reich.

“Por un lado, Schmitt ha sido visto como un exponente actual, un heredero de aquellos pensadores ‘contrarrevolucionarios’ o tradicionalistas (Donos Cortés, de Maistre, de Bonald), contrarios a la Revolución Francesa, pero, por otro lado, aparece también vinculado al nacional socialismo, luego de la asunción de Hitler como Canciller del Reich, actuando sólo por un tiempo como uno de los principales juristas del régimen, lo que le costará ser calificado hasta ahora como ideólogo ‘nazi’, por parte de los modernos inquisidores o gendarmes del pensamiento, al estilo de un Víctor Farías”, dice uno de los párrafos iniciales del texto.

Vásquez, además, también ha hecho numerosas críticas de libros. Entre ellas aparece un comentario de “Hijo de la Loba, mis recuerdos del Fascismo” del mismo Vittorio di Girolamo, con quien compartiría más adelante en el Consejo de Redacción de la misma revista.

La reseña fue ilustrada con la imagen de un niño con la mano derecha extendida hacia el cielo, vestido con el uniforme inventado por el fascismo italiano (traje de dos piezas azul, boina y cinturón blanco) para la construcción del ideario infantil en la Italia de Mussolini.

Y en ella escribe: “En esta obra encontramos expresados los sentimientos nobles de quien fuera un Figlio della Lupa (título recibido por los niños italianos que ingresaban a la Opera Nazionale Balilla, fundada por el Fascismo), conduciéndonos por 17 años de su vida, que recuerda con nostalgia, con sensibilidad, pero también con una no fría objetividad, dejando testimonio personal de esa su circunstancia histórica más trascendental”.

Portada ciudad de los césares 2

Los referentes de “Ciudad de los Césares”

A fines de agosto de 2012, la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) le remitió a la Fiscalía Nacional, por encargo de Sabas Chahuán, un documento secreto con información sobre grupos de ideología nacional socialista, antisionistas y skinhead. Esto, a propósito de una investigación que pidió la senadora Lily Pérez.

En ese informe, al que tuvo acceso The Clinic Online, se incluyó a la revista “Ciudad de los Césares” en el ítem “Grupos de producción política y cultural”.

La dirección del medio estaba a cargo de Erwin Robertson, uno de los más fervientes seguidores de Miguel Serrano, el poeta chileno cultor del “hitlerismo esotérico” y figura clave del neonazismo chileno.

Robertson, tal como lo cuentan artículos de la época, fue uno de los asistentes que dieron discursos en el funeral de Serrano, despedido con gritos como “¡Heil Hitler! ¡Heil Miguel Serrano! ¡Viva Chile!”. Serrano fue permanentemente elogiado en los textos y hasta entrevistado por el hermano de Vásquez en uno de los números de la revista. Y en un número en que aparece el poeta en portada, aparecen los autores de la entrevista junto al sobrino de Vicente Huidobro que posó con esvásticas en los años 80.

Robertson, además, es el autor de las editoriales de cada número. En un artículo del año 2004 donde desmenuza la inclusión de la revista en un libro llamado “El neonazismo en Chile. Una síntesis de su historia y doctrina, 1932-2002”. “En medio de tal síntesis se descubre, oh sorpresa, a nuestra revista”, dice con ironía.

En otro de sus números -uno de los primeros, publicado en 1988- realizan un especial sobre la matanza del Seguro Obrero con una sugerente portada, donde se desmenuza el nazismo y el movimiento fascista “con simpatía, por cierto, pero sin partidismo”. Los textos incluyen además un discurso de Miguel Serrano y un poema llamado “Camaradas”, de Manuel Lagos del Solar.

Otro de los autores vanagloriados en la revista es Nicolás Palacios, autor de “Raza chilena. Libro escrito por un chileno y para los chilenos”. En ese libro Palacios plantea que el pueblo chileno pertenecía a una raza superior, mezcla de conquistadores de raza goda y araucanos. Su tesis fue fuente de inspiración de intelectuales nacional-socialistas criollos.

Junto a los referentes chilenos, en distintos números de la revista se ha analizado a autores como Ernst Junger, Julius Evola y Carl Schmitt, además de los chilenos Bernandino Bravo Lira -que también colaboró con ella- y Mario Góngora.

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Los descargos de Vásquez: “Soy independiente”

Consultado por su participación en esta revista, el nuevo ministro del Tribunal Constitucional recibió a The Clinic Online y respondió que “una de las razones por las que salí fueron esas actitudes del director. En algunos puntos no había concordancia”.

“Esta revista ha sido tildada de muchas cosas. Pero en la revista no participo como hace 20 años. Mi última colaboración creo que fue en el año 2004 o 2005 y eran principalmente artículos de ciencia política, etología hispanoamericana, principalmente”, dice el abogado.

Según Vásquez, “una de las razones por las que salí (de la revista) fueron esas actitudes del director. En algunos puntos no había concordancia”, en referencia a las portadas con esvásticas o que incluían a la figura de Adolf Hitler. “Pero también hubo otras portadas, como con Armando Uribe o Enrique Lafourcade. También hubo una hasta con el Che Guevara”, dice.

Sobre la participación de su hermano en Patria y Libertad, Vásquez no se hizo cargo. Sin embargo, consultado por la participación en una declaración de ese grupo posterior a la publicación del Informe Valech, el abogado dijo que “efectivamente, entiendo que él firmó esa carta junto a otras personas”.

De todas maneras, el ministro se desmarca de ser interpelado como “de derecha” y sobre todo de compartir ideas nacionalsocialistas. “Soy independiente y trato de mantenerme alejado de los centros de influencia política. Soy independiente y es una cosa que he recalcado siempre. No soy de derecha ni de izquierda”, dice.

El ministro señala sobre los homenajes que se hicieron al escritor Miguel Serrano, organizados por los directores de la revista, que “nunca he participado en el homenaje de nadie. Siempre me opuse a ese tipo de actitudes. En general, siempre me opuse a cualquier intento de manifestación que pudiera interpretarse como apología o comprensión beneficiosa de alguna ideología”.

De Serrano específicamente, Vásquez dice que “fue un gran literato. No su literatura nazi. Por esa obra ha sido destacado, como literato. Para mi la etapa posterior es excéntrica. Se transformó en un personaje excéntrico”.

Sobre la decisión de no incluir sus artículos o su participación en el Consejo de Redacción de la revista en su curriculum vitae, el ministro argumenta “No lo pongo en mi curriculum porque no apunto a algo vinculado a lo que me dedico. Está más vinculado a algo de ciencia política. Hoy me dedico a otra cosa”.

Finalmente, Vásquez dice que no se arrepiente de haber colaborado en la revista, incluso aunque siguieran apareciendo portadas con apologías nazi. “No me arrepiento, pero creo que no dio como resultado el motivo original por el que surgió. La idea original era ser más pluralista, aportar con otras ideas. Como no se dio de esa forma hay cierta insatisfacción por lo que podría haber sido. El objetivo inicial no se cumplió”, señala.

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