Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

11 de Noviembre de 2015

Gonzalo Rojas enciende el debate de la gratuidad con alusión a los millones de dólares que gastan los jóvenes en conciertos

"El 2011, sí justamente el año en que se instaló la falacia de la gratuidad en Chile, entre unos y otros, solo en música, los jóvenes chilenos gastaron unos 50 millones de dólares. Algo así como 1.200 carreras completas de la educación superior (...) Entendámonos: que cada uno haga lo que quiera con su plata y que sea responsable de sus decisiones ante quien corresponda. Pero que no vengan los socialistas a decirnos que debemos financiar la educación superior de quienes usan los dineros de que disponen -aquí da lo mismo cómo los consiguen- para su bienestar musical, deportivo, recreativo, cultural o de vestuario", se queja el abogado.

Por

GONZALO_ROJAS

En “Tres datos sobre gratuidad”, columna escrita en su habitual espacio en El Mercurio, el abogado y recién renunciado profesor de la U. de los Andes, Gonzalo Rojas, argumenta por qué la petición de gratuidad es “una falacia”.

El defensor de Pinochet se apoya en la postura de la DC; lo que según él son las peticiones estudiantiles basadas casi y exclusivamente en consideraciones económicas; y por último, quizá lo que más llama la atención, en lo que gastan los jóvenes en ir a conciertos.

“La Democracia Cristiana comienza a entender que una gran parte de los chilenos prefiere esforzarse con libertad antes que ser molidos por la maquinaria de la igualdad. Mejor pagar la educación con lo mío a que el Estado me quite a los míos”, dice Rojas sobre la falange.

Respecto del segundo dato, sostiene que “las federaciones de estudiantes se están convirtiendo cada día más en grupos de presión cuyos objetivos son, obviamente, pagar menos y obtener más. No les interesa en absoluto la olvidada Calidad, porque doña Gratuidad es la única musa, el único fetiche inspirador, lo que se expresa a través de la formulación de reivindicaciones supuestamente legítimas”.

“Un letrero verde cuelga en un campus universitario. Dice así. “Petitorio 2015: Matrícula única; arancel año de ingreso; seguro estudiantil; rebaja de arancel a menor carga académica; condonación de la deuda; aumento de becas internas; servicios básicos; departamento de bienestar estudiantil”. Las ocho primeras exigencias son, como se ve, económicas. Ni hablar de Calidad. Y el letrero sigue con otras tres demandas, de notable transparencia: “Eliminación del compromiso docente (ni idea cuál será, pero debe eliminarse), más democracia y pronunciamiento sobre reforma educacional”, agrega al respecto.

Finalmente, se refiere a la plata que gastan muchos jóvenes, los que tienen de sobra y los que juntan peso a peso, para repletar recitales como la de Pearl Jam

“Asistieron unos 50 a 60 mil jóvenes que pagaron entradas entre los 24.500 y los 114.000 pesos. Como diría el viejo relator deportivo, “dejaron en boleterías” unos 3 mil millones… o más”, dice el abogado quien asegura que esa plata equivale a un total de 100 a 120 carreras completas de la educación superior.

Según opina, “un grupo está formado por personas que tienen la plata para darse cualquier gusto y que, por lo tanto, de ninguna manera merecerían gratuidad en sus estudios. Otros son tipos que hicieron un gran esfuerzo económico para ver a su banda favorita y que, por lo tanto, tienen perfecta conciencia de que cuando quieren ahorrar para algo que les parece importante, no los detiene nada. Y ambos grupos ya se están preparando, porque vienen los Rolling Stones dentro de poco”.

“El 2011, sí justamente el año en que se instaló la falacia de la gratuidad en Chile, entre unos y otros, solo en música, los jóvenes chilenos gastaron unos 50 millones de dólares. Algo así como 1.200 carreras completas de la educación superior”, manifiesta.

“Entendámonos: que cada uno haga lo que quiera con su plata y que sea responsable de sus decisiones ante quien corresponda. Pero que no vengan los socialistas a decirnos que debemos financiar la educación superior de quienes usan los dineros de que disponen -aquí da lo mismo cómo los consiguen- para su bienestar musical, deportivo, recreativo, cultural o de vestuario”, finaliza Roja.

Notas relacionadas