Tras la renuncia del diputado a la Unión Demócrata Independiente el pasado mes de mayo, el nombre de Influyamos se empezó a escuchar con más fuerza. Nacieron en agosto de 2015 impulsados por algunos militantes del partido, quienes acusaban a su sector de abandonar la lucha de ideas. “Nosotros somos la UDI de la declaración de principios”, dice Claudio Osorio, abogado y director de la ONG. Hoy, es la plataforma que ayuda al diputado Kast a juntar las 35 mil firmas que necesita para competir como candidato presidencial independiente y que desde hace dos años trabaja en la generación de políticas públicas.
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El 31 de mayo de este año, treinta militantes de la UDI presentaron su renuncia al partido. Dentro de la nómina figuraban nombres de históricos gremialistas, como Gonzalo Rojas, y el actual diputado por las comunas de La Reina y Peñalolén, José Antonio Kast. Este último fue el rostro emblemático del éxodo: “Mi lugar no está aquí. He perdido el sentido de pertenencia a la UDI” dijo Kast al irse. Pero el duelo duró poco. Libre de la UDI, días después de firmar su renuncia, solicitó al Servel la documentación y requisitos para levantar una candidatura presidencial de cara a las elecciones de 2017. Con el apoyo de la ONG Influyamos, el pasado fin de semana empezó la recolección de firmas en la región de Los Lagos. Hasta la fecha, alrededor de 70 notarías a lo largo de Chile son sede para quienes quieran apoyar la candidatura del diputado. Si bien desde la ONG aún no manejan datos concretos sobre cuánta gente se ha acercado a firmar, aseguran que ha habido “muy buena recepción” el primer fin de semana.
“Nuestras ideas apuntan a arreglarle los problemas a la gente y la izquierda hace todo lo contrario. Pero a nosotros nos falta un relato y ese es nuestro karma”, señala el abogado Claudio Osorio (41), director de Influyamos y ex Consejero Nacional de la Unión Demócrata Independiente, quien asegura que la necesidad de crear una plataforma de derecha fuera del partido era urgente.
Al igual que Kast, Osorio comparte el diagnóstico que en la UDI hay una profunda crisis de identidad que se arrastra hace más de quince años y esa es otra razón por la que se creó Influyamos. “Las ideas de Jaime Guzmán están ahí, pero nadie las ha defendido. En la UDI vuelan para allá y para acá. Imagínatelos como una plantita que se mueve con el viento”, apunta.
Osorio dice que hoy los valores históricos que regían al partido han sido desplazados en favor del posicionamiento político. Señala con nostalgia que su expartido siempre se había distinguido por defender las convicciones sin mirar los votos, pero que eso cambió: “Hace poco escuché a Chadwick decir que ‘las convicciones cambian según los tiempos’, y yo le digo que no es así. Esa es una diferencia con la UDI actual”.
Y es a partir de estas ideas que un grupo de militantes, entre ellos José Antonio Kast, empezaron a plantearse la posibilidad de crear un espacio de participación fuera de la UDI.
La convocatoria recogió a gremialistas de universidades como la Católica y la Chile, militantes del partido y simpatizantes de derecha “con vocación de servicio público”. Según su director, el grupo suma más de 500 voluntarios, la mayoría jóvenes universitarios y recién egresados.
Desde la fundación señalan que los escándalos de corrupción que tocan principalmente a Jovino Novoa y Pablo Longueira, no son la causa que les hizo abandonar el barco, pero sí la gota que rebasó el vaso. Sin embargo, cuando se trata de la prisión preventiva para el desaforado senador Jaime Orpis, Osorio asegura que la medida fue extrema e injusta: “Los delitos de que se le acusa son graves, pero aún están siendo investigados. Dejarlo preso fue injusto. ¿Por qué los jueces determinaron que Jaime Orpis es un peligro para la sociedad? No está detallado”.
El director de la ONG plantea que estos son temas más políticos que judiciales, y que si la derecha no ha condenado a las figuras cuestionadas de su sector es porque perciben un trato desigual de parte del Estado entre los imputados de cada lado: “Utilizar el aparato estatal para influir políticamente en las decisiones de las personas es una desventaja. Esto tiñe y cuestiona que efectivamente exista Estado de Derecho. ¿Cómo está usando el gobierno el poder estatal para perseguir a uno sí y no a otros?”.
LOS CUENTOS DE LA IZQUIERDA
“Los cuentos de la izquierda apuntan a lo que todos tenemos dentro que es la envidia. La izquierda alimenta el conflicto, eso prende fácil, y nosotros no hacemos nada por revertir la situación. ¿Es la desigualdad el problema de Chile? ¿Es la Constitución el problema de Chile? Eso no es así. Cuando empezamos a comprar los cuentos de la izquierda y vamos cediendo, perdemos posición”, apunta Osorio.
Cree que el gobierno de Sebastián Piñera es fiel reflejo de la carencia de discurso ético en la derecha, ya que lo identifica como eficiente sólo en lo práctico: “Nos quedamos en los cargos, tuvimos gobierno y le volvimos a tomar el gustito al poder y ahora hay que retomarlo. Pero ¿para qué? Es la pregunta que le hacía Longueira a Piñera el 2010 y nunca se respondió”.
Para el director de la ONG, la igualdad y la democracia son pura palabrería populista: “De repente en la casa a mis hijos les da por votar y yo digo ‘¡no po!’, hay cosas que no se votan, por algo hay padres y madres en la casa que ejercen la autoridad. La izquierda nos hace creer que democracia es sinónimo de votación, pero es que no todo es votable, y además votación no es sinónimo de bueno”.
Incluso señala que el conflicto estudiantil y las “faltas de respeto” en forma reiterada al espacio público son consecuencia de la falta de autoridad. “Estos gallos que rayan el metro están mal. Sin embargo, sale el papá de uno de estos chiquillos diciendo que le parece bien la forma de expresarse… ahí yo pienso ‘chuta, si a este señor le parece legítimo, este pobre cabro tiene un problema en la casa’. Nuestro sector debe condenar este tipo de violencia, pero nos quedamos callados y la izquierda se alimenta de eso”, agrega.
Osorio afirma que la fundación no se creó por diferencias personales ni por los escándalos de corrupción, sino por falta de sintonía con la conducción de Hernán Larraín. “Nosotros ahora parecemos talibanes, pero expliquemos a la gente lo que creemos, no lo callemos, y la gente decidirá si le hace sentido o no”, dice.
Para Influyamos, José Antonio Kast es un líder que con los años se ha mantenido firme en sus convicciones, sin venderse. Señalan que lo más importante a la hora de elegir un candidato es asegurarse que represente los ideales del partido para luego hacerlo conocido, pero reclaman que hace tiempo las cosas en Suecia 286 se están haciendo al revés.
“Hoy día la UDI mira sólo las encuestas. La nominación de candidatos está en función de quién tiene posibilidades de ganar, pero ‘¿ese candidato adscribe a los principios?’ Da lo mismo. Esa ha sido la lógica y por eso estamos como estamos. Los pocos parlamentarios jóvenes de la UDI no marcaban en las encuestas y la oposición interna para llevarlos a campaña fue feroz. ¿Quién dio la pelea? José Antonio”.
Asimismo, alega que la gran fortaleza de la UDI, que era tomar decisiones como un “grupo de amigos”, desapareció: “Yo entré a los 17 años a la UDI con una visión y esperanza de que esta gente decía lo que creía hasta el final. Ahora me cambiaron las reglas de la casa, por eso me tuve que ir”.
Influyamos
En Moneda 920 está la oficina de Influyamos. Un departamento antiguo, de cuatro habitaciones, en el que por lo general no se encuentran más de ocho personas durante el día. El mismo director no trabaja ahí y visita la sede sólo para reuniones puntuales. Pero siempre está Rodrigo Orellana (37), uno de los pocos fijos en la oficina, quien también es de los fundadores. Se define como un “emprendedor social” y fue quien, el año pasado, se encargó de mover a jóvenes para que participaran en la fundación. Fue director de Movilidad Popular antes de llegar a Influyamos y a través de él se convocó a la mayoría de los gremialistas universitarios que son voluntarios. “Acá hay gente de la UDI, de Evópoli, de Construye Sociedad, Solidaridad, gremialistas, y cada día se acercan más. Son independientes que andan huérfanos y que encuentran un lugar nuevo, sin cargas. Todos quieren salir en la foto porque somos atractivos”, explica Orellana.
Cuando el reloj marca la diez de a noche, un ícono de carrito de policía aparece en los más de 60 grupos de Whatsapp que tiene Influyamos. Es lo que llaman “silencio radial”, y significa que desde ese momento hasta las siete de la mañana, nadie puede hablar. “Es como algo simpático”, agrega, pero necesario para guardar las proporciones.
“Los grupos son diversos, están conformados por jóvenes y también por diputados, por ejemplo, entonces hay una cuota de respeto. No es el grupo de amigos al que le mandas una foto a las tres de la mañana en la Kamikaze. Igual hay desatinados en todos lados, pero generalmente no ocurre que alguien publique cosas nada que ver”, añade.
Carmen Domínguez, fundadora de Influyamos, es quien lidera la red de profesionales voluntarios del grupo quienes son la pieza fundamental de la ONG, la que se financia con aportes de privados. Participación ciudadana, empoderamiento, sociedad civil y liderazgo comunitario son las claves de la plataforma. “Nuestro objetivo es generar una forma nueva de hacer política”, dice Domínguez. “Colaboramos con José Antonio en su iniciativa debido a que él tiene la voluntad de hacer un real cambio en la vida de los chilenos. Todos estamos aburridos de la forma en que se está haciendo política y necesitamos más personas dispuestas a decir la verdad siempre y no sólo lo políticamente correcto. Ese es Kast”, agrega.
Pero no todo es diálogo a través del celular ni recolección de firmas. Desde la directiva aseguran que durante los próximos meses, junto a José Antonio, van a realizar lo que ellos llaman un “Habla Chile”, una consulta en la que se pretende que participen alrededor de 30 a 40 comunas, donde la gente responda una pregunta en torno a la contingencia nacional en espacios públicos. La idea es utilizar la instancia como un “cable a tierra” y acercar a la gente al diputado Kast y sus ideas de país.
José Antonio Kast participa en la fundación desde sus inicios. Él, junto a Orellana, convocaron a jóvenes para que los ayudaran a realizar actividades para acercarse a las personas. “Soy colaborador de Influyamos, que es una ONG con la que he trabajado el tema de consultas sobre urgencias sociales, observatorios de transparencia municipal y otras cosas. Además son quienes me están ayudando a juntar las firmas para poder presentar mi candidatura presidencial”, señala Kast.
El director de Influyamos reconoce que José Antonio no es un nombre que aparezca en las encuestas, pero tiene la convicción de que eso va a cambiar. Cuenta que la salida del diputado fue un golpe de visibilidad, que junto al proceso de recolección de firmas, le puede dar un impulso importante a su candidatura, a quien le tiene una fe casi ciega. “Ahora José Antonio está bien, dice que se sacó un peso de encima. Más que eso no sé, no nos hemos juntado a tomar un pisco sour, pero está con ganas de trabajar. Como es alemán, es trabajólico, difícil seguirle el ritmo para uno que es un simple chilenito”, relata riendo.