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Mundo

3 de Abril de 2017

Irak: La historia de Shaker, el francotirador que se dedica a “cazar” yihadistas en Mosul

Desde las cinco de la mañana, Shaker comienza su día pensando en lo fructífera que tiene que ser la jornada. Una hora después, ya está sentado en una habitación decrépita de un edifico elevado situado en el centro de la mitad occidental de Mosul, donde apuntará su arma buscando a lo que el considera los enemigos de Irak.

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Shaker o el “cazador de yihadistas”. Así apodan al principal francotirador de la Policía Federal iraquí, que desde un edificio elevado del oeste de la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, ya ha conseguido matar a 37 miembros del grupo terrorista Estado Islámico (EI).

Desde las cinco de la mañana, Shaker comienza su día pensando en lo fructífera que tiene que ser la jornada. Una hora después, ya está sentado en una habitación decrépita de un edifico elevado situado en el centro de la mitad occidental de Mosul, donde se está librando una de las batallas más difíciles para las fuerzas iraquíes.

Desde una silla de oficina, se coloca con su fusil de asalto SCAR usado, sobre todo, por las fuerzas especiales de combate, para vigilar por un pequeño hueco de la pared si algún yihadista se mueve entre los escombros de las casas destruidas del centro de la ciudad.

“Este fusil lo usaba el ‘Dáesh’ (acrónimo en árabe del EI) para matar a civiles y a miembros de las fuerzas iraquíes. Ahora es mío”, cuenta Shaker a Efe justo antes de apretar el gatillo.

Él es el hombre que da instrucciones a todos aquellos que disparan con fusiles en la unidad de francotiradores de la Policía Federal iraquí.

Mosul no es su primera batalla. Ha trabajado antes en otras ciudades iraquíes, cuando el EI controlaba más territorio en Irak.

El “cazador de los yihadistas”, como sus compañeros le llaman, vigila cada paso sospechoso a través de ese pequeño hueco que no supera los veinte centímetros de diámetro.

“Este fusil nunca se equivoca”, asegura sonriente mientras sostiene el arma que trata como su fiel compañera.

Antes de terminar la jornada laboral, a las seis de la tarde, divisa un objetivo. Se concentra, observa por la mirilla, deja de respirar durante un instante y dispara.

El estruendo que provoca dicho disparo queda ahogado con un grito de júbilo de Shaker: “Lo he matado, lo he matado”.

Después de ese momento, se dirige al periodista de Efe: “Ya son 37 yihadistas los que he asesinado. Siempre sueño con ir superando mi cifra porque el ‘Dáesh’ es el gran enemigo. Tenemos que acabar con ellos y por eso estamos aquí. Voy a seguir en mi trabajo hasta que concluya la misión”.

El “califato” fue proclamado el 29 de junio de 2014 por Abu Bakr al Bagdadi, desde entonces líder del EI, en la mezquita de Al Nuri, ubicada en el oeste de Mosul, y que ahora se encuentra a unos cientos de metros de ser recuperada, lo que será una gran pérdida simbólica para el grupo.

Shaker da el relevo a su compañero Abu Amar, que le acompaña durante varias horas, pero antes de apretar el gatillo, Amar alaba a Shaker: “Nunca deja su lugar de trabajo, excepto para comer”, asegura a Efe.

Abu Amar dispara desde que se pone el sol hasta el alba, pues trabaja mejor por la noche.

Los yihadistas aprovechan para moverse y llevar a cabo sus operaciones cuando no hay luz solar, y por eso Amar vigila desde el mismo asiento de Shaker la zona del casco antiguo, que se caracteriza por sus estrechas callejuelas y mercados populares.

“Todavía el EI resiste en el casco antiguo y ataca a nuestras fuerzas militares”, asevera.

Entre las sillas desperdigadas en la habitación, un miembro del equipo policial, conocido como Hufi, se apoya para ver desde una mira telescópica dónde se esconden los yihadistas. Una vez localizados, avisa a Shaker para disparar.

Hufi cuenta a Efe que tiene mapas que señalan, según él, “la posición del EI” en Mosul, así como las posibles zonas donde los extremistas dejan o pueden conducir sus coches bomba para hacerlos explotar.

Si consigue localizarlos, llama al liderazgo del mando de las Operaciones Conjuntas iraquíes para que se preparen y ataquen con artillería dichas posiciones.

Su función no acaba ahí. También avisa si se percata de que algún yihadista se intenta infiltrar entre las fuerzas de seguridad.

Los francotiradores están teniendo “un papel importante” durante esta larga contienda en Irak, y no solo en la provincia de Nínive -cuya capital es Mosul-, si no en las provincias de Al Anbar y Saladino, donde el EI también tenía sus bastiones, relata a Efe el analista militar Amr al Yusef.

“Los francotiradores son vitales para cualquier guerra, especialmente la que se libra en las calles”, afirma Al Yusef, al hacer referencia a esta fase militar, que comenzó el pasado 19 de febrero, ya que esta parte de la urbe se caracteriza por su alta densidad de población y calles estrechas.

“Desde que son pequeños, los iraquíes son entrenados para disparar. Aprenden en los campos de entrenamiento en zonas rurales”, arguye.

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