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Opinión

20 de Agosto de 2018

Moyenei Valdés: “Tenemos que volver a mirarnos a los ojos”

Fundó el grupo Mamma Soul, la primera banda de rap y soul femenino chileno y latinoamericano de los años noventa. En los dos mil se fue a México, país donde integró colectivos de mujeres raperas y activismo indígena y desarrolló diversos proyectos musicales, uno de ellos – Sonidero Mestizo – junto a Roco, emblemática voz del grupo azteca Maldita Vecindad. Hace unas semanas volvió a Chile, a contar de su próximo documental - La Herencia - y a hablar del episodio que se convirtió en el eje de ese registro: el encuentro que sostuvo cara a cara con el asesino de su padre, Rául Valdés, muralista chileno asesinado en 1989, mientras hacía un rayado político en una pared de los Estudios Gigantes. Raúl, su padre, es un caso emblemático: fue la penúltima víctima de la violencia política en dictadura. Compartimos esta entrevista exclusiva con Moyenei Valdés, compositora, cantante y artista visual chilena.

Cristóbal González
Cristóbal González
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¿Qué recuerdos tienes de la época de Mamma Soul? El grupo marcó un hito en los 90 en Chile.

Éramos las únicas y las primeras. Cuando vengo de visita me acuerdo y no me explico ¡cómo mierda lo hicimos! Hoy la cosa está compleja, pero en esa época, había otro tipo de complejidad. Yo hoy camino por la calle y veo que hay montón de “tribus urbanas”, gente con tatuajes, cortes de pelos distintos, y eso se acepta. En esa época no había nadie distinto, era muy notorio quienes andábamos de “oveja negra” en Chile. La recuerdo como una época compleja, pero también de mucha pureza. Yo estaba obsesionada con tener un grupo de mujeres, de hecho, tuve otro proyecto de mujeres, el grupo Luna in Fa, banda que por el hecho de que no todas sus integrantes se dedicaban de lleno a esto, no prosperó. Mamma Soul, en cambio, si lo hizo; fue, yo creo, el primer y único proyecto de mujeres, de esos años, que tuvo un desarrollo profesional. Ensayamos, compusimos y fuimos a todos lados. Lo recuerdo y digo: que inocencia, pero que fuerza. Y que forma tan bonita de manifestar los sueños: yo fundé el grupo, compuse y canté sin buscar el éxito, ni la fama, no tenía ninguna expectativa más que dar un mensaje. Yo solo quería hacer un grupo, cantar con el alma y compartir esta energía femenina. No tenía, tampoco, ningún pituto en la industria, más allá de algunos buenos amigos músicos como Joe Vasconcellos, Juanita Parra y Pedro Foncea; gente buena, que nos apoyó muy generosamente, abriéndonos espacios y colaborando para que nuestra música se conociera. Fue una época de mucha magia.

¿Cómo fue tomar la decisión de irse a México? México es un país donde las culturas originarias tienen un lugar importante y este tema, a la vez, siempre ha sido de interés para ti.

Las culturas originarias tienen un lugar MUY importante allá, sí. Pero la verdad es que llegué a México de casualidad. Yo estaba convocada a hacer un trabajo en Estados Unidos, pero tuve que hacer una pausa de dos semanas esperando la Visa, y decidí hacer esa espera en México. Como te digo, muchas de las cosas importantes que he hecho en mi vida, surgieron sin que yo tuviera expectativas. Yo no había pensado en hacer una carrera allá. Llegué sin conocer a nadie. Y pensé que nadie me conocía a mí, pero estaba equivocada, pues me encontré con una escena Hip Hop muy potente, donde si conocían a Mamma Soul, y también a mí. Es que la banda fue un hito fugaz, pero hito al fin y al cabo; fuimos el único grupo de mujeres en los 90 que salía en MTV.

Recuerdo que en esos años también estaban las Actitud María Marta, de Argentina, pero ellas eran más rockeras, mas under, la propuesta de ustedes tenía un matiz más pop, llegaba a más público.

Ellas son compañeras que yo admiro, quiero y respeto mucho, pero si, el sonido de ellas era más Rock, tipo Rage Against The Machine y era un grupo, además, con componentes hombres, mixto, eran dos Nañas que cantaban y los instrumentistas eran hombres; nosotras en cambio éramos puras mujeres y eso llamó mucho la atención afuera. México, en definitiva, fue como una selva para mí, un lugar donde me tuve que abrir camino con mis propias manos; pero como la escena de rap y reggae de allá eran 100% masculinas, yo comencé a llamar la atención y a resonar inmediatamente; al segundo mes fundé el primer colectivo femenino de Hip Hop del país llamado “Rimas femeninas sobre la tarima”. Esa idea generó todo un movimiento, que aún tiene ramificaciones. Llegué con una energía potente, diferente y femenina a México y eso llamó la atención; a la vez, el contacto que desarrollé con artistas como Rocco, que hoy es mi esposo, me permitió empaparme de la espiritualidad y cosmovisión indígena mexicana y de algún modo, eso, ese conocimiento, es lo que yo traigo de vuelta aca, cuando regreso a Chile.

Háblame un poco de tu trabajo con el colectivo con el que han defendido la zona de Wirikuta.

Lo primero que hice al llegar a México, fue sumarme a un colectivo llamado “jóvenes en resistencia alternativa”, ellos a su vez integraron a este colectivo a una serie de músicos que provenían de bandas Ska y Mestizas como Maldita Vecindad, Café Tacuba, Panteón Rococó. Para todos ellos fue una sorpresa encontrarse con alguien con mi historia; mujer, chilena, hija de un ejecutado político. Me recibieron con mucho cariño y me dijeron: “Venga pa’acá que usted es a quién estábamos esperando”. Y bueno, a través de este puente, conocí a Rocco y así fue como armamos esta familia de artistas.

“Trajimos de vuelta la simbología y cosmovisión indígena”

Háblame del trabajo musical y social que han hecho con el colectivo.

Así como en Chile se pelea por el agua, o contra las madereras, allá la pelea es principalmente contra el extractivismo minero, que es muy destructivo. En México hay setenta pueblos originarios, comunidades que viven de acuerdo a sus costumbres, lengua y tradiciones, todo un ejemplo, creo, de cómo América Latina sigue viva en su raíz. Entre todas estas comunidades, está este pueblo; ellos consideran que la zona del desierto de San Luis de Potosí, donde ellos viven, llamada Wirikuta, es el centro del universo. Esa es su cosmovisión. Y el gobierno mexicano de repente le dio una concesión de cien años a la segunda empresa minera más grande del mundo, Silver Majestic, una empresa canadiense, para trabajar en ese lugar; nosotros nos metimos entonces a luchar en contra de este proyecto y logramos detenerlo; hoy es un territorio liberado y protegido. Durante los 4 años que duró nuestra lucha y campaña, sin embargo, la empresa avanzó e hizo bastante daño ambiental, pero lo bueno es que al final, ganamos. Logramos detenerlos. Fue un hito social; le dijimos al país que había un pueblo originario luchando por no dejar de existir y el país solidarizó y empatizó, nos escuchó; los temas y los discos del colectivo fueron número uno en Itunes, nuestros festivales -con 80 mil espectadores, en el foro Sol – fueron premiados por la industria mexicana, logramos, en definitiva, poner “de moda” (y me gusta decirlo así), el tema indígena de nuevo, ya que después de los zapatistas, surgieron otros temas y movimientos a nivel mundial y lo indígena había perdido visibilidad. Trajimos de vuelta la simbología y la cosmovisión indígena. Fue un trabajo muy bello y con grandes resultados, realmente. Logramos que se volviera a mirar a los pueblos originarios como fuente de sabiduría. Fue un golazo y me gustaría replicarlo acá, en Chile, aunque para eso yo tendría que estar acá, pero bueno. No pierdo las esperanzas de hacerlo más adelante.

Luego armaste Sonidero Mestizo con Rocco, tu esposo y voz de Maldita Vecindad. Maldita un grupo muy famoso en México; la fama te da estabilidad, pero la estructura de una banda grande te aleja de los circuitos sociales, circuitos que, con el formato más pequeño de ustedes, de Soundsystem, si podían alimentar; debe haber sido interesante esa experiencia para ambos, Rocco y tú…

Nuestro trabajo era 50% y 50%, mitad festivales y conciertos pagados, y la otra mitad, actividades no remuneradas, porque justamente, eso era lo que buscábamos. Para Rocco fue muy bueno volver a tener esas experiencias. El, sí, estaba afectado por esta fama poco flexible. Hay gente, músicos, que buscan la fama, piensan que es lo máximo, y no se dan cuenta que puede llegar a ser una jaula; ser parte del mainstream, ser una estrella rock, no favorece el contacto con la tierra y el sonidero nos permitió a ambos recuperar o tener eso, el contacto directo con las causas, con la gente, con las comunidades. Él ya venía haciendo este tipo de trabajos, y cuando nos encontramos, fue como: wow, estamos en lo mismo, unámonos. Fue bello y muy natural. Esta propuesta de hombre y mujer cantando fue buena, rompimos con la onda patriarcal del frontman y la estrella de Rock, rompimos paradigmas. Fue maravilloso, fuimos a muchos lados y aprendimos montones, pero después de un tiempo, lo paré, por varias razones. Con Rocco conectamos mucho musicalmente, pero después de un rato, yo necesitaba zafarme un poco, necesitaba que mi música fuese hacia otro lado. Necesitaba conectarme más conmigo misma. Nos llamaban de todos lados y era maravilloso, pero algún momento empecé a sentir que ya no quería salvar el mundo, quería más bien salvar este pedacito del mundo, que soy yo. Ese es el proceso en el que estoy ahora. En la actualidad, de hecho, no vivo en el DF, vivo en el campo, en una parcela, debajo de la montaña; tengo un río cerca y escucho a los pajaritos cantar, ese entorno me ayuda al propósito de encontrarme a mí misma.

Me hablabas un poco de la industria, de la libertad que te da el hecho de ser independiente y de decidir tu misma que quieres y que no quieres hacer.

Cuando hicimos el sonidero, me llegaron muchas, propuestas de contratos, estuve muy expuesta por ser la esposa de Rocco y trabajar con él, no puedo negar que me sedujo la idea, pero yo sabía para donde iba eso, implicaba trabajar con la industria, con productores, que me iban a hacer canciones, a diseñar un look, una estrategia, mil cosas; yo preferí desechar todo eso, porque no es mi forma ni mi estilo de trabajar: nunca he tenido siquiera manager y no lo necesito; mi casa aunque esté en el campo, es mi centro de operaciones; desde allí compongo, me organizo y produzco giras ¡por el mundo!, no me ha hecho falta una estructura mayor, he podido seguir y llegar hasta acá así, manteniendo mi libertad y autonomía. Hoy más que nunca privilegio funcionar en base a lo que dicta mi corazón.

Sin duda, has vivido todo un viaje de experiencias y crecimiento artístico, personal y espiritual, ¿cómo ves, desde el lugar donde estás hoy, a Chile?

Muy violento. Muy lastimado. Lo noto en las calles, en las redes sociales, en todo lugar; y cuando tu lastimas a alguien por mucho rato, esta persona será carente de dulzura y eso es lo que veo que pasa a nivel macro; hoy tienes a muchas personas lastimadas y frustradas, personas que no están contentas con su trabajo, porque no les alcanza para llegar a fin de mes y tienen que convivir con el aire y con el agua contaminada, ven a sus niños enfermos. Ayer estaba en la casa de la Juanita Parra, y me dijo: mira, negra, así está Santiago. Vi la ciudad desde arriba, con la contaminación y realmente fue muy impactante; tomé y una foto y escribí: esto es lo que pasa cuando en una ciudad construyen edificios y cortan los árboles. Chile está mal y además ha permanecido en el adormecimiento. Cuando un ser humano se conforma con esta condición de subsistencia infra humana, la suya se convierte en esto que tenemos, una sociedad…de orkos. A veces me meto en los foros de internet, veo el odio y digo: ¿dónde está la humanidad de todas estas personas? En este momento somos los reyes de la grosería. Me duele en el corazón decirlo, pero hoy no podría volver a vivir aquí, no me hallo, no le encuentro sentido; mi estómago no me da. Para una artista que sigue sus convicciones y que trabaja a nivel artesanal con su arte, como yo, además, es imposible.

Sin embargo, mantienes un vínculo con el país.

M: Claro, me preocupa, de hecho, yo te respondo esto por que me lo preguntas, pero en realidad yo no vengo aquí solo a criticar. Vengo a Chile, primero, a terminar de filmar mi documental y segundo porque creo que he alcanzado niveles de sanación, auto conocimiento personal y paz interior que me permiten, hoy, compartir con mucho amor, lo que soy. Porque cuando solo compartes tu rabia, tu enojo, tu ira, tu ego, no estás colaborando. Pero cuando compartes algo bello, ahí realmente eres un artista.

“Chile es como una familia enferma, disfuncional”

La situación del Ex Ministro Rojas ¿Es un síntoma de esa misma violencia, desmemoria y deshumanización? ¿Cómo viste acá todo este suceso?

No veo tele, pero igual me tengo que estar informando, así que igual caché -aunque superficialmente – lo que pasó. Creo que esto demuestra que, independiente de la coyuntura específica, la herida está ahí, abierta. Mi visión, mi comentario, es que somos un país que todavía está enfermo. ¿Cómo es posible que haya un representante de los ciudadanos, que olvide su rol? Porque un ministro no trabaja para un partido político, trabaja para todos los chilenos. Son personas que, en su enfermedad, consideran que el servicio público que hacen es para su partido político, pero no: ellos trabajan para toda una sociedad. La imbecilidad de declarar o haber declarado cosas que generan un daño tan fuerte para miles de chilenos es terrible. Cuando llegamos a ese nivel en que me importa un carajo lo que el otro sienta, es porque estamos enfermos, como los que llegan al congreso a decir: “se lo merecían”, en relación a los detenidos desaparecidos. Cuando llegamos al punto de cagarnos en el dolor del otro, es porque estamos mal, enfermos, y eso es porque aquí nunca se hizo un proceso de reconocimiento y reparación real, nunca se asumieron responsabilidades seriamente. Hay frustración, rabia, odio y es lógico; nuestra sociedad es como una familia enferma y disfuncional, con un papá que maltrató a su mujer e hijos y que nunca les pidió perdón; eso, ese tipo de dinámicas, generan un proceso disfuncional patológico que lamentablemente se traspasa de generación en generación. Y eso es lo que pasa en Chile, el nuestro es un país que permitió la violencia y que nunca se arrepintió de haberla ejercido, y eso es una condena para todos, porque si algo yo he aprendido en este tiempo es que la violencia es un péndulo, que va y vuelve.

¿Puedes desarrollar más esa idea?

Claro. Si tu eres violento y me haces daño y nunca te arrepientes, yo en algún momento sentiré ganas de hacerte lo mismo que tú me hiciste, pensaré que eso será justo, que tendré el derecho de hacerlo. Entonces la violencia nunca parará. Solo el arrepentimiento, el perdón sincero, la reparación verdadera, junto a la compasión, puede llevar a que ese círculo pendular se detenga, de lo contrario, nunca parará. El día que comprendamos eso, daremos un salto cuántico.

“El acto en el museo fue un subterfugio de la memoria, me duele la panza que no esté Mauricio Redolés, Luis Lebert, Pancho Villa y las mujeres cantoras”

En relación a eso, a la memoria, a la historia, al reconocimiento de la tragedia y también de los luchadores, hubo un acto en el Museo de la Memoria, por estos días y por este tema, con gran concurrencia, pero a la vez hubo quejas; que faltaron artistas históricos ligados a la causa y mujeres; ese fue el reclamo que se vio en redes, ¿cuál es tu opinión?

Valoro el fin del acto y la asistencia sincera de la gente, pero seamos claros: las personas que convocaron este acto, son de la Concertación (o Nueva Mayoría), pertenecen a la whiskerda, son la nueva oligarquía, es gente que no ha estado ni está hoy, realmente en la línea de batalla y eso explica todo. Lo que sucedió ese día con los artistas excluidos fue una falta de respeto, refleja amiguismo y nepotismo, lo mismo que le critican a Piñera. Salvo excepciones como Illapu, Inti, Quila, grupos de historia o De Kiruza, había muchos grupos allí que nunca han tenido un discurso concreto sobre memoria, derechos humanos, o han cantado contra la impunidad. La verdad es que muy pocos artistas nos hemos mojado el potito en estos años. Lo que yo vi fue un desfile de amigos de la producción, nada más, el acto fue un subterfugio de la memoria. Se me revuelve la panza que no esté Mauricio Redolés, Lucho Lebbert, Pancho Villa, o preguntarme donde estaban las mujeres cantoras. Pedro Foncea me invitó a estar con su grupo y fui, estuve con él, en los camarines. Me encantó poder mirar por dentro cómo estaba la cosa realmente, así te puedo hablar y contarte lo que yo vi. En algún momento, de hecho, Pedro me invitó a cantar con él, pero no lo hice, sentí que ese escenario no era mi lugar. Mi camino y mis lugares han sido y son otros. Valoro enormemente a la gente, al público que fue, les doy las gracias, de hecho, por estar ahí, pero advierto la manipulación de la esperanza, como Monsanto, que en la caja de sus productos sale una frutilla y en verdad son toxinas. ¡Auxilio!

¿Que opinas de la causa por mayor participación de mujeres en los escenarios?

Me gusta. Me parece fantástico. Creo, por un lado, que los artistas consolidados actuales tienen el deber de abrir espacios, así como lo hizo en su momento Joe, Pedro, Tiro de Gracia, con nosotras. Yo invito a los artistas más consolidados a ser generosos, eso ayuda a que crezca el medio. Falta más compañerismo, asumir que todos somos valiosos, y que no sean los mismos de siempre, como ocurrió en el museo. Y sí, claro, apoyo que nosotras las mujeres tengamos más participación, pero a la vez, creo que que tenemos que afinar más la entrega de nuestro mensaje, que este sea arte y no ego. Nos enfrentamos a una sociedad dañada, no perdamos de vista eso. Si queremos cambios culturales y sociales, hay que afinar la entrega; lo que buscamos es justo, es equilibrio, pero la industria del entretenimiento banaliza todo de manera violenta, vulgar y hasta repulsiva, por lo mismo tenemos que ver bien el lugar desde donde emitimos nuestro mensaje y afinar la entrega, para que nuestro mensaje no se banalice.

“Enfrentar al asesino de mi padre fue la experiencia más heavy que he vivido”

¿Desde qué lugar enfrentaste, crees tú, al asesino de tu padre? ¿Cuál será el legado o la herencia que dejará este episodio?

Cuando mi hermana me dijo que sabía dónde estaba, me dijo: vayamos a funarlo. Yo le dije que no. Que no era lo que quería. En realidad, no sabía bien lo que quería. Pero tuve una visión de yo hablando o encontrándome a solas con ese hombre. Fui a su encuentro como siempre he ido en la vida; sin expectativa, solo por amor. El encuentro fue duro, fuerte, pero sincero y valioso; nos miramos cara a cara, de ser humano a ser humano; yo pude hacerle mis descargos y el pudo pedirme perdón, decirme, “perdóname, por favor, la cagué, fue mounstroso lo que hice”. Fue la sensación más heavy que he vivido. A partir de ese instante creo que ambos dimos un paso de superación del péndulo victimario-víctima del que te hablaba. El encuentro nos ayudó a ambos, yo creo, a poner y a dejar las cosas en orden, en su lugar. El lugar espiritual en el que estoy hoy, me permitió recibir de buena forma su pedido de perdón, e incluso, llegar a sentir compasión. Fue una sorpresa, realmente. Fue un suceso fuerte, pero que, creo, cerró un ciclo y abrió otro más grande. Enfrenté cara a cara al responsable del tránsito más doloroso de mi vida y fue sanador. Cumplí una misión. Y podré transmitírselo a mis hijos y nietos.

Cuéntame un poco sobre el documental…

Estará listo en marzo, traerá canciones de Illapu, Sol y Lluvia, Los Jaivas, el soundtrack de mi papá, además de canciones de mis ex compañeros, como Leo Yañez, papá de mi hijo, o Pedro Foncea. El documental hablará sobre el dolor, sobre las patologías, y sobre la superación de aquello. Como te decía, nuestra sociedad está enferma, pero creo que puede mejorarse. La sociedad -y todos- podemos cometer errores, pero también podemos superar esos errores y horrores, aunque para eso, primero hay que reconocer el daño y pedir perdón. ¿Qué es lo primero que hacen los alcohólicos en las terapias? Presentarse y decir: soy alcohólico. Reconocerse enfermos. Y luego de eso, intentar sanarse y recomponer los lazos, desde la humildad y el reconocimiento del daño causado. En ese gesto humano, en ese volver a mirarnos a los ojos unos a otros, yo creo, encontraremos respuestas y tendremos esperanza como sociedad.

Ojo –>> Wirikuta Fest: Horarios

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