Nacional
26 de Octubre de 2018Lorena Pizarro lamenta fallecimiento de Ana González: “Han muerto tantas y seguirán muriendo sin verdad ni justicia”
"El primer sentimiento que una tiene es esta conmoción de lo brutal e injusto que es que ni las autoridades que han podido cambiar esto, ni las Fuerzas Armadas amparadas en su pacto de silencio han permitido que Ana González partiera en mayor tranquilidad Es decir, sabiendo qué pasó con sus dos hijos, su marido y su nuera embarazada, desaparecidos en 1976", comentó la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos en conversación con The Clinic.
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Cuando esta mañana se supo en la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) la noticia de la muerte de una de sus fundadoras, Ana González de Recabarren, el comentario fue generalizado:
— Otra compañera más que se muere sin saber qué pasó con sus seres queridos.
La presidenta de la Agrupación, Lorena Pizarro, asegura que esa frustración se ha vuelto algo recurrente: “Hace dos semanas falleció la madre de uno de los jóvenes de Lonquén (Liliana Lamas, madre de Iván Ordoñez Lama), hace un par de meses falleció la madre de Michel Nash (Ana Luisa Sáez Vásquez), y si uno mira hacia atrás son tantas…”.
— ¿Cuál es la sensación que le provocó la partida de Ana González?
— El primer sentimiento que una tiene es esta conmoción de lo brutal e injusto del hecho de que ni las autoridades que han podido cambiar esto, ni las Fuerzas Armadas amparadas en su pacto de silencio han permitido que Ana González partiera en mayor tranquilidad. Es decir, sabiendo qué pasó con sus dos hijos, su marido y su nuera embarazada, desaparecidos en 1976. Ese es el primer sentimiento que una tiene, mucha desazón.
— Para Ana fueron 42 años de espera.
— Es brutal, porque todas aquí hemos perdido familiares que se han ido sin saber dónde. Quienes seguimos tenemos que enfrentarnos cada cierto tiempo a la impúdica acción de las Fuerzas Armadas, a los negociados que se hacen para perpetuar la impunidad, a que cada cierto tiempo algún medio de comunicación reivindique a los genocidas tratándolos de pobres viejitos contra los que cometemos una injusticia al exigir que no tengan libertades. Es muy difícil, por lo que es muy brutal cuando una ve que otras que siempre han estado en la lucha van muriendo. Hay un contrasentido en que hoy muera Ana González y hace dos semanas le hayan rendido homenaje a un genocida como Miguel Krassnof Marchenko. Eso es inentendible.
— ¿Cómo ve la figura de Ana González?
— Yo creo que esto fue un colectivo de mujeres en lucha. Lo mismo hemos dicho cuando hablan de Sola (Sierra, madre de Lorena Pizarro), o de cualquier otra. Cuando me preguntan por ella siempre digo “Ella y más”. Aquí no hay símbolos, son todas. Han luchado, han buscado y han ido muriendo sin saber de verdad y justicia. Todas las mujeres han sido un valor, incluida Ana, incalculable. Una fuerza que permitió detener las desapariciones forzadas en su momento y que desnudó que no se trataba de presuntos desaparecidos.
— Una acción en ese sentido fue la huelga de la CEPAL.
— Yo creo que el valor de la huelga de la CEPAL fue denunciar al mundo que en Chile no había “presuntos” desaparecidos y obligar a la dictadura a detener la práctica de la detención forzada. El resultado de esa huelga y la acción conjunta de la Agrupación fue que en Chile la práctica de la desaparición forzada sistemática se detuvo. En esa huelga estuvo Ana junto a otras compañeras muy valerosas, pero también las que quedaron afuera arriesgaron su vida para que diera la vuelta al mundo. Siempre en la Agrupación se arriesgó la vida.
— ¿Qué cosas recuerda de Ana?
— Yo recuerdo que ella, pese al dolor, era una mujer que tenía mucha alegría. En este minuto estoy rodeada de hijas de detenidos desaparecidos y, mientras te hablo, recuerdo a sus madres y cómo ellas generaron un gran “contingente de madres” que las protegieron generando alegría pese al dolor, para que estos niños y niñas -algunos muy chiquitos y otros que teníamos 10 años- no nos consumiera el temor, el terror ni el dolor, sino que siguiéramos adelante. Eso es lo que le debemos a estas madres. Esta lucha la dieron fundamentalmente mujeres. Varias ya partieron, hoy parte Ana, y seguirán partiendo, pero a todas ellas les agradecemos lo que nos dieron.
— ¿Cuál cree que es el mensaje que estos fallecimientos entregan en cuanto a cómo debería actuar el Estado de Chile?
— El mensaje es que esto no puede continuar, no puede seguir con esta deuda brutal que tiene con los familiares de detenidos desaparecidos. No podemos pasar de la conmoción de hoy por la muerte de Ana González, porque han muerto tantas y seguirán muriendo sin verdad ni justicia. Ahora estamos las hijas, y eso es gracias a que mujeres como Ana nos permitieron seguir adelante.