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25 de Noviembre de 2018

Belén Larrondo, nueva presidenta de la FEUC: los pro-vida son pro-aborto clandestino

Hace dos semanas la Nueva Acción Universitaria retuvo la dirección de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, frente a su clásico rival el Movimiento Gremial. Y este viernes asumió la nueva directiva comandada por Belén Larrondo, estudiante de arquitectura y seguidora de Alexandría Ocasio-Corte. Conversamos con la nueva presidenta de la FEUC iniciando su mandato.

Por

Entró a la Universidad Católica el 2015 a ingeniería civil. Una carrera “muy grande y muy apolítica”, como la define Belén. Desde el colegio le interesaba todo lo que era política nacional, siempre le gustó, aunque más como observadora que como parte de ella. Dentro de ingeniería intentó involucrarse acercándose al movimiento Nueva Acción Universitaria (NAU), el mismo que formó políticamente a los diputados Giorgio Jackson y Miguel Crispi, y que luego del triunfo en esta última elección, celebró 10 años de vida.  

¿Tú ubicabas al NAU antes de entrar a la Católica?

Sí, totalmente. Yo era igual media fan, sin saber que era fan. Me acuerdo de ver a la Nashla Aburman y decir “ay ella estudia arquitectura, es mujer y presidenta de la Feuc”. Además las dos somos piscis (risas).

¿Cuántos años tenias cuando la Nashla fue presidenta de la FEUC?

Yo estaba en cuarto medio (2014). Igual tenía una idea del NAU buena porque en lo público estaban incidiendo. Y también porque me interesa el espacio político. 

Belén Larrondo actualmente se encuentra estudiando arquitectura, luego de un año de ingeniería, carrera que sencillamente no le gustó, ni motivó. Estudió en las Monjas Inglesas, un colegio de mujeres emblemático entre los particulares, pero sin mucha tradición política como el Villa Mario o la Maisonnete. Entre risas cuenta que su familia es media “DC” y que por eso no sabía mucho qué le identificaba antes políticamente.

“El segundo año me cambié a arquitectura, que es un submundo el de Lo Contador. Queda en Pedro de Valdivia Norte, en medio de casas patrimoniales, donde la gente no se entera de lo que pasa en el resto de la universidad y yo igual había vivido un año en San Joaquín”, agrega Belén. En su primer año le tocó una federación gremialista y a final de año vio el triunfo de CRECER, una extinta plataforma de izquierda, que a finales de ese año dio una de la grandes sorpresas al ganar la Federación de la UC al movimiento de Jaime Guzmán.

Entraste el año que gobernó el gremialismo, después de muchos año alejado de la FEUC. ¿Cómo fue ese año?

Si me haces pensar en qué fue políticamente relevante ese año, no tengo idea. Se me borró. No sé si no estuvo o fue demasiado irrelevante porque no me acuerdo. Sólo me acuerdo que Sander (presidente gremialista) perdió la vocería del Confech.  Y también de cuando le pedían al rector “no venda a la UC”, cuando se estaba hablando de la gratuidad. “Rector no venda la UC”, en chacones colgados en la universidad.

¿En qué momento empezaste a participar derechamente en la política universitaria?

En arquitectura. Yo igual estaba muy involucrada, pero sentía que el mismo campus no estaba dándome el mismo abasto en temas políticos. No pasaba mucho en los patios. Las carreras de arquitectura y de diseño te ocupan infinito tiempo. Yo pasé de largo todo el primer semestre de mi carrera, muy enfocada, porque ya me había cambiado de carrera. Pero la gente está tan así cómo “ni ahí”, que cuando hay que elegir delegados, por ejemplo, la gente se ofrece, junta 30 firmas y es delegado, porque el que se ofrece es el que se va a dar el tiempo. Y yo venía de una carrera en la que ser delegado en ingeniería era con campaña e implicaba propuestas y debates. En cambio en arquitectura era levantar la mano y firmar un papel.

¿Y qué hiciste?

Bueno en primer año me enfoqué en no echarme ningún ramo para no tener que cambiarme de nuevo y me encantó la carrera. Pero no me gustó y me generó un descontento sabernos tan desconectados como campus y como carrera. Yo entré a arquitectura con el rollo de la vivienda social y en ninguna clase la traté, recién hasta tercero que la he visto en un solo ramo. Entonces igual estaba muy ansiosa y muy como contenta con la carrera en sí con todo lo que podía hacer, pero como muy decepcionada de ese ámbito que no me estaba llegando. Y en segundo fue cuando dije “ya, quiero ser delegada”. Porque nadie en verdad se estaba encargando muy bien de generar la información.

¿Hasta ahí eras independiente?

Sí. Aunque yo siempre votaba por el NAU y buena onda, pero independiente. Volviendo a lo de delegada, fui en segundo año y asistí a todo, a las reuniones con el centro de estudiantes, que no tenían un rollo muy político, pero que apañaban en hacer varias cosas. Y a las reuniones del consejo territorial.

Belén Larrondo pasó de ser delegada de curso a Consejera Territorial, que son como los parlamentarios en la política nacional, pero en la organización de los estudiantes. Los centros de alumnos vendrían  siendo como los municipios y la federación el gobierno central.  

¿Cómo llegaste a ser Consejera Territorial tan rápido?

Se me acercó el NAU antes de la elecciones a preguntarme si quería postular a Consejera Territorial. Esto es muy burdo decirlo así, pero a mucha gente le pasa. Obviamente lo pensé por las responsabilidades que conlleva. Y quiero enfatizar que este recorrido en otras carreras es natural. En ingeniería el que se tira a delegado, probablemente está pensando en llegar a un movimiento y seguir subiendo. Pero yo cuando quise ser delegada de curso fue porque quería mantener informados a mis compañeros.

¿Nunca pensaste en llegar a ser presidenta de federación?

No. Y mucha gente debe decir que yo me hice el recorrido, pero yo tampoco me siento identificada con ese relato. Y al que le caiga el sombrero que se lo ponga, pero no, nunca fue mi intención. Me gustaba trabajar en mi facultad (Lo Contador). Había mucha discusión sobre feminismo que tampoco se estaba dando y que yo veía que tenía que ser relevante también. Y bueno, fue en ese minuto cuando hablé con mi familia y estaba cagada de miedo. Porque era entrar a un movimiento y entrar a un cargo. Además me llamaron un día antes de la inscripción, porque antes llamaron a una amiga mía que dijo que no, y luego a mi.

¿Y por qué dijiste que sí, si no fuiste la primera opción para el NAU?

Porque tenía muchas críticas al campus. Una sensación interna de “no puedo quedarme solamente con mi carrera en mi vida universitaria y no hacer nada más”. Y sabía que el espacio de la Consejería Territorial era necesaria para el campus. Era necesario y creía que era capaz.

¿Cómo fue el cambio de representante de curso a representante de toda tu facultad?

Puta yo igual creo que era muy ingenua cuando entré. Yo durante este año (como consejera territorial) he aprendido caleta. Habían caleta de weas de la política universitaria que no cachaba. Me acuerdo en mi primer consejo de federación, llegue toda chocha por entrar a ese lugar y salí cagada de miedo. Al último ya no quería ni ir, porque era demasiada discusión entre piños y a veces hasta medio violentas.

Toma Feminista

La universidad Católica no es precisamente de las casas de estudio que destaque por sus movilizaciones. Estas suelen ser cortas temporalmente y la última toma que se recordaba fue la del 67′ que motivó la reforma universitaria. Incluso el 2017 la misma universidad realizó actos conmemorativos por los 50 años de la gesta estudiantil. Lo que de seguro no fueron capaces de predecir en la UC, era que al año siguiente una ola feminista movilizaría a las estudiantes a tomarse la casa central después de 51 años, sorprendiendo al país.

La toma feminista de la PUC duró apenas 3 días, pero marcó la pauta a los medios ese fin de semana, que se vieron forzados a dejar de invisibilizar lo que estaba ocurriendo en el resto del país.

¿Cómo se gestó la toma?

Por las asambleas de mujeres por territorios y facultades, que empezaron en humanidades y sociales y se expandieron a otros campus. Fue en paralelo al resto de los paros y tomas universitarias. Nació de los mismos espacios de conversación, de las ganas de armar protocolos contra el acoso y el abuso por territorios y por carreras. En Lo Contador armamos la asamblea de mujeres el 9 de mayo. Ese mismo día hicimos una charla en el patio con una compañera de antropología de la Chile, que nos fue a hablar al patio entero de feminismo y género, muy a grandes rasgos. La convocatoria fue la raja, yo nunca había visto a todo el patio, a una cuadra hablando, con un micrófono que pasaba por el público, con una pizarra muy pedagógico. Y eso fue el puntapié en el campus para llegar a la movilización general. Armamos asambleas de mujeres, como dos en una misma semana. Discutimos qué estaba pasando. Vimos desde la realidad desde diseño y arquitectura, cuáles eran los problemas mayores, como los niveles de machismo. Porque igual si tu vas al campus, nicagando hay discriminación como en derecho o en carreras más conservadoras. Pero igual fuimos para allá. Y estas asambleas de mujeres llevaron nuestras conversaciones a asambleas más grandes, en casa central y en San Joaquín. Y de a poco nosotras como mujeres de Lo Contador participamos.

¿Esto se empieza a parar en paralelo a toda la estructura política?

Sí. Y quiero dejarlo en claro que nunca se gestó desde un movimiento político. Todo viene desde las asambleas de mujeres de los distintos territorios.

¿Por eso se presentaban como movimiento autónomo feminista?

Sí, porque esto se gestó porque estas asambleas de mujeres fueron capaces de integrarse en asambleas más grandes, en distintos campus más grandes, para llevar a un petitorio y toma de decisiones de forma horizontal. Incluso platearse una orgánica de base, cómo se va a tratar esto y todo ese tipo de cosas. Pero dejar en claro que esto no partió como movimiento político, partió como asamblea de mujeres.

¿Las personas que tenían militancia política se integraron?

Sí, pero la militancia fue muy cuestionada. Era mal vista.

En muchas universidades les pasaba a las mujeres militantes, que tenían problemas en las asambleas.

O sea, claro, habían roles y nosotras no eramos líderes de nada. Yo siendo consejera territorial, no íbamos a caer en que yo liderara algo, sino que fue gestado de todas quienes componían el espacio. Fue muy cuestionada la militancia y nosotras también como militantes, nos cuestionamos nuestra militancia, porque no teníamos que responder al movimiento en ese minuto, sino a las asambleas de mujeres y eso hacíamos.

¿Eso no era un problema al interior de tu movimiento?

No dentro del movimiento, porque todo lo discutíamos en las asambleas de mujeres del NAU. Entonces era como “chiquillas, hay que tomar esta decisión o nos están cuestionando por esto”. Y se conversaba.

¿Y había un cuestionamiento desde los hombres?

No, siempre estuvo ese espacio para que toda la toma de decisiones en torno a esto iba a ser nuestro, de las mujeres del NAU. Y que las decisiones las tomáramos nuestros, de cuán participes íbamos a ser. La reacción de ellos fue positiva. Porque sabíamos a nivel de universidad que esto era necesario. O sea, el petitorio no era nada del otro mundo. Un protocolo digno, que tuviera transparencia y no plazos indefinidos, que se les pagara el sueldo a personas de oriente que no se les estaba pagando. O que se pudiera conversar con una académica a la que nunca se le resolvió un caso. No eran demandas de otro mundo. Y así es como en conjunto con el petitorio y las asambleas, se gestó la idea de la toma, por como dos semanas de asambleas que no estaban respondiendo mucho.

Previa a la toma hubo un paro a nivel de universidad en la movilización más grande del año, que fue el 16 de mayo. Ese día más de 29 carreras pararon en la Católica. “Eso fue histórico, no se había visto antes. Fue una semana antes de la toma”, agrega Larrondo.

Hace más de 40 años que no había una toma en la UC. ¿Cómo nace o se organiza la toma, considerando que no poseen experiencia, ni cultura de tomas?

Fue una discusión de asamblea de mujeres, empieza a enmarcarse en el contexto nacional también. Viendo que estaba quedando la cagada en otras universidades. La Austral fue la primera y a la primera a la que entraron fuerzas especiales de manera super violenta. Y ahí nos empezamos a cuestionar a la interna si era necesaria una toma en la Universidad Católica o no. Por otro lado el petitorio era super prolongado, de hartos puntos. Pero finalmente eran cosas muy obvias. Partiendo por el protocolo de abusos, llevaba por lo menos 3 años siendo deficiente. Y ya no era como “chiquillas, estamos alegando por algo que no dio de un para otro”, sino que es algo de años. Y ahí tu te empiezas a dar cuenta que esta movilización es histórica, porque todas, y en las asambleas, te empiezas a encontrar con compañeras de experiencias parecidas. Todas han sufrido violencia, ninguna está libre. Entonces ahí dices por qué tenemos que permitir seguir esperando que la universidad sea capaz de responder de manera adecuada cuando sufrimos violencia sistemática todo los días. Entonces al final de ahí se gesta la idea y también viendo el contexto nacional como se estaban dando las tomas de otras universidades. La Alberto Hurtado también tuvo una toma de varias semanas y la Chile. La idea nació en una asamblea bastante larga en la misma mañana en la que se entregaba el petitorio. Todo esto fue en dos días.

¿Cuán masivas eran estas asambleas?

Hubo algunas que eran de 300 personas o más. Obviamente después fue bajando, pero en ese momento de peack eran de 200 – 300 personas. Se hacían en auditorios grandes. Una vez se hizo en Casa Central y no cabía la gente, estábamos todas apretadas.

¿Y los liderazgos que aparecen en esa instancia son sólo compañeras suyas sin militancia?

Las voceras fueron electas en cada territorio para representar en la asamblea grande. Pero el papel de las representantes no era la de ser líder, sino era estar con tu colectivo en donde somos todas iguales. Y el perfil fue variado por campus. Lo otro es que estas representaciones iban rotando, porque no podían ser mucho tiempo, los perfiles son muy diversos.

El jueves en la mañana las voceras fueron a entregar el petitorio. Y en la tarde, se organizó una asamblea de emergencia para la logística de la toma de la casa central. Se organizó otra asamblea en la noche en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, que queda exactamente al frente de la Casa Central de la UC. Entre las asistentes se contaban unas 100 personas en una sala chica y muchas sentadas arriba de las mesas. La convocatoria se hizo por whasapp de asambleas, pero costaba que esa información fluyera. Al whasapp de Lo Contador llegó esa información tarde. La clave usada era”la lluvia” y el mensaje “mañana va a llover”.

“Ahí fue todo logística y todas estábamos cagadas de miedo. Todo lo que se esperaba era estar media hora y que nos echaran”.

¿Sabían que iba a tener el impacto mediático que tuvo?

Sí, obvio. Y dentro de la toma fue super cuestionado ese impacto mediático que tuvo, porque fue demasiado visible, cuando habían otras tomas que no estaban siendo tan visibles.

En medio de esta entrevista Belén se ríe y pide que no la jodamos como en el verano. Al no entender la situación le pedí que me aclarara a qué se refería y esto fue lo que relató:

En enero, siendo nueva en el NAU, fuimos a colgar un lienzo por la visita del Papa. Y la cosa es que íbamos con carteles para visibilizar lo que pasaba en la UC, que no todo era precioso. El cartel decía “Doble moral en la UC, aquí se vulneran derechos”. Y era sobre temas sexuales, laborales y otro más. Lo colgamos en un edificio que está al frente de la Cato. Y cuando estábamos abajo un paco nos vio con carteles en la mano, que no eran las típicas banderitas para saludar al Papa. Derrepente se llevan a unos compañeros y yo le digo a una amiga, que ahora es mi vicepresidenta, “¿por qué se llevaron a los cabros?”. Y un paco se mete entre medio de las dos y dice “llévenselas”. Y nos pescaron a todos.

No alcanzaste ver al Papa entonces.

No po, tuvimos que verlo desde el furgón por la ventana. Y los pacos celebrando.

Y salieron en las noticias me acuerdo.

Sí, pero The Clinic fue el único medio que publicó nuestros nombres (risas)

Voy a buscar en la página.

Lo borraron, porque salía que nos habían llevado detenidas, pero a nosotras no nos llevaron detenidas. Nos hicieron control de identidad, que terminó en la comisaria, porque se suponía que “no tenían la maquinita”. Pero no estábamos detenidos. Pero a mi viejos les mandaron el link de la noticia y así fue cómo se enteraron, gracias a The Clinic.

Lo ocurrido en el verano hizo dudar a Belén de quedarse toda la noche en la FAU esperando la hora para ir a tomarse la casa central. No quería tener problemas en su casa y optó por volver de noche y regresar a primera hora del día siguiente.

¿No te arrepientes de haberte perdido ese velada?

Me arrepiento demasiado, toda mi vida me arrepentiré.

Pero igual llegaste temprano.

Sí, llegué temprano, pintamos un lienzo con otras cabras de Lo Contador para colgarlo. Las primeras horas fueron de miedo que nos sacaran los pacos o la derecha. Piensa que yo estuve en el momento en que un profe trató de sacar el santísimo desde adentro y había gente llorando porque el santísimo estaba dentro de la toma. Por suerte habían unas compañeras católicas adentro diciéndoles que se quedaran tranquilos, que el santísimo estaba cuidando al toma. Ahí de hecho participé en un círculo que se formó en el patio de derecho entre los anti toma y las que apoyábamos la toma, que lo organizó la entonces presidenta del centro de estudiantes de derecho. Y es fuerte ver posiciones contrarias tan fuertes.

Ahí apareció la consejera de derecha oponiéndose a la toma ante las cámaras de los canales. ¿Qué te pasó a ti cuando viste a otra mujer haciendo eso?

Siento que no hay nivel de empatía dentro de ese acto. A veces digo, no quiero estar en contra de las mujeres que son de derecha, porque ellas han sufrido violencia toda su vida también. Pero cómo te planteas frente a las discusiones es dónde se da la diferencia y siento que hay una falta de empatía gigante. Porque tu veías el petitorios y las cosas que se pedían eran totalmente humanas. No estábamos pidiendo ser la universidad feminista y sacar al rector. Estábamos pidiendo algo mucho más humanos, que si no lo hacíamos ahora, nadie lo iba a hacer. Y ver a alguien que se estuviera oponiendo, siendo representante de toda la universidad y haciéndolo tajantemente frente a las cámaras. Ella se expuso a sí misma mucho.

¿Cómo abordaron el foco mediático que hubo sobre ustedes?

Adentro se hablaba con qué medios se iba a hablar y quiénes iban a aparecer. Aquí no habían representantes electas antes de las votaciones de la FEUC, sino que eran de las mismas asambleas, de gente que se levantaba ahí mismo y que rotaba, porque no era la idea que primara la imagen de alguien en particular.  Y tampoco se quería aparecer tanto en los medios, era un cuestionamiento bien cuatico sentir que estaban pescando tanto la toma de la casa central.

¿Había sentimientos de culpa?

No era un sentimiento de culpa, sino de rabia de que esta wea esté pasando. Que sea tan relevante a nivel público la toma de la PUC y no estén visibilizando la violencia que sufría la toma de la Austral. Que no estén visibilizando las 3 semanas de toma de la Alberto Hurtado. Mientras en la casa central estaban todos los medios y todos los diarios y era cuatico ver cómo la elite estaba de nuevo liderando una movilización. Y esto se decía dentro de la PUC.

Pero al mismo tiempo eso conllevaba una responsabilidad. En algún momento de la entrevista entendí que cuando se toman la universidad es porque asumen esa responsabilidad.


Si, pero cuando eres el foco de atención, te das cuenta y dices “esto es absurdo”. Como chiquillas respondan por favor a qué hora van a salir, porque la Cooperativa no sé qué, o la Bio-Bio o canal 13, CNN, TVN, todos quieren ver qué está pasando. Y entiendo porqué pasa, pero es fuerte ver cómo puede actuar la elite, cómo puede actuar la universidad más privilegiada de Chile frente a las movilizaciones feministas.

¿Cómo fue ese fin de semana para ustedes, considerando que no tenían experiencia previa en tomas?

Sí, bueno ahí yo me saco el sombrero con las que fueron voceras. Las que estaban de voceras en ese minuto no dormían. Sólo planificaban cuál iba a ser el diálogo con el rector al día siguiente. Tenían que salir a hablar hacía afuera, también hacía adentro, tenían que controlar a veces las asambleas. Y yo en verdad me saco el sombrero con esas cabras que se sacaron la cresta todo el fin de semana. Y bueno todas las que participaron de la toma.

Se habló de la agresividad de la derecha por boicotear, denuncias de que entraron incluso profesores con alumnos a tomar y desprestigiar. ¿Qué de todo eso es cierto?

Bueno yo hasta el día de hoy no sé qué es cierto y que no, porque no estuve en todos los puntos de la toma y la contra-toma. Yo le creo a las cabras que estuvieron ahí resistiendo contra gente que las estaba amenazando. Y lo más violento, yo creo, fue cuando salió publicada la carta que habían firmado 200 personas de distintas carreras, pidiendo desalojo con fuerzas especiales y sumario a todas las que estábamos ahí.

¿Quién lideró esa carta?

Fue super ambiguo. Pero yo por lo que averigüe fueron mayoritariamente personas de derecho y mayoritariamente personas del movimiento gremial. Si ves las firmas, estaba casi toda la lista que se estaba presentando en contra de nosotros. Al menos 5 de los 6 miembros de la lista gremialista.  

El rector salió públicamente a decir ese fin de semana que no habría desalojo.

Sí, pero cuando te encuentras con la petición de desalojo de 200 compañeros, también sientes que puede pasar algo. O sea, todo el rato estuvo el miedo de que pudiera entrar alguien, especialmente si tus compañeros te quieren sacar a la fuerza. Eso fue super violento y marcó en qué ven ellos la violencia y en qué vemos nosotras la violencia. Para ellos era violento no poder estudiar el viernes y no hacer sus solemnes. Pero para nosotras era violento la situación de precariedad en la que estaban los protocolos, la situación de acosos y abusos que se estaba viviendo en la universidad sin respuesta. Y también que te firmaran una carta de desalojo compañeras, compañeros de mi facultad de arquitectura firmando una cuestión y que nunca han participado en política, que no tienen idea de lo que pasa en casa central y San Joaquín. Y firmando una carta para que te desalojen y sumareen. Es super decepcionante, da pena la situación. Cómo estamos tan al extremos. Además debiese ser una lucha mucho más común, porque somos compañeras. Las soluciones a esto, van a traer beneficios para todos y todas, no solamente para la gente de izquierda.

¿Y por qué deciden bajar tan rápido la toma?

Fue en una asamblea larga de toda la noche y muy intensa. Se había negociado con el rector lo que fue resolución después, fueron varias cosas, pero no sé si hubo un “porque” tan imperante. Yo creo que porque una razón clave había sido que ya se había logrado parte del petitorio aprobar. Y yo al menos a nivel personal siento que también sufres ese riesgo de si sigues no te van a dar nada de lo que estás negociando y ya habías ganado. Personalmente creo que es un riesgo a tomar. Pero quiero que quede claro que yo no soy ninguna líder, ni vocera de la toma, solamente fui una más. Las que fueron voceras sacaron grandes cosas de la negociación. 

Tu provienes de un colegio de elite y de un mundo conservador. Ahora cuando miras hacía atrás, cómo sobrellevabas las situaciones de acoso y abusos, cuando aún no estaba instalado el feminismo en la palestra pública.

El tema del poder es muy fuerte. Es lo mismo que se ve en la Católica. El poder del hombre sobre la mujer. No sé, ese círculo es muy de tabúes. El tabú es impresionante, desde el copete, cuando empiezas a ir a una fiesta y empiezas a tomar. En general que las mamás y el colegio no sepan. Y es fuerte cómo te ves expuesta a ese nivel de secretismo, que influye en cuánto le cuentas a tu familia y a tu colegio, o a tu gente cercana. Siempre existe esa wea de sentir culpa por “lo que hiciste” y que no hiciste tu, sino que fue otro quien te acoso o te abuso. Pero tu te sientes culpable porque estabas con alcohol en el cuerpo, o te sientes culpable porque estabas en un lugar en el que no le contaste a tus papás que estabas. O te sientes culpable porque te quedaste dormida curada. Yo llevo un par de años reflexionando sobre esto, porque en un minuto sentía culpabilidad frente a situaciones de violencia que estaban normalizados y que estamos dejando pasar desde los 13 años, cuando nos aproximamos a nuestras primeras fiestas. Desde que te tocan el poto y hasta el día de hoy me pasa y me sigue descolocando y me voy a la mierda.

Hoy día atravesamos un momento en que las mujeres se expresan más sobre lo que les violenta. Pero cuando tu eras más chica, antes de entrar a la universidad y ocurrían situaciones de violencia de género, ¿cómo lo abordabas?

Entre amigas, porque yo iba en colegio de puras mujeres. Se conversaba, pero de cuánto una se controlaba. Si a alguna le ocurría algo, era “amiga, contrólate con el copete”. No era “amiga, fíjate en el weon asqueroso que tenías al lado”. Y claro, una también tiene que hacerse cargo de controlar ciertos factores. Pero los casos de acosos o abuso los veíamos desde el otro lado. Una era la que no se había respetado a sí mismo, ni fue capaz de impedir que el hombre se pasara.

¿Y cuándo comienzas a conectarte de lleno con el feminismo?

En la universidad lo empecé a reflexionar más. El año pasado como a principio de año pasé por una situación que me marcó. Me subí a una micro tarde un viernes, que es la misma que tomo siempre cuando voy de mi casa desde la universidad. Y el micrero cambia el recorrido y yo iba sola en la micro. Me puse a llorar automáticamente. Le fui a decir que por qué estaba desviándose y me dice “yo te pregunté cuando subiste, pero como estabas con audífonos no me escuchaste”. Y yo le respondo “weon es una micro, yo voy al mismo recorrido de siempre, por algo me subí”. Y se empezó a reír, me dijo que se iba a devolver, se dio más vueltas y cuando logré bajarme le dije que no lo volviera a hacer porque daba miedo y se volvió a reír y me dijo “qué bueno que te di miedo”. Y fue media hora en la que la pasé pésimo. Yo había visibilizado en mi vida el machismo, lo de los carretes cuando chica, pero fue tan tangible esta situación de la que no tenía la culpa. Yo pensaba por qué dos hombres se dan la facultad de acosarme y violentarme porque soy mujer. Porqué se dan esa atribución o qué pasa por sus cabezas, que después continúan con sus vidas después de haberte violentado. Te juro que fue una sensación asquerosa, de mucha vulneración.

¿Esto marcó tu acercamiento definitivo al feminismo?

Ya tenía acercamientos, pero no a lo teórico. Mucho más desde el cuestionamiento de por qué. Fue desde que entré a la U. Cuando yo estaba en el colegio tenía un conflicto interno por ejemplo con el aborto. Pero por cuestiones muy católicas, cuando te hablan de la vida te hacen mierda. Cómo no vas a creer en la vida. Pero ahora soy totalmente aborto libre y no lo voy a dudar en ningún minuto. Pero eso fue paulatino, aunque tampoco nunca estuve en contra. Pero sí tenía un conflicto de cuándo empezaba la vida. Ojo que nunca participé en esos movimientos “pro-vida”. Luego salieron las 3 causales y me parecía bien, pero me seguía generando conflictivo el aborto libre. Pero fue un proceso de aprendizaje y que antes no veía cuando estaba en el colegio.

Ahora estás militando en un movimiento de centro izquierda, que es el NAU. De ahí nació Revolución Democrática. ¿Te sientes identificada con ese partido o con otro?

Yo en verdad sólo milito en el NAU. Nunca me he acercado a ningún partido de afuera. Me apasiona mucho la pega que se hace desde la universidad Católica hacia afuera. Y obviamente los lineamientos que se comparten con Revolución Democrática son reales. Hay personas de RD dentro del NAU por algo. Pero no hay una subordinación al partido.

¿Te ves militando ahí más adelante?

Esta pregunta siempre me complica. Porque yo cuando me postulé a ser delegada de generación, nunca pensé en llegar acá. Entonces tampoco me siento llamada a ser parte de algo distinto. Pero si lo pienso y tomo consciencia de la posición en la que estoy, digo me apasiona demasiado la política. Y cuando salga de la universidad no voy a seguir militando en e NAU. Y mi participación política yo siempre la he asociado a mi carrera. Yo igual creo que desde la arquitectura puedo generar políticas públicas de vivienda o sobre segregación urbanas, que son las que me apasionan. Pero no descartaría tampoco en algún momento de mi vida estar participando afuera en política.

Trabajar temas de vivienda social y segregación urbana es política también.

Lo sé y me encantaría. Lo pienso y se me ilumina la cara, porque lo que me llama de la arquitectura es eso, darle solución a las ciudades que segregan y replican desigualdades.

Vas a ser presidenta de una federación que ostenta una vocería natural y hoy en el mundo está avanzando la extrema derecha. ¿Qué te pasa cuando ves eso?

Me pasa que me genera más fuerza para seguir en esto. Es más necesario aún el feminismo cuando brota el anti-feminismo. Creo que no hay que parar hasta que esa gente entienda porqué es necesario el feminismo. A mi me parece violento el discurso que tiene José Antonio Kast. Me parece violento que a una la llamen anti familia por querer abortar, o darle la opción a las mujeres a abortar y no obligarlas a tener una gua-gua a la fuerza. Encuentro que los niveles de violencia son gigantes, pero me hacen creer que esto tiene que seguir hasta que la sociedad completa tome consciencia. Y bueno yo tengo en mis personalidad, soy demasiado positiva. Lamentablemente a veces se me pasa la mano con el idealismo, pero yo con esto siento que no se me van a acabar las fuerzas hasta que la sociedad, mi universidad, mi familia y todos entiendan porqué es necesario revertir la violencia contra nosotras las mujeres. Y si no somos nosotras, va a seguir existiendo violencia naturalizada.

¿Y tu crees que se puede frenar el fenómeno anti feminista? ¿Eres optimista con eso?

Es que yo creo que hay dos cosas distintas. Una es el fenómeno anti feminista que es super extremo, pero también están estos discursos de los pro-vida. Y yo creo que este último vamos a cambiarlo, porque el aborto es de sentido común. Pero para eso tenemos que seguir insistiendo en hacer entender porqué es tan necesario. Y hemos dado la lucha hasta el cansancio. Hace 10 años el movimiento estudiantil no hablaba de feminismo. Nadie visibilizaba los liderazgos femeninos, nadie se interpelaba por esto. Y ahora se está visibilizando, están saliendo las denuncias, ahora se está por fin condenando a todos estos hombres que han abusado y no se les va a seguir dando el paso. Y de a poco se ha ido cambiando el rumbo en una sociedad que tenía naturalizada la violencia y de a poco ha entendido que nostras también tenemos derechos, y los mismos derechos que los hombres. Y sobre los discursos de extrema derecha, no sé si se podrán cambiar y eso me da miedo. Pero ese miedo tampoco va a hacer que me calle o deje de visibilizarlo. Pero además tenemos que evitar que las nuevas generaciones se permeen de esos discursos de odio y anti-feminismos.

Dentro del feminismo hay voces que llaman a referirse a ellos como “anti-mujeres” y no “pro-vidas.

O sea, yo creo que los “pro-vida”, sí son pro aborto clandestino y hay que ser tajantes en esto. Y es muy barsa el logo “pro-vida”, como si nosotros fuéramos “pro-muerte”. Pero nosotras somos pro-maternidad responsable, pro-derechos de las mujeres. Y en esto hay que ser tajante. Pero yo también tuve un conflicto grande con el aborto cuando más chica. No estaba en contra, pero había algo que me conflictuaba y ahora sí creo en el aborto. Entonces creo que eso es lo que hay que hacer.

¿Y qué te pasa cuando la derecha critica al movimiento feminista por elitista?

Hay que hacerse cargo de esa crítica. El feminismo tiene que avanzar hacia un feminismo de clase en que realmente permee más allá de elite este año en todas las universidades. Tiene que permear en toda la población. Y hay una deuda como movimiento feminista. Por ejemplo, acá en la Católica hemos podido generar un trabajo con las trabajadoras, valga la redundancia, en la cual han podido visibilizar los abusos que han sufrido durante su vida, que tiene dos dimensiones: la discriminación de clase y la por ser mujeres. Finalmente hay que hacer una autocrítica y el próximo año tenemos que volcar esto hacia un feminismo de clase.

¿A qué te refieres con un feminismo de clase?

Que el feminismo pueda incidir en todas las clases sociales, para empezar a erradicar la violencia en todas las clases sociales y no solamente en los sectores más privilegiados. Porque el problema que tiene una mujer pobre y trabajadora en su casa, no es un protocolo de abuso en la Universidad Católica, independiente de la necesidad y urgencia de estos, sino que ha sido subordinada toda su vida a cuidar los hijos, a cocinarle al marido cuando llega a la casa y callar frente a la violencia cuando la sufre. Estos son ejemplos muy a grandes rasgos. Pero ahí tenemos que hacer una reflexión profunda, porque es muy difícil llegar a ciertos sectores de los que estamos alejados, pero con los que es muy necesario conectar, porque son mujeres que sufren doble violencia, la de clase y la de género. Pero de alguna u otra manera lo vamos a hacer, porque si el movimiento estudiantil lo logró con la gente que ni siquiera estaban en la universidad, creo que podemos lograr que todo el mundo se movilice contra este tipo de violencia.

Te voy cambiar el tema. Este año la presidenta de la FEUC, compañera tuya de militancia, salió del cargo por depresión. Hace poco otro político estuvo con licencia por salud. ¿Cómo enfrentaron esa situación?

Lo he pensado y me lo han preguntado harto. Hasta el minuto en la política universitaria no se había puesto sobre la mesa que seguimos siendo estudiantes, seguimos teniendo familias, seguimos teniendo problemas personales. Y además siendo representantes estudiantiles con exposición pública. Y eso me hizo cuestionarme hasta qué punto uno se puede postergar por representar a una gran mayoría. Yo admiro tremendamente a la Cote por lo que hizo, por haber sido capaz de dar un paso al costado, siendo lo suficientemente valiente. La podían cuestionar y hubo gente que lo hizo.

¿Y qué te parece que digan que la política es sólo para gente con cuero de chancho?

Es real y no está bien que sea así. Yo no tengo cuero de chancho. De hecho para mi fue una barrera, porque yo soy una persona muy sensible. Pero también me hizo cuestionarme mi feminismo, porqué quiero estar aquí. Empecé a pensar porqué no soy más dura, por qué lloro tanto. Y no po, no tengo que masculinizarme para ser una dirigenta en política. No podemos dejar nuestro lado sensible para ser líderes. Llorar no está mal, visibilizar debilidades está mal. Ha sido un gran error creer que en política a gente va a dejar de representarte o va a hacerlo mal porque están mal, siendo que son o somos personas. Y yo en algún momento pensé que no era capaz por ser muy sensible. Este año me tocó ser oficialismo como consejera territorial y lo pasé mal en algún momento por todas las críticas que recibíamos. Pero creo que tengo la capacidad suficiente para levantarme después de eso. Pero tampoco diré que soy una super heroína a la que nunca le va a pasar algo. Todos estamos expuesto a que nos pase algo como a la Cote.

¿Qué precauciones se deben tomar?

Yo trato de ser lo más transparente con lo que siento. No voy a dejar de llorar, para que no crean que soy débil. Nunca me he ahorrado un llanto y nunca lo voy a hacer. Es la única forma de mostrarle a la gente que en determinados momentos necesito apoyo. Y creo que eso me hace super bien. Y quizás me ha hecho bien a la salud ser llorona, porque me ha llevado a buscar las herramientas y a las personas adecuadas en las que me puedo apoyar. Y han pasado personas maravillosas alrededor mío.

¿Por último, quién o quiénes son tus referentes políticos?

Personalmente admiro mucho a Alexandría Ocasio-Cortes. Anduve metida viendo su campaña, y encuentro muy potente tener esa voz en un contexto como el norteamericano, y creo que es un referente para millones. Además es inmigrante y mujer en un país donde gobierna alguien como Trump.

 

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