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Opinión

3 de Abril de 2019

Cuando la humanidad está sobrevalorada

Héroes. Asesinato masivo y suicidio podría ser una novela de ciencia ficción distópica pero es un agudo ensayo, un viaje filosófico a las entrañas del capitalismo global donde se incuban las enfermedades y monstruos del siglo XXI.

Gustavo Espinoza
Gustavo Espinoza
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El 15 de marzo recién pasado Brenton Tarrant, un extremista blanco de derecha, ingresó con un arsenal de armas a dos mezquitas en la localidad de Christchurch, Nueva Zelanda para asesinar a cuarenta y nueve personas al azar. Muchas de las víctimas eran niños a quienes disparó a sangre fría. La masacre fue registrada por el autor y transmitida en vivo por Facebook. Al día siguiente Twitter ardía y con razón. La gente indignada alertaba que el video de la matanza se estaba viralizando en las redes sociales. Las imágenes grabadas con una cámara incrustada en el casco del asesino tenían estética de videojuego, despojando aquel acto de cualquier humanidad posible.

Al pasar los días, la opinión pública se preguntó desconcertada por qué alguien había cometido un atentado tan atroz en un país pacífico, próspero y con una pequeña población musulmana. El asesino dejó un manifiesto de setenta y cuatro páginas donde se declaró fascista y anti-inmigrante, explicando que había elegido Nueva Zelanda por ser un país tranquilo, así, su acto tendría mayor impacto. Este caso, al igual que muchos de los que nos enteramos en las noticias regularmente, podría perfectamente ser un capítulo de Héroes. Asesinato masivo y suicidio, libro de Franco Berardi, filósofo y activista italiano que ha dedicado su obra a diseccionar el capitalismo, la cultura digital y la globalización.

Publicado en 2016, este texto podría leerse como una de las novelas distopicas de J.G.Ballard o ser la trama del capítulo más oscuro de Black Mirror. Una pesadilla que transcurre en un futuro que está a cinco minutos de distancia, donde se hacen explícitos los efectos del capitalismo global -o semiocapitalismo,1 como lo llama el autor- en nuestra mente, un flujo abismante de información y datos que funcionan como un virus que se expande en nuestro cerebro: algoritmos que inciden en los gustos, el consumo irracional y la cada vez más escasa interacción real entre las personas provocada por las redes sociales. Un exceso que lleva al desapego, sinsentido, precariedad y depresión y -en el caso de algunos tipos muy dañados- al asesinato masivo y luego al suicidio.

Por desgracia esta obra no es una novela distópica, sino que es un ensayo que funciona como una compleja radiografía del presente que, por cierto, responde muchas de las preguntas que nos hacemos luego de enterarnos de atentados como el de Nueva Zelanda.

Berardi comenzó a escribir Héroes en julio de 2012, luego de documentarse sobre el tiroteo de Colorado en que murieron doce personas y setenta quedaron heridas en una sala de cine donde se proyectaba la tercera película de Batman de Christopher Nolan”, ahí observó que el asesino quería eliminar la distancia entre el espectador y la película, de hecho, con su performance de super villano (estaba disfrazado con una máscara de gas y tenía el pelo teñido de rojo), de alguna forma Holmes quería ser parte de la saga de DC Comic.

Luego de investigar sobre estos tiroteos, fascinado por “la densidad metafórica de estos actos”, Franco Berardi deduce que el devenir del mundo (y sobre todo de la economía neoliberal) puede entenderse a partir de este tipo de locura más que los lugares comunes dichos por economistas y políticos. En el crimen, la enfermedad y la autoaniquilación se desnudan los efectos del capitalismo. Estos asesinos para Berardi son héroes de una época nihilista, un tiempo de estupidez extrema.

Citando el texto Los condenados de la pantalla de la artista visual y ensayista Hito Steyrel,1977 es el año en comienza a desmoronarse el estado de bienestar. El sistema de producción industrial fordista da paso a la automatización y la generación de grandes cantidades de datos y algoritmos que controlan la economía. También es el nacimiento de un nuevo mesías encarnado en el video de Heroes de David Bowie, ahí el duque blanco se canta a sí mismo en imágenes que se superponen y lo multiplican. No es una persona, es una instalación, un Bowie irreal, una imagen que se puede reproducir hasta el infinito. El espacio épico donde los héroes realizaban sus hazañas y podían cambiar al mundo ha sido reemplazado por ilusiones diseñadas por la industria del entretenimiento que ha creado entidades que se manifiestan en subculturas como el rock, el punk o el K-Pop, ahí estaría el origen de la tragedia de nuestro tiempo, “donde las ilusiones son tomadas por realidad y las entidades percibidas como formas genuinas de pensamiento”, lo anterior nos dice Berardi, estaría acompañado por “una desesperada ausencia de ironía” como exhiben aquellos seres perturbados que “anhelan recuperar el sentido de pertenencia a través de una serie de actos asesinos, el fanatismo, la agresión y la guerra”.

El texto está estructurado como una antología que revisa los casos más mediáticos de los últimos 20 años y los utiliza como metáforas para explorar las ansiedades, horrores y disfunciones del sistema económico que las está provocando. Lo primero que Berardi observa con curiosidad es que los asesinos siempre son hombres (nunca mujeres), jóvenes, en su mayoría caucásicos y que comparten la obsesión de dar un mensaje (religioso, racista, vengativo, etc.) y -por supuesto- en hacerse famosos, extremando hasta el paroxismo la sociedad del espectáculo de Guy Debord. Así es como con James Holmes reflexiona sobre la alienación de los videojuegos, la incapacidad de separar la realidad de la ficción y la soledad de una vida en una comunidad religiosa. Con el finlandés Pekka-Erick Auvinen, quien mató a nueve personas, hay una aguda observación a su mensaje neodarwinista, que se asemeja a una versión extrema de la moral de la competencia y la filosofía del coaching empresarial en su Manifiesto del <<Selector Natural>> donde escribe que “la humanidad está sobrevalorada, es hora de volver a la selección natural y la supervivencia de los más fuertes”. A través de Seung-Hui Sho, quien ejecutó a treinta y dos personas en Virginia, se visita el fenómeno de la desterritorialización entendida como el desplazamiento donde se rompe todo contacto con la historia, la memoria y el sentido de pertenencia, así como la incomprensión y la soledad de un inmigrante asiático en E.E.UU. Las masacres en Oslo y la isla de Utøya en Noruega realizada con explosivos y armas de fuego por Anders Breivik en que murieron setenta y tres personas y dejó heridos a más de 300, se explora la temática del miedo y odio al inmigrante. Este caso es particularmente contingente ya que Brenton Terrant, el autor de la masacre en Nueva Zelanda, se habría inspirado en el mamotreto de mil quinientas páginas que dejó el noruego en internet antes del atentado. Según Terrant, él se habría comunicado con Brievik, quien le habría dado su aprobación al plan que tenía. Lo anterior no se ha confirmado y hay dudas de que sea verosímil pero es materia de la investigación policial.

Heroes. Asesinato masivo y suicidio es un libro que se que se suma a la tendencia de la filosofía por alertar sobre las patologías que el capitalismo global está provocando, al igual que en La sociedad del cansancio de Byung-Chul Han o Realismo Capitalismo de Mark Fisher, Franco Berardi alerta sobre la hiperestimulación digital donde el mantra del “crecimiento”, pasa de ser un fenómeno económico a un concepto cultural asociado a una visión de futuro donde la expansión es infinita, pero ante esta expansión nos enfrentamos a nuestro tiempo de vida, nuestra capacidad de atención y al hecho de que somos incapaces de sentir placer a todos estos estímulos, “la precariedad generalizada fue facilitada por las tecnologías de la información. La precariedad invade cada uno de los espacios del individuo deteriorando sus expectativas, emociones y tiempo personal hasta subyugar”.

Qué sentido tiene escribir un libro tan espantoso se pregunta Berardi en un tiempo en que los depredadores financieros han colonizado nuestro inconsciente, “Necesitamos corregir la distopía con la ironía, porque la ironía (más que una alianza cínica con el poder) es el exceso de lenguaje que le abre la puerta a la infinidad de lo posible” responde sin pecar de ingenuo ni dar falsas esperanzas.

Por Gustavo Espinoza

Twitter: @Gustavoer

Héroes. Asesinato masivo y suicidio

Autor: Franco “Bifo” Berardi

Editorial: Ediciones Akal

Nº Páginas: 208

Link

https://www.buscalibre.cl/libro-heroes-asesinato-masivo-y-suicidio-franco-berardi-ediciones-akal/9788446043591/p/47572502?gclid=Cj0KCQjwkIzlBRDzARIsABgXqV-xl8q7ELHDipupQcCow8p8KADy5tDia-H21hBAh9k1H5Xttz1eEm0aAi2kEALw_wcB

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