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Opinión

8 de Abril de 2019

Columna: A casi un año del mayo feminista, ¿la UC promueve la equidad de género como uno de sus valores?

Estamos convencidas de que, por más campañas de concientización o de comunicación de los canales de denuncia o protocolos que se hagan, esto no dejará de ser un tema de conversación constante en los pasillos de nuestros campus, ¿cómo mejoramos ese nivel de desconfianza, inseguridad e insatisfacción con los procesos e institucionalidad a cargo de dichos casos?

Paulina Carrillo y Belén Larrondo
Paulina Carrillo y Belén Larrondo
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Dentro de los valores que la Universidad Católica ha defendido desde su fundación, está el respeto por la dignidad de todas las personas que componen la comunidad. Hace un par de meses, la Corte de Apelaciones de Santiago acogió la acción de protección levantada por Abofem contra un proceso llevado en la Secretaría General de la UC, a raíz de un caso de acoso sexual perpetrado por el profesor y sacerdote de Teología, Rodrigo Polanco.

Según los ministros, en el proceso se vulneró el derecho a no ser discriminado/a arbitrariamente y también la honra a la persona y su familia ¿Es así como se defiende la dignidad que dicen proteger en la UC? Es extraño que los valores cristianos solo apliquen para aquellos casos en que les conviene defenderlos tales como: ser objetores de conciencia de la Ley de Aborto en tres causales, y que en este caso de alta vulneración a nuestra compañera de universidad, no haya un pronunciamiento claro de las autoridades, en especial del rector Ignacio Sánchez. Aún más, nos parece inaceptable que dentro del expediente sumarial de nuestra casa de estudios, se hayan incluido numerosas fotos del hijo recién nacido de la denunciante con el único fin de desacreditarla a ella y a su testimonio.

Sumado a lo anterior, la invisibilización de la violencia de género en la PUC es otro aspecto importante señalado por los ministros de la Corte, en su fallo del 15 de febrero de 2019, y se manifiesta a través de la desacreditación del testimonio dentro del expediente sumarial por acoso sexual, lo que desincentiva la denuncia y no contribuye en absoluto a reestablecer las confianzas en la comunidad universitaria.

Estamos convencidas de que, por más campañas de concientización o de comunicación de los canales de denuncia o protocolos que se hagan, esto no dejará de ser un tema de conversación constante en los pasillos de nuestros campus, ¿cómo mejoramos ese nivel de desconfianza, inseguridad e insatisfacción con los procesos e institucionalidad a cargo de dichos casos?

La pregunta anterior refleja un problema latente al interior de nuestra universidad lo cual se ilustra a través de la toma de las alumnas de Campus Oriente (2019) y Casa Central (2018), las cuales al no encontrar respuesta en la institucionalidad, habiendo agotado todas las instancias para que se mantuviesen espacios seguros, nunca obtuvieron reparación a esa vulnerada dignidad que la declaración de principios de la UC dice defender. En atención a la alta desconfianza que existe por parte de las estudiantes es que vemos que muchas compañeras no quieren denunciar, porque saben que el proceso será largo, desgastante y revictimizante, y en el cual no encontrarán consuelo sino que más bien angustia y desesperanza.

Cristo, quien con su ejemplo debería inspirar a nuestra Universidad, nos llama a asumir nuestros errores e intentar ser la mejor versión de nosotras/os mismas/os para así acercarnos al estilo de vida cristiano y católico lo cual no ocurre en la UC ya que, no han sido capaces de aceptar sus errores y reparar el inmenso daño realizado a víctimas y potenciales víctimas. Estas vulneraciones se seguirán repitiendo, si no hay un examen de conciencia por parte de nuestras autoridades. Nos preguntamos ¿A casi un año de la toma feminista, qué hace la UC? Queremos hacer un llamado a que como comunidad universitaria demos un giro en el timón y nos comprometamos realmente con la equidad de género y la protección de la dignidad de todas las personas. Esperamos que estas áreas definidas como prioritarias sean trabajadas con una perspectiva de género que solucione los problemas que señalamos en esta columna, la cual busca ser un aporte al debate.

Paulina Carrillo, Consejera Superior UC.

Belén Larrondo, Presidenta FEUC.

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