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Cultura

18 de Mayo de 2019

Patricio Guzmán es ovacionado en Festival de Cannes gracias a su nuevo trabajo “La cordillera de los sueños”

"Es menos poética, más directa y con menos metáforas que las otras", explicó este jueves a un grupo reducido de medios internacionales.

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Los Andes son una constante en la vida de todo chileno y el cineasta Patricio Guzmán los ha aprovechado como punto de partida de un emocionante documental,” La cordillera de los sueños”, en el que evoca el Chile de su infancia y el actual.

La cinta, muy aplaudida, se proyectó fuera de competición en las sesiones especiales del Festival de Cannes, que inauguró el martes su 72 edición y la clausura el día 25.

Con ella, el director (Santiago de Chile, 1941) cierra una trilogía que inició con “Nostalgia de la luz” (2010) y continuó con “El botón de nácar” (2015). La primera enmarcada en el norteño desierto de Atacama y la segunda en el océano y la naturaleza del sur chileno.

“Es menos poética, más directa y con menos metáforas que las otras”, explicó este jueves a un grupo reducido de medios internacionales.

La cordillera, añadió, “es una montaña árida, seca, dramática, dura. No es muy agradable, porque en la mitad del país casi no hay nieve y entonces es una muralla gris, poco hospitalaria”.

Una montaña que “ha visto cosas que nos querían esconder”: “Si pudiéramos entender lo que dicen las piedras, hoy tendríamos las respuestas que no tenemos”, apunta en su largometraje.

Con esa premisa, explorar los Andes le hace adentrarse en sus recuerdos, algo que el filme utiliza para hablar del golpe de Estado de 1973 y de los años de la dictadura y represión de Augusto Pinochet.

Guzmán se apoya en los archivos gráficos del también cineasta Pablo Salas, uno de los testimonios con los que teje su relato del país, narrado también por los escultores Francisco Gazitúa y Vicente Gajardo, el escritor Jorge Baradit o la cantante Javiera Parra.

El director abandonó Chile tras el golpe de Estado. Se instaló primero en Cuba, luego en España y finalmente en Francia.

“No puedo volver. Es otro país y yo soy otro. Creo que viviré siempre fuera. Vivir adentro o vivir afuera no es muy importante, lo importante es qué ideas tienes en la cabeza. El mundo es igual casi en todas partes”, concluyó Guzmán, que a pesar del exilio ha dedicado toda su carrera a su país.

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