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Opinión

29 de Agosto de 2019

Columna: Desafíos de hoy y el mañana de la Matronería

Agencia Uno

"Habrá tiempo para hacernos cargo de las temáticas que se necesitan con urgencia, como es la salud sexual de jóvenes y adultos, que requiere de que nos desprendamos de ideologías que las mutilan en base al miedo y moralismo, alejándonos de quienes requieren de que estemos cerca", escribe Marcela Puentes.

Marcela Puentes
Marcela Puentes
Por

Marcela Puentes

Directora Escuela de Obstetricia y Neonatología UDP

Han pasado 185 años de nuestro surgimiento en Chile. Como matronas y matrones vivimos un momento histórico y de grandes desafíos en décadas. Las mujeres como colectivo, están levantando la voz por ellas y sus compañeras con el objetivo de visibilizar las necesidades que no han sido escuchadas históricamente. Se están levantado frente a la desigualdad, la subordinación naturalizada y el espacio que han tenido hasta ahora de objeto de estudio más que sujetas de derecho.

La tarea no es simple, requiere de cuestionar el lugar que tenemos frente a una otra, que ya se cansó de ser paciente, se cansó que la trataran infantilizando sus dudas y temores, se cansó de esperar que nos dignáramos a mirarlas a los ojos, de que nos doliera lo que les duele, para buscar su alivio.

Esto no significa que tengamos la culpa de todo y seamos responsable de los males del mundo. Significa que tenemos que parar, despojarnos un poco de nuestra historia, de sacar los dolores a flote, desnudar con templanza que también somos parte de ellas, vivimos procesos parecidos y que nos adoctrinaron muy bien, para ser fieles al modelo biomédico de este sistema social que nos somete a un espacio subordinación.

Cuando podamos desprendernos en parte de nuestro adoctrinamiento, basado en dogmas científicos, que muchas veces, más que científicos son producto de la empírea y la tradición. Sólo cuestionándolos, podremos caminar juntas, al lado y no por encima ellas. Seremos compañeras de vida, cercanas a sus miedos, dolores, alegrías y esperanzas.

Habrá tiempo para hacernos cargo de las temáticas que se necesitan con urgencia, como es la salud sexual de jóvenes y adultos, que requiere de que nos desprendamos de ideologías que las mutilan en base al miedo y moralismo, alejándonos de quienes requieren de que estemos cerca. Comenzando a validar la sexualidad desde el placer, la libertad y la diversidad de formas que tiene, para que nuestro acompañamiento sea cercano, con información concreta que ayude a tomar decisiones responsables, basadas en el autocuidado y el cuidado de otras y otros.

Resituar al parto fisiológico en el lugar que merece, haciéndonos cargo que el gran número de cesáreas que indistintamente de las condicionantes biológicas de la población, no tiene sustento alguno en la evidencia internacional.  Por las mujeres y sus recién nacidos tenemos que buscar toda la certidumbre de la ciencia, que desde hace décadas cuestiona procedimientos y acciones que no tienen sustento. Esto requerirá de nuestro trabajo, para recuperar las confianzas, sanar las heridas y recomenzar desde una nueva mirada más humilde, consciente y respetuosa, que estamos frente a una persona distinta, con creencias e idearios propios que merecen ser vistos y valorados.

Por otro lado, el post parto también es una de las tareas primordiales. Las mujeres que viven este proceso están en uno de los momentos más vulnerable de la vida. La responsabilidad que recae en sus hombros es feroz. La cantidad de mandatos que debe cumplir para ser buena madre, hace que se pongan en cuestionamiento constantemente sus capacidades y competencias, por lo mismo el acompañamiento cariñoso ayuda en gran medida, a soslayar la dura naturalización de la maternidad que nos han enseñado, donde el cansancio, la duda, la desconexión son no solo cuestionadas sino juzgadas con rigor.

Un último espacio fundamental de resignificar es la madurez, tiempo en que la mujer pierde su capacidad reproductiva desapareciendo con ella, su único lugar en este sistema. Muchas sienten que la soledad inunda sus vidas, sienten que ya no tienen un espacio que ocupar, al dejar de ser madre, dejan de existir. En este escenario está en nuestras manos abrir esperanzas de libertad y autorrealización donde el tiempo para otros, es ahora ser el tiempo para ellas, sus gustos y aficiones. Es el tiempo de vivir para sí, no para otros.

Las esperanzas están en manos muchas y muchos que ya están en camino, sin importar la edad, siempre es momento de soñar, soñar en grande.

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