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Cultura

4 de Septiembre de 2019

Edo Caroe: “En este país ser fome es una hueá casi tan terrible como haber sido de la CNI”

Por estos días el mago y comediante presenta el festival “Fuera de este mundo”, un evento de magia que se realiza hasta el 8 de septiembre en distintos teatros de Santiago. Para armarlo convocó a los mejores del rubro y se puso a la cabeza de la magia en Chile a través de un proyecto que lo motiva, pero que sabe que tiene “problemas de comunicación”. Empecinado en hacer lo que le gusta y del modo que considera correcto, Eduardo Carrasco Rodríguez (33) habla con este pasquín sobre la lucha que implica hacer lo que hace, la relación dependiente con las redes sociales y la violencia que habita en internet.

Por

Edo Caroe llega en moto a la entrevista. Tímido, se saca el casco y saluda a todos los asistentes. Pide un capuchino, se acomoda el micrófono y el pelo. De pronto llega la mesera y sirve lo solicitado. Cuando toma la cuchara, está completamente doblada. La mesera y esta periodista se sorprenden. No entendemos cómo ni cuándo pasó lo que pasó. Ella se va desencajada por la situación. Él, mientras tanto, se ríe. 

¿Qué es lo que te gusta provocar con la magia?

-Primero tiene que ver con el asombro, generar asombro en otra persona es bacán. Por ejemplo, cuando vino la niña a traernos el café, ese momento fue bacán sacarla un poquito de la hiperrealidad, de ese hiperracionalismo en el que vivimos siempre todos. Hacer eso en un espectáculo dejar alguien asombrado, sorprenderlo. Eso me gusta. Ahora, no siempre lo logro porque tampoco soy un mago de capacidades extraordinarias, soy un hueón bastante de la media pa’ abajo, que en realidad, intento suplir mis falencias como mago con otras cosas.

¿Cómo surge tu amor por la magia? ¿Cuál fue la primera experiencia a la que te enfrentaste y dijiste “esto es”?

-No me acuerdo, la verdad. Mira, todos los magos tienen este discurso bien aprendido de “cuando yo tenía 7 años me regalaron una caja de magia y mi abuelo…”, mentira hueón. En mi caso eso ocurrió bien tarde. Y yo creo que fue cuando descubrí que podía hacer magia y reír al mismo tiempo. Vi a Juan Tamariz en televisión, este mago español que venía a Martes 13. Yo decía: “oh, mira lo que se puede lograr con esto”, que no es solamente esta figura del mago soberbio que dice: “mira lo que puedo hacer y tú no. Yo tengo un secreto que tú no conoces”, que es lo que genera mucha distancia con el público. 

¿Te has hecho cargo de esa distancia en tu trabajo como mago?

-He intentado luchar con eso, he intentado que el público se acerque a lo que hago más que alejarlo, por eso, para mí la comedia fue algo que me abrió muchas puertas en el mundo de la magia. Dije: “oh, hueón me enamoré de esta hueá”, realmente se puede hacer reír, se puede entretener a través de la magia. Y, ahí, cuando empecé a hacer las dos cosas, se generó algo que me llenó mucho y que me permitió pararme en cualquier parte.

¿Cómo describirías lo que haces en el escenario?

-Básicamente cree mi propia forma de expresión que creo es lo que tiene que hacer un artista. Considerando todas limitaciones que uno tiene, poder ofrecer algo distinto a la gente. Entonces dentro del asombro mediano que logro, también logro risas, también logro divertir y eso es lo que me gusta. Estar en el escenario generando ese tipo de cosas. Por lo general, cuando uno está en el escenario, está mostrando algo bueno de uno. El arte saca algo de ti mismo que te gusta compartir con otros y eso es lo agradable de estar en el escenario. Uno por la vida no es tan bueno, pero lo que comparto en el escenario es la versión más linda de mí. 

¿Te sientes responsable de levantar una escena de magia en Chile?

-Me siento como uno más de los que tiene la responsabilidad de hacerlo. En general, los magos tenemos que posicionar la escena de magia, yo como mago soy uno más de los que está haciendo cosas, porque hay un montón de magos haciendo cosas. Pero no me siento responsable. De hecho, cuando me empiezo a sentir responsable de algo suelo no hacerlo.

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En ese sentido, ¿qué importancia tienen tus equipos en tu proceso y desarrollo como artista? 

-Tiene algo lindo el hecho de que mi hermano a los 18 años ya tenía dos festivales en el cuerpo como parte de un equipo, es bacán, es bonito. Trabajo con la misma gente que es mi amiga, me relaciono con ellos, vamos cumpliendo desafíos y, también, tiene que ver con que en este mundo tan desechable, donde todo dura 15 segundos, donde tú hacís un video gracioso y la gente se ríe y después nadie se acuerda, en donde todo pasa así, siento que la personas son lo único que quedan. Entonces me gusta mucho afianzar esas relaciones, con mis amigos, con mi familia, porque todo lo demás pasa. Toda esta hueá de redes sociales, de ser conocido, de ir un festival, es una hueá que se puede acabar mañana, el mes siguiente y uno queda en pelotas. Yo, por ejemplo, no tengo ni una hueá, no tengo propiedades, no tengo empresas, no tengo acciones, no tengo estudios, tengo cuarto medio. Si yo mañana dejo de llenar un teatro, cagué y, probablemente, lo que me va a quedar es esta gente, que estuvieron cuando estaba en la misma situación, que se mantuvieron en esta situación de bonanza y después, probablemente, va a estar cuando no haya ni una hueá también. Entonces, esa seguridad que tengo de que no me voy a quedar tan tirado en la vida me gusta e intento fomentarla. 

LA BARRA BRAVA

Da la sensación que el hecho de generar una comunidad en redes te ha permitido expandir este mundo. ¿Cómo entiendes las redes sociales para, por ejemplo, promocionar tus shows?

-Por ejemplo, el público de ‘Orgía de Ornitorrincos’, por ejemplo, es un público un poquito más diverso y me gusta eso también. El público del stand up ha ido creciendo, porque, claro, antes yo hablaba mucho de política, hacía mucha crítica social, eso le gustaba a cierto público, pero después fui abriendo mi humor. El último Festival de Olmué al que asistí me permitió abrir mi humor a otros temas. Eso, por supuesto, me hizo perder mucho público, pero ganar otro, porque, al final, en esta cuestión pierdo público todo el tiempo y está bien, porque la audiencia está viva y decide a quién seguir o no. Son parte de las decisiones que uno toma mientras avanza tu carrera. Ahora, lo de generar comunidad no es algo que yo haga de forma consciente, es más, no me agrada mucho. A mí lo que agrada es que la gente vaya a ver un show mío, le guste y después quiera ir a ver otro, y punto. Esto que se genera en redes sociales y todo es como un vicio del sistema de la autopromoción, creo. 

Claro, es una consecuencia de lo que haces.

-Sí y es algo con lo que, honestamente, me es difícil lidiar. Por ejemplo, yo decidí no participar de los medios de comunicación tradicionales, no participar en televisión, también renuncié a la radio. No por una hueá que considere que sean medios inferiores o algo, sino que yo sentía que no aportaba. Entonces, como no aportaba, cada vez que iba a la televisión o algo, finalmente era algo que me jugaba más en contra que a favor. No soy un hueón muy lúdico, no soy un hueón muy simpático, no soy un hueón que conecte muy bien con la gente de la televisión, porque yo lo que hago es sobre el escenario. Yo decidí hacerme autopromoción y utilizar las redes sociales para dar a conocer mis cosas. Ahora, el problema es que uno cree que va a tener más libertad, pero es todo lo contrario.

¿Por qué dices eso?

-Porque pasas a autoexplotarte. Cuando tú tenís que vender un show, es la única herramienta que tenís para venderlo. Entonces, eso te hace esclavo de esa red social, te hace esclavo de estar haciendo videos y que oye, no es algo que guste mucho. Yo creo que a nadie le gusta andar compartiendo su vida y estar hablándole a la cámara todo el rato, tengo que hacerlo porque o si no, no existo. Si no estás en televisión, no estás en redes sociales, entonces la gente dice: “A este hueón le fue mal”. Entonces, me va bien en redes sociales y ni tanto tampoco.

¿No se traduce necesariamente en tickets?

-No, no siempre. ¿Es un medio de promoción? Sí. ¿Me gusta hacerlo? A veces. Pero también es triste, porque uno tiene que estar ahí constantemente haciendo promo, haciendo promo, haciendo promo. Después te das cuenta que estar hablándole a la cámara no funciona tanto, entonces tenís que mover la cámara hacia tu casa, hacía tu familia para que conozcan a mi perro y aquí está mi perro y la hueá. Entonces, tenís que abrir mucho espacio para que la gente conecte contigo y eso, de repente, es un poco dañino. Esta hueá de las barras bravas de los podcast de comediantes, es una hueá que cada vez me ofusca más.

¿Por qué te molesta? 

-Porque no es mi forma de ver el escenario, no es mi forma de ver el arte. Por eso el podcast que hago -se llama Tomás va a morir– no tiene redes sociales, no tiene contacto con la gente, no tiene llamados, no tiene audio, no tiene ni una hueá. Somos tres sujetos hablando y al que le guste bien y al que no, que no lo escuche nomás. Y eso me gustaría que fuera pasando con mi trabajo en el fondo, que las cosas vayan tomando ese rumbo. Y entiendo que esto de las redes sociales son un arma de doble filo, porque por un lado te sirve mucho para hacer promoción, pero por otro lado te vuelves muy esclavo de generar contenido, de ser gracioso todo el tiempo y de que la gente te exija que tienes que ser gracioso. 

Y si no estás te demanda también. Es un fenómeno medio raro.

-Sí, tiene todo lo malo implícito de las redes sociales: que juegan con tu ansiedad, que te hacen sentir que si no estás ahí no existes, y un montón de hueás más, pero también está el público que demanda constantemente contenido gracioso, simpático y la verdad es que uno muchas veces no lo es. 

“Las redes sociales son un arma de doble filo, porque por un lado te sirve mucho para hacer promoción, pero por otro lado te vuelves muy esclavo de generar contenido, de ser gracioso todo el tiempo y de que la gente te exija que tienes que ser gracioso”.

FOMENTAR LA IDIOTEZ

Me interesa tu rollo con los medios, porque me pareció haber leído en más de una oportunidad esto de que no te gustaba aparecer mucho en ellos. 

-No, lo que hacen me molesta, que no tiene que ver con los comediantes sino con cualquier famosillo o conocido. Esta hueá fuera de contexto, este titular llamativo, este clickbait, que creo es un gran flagelo de los medios actualmente y que disminuye mucho la capacidad de los periodistas. O no sé, es una hueá mía tal vez. Siento que no funciono bien ahí no más y como no funciono bien ahí, prefiero hacerme mi propia promo y si eso significa que cueste más llenar, está bien. 

Es parte de…

-Creo que he podido mostrarme de manera mucho más agradable bajo mis propios parámetros, creo que nada de lo que sale en la prensa actualmente me sirve mucho. De hecho, me carga esta hueá, ahora ni siquiera uno puede hacer historias tranquilas, porque no encontraron nada mejor que el facilismo de sacar las historias y poner: “mira lo que dijo en su historia”. Conchetumadre, no me hueís, ¿de verdad van a hacer un titular de eso? y ¿de verdad va a haber un clickbait de esa hueá? Es terrible loco. Entonces siento que eso lo único que fomenta es la virulencia en la gente. Es como: “ah, la gente está más violenta. Incentivemos que sea peor”. Es como fomentar la idiotez, fomentar la violencia y no me gusta eso.

¿Sientes que a través de redes sociales se fomenta más esa violencia?

-En redes sociales es como una búsqueda de atención. En redes sociales si uno no capitaliza lucas, lo único que podís captar es la atención y, por lo general, la atención la captan los idiotas siendo idiotas. Eso genera mucha atención. Ahí tenís el ejemplo de los hueones que comentan hueás violentas y la prensa les da toda la atención, porque eso va a generar clicks. Entonces es un foco que va creciendo, va a ir creciendo.

¿Cómo te ha afectado esa violencia?

-Las barras bravas son muy agresivas. En el programa de radio “Pongámonos serios” – conducido por Edo Caroe, Felipe Avello y Fernando Salinas- me pasó. Yo renuncié en diciembre del año pasado y se generó una barra brava ahí, muy desagradable que mató al programa. 

¿Cómo procedía esa barra brava contigo?

-Una demanda constante, comentarios violentos. Mira, se puede ver lo violento que es porque el programa siguió con otros integrantes.Todavía hay gente que le escribe en las fotos “que vuelvan los otros”, “son lo peor”, “son súper fomes”. Entonces, yo digo en qué mierda está esta gente que está criticando a tres hueones que no tienen nada que ver con el programa anterior, que están haciendo su trabajo. Hueón ha pasado casi medio año. “Fomes culiaos”, “muéranse”, les escriben. Toda esa mierda la detesté y no es algo que yo quiera fomentar ni nada, por eso mis redes sociales son bien amigables en ese sentido, porque el primer comentario que me moleste digo: “chao, no existe, no importa”. Y así, por lo menos, tengo el último bastión sin violencia en esta sociedad, que es lo que yo puedo controlar. Sí, te llenas de puros “yes man”, pero bueno déjame, está todo el resto de la sociedad diciéndome que no. 

FUI FOME Y QUÉ

¿Cómo te afecta, por ejemplo, cuando un show no funciona o cuando no generas risas o el público te pifia? ¿Cómo se recibe eso a nivel interno?

-Creo que uno nunca está muy conforme con lo que hace y ese es el principal flagelo del hueón que está parado en el escenario. Creer siempre que lo que se hizo no estuvo bien, como “puta la hueá, se me olvido esto”, “puta, no interpreté bien tal cosa”, pero eso también es el motor que te hace seguir trabajando, mejorando, subiéndote a la hueá. A mí, no me afecta mucho el show malo, porque se aprende y después viene un show bueno. Ahora, si que te bajen a pifias de un escenario es distinto, eso igual te afecta y es como “puta la hueá, quizás no es donde debería estar”. Cuando me pifiaron en Temuco lo tomé súper mal. Me dolió, porque más encima venía recién bajando de Viña y en Viña me fue bien. Lo sentí como “en realidad no eres tan bueno, hueón”.

Claro, te bajaron del poni rapidito. 

-Claro y fue una semana después. Ahí yo dije: “bueno, quizás no es mi escenario”, era un festival gratuito donde había mucha gente. Pero es parte de la vida y decidí hacer lo que me gusta que es magia, hacer teatro. Es mucha menos gente, pero me siento bien y qué bacán sentirse bien con lo que uno hace.

Inevitablemente pienso en esto de circo romano que tienen estas instancias: “no te queremos, te bajamos”. ¿Cómo ves ese tipo de situaciones? 

-El festival tiene ese problema de que es mucha gente juzgando el trabajo de una persona y, como que de alguna forma te condena. Y es curioso, porque en este país ser fome es una hueá casi tan terrible como haber sido de la CNI. “Fome culiao”. Las hueás que le escribían a la Jani eran terribles. Y fue fome no más. Fue como “ya, fui fome”, ¿qué tanto? Pero en el festival se genera esta hueá de que hay que destruir al fome, hay que cagarle la carrera y es parte de este negocio de la violencia, que le sirve mucho a los medios, que le sirve mucho a la gente, porque finalmente se proyecta en eso, se descarga, hace catarsis. Al no dar la cara y escribir en redes sociales, tienes cero empatía y cero noción del daño que haces. Lo bueno es que antes te iba mal en el festival y cagabas, te condenaban. Puta, piensa en Meruane, Rudy Rey y no sé cuántos más. Lo que me gustó harto del stand up, es que la Jani, por ejemplo, que la pifiaron en el festival y que lo debe haber pasado muy mal, me imagino, está actuando, está llenado de nuevo, está actuando con sus amigas, tiene proyectos, tiene podcast. Me gusta eso de “okey, fui fome ¿y qué hueá?”.

Claro, no hizo nada reprochable.

-“Sí, fui fome y no salió como esperaba y listo”. Sigo con mí hueá y sigo haciendo mi carrera y sigo haciendo reír. Esa hueá la encontré la raja, que también fue algo que más o menos le pasó al Pedro Ruminot. Tuvo una buena primera rutina, después en el bis hubo un par de pifias, pero quedó como: “oh, el hueón pifiado”. Pasaron dos meses y Pedro estaba actuando de nuevo. Me gusta como que se le vaya dando vuelta la mano a eso y también, de esa manera, quizás se le va a quitar a la gente eso de andar pisoteando el trabajo ajeno. 

¿Qué elementos ves que como sociedad nos están enfermando, poniendo más violentos? 

-Creo que la caída de las instituciones hace un tiempo ha contribuido harto. El destape, esto de que sea conocimiento público, de que todo se cae, de que hay desfalco en Carabineros, de que los milicos se juegan la plata, de que hay colusiones por aquí, por allá. Creo que eso generó una reacción muy violenta, pero también inactiva. Todavía estamos en esa etapa de despotricar no más, porque, finalmente, nadie sabe qué chucha hacer. Entonces, lo único que queda es despotricar, gritar, sumarse a estas olas de indignación que, quizás, es una etapa para generar cambios también, intentar hacerse parte de algo. Pero hacerse parte de una ola de indignación en Twitter, hacerse parte de una ola de indignación en redes sociales, tiene que ver más que nada con el afán de figurar en ello: “yo también estoy aquí participando, también me enojó”. Pero, de ahí a la acción creo que recién se está gestando eso, y me incluyo en eso. Como no se sabe bien qué chucha hacer, porque recién estamos conociendo como realmente funciona este país culiao que se nos vendió. Estuvimos harto tiempo sumidos en una mentira, de que esta hueá funcionaba.

¿PAPÁ FEMINISTA?

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¿Cómo el contexto feminista y pro diversidades transformó de alguna manera tu trabajo?

-Creo que lo tomé bastante bien. De hecho, me gusta conversar sobre estos temas, me gusta aprender, me gusta darme cuenta de lo equivocado que uno estaba antes. Es fuerte enfrentarse a esos cambios, nosotros veníamos creyendo que muchas cosas estaban bien y no. Darse cuenta de eso es súper fuerte, porque te cambia tu forma de vivir, te cambia la forma de criar a los hijos, la forma de moverte en la vida. Cuando se quejan con que “ahora uno no se puede reír de nada”, pienso que muchas veces de las limitantes surge la mayor creatividad. Creo que en este revisitar ciertos temas y darse cuenta de que no todo es tan abierto y es ahí donde van surgiendo nuevas formas de expresión, nuevas formas de abordar esos temas. Hay ciertos textos que tengo ahora en mi rutina que quizás no hubiera llegado a ellos si no hubiera tenido las cortapisas de las discusiones actuales y eso me gusta. 

¿Cuál ha sido tu proceso?

-Creo que he pasado por todas las etapas, cada vez que se instala un tema de discusión social, primero uno pasa por una etapa de burla, una etapa de duda y una etapa de aceptación y creo que la sociedad, en general, todavía está mucho en la transición de la burla a la duda, sobretodo en lo que respecta al feminismo. “Ahora no se les puede decir na’ en la calle”, es un discurso medio ahueonao, medio limitado, entonces se abre espacio a la duda. Es “chucha, ¿será así esto?”, “¿estará bien que exijan que no las manoseen en el metro? ¿estará bien?”, una hueá que era tan obvia, pero que uno recién ahora empieza a darle espacio.

¿En qué etapa estás tú? 

-Sí, yo creo que voy pasando del análisis, de la discusión a la apertura a aceptar ciertas cosas. Igual, yo tengo una hija entonces…

Tienes la obligación de hacerlo.

-Sí, me ha hecho darme cuenta que uno muchas veces razona fuera del tiesto. Ella, incluso, domina más temas y se da cuenta de cosas que yo no. Por ejemplo, hace poco estuvimos de vacaciones e íbamos caminando con Fernanda, mi hija y de repente pasa un mendigo por la calle y le tira un beso, y además le hace un gesto que no sabemos muy bien qué significaba. La Fer tiene 13 años y justo lo estaba mirando, entonces me mira de vuelta espantada y yo le digo: “pero qué le voy a decir a este hueón”. Probablemente es un hueón que va drogado, que va en crack. Y yo le digo a la Fer que está muy mal que un hueón venga, le tire un beso y más encima si ella es una niña. Ella se impactó con eso y es probablemente uno de los tantos acosos callejeros que va a vivir producto de la ignorancia que hay en la calle. Entonces, yo le digo: “mira, esto es algo que no tiene que ocurrir, hija. No puedes permitir que alguien te aborde así en la calle, es muy desagradable”. Después de todo este discurso que de alguna forma validaba sus derechos como mujer, le dije: “pero pa’ que lo mirai también po”. Entonces, me di cuenta de que estoy en sintonía con la discusión, pero por otro lado hay un machismo muy arraigado en uno, que es muy difícil de sacar. En el preciso instante que le dije “pero pa’ que lo mirai”, me di cuenta que yo le estaba endilgado a ella la culpa de una hueá que le acababa de pasar y dije: “¡ah, por la mierda! Fallé como papá feminista por la chucha”. Estoy intentando hacerlo bien pero…

Te hiciste una zancadilla al final.

-Claro, me disparé en las patas en el mismo momento. Y esas son cosas que me hacen decir: “hey, hueón, tenís que aprender mucho más, te tenís que sacar muchas cosas de encima que fueron inculcadas a fuego”, y está bien. Está bien desarraigarse, analizarse, aprender y además todas esas hueás después sirven en el humor y creas algo más fresco. Ahora, dudo que yo vaya a ser un paladín de estos temas, no quiero ningún liderazgo de esta hueá, sino que, miro de lejos, aprendo e intento no cagarla. Pero, creo que uno se ha puesto mucho más creativo en este tipo de cosas. Y sí, las cosas que antes daban risa, hoy no. Yo veo mis hueás en Youtube y digo: “uff…”

¿Te atormenta ese pasado?

-Sí, pero es que tampoco creo que uno tenga que estar viendo hueás tan antiguas porque, obviamente, responden a otro tiempo, responden a otra búsqueda, a otra forma de pensar. 

FUERA DE ESTE MUNDO

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Hasta el 8 de septiembre se realizará en Santiago el primer festival internacional de magia, organizado por el mago y comediante chileno Edo Caroe. Este evento, que llamó “Fuera de este mundo”, espera convocar a familias, nuevos públicos y aficionados a la magia. 

El mago chileno Jean Paul Olhaberry, el español Héctor Mancha (catalogado en 2015 como el Mejor Mago del Mundo por la Federación Internacional de Sociedades Mágicas), y el argentino Pablo Zapata, son algunos de los magos que participarán en esta primera edición. 

Cuéntame un poco el camino que hiciste para lograr este festival…

-Bueno, el festival de magia nace, porque yo quería que el público, la audiencia chilena, viera rutinas de magia de alta calidad que están dando vuelta en el mundo y que no se ven acá. Afortunadamente, el mundo de la magia, me ha permitido viajar harto, entonces, he visto festivales en otros lados. Entonces, cada vez que yo veía esas rutinas decía: “puta, que ganas de que esta hueá se vea allá”, que ganas de que los niños vean estas rutinas, que las familias vean estas rutinas. Y encender un poquito la magia en Chile. Nació de ahí, desde mi gusto por la magia, desde ver magia, de tener contacto con otros magos y de traer la magia al teatro, que está tan alejada. Además estoy a la cabeza del festival: me gusta ver la parte organizacional, coordinar cosas.

¿Qué expectativas tienes respecto a esto?

-Veo una expectativa a largo plazo. O sea, es difícil instalar de rompe y raja un festival de magia en Santiago, pero espero que esto sirva para que la gente el otro año ya tenga más noción de lo que es la magia y el tercer año ya sea algo más aprendido por parte de la gente. Y eso signifique que vaya más gente a verlo. Por ahora no espero que esta hueá la vaya a romper ni nada, al contrario, me lo tomo con bastante calma.

 ¿Por qué ponerte esa mochila solo?

-Tengo amigos magos que van a actuar, pero la parte organizacional lo veo yo y mi productora. La verdad es que no hago muchas cosas con magos. Por lo general produzco yo las cosas y los invito a actuar e intento hacer que vaya creciendo la escena, pero, por lo general, hago las cosas con mi equipo no más. Sé que funcionan, lo hacen bien y, obviamente, pregunto, consulto ciertas cosas con otros magos, pero la parte organizacional es mía no más. No todos los magos tienen ganas de andar produciendo hueás, es muy desgastante, es muy a largo plazo, al mago le gusta comprar magia, actuar y ganar lucas y trabajar, pero no es un hueón que quiera hacer crecer la escena. Son muy pocos los que están en eso por eso prefiero hacerlo solo. 

¿Cuál es el principal problema comunicacional de tu rubro? 

-Creo que el principal obstáculo comunicacional de esto es la poca cultura que tiene la gente en torno a la magia. La gente cree que la magia es solo para magos, que es un nicho de magos y que solo van a ir magos, pero no. Son espectáculos familiares, son espectáculos para que vaya toda la gente a disfrutar.

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