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Opinión

12 de Noviembre de 2019

La hoja de ruta constituyente

Agencia Uno

"Si el principio es traspasarle la decisión a la ciudadanía, entonces se necesita un proceso donde la ciudadanía se haga parte efectiva de las decisiones, que esta participación sea incidente, y que se establezca un itinerario con normas claras que den garantías a todos los sectores políticos y sociales", escriben los autores.

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*Columna escrita por Claudio Fuentes S., Universidad Diego Portales y Gabriel Osorio V., Abogado.

La crisis política y social amerita una solución pacífica y democrática. El momento de los arreglos institucionales desde arriba se acabó y cualquier intento por resolverlo a la vieja usanza se frustrará. Hoy la ciudadanía debe ser la protagonista de las decisiones futuras. 

El gobierno anunció que se abría a la posibilidad de escribir una nueva Constitución. ¿El mecanismo? Las alternativas que se barajan van desde la opción de un Congreso Constituyente (donde los actuales legisladores redactan una nueva carta constitucional que es plebiscitada), hasta una Convención Constituyente (donde un mix de legisladores y ciudadanos electos redactan el texto para luego ser plebiscitado).

Pensamos que un proceso que involucre autoridades representativas que hoy ostentan cargos sería una señal política equivocada. Si el principio es traspasarle la decisión a la ciudadanía, entonces se necesita un proceso donde  la ciudadanía se haga parte efectiva de las decisiones, que esta participación sea incidente, y que se establezca un itinerario con normas claras que den garantías a todos los sectores políticos y sociales. Participación, incidencia y certidumbre. 

Una hoja de ruta que podría cumplir con estos tres principios sería la siguiente:

Diciembre 2019. Congreso Nacional aprueba proyecto de reforma constitucional para permitir la figura del plebiscito. Dicha reforma constitucional debe contener, además el restablecimiento de la obligatoriedad de la asistencia a votar con sanciones efectivas.

Marzo 2020. Plebiscito nacional. La ciudadanía optaría entre dos caminos: a) Convención Constituyente (de legisladores con ciudadanos electos), y b) Asamblea Constituyente (elección de ciudadanos) . 

Junio 2020. Elección de Asamblea y/o Convención. Elección popular para elegir a representantes que escribirán la Constitución. La fórmula electoral considera paridad, escaños reservados para indígenas,  representación proporcional y territorial. 

Julio 2020 – Febrero 2021. En 6 meses la Asamblea y/o Convención redactan Nueva Constitución.    

Marzo 2021. Convocatoria a Plebiscito para ratificar el texto discutido y aprobado en la Asamblea y/o Convención. Si no se llegó a acuerdos en algunos temas claves, estos deberán incluirse  en el plebiscito como temas a ser decididos por la ciudadanía. 

Noviembre 2021. Elecciones Presidenciales y de Congresistas. Estas elecciones debieran ser celebradas bajo las normas de  la nueva Constitución. 

Explicitar una hoja de ruta como la que proponemos permitiría reducir las ansiedades (políticas), y canalizar las demandas por una nueva Constitución a través de un procedimiento conocido, regulado, transparente y con una ciudadanía que participaría (a) de la decisión sobre el mecanismo a utilizar, (b) la selección de quienes redactarán la nueva Constitución y (c) la ratificación del texto. 

Un elemento crucial del proceso es el establecimiento de inhabilidades, esto es, que quienes redactan la Constitución no sean (o dejen de ser ) representantes actuales y, además, que los miembros de dicha asamblea  que no se transformen, posteriormente, en candidatos o candidatas a cargos de elección popular. Así se evitarían los conflictos de interés que han marcado al proceso político en los últimos años. 

Es la hora que el demos, el pueblo, la ciudadanía asuma la responsabilidad de tomar decisiones sobre el modo en que desea establecer la Constitución, la selección de representantes que lo harán, y su posterior ratificación. Solo así podremos comenzar a iniciar un acercamiento sincero entre la actividad política y una ciudadanía que desconfía radicalmente de quienes están en el poder. Insistimos: participación, incidencia y certidumbre.

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