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Entrevistas

16 de Diciembre de 2019

Mirna Schindler: “No me llevo bien con la exposición”

https://youtu.be/KUn7S4mZJiw

Horas antes del estallido, la periodista publicó un video con un asertivo diagnóstico de la contingencia que se transformó en viral. “Tuve la fortuna de estar en el momento adecuado para decir lo que había que decir”, comenta sobre un episodio que la llevó a aumentar su presencia en medios. Al cierre de uno de los años más intensos de su vida, habla de feminismo, de cómo venció una timidez “patológica” y de algunos asuntos ingratos que ha vivido esta temporada como el comentado desencuentro con el filósofo Gastón Soublette en una charla. “Me dio una pena parida”.

Por

¿Veías venir el estallido? 

-Tengo la suerte de haber logrado dejar eso grabado, la interpretación que se podía hacer en esos días, después de las evasiones masivas. Entonces a veces uno tiene luces, pequeños destellos, de sensaciones, de análisis que se cruzan, y que me permitieron que ese día 18 de octubre a la una de la tarde, grabo mi columna y la publico como a esa hora, y en esa columna me hago la pregunta de si estamos frente a un malestar mayor producto de lo que estaba pasando esa semana. Recordemos que había habido una sucesión de evasiones masivas en el metro y al final me pregunto si estamos frente a un estallido social. Entonces digo que no lo sabemos aún, pero sí tenemos claro que no es conveniente apagar el incendio con bencina. El gobierno hasta ese minuto había tenido una mirada muy desde la actuación delictiva y claramente lo que estaba pasando ahí no correspondía a la acción delictiva que vimos mucho después. Esa era una manifestación. Hay quienes podrán estar de acuerdo o no con las evasiones, pero la mirada del gobierno se quedaba absolutamente corta…

Esto se convirtió en viral. ¿En qué momento dimensionaste que esa columna interpretó a mucha gente? 

-No lo dimensioné hasta mucho después. Los periodistas que trabajamos en noticias duras, necesitamos las redes sociales pero las tomo con distancia porque es un mundo donde puedes lograr cosas muy valiosas como esto que estamos conversando, pero también puedes ser víctima de cosas muy tremendas. Yo me cuido harto y no me hago cargo de aquello hasta que me empiezan a llegar mensajes de amigos que viven en Europa y me dicen “Mirna, tu video es viral”. Y ahí empiezo a darme cuenta que estamos enfrentando un estallido social que ocurre cuatro horas después de la columna. No es que yo sea pitonisa ni nada. Yo creo que el estallido social lo veníamos pensando muchos. El punto es que nadie imaginó que iba a ser de estas proporciones y que iba a ser ahora. La olla a presión estaba ahí, reventó y tuve la fortuna de poder estar en el momento adecuado para decir lo que había que decir. 

Tu ahí dijiste que no había que apagar el fuego con bencina. ¿Crees que el gobierno sostuvo la tesis de apagarlo con bencina sin leer las demandas que habían de fondo? 

-Esto descolocó a todos. A unos más que a otros, partiendo por el gobierno, el más descolocado de todos… Lo que pasa es que para mucha gente y para nosotros también, lo que estaba pasando iba más allá de la capacidad que teníamos para imaginar el fenómeno. Yo que participé en cada marcha, en cada manifestación que hubo contra la dictadura, pero nunca vi esto. Nunca. 

¿Fuiste a marchas ahora? 

-He ido a marchas. He estado reportando mucho, he estado mucho en la calle. Creo que si quieres hacer una columna de opinión tienes que estar con la gente. Cuando hago mis columnas, como todo o toda periodista que se precie de tal, uno reportea. Yo reporteo con las fuentes que tengo pero también estoy en la calle y el haber estado en la calle en las semanas después del 18 de octubre, me ha permitido entender qué es lo que está pasando. No soy nada especial, lo único que tengo claro, es que soy capaz de observar la realidad, de empatizar con lo que estoy viendo y desde ahí, con toda humildad, dar una interpretación, pero uno no sabe si esa interpretación va por el camino correcto o no. Y creo que al gobierno le ha costado encontrar esa interpretación y se demoró mucho en encontrarla. Y yo creo que todavía no la encuentra del todo. 

Este estallido te encuentra en un periodismo más opinante, más de análisis, donde te expones más a discusiones. ¿Te sientes cómoda en este formato? 

-Yo vengo haciendo el periodismo de opinión y de análisis hace un buen rato en radio ADN. Te diría que mi escuela es radio ADN. He tenido que aprender un género que tiene una particularidad. A veces la gente se confunde y cree que opinar es como me siento y digo yo opino, como el Joe Pino. No, no es el Joe Pino, porque el opinar supone que primero vas a reunir una serie de informaciones, todo lo que está disponible para construir una argumentación. Te juro que para hacer lo que hago todos los días, me leo todas las noticias, estoy full arriba de la pelota, leo los análisis, reviso los reportajes, en fin. Hacer ese trabajo me ha costado muchos años, no es fácil y supone una gran responsabilidad porque tienes que hacerte cargo de lo que dices, y por lo tanto, yo solo digo lo que puedo argumentar de acuerdo a mi sistema de creencias… porque esto del periodismo objetivo, ¿de qué estamos hablando? Cuando tomas una porción de la realidad y la expresas, ya no estás siendo objetiva. Yo hablo desde la honestidad que me surge. Me puedo equivocar ochocientas veces pero ahí está mi trabajo, al que le haga sentido bien y al que no, también. 

Mirna Schindler. Foto: ADN.cl

Esto te ha dado más exposición. ¿Cómo te llevas con eso? 

-No me llevo necesariamente bien. Yo era súper tímida cuando chica, tenía una timidez media patológica. En esa época a nadie lo mandaban al sicólogo, estoy hablando de los años 70. Mi mamá me decía que yo no tenía personalidad, “usted mijita, no tiene personalidad, ese es su problema”. Así eran nuestros padres. ¡Eran unos brutos! Entonces, yo crecí diciendo “no tengo personalidad”. 

Y decidiste estudiar periodismo…

-Imagínate. Pero cuando estudié periodismo, tampoco tenía personalidad según mi mamá porque me moría de susto. Sin embargo, viene este historia del plebiscito del 88 y me preguntan, ¿por qué las mujeres están con el No? Y no sé cómo me salió una cuña perfecta, de principio a fin y listo. Cuando me vi en la franja del No, me quería morir, me tapaba con la sábana. Te cuento esto para explicarte que me ha costado mucho ser la persona que parezco ser. Finalmente logré vencer el miedo, hablarle a una audiencia, hablarle a una cámara, hacer una entrevista, olvídate cuando iba a las conferencias de prensa, cuando partí en TVN, el corazón se me salía, me transpiraban las manos, pero decía, no, yo tengo que preguntar, tengo demasiada responsabilidad porque estoy representando a mi canal así que voy a hacer las preguntas. Entonces viene lo de Pinochet, creo que tenía 23 o 24 años cuando me mandan a hacerle la entrevista donde dice “pero qué economía más grande señorita que se hayan enterrado dos cadáveres por tumba”. Por dentro me quería morir. Entiéndeme el miedo que sentía, estaba frente al dictador, tenía 24 años y era tímida. Todo eso que te cuento es porque la exposición me cuesta, yo no tengo el cuero de chancho, a mi me duelen las críticas.

¿Hasta hoy?

 -Hasta el día de hoy. Por ejemplo, con todo el cariño y el respeto para los que me escriben en redes sociales, perdónenme, no reviso las respuestas, me pierdo valiosísimas respuestas, pero al mismo tiempo que estoy revisando respuestas valiosas hay gente mala, muy mala. 

¿Alguna vez te asomaste para darte cuenta de esto? 

-Muchas veces, por eso lo digo. Hay gente mala, que quisiera verte en la podredumbre total, ojalá en el barro y darte como bombo en fiesta. Yo sé que ese mundo está ahí, allá afuera y cuando te dicen, no es personal. ¿Qué es eso de no es personal? Toda descalificación es personal. Entonces eso no lo resisto. Nunca vas a ver un tweet mío descalificando a la gente, sea la persona que sea. No me muevo en esa lógica y menos en el mundo binario de aquellos que usan las redes sociales para hacer daño solo por el placer de hacerlo y porque no pagan ningún costo. Entonces, me cuesta la exposición y trato de administrarla de la mejor manera que puedo, cuidándome pero sabiendo que igual voy a tener que pagar un costo. 

¿Has recibido amenazas? 

-Si las he recibido no me entero porque no reviso nada. Creo que en general, no tengo tantas opiniones en contra. Me atrevería a decir que tengo buena recepción, dentro de lo que es este mundo. Creo que hay distinguir los planos. Una cosa son las redes sociales, otra es la gente que te para en la calle, que te dice cosas lindas. En general, yo puedo salir a la calle tranquilamente. 

¿Qué te dice la gente? 

-¡Gracias! Así me dice la gente. Gracias por decir lo que nosotros no podemos decir. Otros me dicen gracias por ser tan balanceada. Yo en estas columnas de opinión intento, en la medida de lo posible, mostrar la realidad más amplia. Y tengo amigos que son muy de derecha, como un amigo que es muy de derecha y me dice, Mirnita, me encanta porque siempre tratas de mostrar todo. Otros de extrema derecha dirán, comunista tal por cual y algunos de extrema izquierda dirán, esta facha no se qué. Me ha pasado. Cuando quemaron la Iglesia de la Veracruz en el barrio Lastarria y yo pongo el fuego de la iglesia y al lado una leyenda que decía algo así como esta violencia Chile no la quiere. Me acuerdo que el único mensaje que alcancé a leer porque me entró en la pantalla del celular, decía: te había seguido durante mucho tiempo pero sigues los mismos pasos que los periodistas de la televisión. Te vendiste. Yo no sabía si ponerme a reír o qué… Imagínate que me pusiera a contestarle a cada uno, además la gente ve y escucha lo que quiere ver y escuchar. 

¿Te has tenido que salir de algún grupo de WhatsApp? 

-No, lo que pasa es que yo soy super preocupada de cuidar el tono. Cuando estás en una situación tan crítica del país, todos tenemos que contribuir a generar un tono de mayor armonía. 

Vimos en las redes que Las Tesis te impactaron mucho. ¿Cómo te golpeó? ¿Qué aporte le ves? 

-Primero siento un profundo agradecimiento por lo que están haciendo estas jóvenes de este colectivo que partió en Valparaíso. Todo lo que pasó el año pasado con el movimiento Mee Too, en el grueso fue súper potente y como fue potente, siento que estaba quedando de lado. Se nos había olvidado que el año pasado las mujeres salimos a la calle para exigir muchas cosas, para exigir ser vistas, ser respetadas, para que dejen de humillarnos… La cultura patriarcal penetra a todos, todos estamos seteados en este formato, al punto que muchas veces a las mujeres nos cuesta ver aquello que Las Tesis nos están mostrando. Quiero relevar lo pacífico. Influir a un nivel tal de exportar tus propias ideas para que sean replicadas en distintos puntos del planeta, pacíficamente, tiene un valor potentísimo y un gran valor para el movimiento social… Las mujeres estamos sujetas a ser víctimas del macho violador todos los días. No exagero cuando digo que todas hemos sufrido, todos los días, pequeñas y grandes humillaciones. Y de ahí sumémosle todo lo otro que significa la gran dificultad que es ser mujer. Siempre digo una frase que tengo para el bronce: la vida es dura, pero es más dura para las mujeres. 

Mirna Schindler. Foto: ADN.cl

¿Lo has sentido en el trabajo o en situaciones personales? 

-Lo he sentido. Mira, no hay ninguna mujer a la que no le haya pasado alguna cosa con el abuso. Algo. Un manoseo en la micro, un tipo que trató de propasarse, en el caso mío cuando chica, en la calle, un intento de secuestro real, eso me pasó. 

¿Dónde te pasó? 

-Me pasó cuando tenía 12 años y lo conté porque todos estos casos de niñas que salieron a las 7 de la mañana al colegio y nunca más aparecieron, tienen la misma historia que yo viví. A los 12 años vivía en Bilbao con Amapolas y mi mamá me manda a comprar el pan a Tobalaba con Bilbao. Eran las 4 de la tarde de un día de semana, había luz y se acerca un hombre que me dice: Hola, yo conozco a tu profesor jefe. Y yo le digo: qué bueno, conoce al profesor Molina. Sí, y me empieza a meter conversa… Y recuerdo que el tipo me empieza a engrupir hasta que me dice que le quiere entregar unos papeles al profesor Molina y que si lo puedo acompañar a buscarlos. Y yo le digo, ya, vamos. Cuando voy a atravesando la calle, algo siento y digo: no. Sabe qué mejor lo espero en la panadería. Y recuerdo su cara, me iba a secuestrar… Él se urge y me dice, ya, voy a ir a buscar los papeles y te los traigo. Yo volví a la panadería y me quedé esperando media hora, era una película. Cuando llego de vuelta, mi mamá me estaba esperando urgidísima y me retó, me subió y me bajó. Yo me puse a llorar. Entonces lo de Las Tesis se me paran los pelos, las aplaudo de pie, es súper importante sobre todo, apuntar a esa figura del macho violador que hay que erradicar de nuestra cultura.  

Haciendo un balance, este año ha sido bien agitado para ti con el estallido pero también públicamente hemos visto que perdiste una mascota muy querida, a tu hija la asaltaron, estuviste en la palestra con el tema de Gastón Soublette. ¿Cómo ha sido este año para ti? 

-Quiero partir diciendo de corazón que soy una agradecida de la vida. Veo cuanta gente lo pasa tan re mal, Cómo vives con 400 mil pesos y menos. Yo soy privilegiada. Cuando la Primera Dama, Cecilia Morel, habla de que hay que compartir los privilegios, le encuentro toda la razón, porque este es un país donde muy pocos tenemos muchas cosas. Yo no soy ni rica, ni millonaria, todo lo que tengo me lo he ganado con mi esfuerzo, no vengo de una familia de plata. Tengo la suerte de haber ido a un buen colegio y haber estudiado en una universidad de calidad. Pero fuera de eso, soy privilegiada igual porque la mayoría de la gente no tiene lo que yo tengo, no tiene las posibilidades que he tenido gracias a la educación que recibí, entonces parto eso, porque no quiero quejarme. Creo que es necesario saber ponderar y dar las gracias todos los días por tener lo que tengo y por tener los hijos que tengo que para mi son lo más importante de mi vida. Y este año, claro, viene esta tragedia en que pierdo a mi perrita maravillosa que se llamaba Nala, que era la pareja de mi perrito Inti, y se murió de una forma muy trágica. Después de eso, asaltan a mis hijos en una calle equis de Ñuñoa. Antes de eso a mi hija más chica, saliendo del metro en Ñuñoa, la empieza a perseguir un auto con vidrios polarizados que se subió a la vereda, fue espantoso. Eran las 10 de la noche, venía de un campeonato de volley y a partir de ahí nunca más. Uno a las mujeres las tiene que cuidar mucho, estamos mucho más expuestas que los hombres naturalmente y eso es parte de esta cultura, del macho violador y de todo lo que están denunciando Las Tesis. Entonces fue mucho. Y viene este caso de Gastón Soublette. Fue un episodio súper ingrato. Hice un aporte por amor a mi universidad. Quiero dejar absolutamente claro, que el equipo tanto de Gastón Soublette, como el de Humberto Maturana y el de la universidad, tuvieron la mejor de los apoyos a mi. Tuvimos con ellos una reunión previa a la presentación que iba a haber en el Teatro Nescafé de las Artes y todos, sin excepción, me dijeron y sabían que yo iba de panelista. El error fue que el flyer decía moderadora y parece que el teatro también habló de moderadora. Y cuando empecé a hacer mi exposición que iba a durar 20 minutos y creo que duró 23, lamentablemente no hubo alguien que me dijera, Mirna corta.. y viene esto, dije: ¿Por qué estoy viviendo esto? ¿Por qué? Si esto estaba hablado. Yo iba a hablar 20 minutos para hablar de la radiografía de lo que había acontecido en esas siete semanas del estallido, y pasa esto. Y dije bueno, hay que seguir no más, a morir hasta el final, con las botas puestas, estoica, esto no me va a derrumbar y no me derrumbó. O sea, me dio pena, porque no es la forma. 

Seguiste adelante estoica… 

-Estoica hasta el final y me dio una pena parida porque fue muy fuerte, muy chocante. De hecho yo estaba hablando, o sea, ni siquiera esperar que uno termine para hablar, decir, saben que me siento mal, me voy. Bueno, mira, las razones que este señor haya tenido, no me corresponden a mi explicarlas, no estoy en su cabeza, no estoy en su corazón ni en su alma…


¿Pudiste hablar con él?  

-No, yo solo he hablado con el equipo que trabaja con él. Me entregaron todo el apoyo del mundo. 

La máxima solidaridad de la Universidad de Chile… pero la gente en redes sociales, hubo un grupo de gente que se solazó y siguen responsabilizándome, diciendo que yo fui la que se tomó el tiempo, que no tuve respeto, que no tuve generosidad. Mira, no sé que cantidad de cosas me han dicho y me da mucha pena eso, porque las personas que me conocen saben que yo soy generosa, pero la gente no me conoce, por lo tanto que digan lo que quieran, pero yo no soy una persona que no respete y menos no respetar a una persona mayor. Si las cosas se hubiesen organizado de otro modo, quizás habríamos evitado este escenario, pero ya está, pasó, vuelta la página y espero que ese episodio en mi caso quede muy en el pasado. 


¿Con qué gusto cierras el año? 

-Cierro el año con la sensación de estar en el lugar que tenía que estar frente a un episodio y a un acontecimiento tan importante para nuestra historia. Yo estuve en los momentos más importantes de la historia de Chile cuando hubo dictadura y estoy feliz de haber podido ser una estudiante, pero no era periodista. Creo que ser periodista en este estallido social es una combinación perfecta… Me siento una testigo privilegiada y si llego a ser viejita me acordaré de la suerte que tuve de haber estado donde tenía que estar cuando vino este momento tan estremecedor para Chile. Al mismo tiempo, estoy segura que va a salir algo mejor, es probable que todavía no veamos todavía la luz al final del túnel, pero creo que ya tenemos un país mejor. Creo que tener la posibilidad de tener una nueva constitución es un hecho extraordinario y creo que hay que seguir avanzando en las demandas que la gente siente más cercana, hacer transformaciones más profundas que permitan tener un país donde las ventajas del desarrollo no solo las vivamos los que tenemos más capacidad adquisitiva y que puedan llegar a más y más personas. 

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