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24 de Enero de 2020

Mara Gómez, futbolista trans: La libertad de ser lo que quiero ser

Mara comienza un camino en su nuevo equipo y en Primera División, uno que ya cuenta con el apoyo de un medio que quiere verla en acción, rompiendo paradigmas establecidos y demostrando, como dice la Doctora Polo, que no importa la raza o tu sexo ¿Para qué hablar de eso? Lo único importante es que cada uno encuentre su propia felicidad.

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Mara Gómez tiene 22 años y en Argentina ha realizado una verdadera revolución. Si todo resulta bien, en abril será la primera futbolista transexual que formará parte de un equipo femenino en Primera División. 

Ya entrena con sus compañeras, las que la han recibido con los brazos abiertos, los medios están expectantes y la jugadora viene de anotar 15 y 18 goles en su antiguo equipo, que forma parte de la rama amateur del país vecino. Un hecho que es absolutamente normal para algunos, y que para otros está fuera de lugar por la “ventaja” deportiva que podría sacar en cancha, en partidos importantes, en definición de campeonatos.

De acá en adelante es inevitable que miremos como se ha comportado la historia con respecto a estos casos y déjenme decirles algo: muchos, por no decir todos, la han pasado muy mal. Es que aún vivimos en un mundo en que lo distinto, lo que sale de la “normalidad” de la mayoría está equivocado o simplemente no puede ser aceptado. La identidad de género ocupa un lugar importante en la discusión. Tras varias luchas políticas y sociales, y a pesar de ser reconocido por gran parte de nuestro planeta, todavía existen dificultades que se han traducido en protocolos denigrantes a algunos deportistas que simplemente no se sienten identificadas o identificados con el género con el que nacieron. 

La sociedad es dura. Mara ha dado distintas declaraciones en los medios argentinos en los que ha señalado que el recibimiento que le han dado parte de sus compañeras ha sido maravilloso, al igual que en los otros equipos en los que se ha desarrollado su carrera. Aún así, debe pasar por una serie de exámenes para comprobar sus niveles de testosterona y si estos cumplen con el requisito impuesto por la AFA (Asociación del Fútbol Argentino). 

En varias ocasiones, distintas jugadoras han denunciado lo denigrante de las pruebas a las que son sometidas. El vivo ejemplo de ello es lo que ocurrió con uno de los casos más emblemáticos en este tipo de situaciones. La atleta Caster Semenya fue reconocida por ganar la prueba de los 800 metros en el mundial de atletismo realizado el año 2009 en Berlín. Muchas de sus propias compañeras cuestionaron su capacidad física ¿La razón? Su contextura (Estudios médicos corroboraron la información): los hombres tienden a tener mayor rendimiento físico que las mujeres en condiciones de entrenamiento óptimas. Esto hizo que sus propias colegas cuestionaran su presencia en la competencia, dando a entender que no debía participar. La Federación y los medios se enteraron del detalle oculto de la deportista. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo la sometió a exámenes físicos y concluyó que tiene una anomalía cromosómica que genera, entre otras cosas,  niveles inusualmente altos de testosterona. La persecución fue total, exámenes en los que la misma atleta mencionó que le sacaban fotografías a sus genitales para comprobar si efectivamente era la persona que decía ser. 

Reneé Richards tuvo que combatir contra las miradas de sus propias colega, cuando decidió participar del torneo “Tennis Week Open” y 23 jugadoras se retiraron del certamen porque no querían competir contra ella. El hostigamiento llegó a tal nivel que una de sus colegas, tras ser derrotada en el campeonato de Río de la Plata, señaló que jugar contra Richard era como hacerlo con un hombre. 

Así la lista suma y sigue. 

En algunos campeonatos se llegó a establecer como regla que las participantes debían tener características físicas que las distinguieran como mujeres  y que la actividad a realizar debía ser congruente con sus capacidades. Burocracia brutal para aquellos que se sienten identificados con otro género del que nacieron y que en gran parte de su historia deportiva ofrecieron su cuerpo, sus preocupaciones, sus malos ratos, el juicio de la sociedad, de los medios, de su entorno y de sus propios compañeros para defender aquello que sienten como propio. 

Una de las principales barreras a las que se enfrentan los hombres y mujeres transexuales que quieren participar de alguna disciplina es la equidad de testosterona. ¿Sabrá la gente las consecuencias que tiene aquello en la persona que, a través de distintos remedios, trata de elevar o disminuir esta hormona? Problemas de fertilidad, caída del cabello, cambios en el desarrollo del cuerpo, depresión, ansiedad, etcétera. Todas las mujeres nombradas en esta columna de opinión han pasado por eso.Ya el hecho de aceptarse uno mismo reconociendo no tener el cuerpo que quisiera tener es un gran paso, hacer el proceso para cambiarlo es un desafío todavía mayor. Sentir el repudio de la gente es un camino por el que no se debería pasar, por el que no tendríamos que preocuparnos y  que, a esta altura,ni siquiera deberíamos mencionar. Estos deportistas tan transparentes consigo mismos que decidieron aceptar todo lo que se les venía encima para ser sinceros y mostrarse tal cual son. Tomaron la opción de pasar por todas las revisiones, por todas la humillaciones, por todos los malos ratos para producir un cambio, para demostrarse a sí mismos y de paso a la sociedad, que siempre tenemos que ir hacia adelante y nunca para atrás.Que siempre debemos buscar el mayor nivel de aceptación entre nosotros, que la discriminación no sirve, que no hay una sola manera de pensar y ser en el mundo. 

Mara comienza un camino en su nuevo equipo y en Primera División, uno que ya cuenta con el apoyo de un medio que quiere verla en acción, rompiendo paradigmas establecidos y demostrando, como dice la Doctora Polo, que no importa la raza o tu sexo ¿Para qué hablar de eso? Lo único importante es que cada uno encuentre su propia felicidad.

*Periodista y conductor del podcast The Clinic En la B.

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