Coronavirus en Chile y la casa como oficina: Difícil pero no imposible
Ante el avance del coronavirus en nuestro país, muchos trabajadores y trabajadoras deben ejercer sus labores desde el hogar y lo que antes se podía ver como una ventaja, actualmente precariza a quienes deben ejercer en condiciones materiales que no son las óptimas lo que conlleva problemas de productividad además de los vacíos legales que complican a los empleadores.
Por Paula RiveraCompartir
Muchas familias en Chile actualmente se encuentran confinadas ante el avance del coronavirus en el país, por lo que las labores de madres, padres, cuidadores y trabajadores convergen al mismo tiempo. En este contexto The Clinic habló con diversos expertos para aclarar las difusas caras del teletrabajo en Chile.
A mediados de semana, el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, se refirió al proyecto de teletrabajo y “protección del empleo”, el cual estaría en conversación con parlamentarios de todos lo sectores.
“Las empresas puedan pactar con sus trabajadores una reducción de la jornada de trabajo en un 50%, y obviamente se reduce el sueldo en 50%. Pero para que el trabajador no vea afectada su remuneración de manera tan importante, se le paga un complemento a su remuneración con cargo al fondo de cesantía solidaria”, explicó Arab en entrevista con radio Pauta.
Además es necesario aclarar que actualmente el teletrabajo en Chile no está regulado, por lo que es posible que trabajadores y trabajadoras se vean expuestos a abusos. Según la actual legislación existen acuerdos a los que se puede apelar para pactar nuevas condiciones de trabajo desde el hogar, sin embargo, ¿Cómo opera esto en situaciones de emergencia producidas por el contagio de coronavirus?
El hogar como oficina
El abogado y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Claudio Palavecino, sobre los acuerdos con el empleador, explicó que “para los trabajadores que laboraban en la empresa y que ahora tienen que hacerlo desde sus domicilios, se va a requerir siempre que el trabajador acepte el cambio y eso supone que se firme un anexo al contrato donde se pacta que, temporalmente y debido a emergencia, se van a desarrollar las labores en el hogar y en ese acuerdo, pactar las condiciones compensatorias y otras materias que al trabajador le interesen“.
Pero, ¿qué pasa si el trabajador no acepta estas nuevas condiciones? frente a esto, el abogado comentó que es un tema complejo debido a la falta de regulación respecto al tema y apuntó que debe haber un pronunciamiento de la Dirección del Trabajo sobre este intrincado asunto.
En el caso de que un trabajador tenga coronavirus o haya estado en contacto con personas que dieron positivo en el examen y se rehúsa a teletrabajar: “puede ser despedido porque hay una causal de despido en el Código del Trabajo para quien por negligencia grave pusiera en riesgo la vida o la salud de sus compañeros de trabajo”, explicó Palavecino.
Además de la falta de regulación, existe un vacío en la actual legislación respecto del trabajador que no presenta síntomas y que tampoco está diagnosticado pero que estuvo en situaciones de riesgo, por lo que debe estar en cuarentena preventiva, en estas situaciones, el problema se centra en la licencia médica y la pregunta sobre quién se hace cargo del pago de la remuneración.
El abogado comentó que en un principio la empresa no está obligada a pagar días no trabajados, porque la remuneración pasa a ser un subsidio que paga Fonasa o la isapre, pero ¿Qué pasa si no les dan licencia?: “Eso es algo que debe resolverse prontamente, quizás a un pronunciamiento de la Superintendencia de Seguridad Social y/o de la Dirección del Trabajador, explicó con preocupación el abogado.
Ajustar expectativas
A pesar de que el teletrabajo actualmente es la mejor manera de ejercer labores profesionales porque permite a las personas evitar largos desplazamientos en algunas ciudades como Santiago, no puede obviarse que la coyuntura social es dramática, por lo que situaciones de estrés y angustia pueden bajar considerablemente los niveles de productividad de quienes han tenido que trasladar sus labores al hogar.
La Dra. Graciela Rojas, psiquiatra, profesora titular de la U. de Chile y directora general del Hospital Clínico Universidad de Chile, explicó que “el teletrabajo se da en un contexto muy especial en el cual estamos todos muy angustiados y además, al interior de la casa tenemos no solo a persona que está trabajando sino también a otros miembros de la familia y eso le añade al teletrabajo algunas complicaciones adicionales“.
Igualmente, Graciela Rojas destacó el doble rol que deben ejercer las mujeres como cuidadoras y trabajadoras y sobre las deficiencias en la productividad con esta nueva modalidad de trabajo comentó que “nosotros estamos en una situación límite, por lo tanto tenemos que ajustar nuestras expectativas, vamos a ser menos eficientes y nuestra capacidad de trabajo va a ser muy heterogénea, de modo que es muy importante ajustar nuestras expectativas, de lo contrario nos vamos a frustrar y la frustración genera más angustia”.
Como recomendaciones, la psiquiatra enfatizó en mantener los tratamientos médicos, quienes los tengan, y mantener consultas médicas por medios digitales. Por último comentó que: “esto requiere una buena distribución del tiempo porque vamos a estar haciendo teletrabajo en un contexto adverso, con más personas metidas en la casa y en muchos casos con algún grado de hacinamiento y con personas nerviosas y eso hace teletrabajo más difícil pero no imposible.
Sin colegas, con familia
Si hay un factor que distorsiona una jornada de teletrabajo y que puede resultar complicada es el cuidado de niños y niñas, afectando la productividad en las tareas de los estudiantes y de las y los trabajadores. En este contexto, el psicólogo y académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la U de Chile, Camilo Morales comentó que “Ese ideal de productividad y eficiencia es una trampa porque se puede transformar en una exigencia”
“Esta idea de que uno está en la casa y que puede manejar los tiempos es muy relativo porque no todos estamos en las mismas condiciones para mantener la rutina escolar o de trabajo, son pocas las familias que tienen ese privilegio“, agregó.
Ante la idea de mantener a los niños y niñas ocupados todo el día, el psicólogo señaló que es un complicado, debido a que “primero, se impone una exigencia tanto a los padres como a los hijos de mantener un esquema en una situación que es completamente anormal y lo segundo es que precisamente no da espacio a que los niños puedan ir resolviendo de manera personal y autónoma los distintos momentos del día“.
Por último, sobre el actual contexto, la alteración de la rutina y la preocupación por la productividad de los estudiantes y trabajadores, Morales reflexionó: “Creo que este empuje por querer mantener el rendimiento y seguir produciendo, de alguna forma es un resabio de esta lógica individual en la que estamos instalados y que no da lugar a pensar que a lo que estamos renunciando es por un bien común“.