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Libros

13 de Marzo de 2021

“Mujeres que escriben”: Los seis años del taller de autobiografía que se convirtió en libro

Por más de cinco años, la periodista Pepa Valenzuela trabajó con mujeres diversas en talleres literarios de no ficción. Al poco andar, percibió que esa escritura no ponía el ojo en los demás, sino en sí mismas, razón por la viró hacia la autobiografía. Aquí cuenta la historia de ese espacio seguro, lleno de mujeres, que se transformó en su proyecto más ambicioso.

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Entre llanto y emoción. Entre miedo y alegría. Ese día empezamos nuestra vida juntos. Aquel día murió una parte de mí. Murió mi egoísmo, mi aburrimiento, mi desinterés. Se esfumaron para siempre mi amada soledad, y mi atesorada libertad. Ese día también nací. Pero en una versión mejorada, aunque no menos imperfecta. Nació una Sandra más honesta, más real, más valiente. Nació la Sandra mamá, la que daría la vida por él, aquella que lo cuidará y defenderá hasta el último de sus días. Nació el amor más alegre, el más bonito, el más desinteresado. Han pasado tres años de aquel día. Gracias hijo, por haberme traído al mundo.

El huracán en camino, Sandra Vilches.

Ese extracto fue escrito por Sandra Vilches y corresponde a uno de los más de 80 relatos que compone “Mujeres que escriben”, el libro editado por María Paz Cuevas, más conocida en el mundo periodístico bajo el pseudónimo Pepa Valenzuela. La autora, mujer peruana de casi 40 años, participó durante tres ocasiones en la treintena de talleres que hizo la periodista en seis años. El libro, que fue lanzado esta semana con motivo del 8M, está dedicado a ella, quien falleció hace poco más de cinco meses a raíz de un cáncer de mamas.

La maternidad, el amor, los duelos, la vejez, el autoestima y el abuso: todos esos fueron temas que surgieron durante estos años de encuentros y experiencias colectivas que tuvieron como escenario la propia casa de la editora, librerías y cafeterías de Santiago. “En cada grupo por lo menos había una mujer que había sufrido un abuso sexual. Eran grupos súper random, entonces me di cuenta que era una experiencia tremendamente común. Otro de los temas que se complejizó harto en los talleres fue la relación tensa que tenemos con nuestro cuerpo”, cuenta la editora.

A Cuevas, por su formación y trayectoria -trabajó en la desaparecida Zona de Contacto, revista Ya, Sábado, Paula y The Clinic, entre otras, además de trabajar en escuelas de periodismo y publicar varios libros- siempre le pareció que la escritura de por sí es un ejercicio solitario, silencioso, que logró remediar sólo cuando decidió abrir las puertas de su casa e invitar personas a escribir de sus dolores, memorias y anhelos. “Me daba cuenta de que la escritura era muy sanadora para mí y me ayudaba a aclarar la cabeza. Entonces en 2014 dije ‘Ya, ¿sabís qué?, haré un taller de literatura de no ficción’, hice un afiche muy modesto y lo compartí entre amigos y redes sociales. Se llenaron los ocho cupos y empecé”, cuenta a través de Zoom. 

Los talleres duraban dos meses distribuidos en ocho sesiones, donde semana a semana, la periodista hacía ejercicios como escribir sobre los padres, relaciones de pareja o la muerte. A las tertulias literarias llegaron mujeres de todas las edades y estratos económicos. Hombres también, pero fueron los menos. “Llegaron como cinco en todos estos años. Pienso que los hombres se atreven menos a estas instancias que son súper emocionales, de abrir harto la vida personal. Yo no sé si los hombres hacen tanto ese ejercicio como nosotras”, plantea Cuevas.

Aunque al principio partió como un taller de escritura de no ficción, al poco tiempo entendió que el ejercicio que hacían sus alumnas era más bien autobiográfico. “Era un espacio de mucho respeto y cuidado, un club donde al principio nadie se cachaba y al final terminaban todas convertidas en íntimas amigas, básicamente porque alcanzaban un nivel de profundidad mayor que en sus propios vínculos diarios”, dice.

Por la naturaleza de la instancia, sesión a sesión, Cuevas trató de entregarles herramientas a sus alumnas para mejorar la escritura, pero considera que sus talleres eran bastante más que eso: “Si me preguntas, creo que terminó convirtiéndose en un lugar donde las personas empezaban a sanar historias no resueltas. No era un espacio de escritura rígida, para hacer esa literatura más académica, sino que era un espacio donde mejoraban mucho, pero la motivación era mostrar su propia realidad y encontrar su propio ritmo de escritura. Para muchas se convirtió en un espacio donde aprendieron a escribir mejor, pero también donde pudieron compartir quienes eran”. 

EL LIBRO

Durante muchos años hice lo que se esperaba de mí: fui buena alumna, deportista, profesional exitosa, me casé en un matrimonio de princesa y tuve mis niñitas. Sin embargo, los años pasaron y yo ya no podía sostener más el rol social. Me fui convirtiendo en un robot, con una hermosa familia de revista y una vida de apariencias. En las fotos todo estaba perfecto, pero en realidad, me había convertido en una muerta en vida, sin sueños, sin compañero. Mi alma pedía a gritos sentirse viva. Todos los días eran una miseria de emociones y miles de cuestionamientos. Como era de esperarse, todo esto, fabricó una bomba de relojería que explotó y dejó muertos y heridos.

Cuando nos volvamos a encontrar, Mara Ferreira

La pandemia supuso una transformación para la periodista. En pleno invierno y con los casos desatados en Chile, decidió tomar una pausa en su carrera profesional y decidió volcarse a la literatura. ¿Las razones? Varias. Crisis personales, la precarización laboral, la falta de espacios para mostrar historias humanas.

Si bien siempre pensó los relatos de sus alumnas como un libro -pasaron más de 100 mujeres en todos estos años-, fue la crisis por covid-19 lo que la impulsó a editar y crear el libro de manera completamente autogestionada y en formato digital. “Yo siempre les decía ‘Algún día vamos a hacer una compilación con los mejores textos’. Era un tema pendiente con ellas, necesitaba cumplir”, reconoce.

Otro de los elementos que considera esenciales para la elaboración del libro fue su propia aproximación al feminismo. “Siento que muchas veces se habla desde la teoría, desde una mirada experta explica qué significa ser mujer, donde el acceso a esos discursos se vuelve complejo. El valor del libro, pienso yo, es que es pura experiencia de vida en primera persona. Y es la muestra de que con un poco de herramientas, todas somos capaces de convertirnos en escritoras”.

Los más de 80 relatos que componen el libro, agrupan a las mujeres que quisieron participar de la instancia y que Cuevas logró contactar luego de seis años. “Están todas felices de que se concrete. Creo que hay mucha fortaleza en estas historias, pese a lo duras que hayan sido las experiencias que aquí se relatan, ellas lograron darle un sentido al dolor, lograron reelaborarlo”, concluye.

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LIBROS PATAGONIA 

Libro: Mujeres que escriben
Editado por María Paz Cuevas (Pepa Valenzuela)

Varias autoras
Ebooks Patagonia
286 páginas
Precio de referencia: $8.000

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