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Entrevistas

17 de Diciembre de 2021

Sergio Riesenberg: “Yo creo que nadie se acuerda de ella. Lucía no es tema”

En 2019, el conocido director de televisión aceptó dar esta entrevista pensando que la viuda de Pinochet fallecería. En esta conversación, publicada por primera vez ahora, dice que no le duele ser asociado con la derecha política o el pinochetismo. Siente que la gente le ha creído sobre su profesionalismo, dado que conoció y dirigió tanto a Allende como a Pinochet, quienes, según sus palabras, son “los que siguen marcando la historia” del país.

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La cita fue en el café Tavelli de Manuel Montt. Él esperaba sentado hace algunos minutos y se dejaba reconocer fácilmente por su boina y su barba blanca. Aunque no estaba demasiado entusiasmado con la invitación, pues decía “saber poco de la señora Lucía”, con el pasar de los minutos y las primeras preguntas, la voz rasposa de Sergio Riesenberg se soltó poco a poco. Cada vez con más contundencia.

“LA REINA”

-Usted conoció a Lucía Hiriart en sus labores como director de televisión…

-Cuando yo dirigía en el canal de la Universidad de Chile, se produjo el Golpe Militar, a los pocos días llegó la señora Lucía a conversar conmigo. Quería que guiara un poco a su hijo Marco Antonio en el mundo de la televisión, porque lo habían sacado de la Fuerza Aérea porque tenía problemas a la vista. Él estaba en la Escuela. Esa fue la primera vez que yo hablé con ella. Yo le dije: “Bueno, que venga”. Y fue Marco Antonio, no me acuerdo si fue uno o dos días después y me dijo: “Sergio, esto no es pa’ mí. Yo voy a hablar con mi mamá, igual te agradezco. De ahí para adelante, yo me topé muchas veces a Marco Antonio durante la dictadura, en recepciones sociales y eventos de ese tipo, él siempre fue muy cariñoso conmigo y tuvo un gesto muy lindo. Cuando murió mi hija me acompañó, él llegó. Entre la gente que uno jamás se espera que aparezca, apareció Marco Antonio, y los que yo esperé que aparecieran… algunos no aparecieron. Tampoco he sido muy amigo de él, si lo veo entrar, capaz que con el tiempo que no lo he visto no lo conozca, pero tengo un grato recuerdo de él como persona.

-¿Y con Lucía?

-Con ella me relacioné poco.

-Más allá de los problemas de visión, ¿ella nunca le comentó por qué le pidió guiar a Marco Antonio?

-Nada. Ni yo se lo pregunté, fue tan intempestiva su entrada que entró mi secretaria y dijo: “Sergio, está la señora Lucía afuera”. “¿Qué señora Lucía?”, le pregunté. “La señora Lucía po’”. Y se metió.

-Ella llegó y entró…

-Bueno, ella era “La Reina” po’. Ahora, cuando pasé a Canal 7, ella llegó con su hija menor, la Jacque. Me dice: “Usted hizo Gracia y el forastero, ¿por qué no se ha dado en Chile?”, yo le respondí: “¿Cómo se va a dar en Chile si ustedes tienen toque de queda?, ¿a qué hora va a ir la gente a ver Gracia y el forastero?” Ahí le aproveché de decir: “Se ha estrenado en todas partes del mundo, pero es una película chilena y Chile va a ser el último país donde se vea. A las ocho de la tarde, con toque de queda, nadie va a ir po’… van del trabajo a la casa”. En el fondo ella quería que yo le diera la película en Chilefilms al curso de la Jacque para que no leyeran el libro. Yo les di la película.

Me dice: “Usted hizo Gracia y el forastero, ¿por qué no se ha dado en Chile?”, yo le respondí: “¿Cómo se va a dar en Chile si ustedes tienen toque de queda?, ¿a qué hora va a ir la gente a ver Gracia y el forastero?” Ahí le aproveché de decir: “Se ha estrenado en todas partes del mundo, pero es una película chilena y Chile va a ser el último país donde se vea”.

¿Cuántos años tenía Jacque?

-Cabra de colegio, llegó de uniforme, unos 14 años. La señora Lucía no fue a ver la película, pero yo acompañé a ese curso y me ponía muy nervioso, porque esta niñita me pedía cigarros po’ viejo, y yo le daba y fumaba todo el curso, y eran chicos.

¿Por qué usted accedía?

-Cómo le iba a decir que no… además qué me importaba a mí. Si llegaba y las veía a todas fumando, bueno tendría que retarlas a todas. Esa fue la segunda vez que la vi. Cuando entro a TVN, me encuentro con la señora Lucía en un pasillo, que venía con un caballero, su yerno, el entonces marido de la Lucía grande, y le dijo: “Hernán, si necesitas algo apóyate en don Sergio, es muy buena persona”, una cosa así. Ahí yo me hice muy amigo de Hernán García, que la verdad de televisión no sabía nada.

-Estaba ahí “por otras cosas”…

-Porque era el yerno pos viejo, hay que decir las cosas como son. Él era ingeniero agrónomo, trabajaba en INDAP. Ahí tuve una relación muy buena con Hernán García y me pidió que dirigiera a Pinochet. Yo era el mejor director de ese momento. Bueno, lo sigo siendo, aunque ya no dirija. Siempre el mejor director dirige las cadenas nacionales.

-¿Qué sintió cuándo le pidió eso?

-Me dice: “mañana graba al general, por favor dirige tú”. Dio por hecho que iba a dirigir yo. Esa noche tú no duermes. El director llega una hora antes, tenía que llegar a las seis. No me iba a quedar dormido, como a las una de la mañana me duché, me afeité y me tendí en la cama…

-¿Y usted lo había visto en persona antes de dirigirlo?

-Jamás. Ahí lo vi por primera vez y me advierten: “No le pidas que se maquille, porque no se va a maquillar, él encuentra que eso es de mariquitas y piensa que es militar”. Lo hizo pésimo, llegó con un séquito de ministros y admiradores. Entregó un mensaje de cinco minutos y lo empezamos a revisar abajo. Yo estaba al lado de Hernán García y él me dice: “Bueno, ¿Qué opinas Sergio?” y yo le digo: “Yo que usted lo haría de nuevo, porque se equivocó mucho y es su imagen”, cuando todos le habían dicho: “¡Qué bueeeno! ¡Qué fueeerte! ¡Qué fantástico!”. Yo soy bien profesional, he dirigido con el mismo compromiso a Frei padre, Allende, Fidel Castro, a todas las personas que nos ha tocado dirigir, cuando yo dirijo, dirijo más allá del color político.

Ahí lo vi por primera vez y me advierten: “No le pidas que se maquille, porque no se va a maquillar, él encuentra que eso es de mariquitas y piensa que es militar”. Lo hizo pésimo, llegó con un séquito de ministros y admiradores”.

“A Pinochet le dije también: “Además maquíllese, yo sé que a usted no le gusta, pero usted viene a hacer televisión, y si no se maquilla es como disparar una pistola sin balas. Fíjese que son las siete de la mañana, revisamos el tape y usted se ve ojeroso y barbón. Esto es televisión”. Me mira y me dice: “Acompáñeme, lléveme a maquillaje”. Y se maquilla, y de ahí para adelante no dejó que nunca nadie más lo dirigiera, porque se dio cuenta que yo le estaba diciendo la verdad y poca gente a él le decía la verdad. Y muchas veces le dije la verdad, se equivocaba y yo por los fonos le decía: “Vamos de nuevo”. Estoy hablándote más de Pinochet que de la señora Lucía, es que grabé más cadenas con él que con ella”.

“HAY PERSONAS QUE TÚ VES, PERO NO MIRAS”

-¿Usted siempre fue tan franco con Lucía, como con Pinochet?

-Sí, le decía: “Escriba de nuevo esta cosa, está mala. Está diciendo puras frases hechas”. Ahora, en todas las grabaciones me acuerdo de que se iba a inaugurar o encender la llama, que pusieron en una paila de cobre enorme frente a La Moneda. El acto era a las tres de la tarde, y los milicos, cuando dicen las tres son las tres. No partía el acto y un camarógrafo me dijo: “Sergio, no ha llegado la señora Lucía”, y de repente me dicen: “Ahí viene”, no la puse al aire. Te lo confieso en este momento, pensé que Pinochet iba a saludarla amable con un beso y ahí la iba a poner al aire, para humanizarlo, puta este viejo la reta hueón… porque había llegado tarde. Imagina si yo apreto el dedo ahí… Estoy muerto. Menos mal que no lo apreté, la señora Lucía se paró y se fue del acto.

-¿Y usted notaba que él se comportara distinto con o sin ella?

-No, igual. Conocí muy bien a Pinochet sin haber hablado nunca con él y te explico por qué. Yo le tenía siempre una cámara, entonces lo estaba viendo, y aunque no la pusiera al aire, siempre veía a Pinochet cómo reaccionaba ante cada cosa que le decía la gente, podía anticipar sus reacciones. Sólo hablé con él cuando vino el Papa (Juan Pablo II). Ahí me mandó a llamar, después de la llegada del Papa, en la reunión que tuvimos en La Moneda con (Francisco Javier) Cuadra, el director del canal y yo.

“De repente me dicen: “Ahí viene”, no la puse al aire. Te lo confieso en este momento, pensé que Pinochet iba a saludarla amable con un beso y ahí la iba a poner al aire, para humanizarlo, puta este viejo la reta hueón… porque había llegado tarde. Imagina si yo apreto el dedo ahí… Estoy muerto

-Cuando dice que logró conocer a Pinochet sin hablar con él, ¿Tuvo la misma conexión con Lucía?

-No porque la veía para Navidad nomás, mandaba un mensaje a las mujeres de Chile. Antes del plebiscito iba a mandar un mensaje a las mujeres para que votaran por su marido, y yo me había negado a dirigir la franja del Sí. Me recriminó: “Usted no nos quiere ayudar” y yo le contesté: “Mande a llamar al ministro Poblete” (estábamos grabando en La Moneda, abajo) “y yo le explico delante de él lo que le dije”. Lo mandó a llamar, y no lo encontró.

-¿Y qué razones le había dado usted al ministro Poblete?

-Primero me están llamando a los tres días que partió la franja, porque está pésima. O quieren un chivo expiatorio o quieren que alguien la arregle… Yo no estoy para eso. Y me están ofreciendo mucha plata por esto, a mí nunca me subieron el sueldo, nunca gané un gran sueldo, y nunca me ofrecieron nada en TVN… qué raro. No tengo nada que ver con esa gente.

-Y aparte de decirle que usted no los quería ayudar, ¿Ella tuvo otra reacción?

-No, porque mi respuesta fue muy contundente, y si me insistía le iba a decir: “¿Y ustedes qué han hecho por mí? Yo he sido profesional y he cumplido ¿Por qué tengo que hacer algo por ustedes? ¿Les debo algo? Nada“. Estaba en condiciones de decirlo, porque he tenido el mismo trato con todos, es más, yo creo que Allende me quería más. La última vez que la vi fue en el cambio de mando (con Patricio Aylwin).

-¿Le duele ser vinculado con la derecha y la dictadura?

-No me duele, porque no me vinculan mucho fíjate. Mi hermana y mi cuñado estaban exiliados, y mi mamá era abogado de la Vicaría de la Solidaridad. La gente me ha creído, yo voté por Pinochet y nunca lo he negado, porque me di cuenta de que Pinochet como comandante en jefe, iba a ser imposible que construyera la democracia, y por otra razón, porque pensé que se iba a morir luego. Pero vivió más de los años que yo pensé. Yo lo hice inteligentemente. Cuando me preguntas: ¿Quién eres tú? Yo no creo ni en izquierda ni en derecha, creo en los seres humanos.

-Y de lo que pudo ver, ¿Qué tipo de ser humano era Lucía Hiriart? ¿Qué imagen le transmitía?

-Un ser autoritario, una mamá bonachona… no hablé mucho con ella.

-¿Cómo la vio en el cambio de mando con Aylwin?

-Hay personas que tú ves, pero no miras.

CORBALÁN, DD.HH. Y LA IMAGEN DE LUCÍA

Uno de los momentos más difíciles en su carrera fue la presión que recibió de Álvaro Corbalán. El ex agente de la CNI le exigió que incluyera a la vedette española Maripepa Nieto -su amante- en el Festival de Viña. Riesenberg se negó. Pero el condenado por su participación en crímenes de lesa humanidad movió hilos para que el director tuviera revisiones de Impuestos Internos, le quitaron el estacionamiento, su oficina e incluso lo llamaron por teléfono y le dijeron: “Tus hijas van saliendo del colegio, que lindas están vestidas de tal color”.

¿Qué rol tuvo Lucía en el episodio con Corbalán?

-Intenté hablar con ella, pero nunca me recibió. Corbalán de alguna manera chantajeaba al director del canal, diciéndole que me congelara. Pero no me podía echar, porque Pinochet lo echaba a él, yo tenía que seguir dirigiéndolo. Quise hablar con la señora Lucía y no me recibió.

-¿Nunca le respondió?

-No, y yo no le toqué nunca más el tema.

-¿Pensaba que era la persona indicada para resolverlo?

-Es que yo no conocía a nadie más. A mí me llamó el ministro del Interior, Ricardo García, para preguntarme qué pasaba. Le conté exactamente lo que pasaba y me dijo: “Sergio, tranquilo no te va a pasar nada”. Recibí apoyo de muchas personas.

-Respecto a la violación de derechos humanos, cuando usted dirigía, ¿pensaba en eso?

-La verdad, todas esas cosas se supieron bastante después. Te estoy siendo muy honesto, cuando tú estás dirigiendo no piensas en eso, además no sabes, no tienes los antecedentes, tú supones, claro. Hasta el momento del golpe tú pensabas en una guerra civil, y todos creímos que era por unos días, que Pinochet iba a llamar a elecciones. Todos lo queríamos, si la situación con Allende era insostenible. No lo culpo, había miles de razones…

-De lo que pudo conocer del círculo cercano de Lucía… ¿Conversó con ellos sobre ella y sus relaciones?

-No era tema, con Hernán García y con Marco Antonio tampoco, lo veía en reuniones sociales, con otra gente. Me invitó a su matrimonio, no fui. Me fui de Chile. Nunca fui a un acto de Pinochet, a ninguno. Ese era parte del odio que me tenía Corbalán, aparte de no ponerle a la Maripepa en Viña. Me mandó a buscar hasta en helicóptero para que participara, pero tuve la hombría de decirle: “¿Cómo voy a participar en un acto con mi hermana exiliada, hueón?”, si mi hermana era la segunda del general Bachelet, no como militar, es ingeniero comercial, doctor en Economía.

Hasta el momento del golpe tú pensabas en una guerra civil, y todos creímos que era por unos días, que Pinochet iba a llamar a elecciones. Todos lo queríamos, si la situación con Allende era insostenible. No lo culpo, había miles de razones”…

-¿Usted cómo cree que va a ser recordada Lucía Hiriart?

-¿Te digo la verdad? Yo creo que ya nadie se acuerda de ella. La historia de los pueblos va muy rápido, y la Lucía hoy día [en agosto de 2019] no es tema. Yo me muevo en diferentes círculos y ámbitos, nunca he oído a nadie que hable de ella, ni de Pinochet ya.

-¿No se imagina cómo reaccionará la gente cuando llegue “ese día”?

-Yo creo que ella ayudó a mucha gente, si el Cema Chile ayudaba…

-Hasta por ahí nomás…

-No conozco la intimidad de lo que pasó con los sitios, las casas, las platas… No la conozco y no quiero conocerla. Yo no tengo idea, sólo supe lo que salía publicado. ¿Cómo podía saber yo? No sabía ni dónde vivían, no participé en nada con ellos.

-Entonces cuando “ese día” pase, usted cree que no va a haber mayor revuelo… Como cuando pasó con Pinochet.

-Es que Pinochet sigue marcando la historia de Chile, José Antonio Kast se ha encargado de revivirlo. Ahora hay que estar claro, Pinochet sacó casi el 45% de los votos, o sea en el fondo casi la mitad del país lo apoyó, después de 17 años de dictadura. O sea, desconocer esa parte es negar la historia, casi la mitad del país lo apoyó.

¿Usted cree que ella marque la historia de Chile?

-No, salvo que prueben el escándalo económico*. Que va a quedar como eso. La historia de Chile siempre va a estar marcada por Allende y Pinochet, siempre

*En septiembre de 2021 el Consejo de Defensa del Estado demandó a Cema Chile ante la justicia, instancia en la que pidió la disolución del organismo y la cancelación de la personalidad jurídica. Se recuperaron 18 mil millones de pesos y más de 80 inmuebles fiscales. Así culminaron los 67 años de existencia del proyecto liderado por Hiriart, el cual alcanzó a tener más de 200 mil socias en los ochenta y que dejó recién en 2016, año en que fue imputada por apropiación indebida.

Leer también: Hermógenes Pérez de Arce: “Algunas veces la señora Lucía fue más partidaria mía que de don Augusto”


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