Reliquia chilena: la historia de cómo el álbum de dulces de una niña logró unir a toda una generación a través de Tik Tok

Todo comenzó con la búsqueda de un recuerdo. Nilsa Zúñiga (42) creía haber perdido uno de sus tesoros: un álbum en el que almacenaba una colección de envoltorios de dulces de su infancia, imagen de una historia generacional.

Una tarde, sin embargo, la sorpresa la llenó de felicidad cuando descubrió que aún lo tenía en su posesión: “Cuando tuve hijos empecé a guardar todo lo que tenía. El problema es que lo escondí demasiado bien. Sabía que existía, pero no sabía dónde. Un día, ordenando otras cosas, lo encontré”, dice Nilsa.

Comenzó a pasar página tras página, sorprendida por una interminable colección de envoltorios que comenzó a preservar desde los trece años. “A pesar de que era tan pequeña tuve la visión de que, en algún punto, iba a recordar esto”, señala rememorando su pasado.

Por ello es que, consciente del valor que esto tenía, decidió subir la colección a redes sociales. No pasaron muchos días hasta que el álbum que inició en 1992, se viralizó como polvo arrastrado por el viento.

Las redes sociales se rencuentran con el pasado

“Encontré este álbum que hice cuando era niña. ¿Quién recuerda estas golosinas? Y los precios jaja. Etiqueta a tus amigos de esos tiempos”, escribió a través de su cuenta en Tik Tok, en un video en el que Nilsa, cuya cuenta es @nilsazusu, reconoció haber encontrado un tesoro. Y así todos lo entendieron.

@nilsazusu

Encontré este álbum que hice cuando era niña, ¿quien recuerda estas golosinas? Y los precios jaja. Etiqueta a tus amigos de esos tiempos ❤️

♬ Dulce – Double Music

Pronto se llenó de cientos de comentarios abordando el descubrimiento. “Sapitos a 35 pesos! Cuando usábamos monedas de cinco pesos, po”, escribió alguien. “Esto debe ser viral. Tienes un tesoro”, señaló otra persona.

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Sin embargo, algunos demostraron lo profundo que esto llegó en ellos. “Diosito. El del auto Calaf mi papá siempre me dejaba uno debajo de la almohada” o alguien que también recordó: “¡Loly Choc! Mi papá me compraba uno cada fin de semana cuando lo acompañaba a jugar al loto”.

Uno de los mensajes más profundos Nilsa lo recibió en sus mensajes privados, donde una mujer comentó la conexión emocional que llegó a tener producto de estos dulces con su propia historia.

“Creo que en esa época la vida no era tan fácil. Era un poco más difícil juntar las monedas para un dulce o un chocolate en el recreo. Quizá uno conecta por ese esfuerzo. Tenían un valor distinto, y quizá su accesibilidad no era igual. Dejar plata para dulces era un esfuerzo. Eso le hace a uno más sentido”, piensa Nilsa quien hoy se desempeña como diseñadora de interiores.

Así, concluye que el tema emocional se da producto de cómo han cambiado los tiempos: “Hay algo que tiene mucho sentido y que es haberle puesto también los precios. Uno se da cuenta cómo a lo largo de los años cambia todo. Muchos de los dulces están, entonces uno puede hacer una relación de cuánto costaban hace treinta años y cuánto cuestan hoy”.