Mapa Constituyente
8 de Febrero de 2022Sistema de gobierno: el glosario para entender uno de los debates clave en la CC
Para ayudarte a entender los conceptos fundamentales que campan en el debate sobre formas de gobierno en la Convención, aquí te dejamos un diccionario de términos que ayuda a entender desde el presidencialismo hasta el parlamentarismo, sin olvidar el concepto de moción de censura o dupla presidencial.
Presidente, primer ministro, parlamentarismo, semipresidencialismo, presidencialismo agravado, moción de censura y muchos más. Son diversos los conceptos que se han tomado el debate constituyente a la espera de que la Convención decida qué sistema de gobierno propondrá al país.
Mientras eso ocurre y para que puedas seguir una de las discusiones clave de todo el proceso constituyente, aquí te dejamos un glosario de términos para no perderse.
Sistema o forma de Gobierno
Cualquier Estado se asienta en tres pilares: su territorio, su población y poder. Este último elemento se establece en las constituciones con los diferentes órganos e instituciones públicas que se hacen cargo de él en distintas materias. Cuando nos referimos a la forma que se relacionarán los poderes Ejecutivo y Legislativo hablamos de sistema o forma de gobierno, del cual derivan lineamientos administrativos, económicos y políticos.
La forma de Gobierno nos dice cómo se articulan los actores que toman las decisiones por la ciudadanía y las reglas a las que se ciñen. Las formas pueden ir desde sistemas dictatoriales hasta democráticos en sus diferentes variantes.
Actualmente, entre los distintos sistemas de Gobierno en democracias representativas, como la nuestra, se distinguen dos grandes familias con diferentes variaciones: el presidencialismo y el parlamentarismo.
Pero antes de entrar a explicarlas, es bueno tener presente dos conceptos que son clave en ambos casos: el de jefe de Gobierno y el de jefe de Estado.
Jefe de Estado
Se trata de quien representa la unidad del Estado a nivel interno y externo. En los regímenes parlamentarios, cumple un rol más bien simbólico, representando los intereses permanentes del país y haciéndose cargo, en algunos casos, de las relaciones internacionales. En las monarquías parlamentarias, esta función la cumple el monarca reinante. Mientras, en los regímenes presidenciales, en cambio, es el presidente quien asume este rol junto al de jefe de Gobierno.
Jefe de Gobierno
Es el responsable del curso del Gobierno de un Estado durante un período determinado. Es quien debe definir la línea política de un país mientras está al mando, fijando la estrategia de una nación y, a grandes rasgos, tiene a cargo la dirección de la política interior, posee potestades legislativas y es el responsable de las Fuerzas Armadas y de Orden Público. Además, tiene funciones como la concesión de indultos y preside, en el caso que existan, los Consejos de Ministros.
Estos dos cargos pueden estar concentrados en una misma persona o ser ejercidos por personas distintas. Habiendo diferenciado las jefaturas de Estado y de Gobierno, pasemos ahora a los sistemas de gobierno.
Parlamentarismo
Corresponde a la forma de gobierno predominante en los países desarrollados de Occidente, donde la separación entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, tan característico en el presidencialismo, se vuelve difusa. Esto, ya que se separa la jefatura del Estado de la del Gobierno.
Al igual que en el presidencialismo, el Parlamento es elegido de manera democrática. Sin embargo, en este caso, es la fuerza política o coalición más votada en la asamblea la que se gana el derecho a formar Gobierno y encabezar el Ejecutivo.
Según explica Tomás Duval, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma, “los partidos dentro del parlamento hacen o no coaliciones, dependiendo de su resultado, y, si tienen una mayoría, forman un gobierno. Las personas eligen a un diputado y los diputados eligen entre ellos a quien va a gobernar con el cargo de primer ministro”.
Es decir, en este caso, sólo hay elecciones legislativas. El votante nunca elige directamente a la persona que encabezará el Ejecutivo. Es por ello que la simbiosis entre la mayoría en el Parlamento y el Ejecutivo es absoluta. De la misma forma, cuando la fuerza política gobernante pierde aliados o elecciones, su caída del Gobierno es casi automática.
Primer ministro
Del inglés prime minister, en los regímenes parlamentarios es quien logra la mayoría en el legislativo para ser quien conduzca el Ejecutivo, fungiendo como jefe de Gobierno. Mientras en Alemania recibe el apelativo de canciller, en España se le conoce como presidente del Gobierno.
Este puesto suele recaer en el líder del partido con mayoría en el Parlamento, quien a su vez ya fue elegido parlamentario. Si bien su permanencia en el cargo se rige por períodos establecidos, puede ser destituido si deja de contar con el apoyo de la mayoría que lo eligió en la Cámara. En palabras de Duval, “el primer ministro permanece en el cargo hasta que el partido o coalición tenga la mayoría dentro del Parlamento. Si eso varía puede que no termine su periodo”.
Moción de censura
En el sistema parlamentario, cuando un Gobierno pierde los apoyos de la mayoría parlamentaria que lo eligió, sus detractores suelen presentar una moción de censura en contra del primer ministro o de su gabinete. En palabras de Tomás Jordán, abogado constitucionalista, esta herramienta del sistema parlamentarista “es una atribución que tienen los parlamentos cuando se disputa el poder con el primer ministro y su gabinete” para lograr que estos abandonen el cargo o cambien de estrategia política.
Según explica Jordán, la moción de censura busca que el “Gobierno enmiende el rumbo y corrija lo que para la mayoría del Parlamento está mal”.
Una moción de censura necesita una cantidad importante de apoyos para ser presentada, que suele rondar, como mínimo, el 10% de los legisladores. Esta instancia suele ser de gran tensión, ya que si se pierde es un espaldarazo a un gobierno tambaleante, pero si se gana implica la salida automática del equipo de gobierno.
Moción de censura constructiva
Esta opción trae aparejada no sólo la censura al gobierno en curso, sino la proposición inmediata de un nuevo primer ministro y un nuevo programa de Gobierno.
Moción de censura destructiva
A diferencia de la anterior, esta herramienta busca la caída del jefe de Gobierno, pero sin intentar sustituirlo y obligando a llamar o adelantar las elecciones democráticas.
Cuando en un régimen parlamentario, ninguna fuerza política logra mayoría contundente ni concitar apoyos entre otros grupos es habitual que se tenga que llamar a sucesivas elecciones hasta que surja algún colectivo o coalición que logre formar gobierno. También puede ocurrir que un grupo alcance alianzas sólo para asumir la jefatura de Gobierno pero no para todo el período legislativo, lo que suele terminar en administraciones débiles, víctimas recurrentes de mociones de censura.
Quienes defienden este sistema ven precisamente en esta plasticidad una de sus virtudes, ya que no sólo garantiza gobiernos con respaldo para legislar sino que brinda más herramientas para destrabar crisis de gobernabilidad sin tener que esperar el fin de su período.
Una cosa muy distinta a lo que ocurre en el presidencialismo.
Presidencialismo
Forma de gobierno con una marcada separación de poderes entre quien detenta la función Ejecutiva y quienes hacen lo propio con la Legislativa. En este sistema se elige por votación popular y separada a un presidente y a un Congreso. Una de sus principales características es que el mandato del presidente es fijo. Es decir, no depende de la mayoría parlamentaria como en el caso anterior.
En algunos casos, puede ocurrir que el mismo partido político del Presidente domine el Congreso, pero a diferencia del parlamentarismo -donde esa es la regla básica del sistema- en el Presidencialismo es sólo una opción.
Históricamente, el presidencialismo “es hijo de la tradición norteamericana. Cuando se crean los Estados americanos, Estados Unidos configura la figura presidencial como una autoridad política fuerte. Esa tradición presidencialista se trasladó a todos los países latinoamericanos”, explica Jordán.
Una de las virtudes de esta forma de gobierno es el sistema de contrapesos que se genera con la separación de poderes, el cual permite establecer ciertos equilibrios al interior de este sistema político. Asimismo, esto permite dar mayor predictibilidad al período presidencial, ya que no depende de las vicisitudes del Parlamento.
Presidente
Máxima figura política del presidencialismo, funge como jefe de Estado y como jefe de Gobierno. Suele ser escogido por la ciudadanía por un período de entre 4 a 8 años. Se desempeña como una autoridad unipersonal, escogiendo y ajustando según su voluntad a los miembros de su gabinete. No es poco frecuente que entre en conflicto con el Parlamento cuando no ostenta mayoría en el legislativo, pues ambos tienen legitimidad democrática.
Aún así su gobierno no corre riesgo, salvo que sea presentado un juicio político en su contra (en Chile lo llamamos acusación constitucional), para cuya aprobación se requieren altísimos quórums.
Vicepresidente
Cargo inferior al presidente, que es ocupado por una persona que está facultada para hacer las veces de mandatario en caso de enfermedad o incapacidad de este. Dependiendo del país, este puesto tiene diferentes atribuciones. Por ejemplo, en el caso estadounidense o uruguayo encabeza el Senado y tiene un rol de coordinación. Sin embargo, el vicepresidente también puede tener autoridad política, nombrando autoridades y coordinando al propio Gobierno.
Dependiendo del país, puede ser elegido a través de elecciones populares, junto al presidente o de manera independiente. También puede ser designado por el mandatario tras ser electo. En países con sistemas parlamentarios que cuentan con esta figura puede ser propuesto por el mandatario y ratificado por otra autoridad.
Dupla presidencial
Bajo este esquema, dos personas hacen equipo para ser elegidas como presidente y vicepresidente de una nación. Además, en algunos países, esta dupla debe cumplir con el concepto de paridad de género.
Según explica el decano de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma, “uno puede mirar a Argentina y Estados Unidos, donde hay presidente y vicepresidente. (…) El vicepresidente tiene poderes bastante disminuidos respecto del presidente. Tienen algunos, pero no muchas facultades ejecutivas”. En ambos países estas autoridades se eligen por duplas.
De esta manera, en este sistema el Presidente se convierte en el Jefe de Estado y de Gobierno -manteniendo el sistema presidencialista-, mientras que el vicepresidente tiene atribuciones principalmente administrativas.
El mandatario continúa teniendo como atribuciones la administración del Estado, la conducción de las relaciones exteriores y el manejo del gabinete. El segundo al mando, mientras tanto, representa al Gobierno en el Congreso y se encarga de coordinar el gabinete.
En otros países, por ejemplo, hay otros formatos para la sucesión presidencial. En Perú esta fórmula se compone de dos vicepresidentes además del mandatario. Por el contrario, en Venezuela, es el presidente quien designa este cargo tras su elección. En Chile y México esta figura no existe, salvo cuando el presidente está ausente y quien lo reemplaza adopta ese apelativo.
Presidencialismo exacerbado, agravado o hiperpresidencialismo
Se habla de esta variante del presidencialismo cuando en el presidente radican las principales funciones ejecutivas, se le hace colegislador y también es jefe de la administración pública. Es decir, se concentran en él las facultades preeminentes, lo que es el caso del actual sistema chileno.
Jordán apunta que esta realidad se complementa “con que el Congreso es muy débil y tiene muy pocas atribuciones, lo que ha llevado a una disputa, un bloqueo y una traba permanente con el Presidente”.
Según lo expuesto en el libro “Una nueva Constitución para Chile” de Genaro Arriagada, Jorge Burgos e Ignacio Walker, en muchas zonas de América Latina y el Caribe este tipo de presidencialismo está marcado por rasgos propios de regímenes autoritarios. Esto, debido a la tradición caudillista de la zona y la deficiente calidad de los representantes parlamentarios debido al personalismo más que a las ideas.
Duval explica que una manera de atenuar “el exceso de poder de un presidente puede ser otorgándole más poder al Congreso en ciertas materias, (…) o que el Parlamento nombre ciertos funcionarios del Estado. Es decir, buscar un contrapeso con el Parlamento”.
Juicio político
Herramienta propia del presidencialismo. Funciona como una instancia en la que se hace responsable a los altos cargos o autoridades “frente a infracciones graves de la Constitución. Por lo tanto, lo que busca es que caiga el presidente por acciones contrarias a la Carta Magna”, asevera Jordán. Esta declaración de culpabilidad recae en el Poder Legislativo y puede ocasionar, además, la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Acusación constitucional
Así se denomina al juicio político que se aplica en Chile, en el que participan ambas Cámaras del Congreso: la Cámara de Diputados como acusadora y el Senado como jurado. En cerca de 190 años de existencia de esta figura se han presentado más de 100 libelos, de los cuales unos 20 han sido acogidos. Estos fueron declarados culpables a los acusados e impidiendo su ejercicio de cargos públicos por 5 años. Otros países también utilizan esta denominación para los juicios políticos, como Perú.
Semipresidencialismo
Forma de gobierno de aparición más reciente en materia de democracias representativas. Es, de cierta manera, un punto medio entre el parlamentarismo y el presidencialismo. Su principal característica es que distingue las figuras de presidente de la República, que asume como jefe de Estado y es elegido por sufragio universal. El primer ministro, que depende de la mayoría en el Congreso y funge como jefe de Gobierno, se hace cargo de la Administración Pública.
Según Jordán, este sistema es una salida intermedia, donde “eliges por voto popular al presidente, pero al mismo tiempo la mayoría del Congreso elige al jefe de Gobierno, que está a cargo de la política habitual”. Sin embargo, existen casos como el de Francia donde es el propio presidente, tras ser electo, quien designa al primer ministro. Esto, conforme a la mayoría del Congreso.
Así, si tanto el presidente como el primer ministro cuentan con el apoyo del Poder Legislativo, este sistema funciona como un presidencialismo robusto y democrático. Sin embargo, si se pierde la popularidad y el apoyo del Congreso, esta nueva mayoría podría imponer, un primer ministro propio. Esto, si así lo permite la Constitución. En este caso se da la figura de “cohabitación” entre presidente y primer Ministro, puesto que pueden pertenecer a fuerzas políticas diferentes
Debido a que en esta forma de Gobierno existen dos cargos, suele ser nominalmente superior el jefe de Estado. Sin embargo, es el primer ministro quien tiende a tener mayor poder, haciéndose cargo de gobernar. Dicha función incluye designar autoridades, mientras el mandatario vela por las relaciones exteriores y las ceremonias públicas.