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4 de Marzo de 2022

Doctor Ugarte a dos años de la pandemia: “En la medida que esto pase, así mismo va a desaparecer la importancia de los médicos en los medios de comunicación”

Ugarte

A dos años del inicio de la pandemia, el doctor Ugarte, recuerda las horas más críticas en su UCI en la Clínica Indisa. En conversación con The Clinic además habla de su rol en los medios de comunicación, de la dolorosa pérdida de algunos sus colegas y de la planificación inicial para combatir el coronavirus: “No era bonito decirlo públicamente, pero lo que en el fondo pensábamos es que una parte importante de los doctores se podía enfermar o morir”, comenta.

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“El coronavirus nos cambió a todos”, el lugar común apesta, irrita, pero no deja de ser cierto. Eso bien lo sabe el Doctor Sebastián Ugarte, jefe de UCI de la clínica Indisa, quien a lo largo de la pandemia no sólo lideró la Unidad de Cuidados intensivos de la Clínica Indisa, sino que se convirtió en el portavoz de la médicos en los medios de comunicación y una figura pública creíble y reconocible. 

Durante estos dos años el doctor no solo fue destacado por sus pares y su trabajo clínico, sino también por una audiencia atraída por su estilo. Sebastián Ugarte, dejó de ser solo el doctor Ugarte y pasó a ser rostro de televisión, un personaje imitado por comediantes,  Rey Guachaca e invitado de honor en la Parada Militar. 

Pero ¿Cómo un ex estudiante de medicina y dirigente estudiantil procesado por la Justicia Militar terminó siendo condecorado por la Fuerzas Armadas? ¿Cómo un doctor con pequeñas apariciones televisivas se terminó transformando en rostro? ¿De qué forma se puede compatibilizar ese rol con su trabajo en la UCI? Aquí el médico de la TV responde. 

-Da la sensación que cuando el coronavirus llegó hace dos años ni el gobierno, ni los expertos lograron dimensionar la crisis que se encaminaba ¿Cómo fueron en su caso los primeros días del virus en el país? 

Para nosotros era diferente. Lo que pasa es que a nivel de organismos internacionales de salud había varias iniciativas de investigación en enfermedades respiratorias para detectar eventuales apariciones de epidemias. También había iniciativas de preparar al sistema de salud del mundo para enfrentar una eventual pandemia respiratoria, que sabíamos que iba a venir, pero no sabíamos por cuál de los posibles virus. Estaba el virus de la gripe aviar que era una posibilidad, pero también podía ser un nuevo coronavirus. Entonces cuando empiezan a ocurrir estos contagios en Wuhan y después rápidamente empiezan a haber contactos en Asia y en Europa, ya quedaba claro que esto estaba tomando la forma de una pandemia y que esto iba a ser rápido. La verdad es que los que trabajamos en el tema veíamos con mucha preocupación la lentitud y la falta de respuesta en nuestro país ante esta situación que podía ser muy grave.

-¿Siente que se reaccionó cuando el virus ya estaba acá pero no previamente?

Sí, absolutamente. Uno recuerda, por ejemplo, que incluso autoridades de Salud del país concurrieron al aeropuerto y uno recuerda las imágenes con la mascarilla que no cubrían la nariz. O sea, demostraba que el nivel de preparación que se tenía y la seriedad con la que se abordaba esto no era la ideal.

¿Cómo se prepararon particularmente en la Clínica Indisa?

Antes de que llegara el primer caso a Chile ya habíamos escrito un protocolo de manejo. Redactamos un documento de unas cincuenta páginas de cómo había que multiplicar las camas; la cantidad de ventiladores que se requerían. Una estimación de las cifras de los miles de casos que se iban a presentar, estimación de las muertes, un programa de cómo multiplicar el personal, la necesidad de adquirir elementos de protección y algunos detalles que rara vez se comentan, pero por ejemplo, la compra de estas bolsas para disposición de cuerpos, de cadáveres; espacios para salas mortuorias, para tener los cadáveres de los fallecidos. Todo eso lo redactamos antes de que llegara el primer caso a Chile. Ya lo teníamos escrito y se lo presentamos a nuestra institución, al director de nuestra clínica.

-¿Y quiénes fueron parte de esa redacción? 

Ese documento lo redacté yo. Yo se lo entregué al director de la clínica en forma personal.

¿Cómo recuerda el primer caso que le llegó?

Los primeros casos, la verdad es que fueron casos que correspondían a los primeros días de la pandemia en Chile. Al principio eran casos en el sector oriente de Santiago. Hubo un colegio en donde hubo un brote y se contagiaron profesores, alumnos, ahí nos llegó una parte de esas personas.  Ellos en general tuvieron una evolución bastante más favorable. Pero enseguida empezaron a llegar personas trasladadas desde el sur del país y empezó a ocurrir lo que nosotros predecimos. 

-En una entrevista en The Clinic al doctor Glen Hernández decía que esto era parecido a una guerra ¿Tuvo una sensación parecida con su equipo atendiendo gente?

No es exactamente una guerra, pero sí es un desastre. Una catástrofe con múltiples víctimas. La verdad es que el volumen de pacientes era tremendo, imagínate que la clínica que yo trabajo, un hospital privado que tiene 9 pisos,  tú llegabas viendo piso por piso casos Covid. 

¿Cómo era esa escena?

 El piso de pediatría se transformó en un piso de pacientes covid; los quirófanos, los pabellones de cirugía, se transformaron en UCI covid; la UCI de pediatría se transformó en pacientes covid. O sea, fue todo de una magnitud que prácticamente los nueve pisos de la institución estaban transformándose en camas para pacientes covid, uno decía bueno, ¿Y dónde más vamos a meter gente? Llega un punto en el que tú te das cuenta de que no puedes hacer ni una cama más, o sea, es imposible seguir aumentando y las cifras seguían subiendo en el país.

-¿Y dentro de ese momento se sintieron sobrepasados emocionalmente?

Todo ese periodo, yo creo que yo y todos los trabajadores de la salud estábamos bien complicados. La verdad es que uno veía -no sé cómo explicarlo- era una cosa que no paraba. Probablemente en ese momento no nos permitimos quebrarnos porque teníamos que seguir adelante, pero imagínate que llegaban también funcionarios y familias completas de funcionarios que se enfermaban.

¿Cómo fueron esas situaciones?

Se enfermaba un hijo y contagiaba a la madre, la madre contagiaba a la abuelita. El hijo se iba de alta, pero la mamá quedaba en la UCI y después empezaba a ocurrir las muertes de familiares. Y tú veías a los familiares angustiados, que sentían que habían llevado el contagio a la casa y al final había muerto alguien muy querido para ellos. También recuerdo momentos en los que habíamos peleado la vida de un enfermo veinte, treinta días. Ya creíamos que lo estábamos sacando adelante, se estaba recuperando, y de un momento a otro, así como un hachazo, se quebraba la evolución y el paciente se iba abajo.

-Muchos dicen que es una enfermedad muy impredecible, por lo mismo que dice usted de que de un momento a otro la evolución se iba a cero. 

Súper complicado. Imaginate que en un momento, cuando empieza a alcanzar el pico de la pandemia, la parte más alta de la primera ola, empiezan a morir médicos también. Médicos, funcionarios.

Une herida en los equipos médicos

-¿Usted tuvo a algún amigo fallecido?

Sí, claro. Recuerdo a Juan Carlos Carvajal. El fue un gran médico, fue muy académico, un gran profesional y él siguió atendiendo pacientes, se enfermó y lo hospitalizaron. Lo colocaron en circulación extracorpórea, hicieron todo lo posible por salvarlo y no hubo caso. Sus mismos colegas haciendo todo, todo lo que la ciencia permite hacerle a una persona y no hubo caso, se murió. 

¿Me imagino que eso es una herida irreparable para los equipos médicos?

Imagínate la escena. La camilla con el cuerpo del doctor Carvajal pasando por los pasillos de la UCI donde trabajó por años y todos los funcionarios haciendo fila al lado para el paso del cadáver del colega. Además en ese tiempo estábamos todos aislados porque no nos podíamos juntar con los médicos de los otros hospitales, las otras clínicas, porque estábamos todos encerrados trabajando. Uno ni siquiera veía a su familia. 

¿Cómo lidiaban con eso?

Fue un tiempo largo en que no visité a mi familia. Encerrado, o sea, realmente tiempos muy duros. El doctor Del Solar también murió. Era gente súper buena y uno se da cuenta de la magnitud que tuvo. A diferencia de los primeros pacientes que tenían una evolución, que aunque fuera grave, con tratamiento salían adelante, más adelante en el peor momento como que la carga de virus era tan grande que los pacientes llegaban muy graves, la mortalidad aumentó, los recursos eran pocos, escaseaban los ventiladores. Fueron momentos muy, muy duros para todos los que vivimos eso. 

-¿Temían por más muertes en equipos médicos?

Lo que nosotros pensamos es que esto podía ser igual que como fue el SARS, con una mortalidad de funcionarios de hospital y de familiares muy alta. Por eso decidimos aislarnos,  la otra cosa que decidimos fue tomar a los médicos más jóvenes y darles permiso de que se fueran a la casa a descansar. Les dimos dos meses de descanso, mientras nos quedamos los médicos más viejos al frente para enfrentar la primera ola.

-¿Esa decisión se tomó pensando por si les pasaba algo a ustedes?

Sí, no era bonito decirlo públicamente, pero lo que en el fondo pensábamos es que una parte importante de los doctores se podía enfermar o morir. Y no era bueno que se enfermaran todos.

-¿Era como tener reservistas?

Exacto, que estuvieran lejos del peligro, que estuvieran protegidos, y que los más viejitos hiciéramos el primer enfrentamiento: redactáramos los protocolos, qué sé yo. Bueno y también habíamos vivido más, así que si había gente que iba a perder la vida, era mejor que muriéramos los más viejitos. Y después de eso llamar a los jóvenes cuando ya empezaran a caer los más antiguos. Por fortuna, no fue tanto.

Los perros: La desconexión del Doctor Ugarte

-Usted me decía que no vio a su familia ¿Dónde encontró contención?

Sí, mira, la suerte en ese periodo es que mi polola, ella tomó la decisión de venir a vivir conmigo en ese tiempo, con el riesgo que significaba y todo.

-Me imagino que fue clave esa decisión para usted también, ¿no?

El hecho de que mi pareja, Antonieta, decidiera arriesgarse y compartir conmigo en ese tiempo también me dio un segundo aire. Porque estar todo el día encerrado viendo enfermos, viendo cómo gente moría, cómo morían amigos, cómo otros se contagiaban. En fin. Imagínate, en ese tiempo no había vacunas, no había tratamientos. O sea, lo que hacíamos era darle apoyo al enfermo, soportar los órganos que fallaban. Si fallaba el pulmón, le poníamos un ventilador mecánico; si fallaba el corazón, le colocaban un medicamento.

-Y qué hacía usted en esos momentos en casa. Recuerdo que muchas personas aprendieron a cocinar pan o vieron maratones de series ¿Usted alcanzó a hacer esas cosas domésticas que eran tan propias del encierro más estricto?

No mucho, fíjate, porque la verdad es que como estábamos hasta las masas de trabajo(…) Claro, cocinaba en la casa, sí, pero eso siempre lo he hecho. Ahora cuando empezaron a dar estos permisos para mí fue una maravilla porque sacaba a pasear a los perritos y eso para mí era un alivio. Yo tengo un perro grandote, un pastor alemán, el Yohan, entonces es bueno para correr, te tironea. Era súper bueno salir a caminar un poco. Puede ser una tontera pero ese era mi momento.

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-¿Una desconexión?

Así es, como que te cambia absolutamente tu foco, tú piensas en otras cosas, entonces fue una de las actividades que me permitió mantenerme fuerte durante este periodo.

-¿Cuántos perros tiene usted?

Tengo dos perros. Uno el Yohan, que es el que yo tenía antes, y la Antonieta, mi polola llegó con la Leila, la perra de ella.

El doctor de la TV

-¿Cómo se gestó su llegada a la T.V.?

Tenía la impresión de que no se estaba comunicando adecuadamente. Las personas que advertían que esto era serio y que iba a ser más grave eran vistos como alarmistas y no se le daba la importancia que esto llegó a tener. Al principio se veía como algo muy lejano, algo que afectaba a un país muy distante. Se decía que esto primero era porque los chinos comían murciélagos. Se hablaba tanta cosa rara. Después se decía que “ah no, esto es una enfermedad leve, es como una gripe en las personas saludables, sólo es preocupante en las personas que tienen otras enfermedades”.

-¿Bajándole el perfil?

Claro. Después en Chile, cuando se empieza a morir la gente, decían: “ah sí pero era hipertenso”. Después se moría otro: “ah, sí, pero era diabético”, “era muy viejito”. En esos momentos me parecía que no se estaba comunicando bien el riesgo que tenía esta epidemia y no se estaban tomando todas las medidas que se requerían. Para mí participar en informar era muy importante y delicado porque por un lado uno tiene que informar sin mentir, tienes que decir la verdad y tienes que decir que es grave, que hay gente que puede enfermar grave, hospitalizar e incluso morir por esto, pero por otro lado tampoco tienes que generar pánico.

-Ahí me imagino que se van desarrollando ciertas habilidades blandas, ¿No es así? Como una construcción de un personaje o comunicador.

Claro. Es muy frecuente que los médicos se escuden en un lenguaje técnico, pero no hay que tener temor en comunicar y transmitir en lenguaje claro y transparente las cosas importantes que hay que decir. Si tú realmente entiendes los problemas de salud, eres capaz de explicarlo en un lenguaje que la gente lo pueda entender, entonces no había que esconderse en un lenguaje muy doctoral y había que ser capaz de explicarle la información a la población con un equilibrio de decir la verdad, pero tampoco generar pánico.

Usted hace poquito se cambió de casa televisiva ¿Cómo ha estado ese cambio? ¿Cuál fue su motivación?

En TVN habían disminuido bastante los temas de salud. En noviembre y diciembre estuvieron quizás muy detrás de otros temas importantes como los políticos. Justo surgió la posibilidad en Canal 13, que le daban harta importancia al tema. A mí me parecía que no era momento de bajar la guardia con la pandemia, cosa que tú viste que resultó cierta. Tuvimos tremendo brote ahora en pleno verano con Omicrón. Me parecía que se era importante informarlo, preparar a la gente porque venía fuerte y Canal13 estaba trabajando bien, había hecho toda una modificación de su programa en la mañana, entonces vieron la posibilidad de ser parte de esto. Además se me abrió la posibilidad en el departamento de prensa con participaciones en los espacios de noticias y eso me motivó. 

-¿Cómo se siente en Canal 13?

Me han tratado bien, es gente muy seria, muy profesional. Pero tampoco puedo dejar de decir que tengo mucho cariño a TVN. Con ellos trabajé mucho, aprendí mucho de ellos. Yo no podría dejar de decir mi agradecimiento para ellos siempre.

-¿Cómo toma el reconocimiento público? ¿Que lo hayan invitado a la parada militar y elegido el Rey Guachaca? ¿Siente que fue un bálsamo durante la pandemia?

Una de las cosas que me gustaron fue que me eligieron Rey Guachaca. Es muy bonito porque a uno como médico le pueden dar premios en un congreso científico o ese tipo de cosas que yo las había vivido. Pero este era un ambiente distinto, que no es profesional. Que la gente común te reconozca y siendo médico, que es una actividad como difícil de entender, para mí fue muy importante, muy bonito. Igual que la Parada Militar. Eso para mi fue súper impresionante. Imagínate, yo no he sido una persona muy cercana al mundo militar. Yo, de joven  fui procesado en la Fiscalía Militar.

-¿Cómo es eso?

Durante la dictadura. Yo fui dirigente estudiantil, universitario, y defendíamos los DD.HH, y claro, los dirigentes universitarios no éramos muy queridos en ese tiempo. Imagínate, de haber sido procesado en Fiscalía Militar a estar parado ahí en la Parada Militar frente al palco presidencial, con todas las autoridades, para mí tiene una serie de significados.

-Me imagino que la respuesta lógica y fácil hubiese sido no ir a la ceremonia ¿Recibió el premio con orgullo?

Claro, al estar parado ahí soy yo y mi historia: recibo un reconocimiento siendo quién soy y sin renegar jamás de esos principios y valores que me han inspirado toda una vida.

19 de Septiembre de 2021 / SANTIAGO Parada Militar 2021 En la elipse del Parque O’Higgins Homenaje Personal de Salud FOTO: DIEGO MARTIN / AGENCIAUNO

-¿Recuerda la primera vez que fue a la televisión?.

Yo había estado antes de que empezara la pandemia participando algunas veces en algunos programas en la red, en canal 13 y TVN, pero cuando ya en marzo empiezan a llegar más casos y esto se ve que va aumentando, en TVN me dijeron “ya, queremos que usted se quede con nosotros”. 

-¿Y para usted esta labor era tan importante como estar en la UCI?

Sí, porque había un concepto que en ese tiempo se hablaba de que nosotros éramos la primera línea. Yo lo que traté de explicar es que estaban equivocados, nosotros los doctores no somos la primera línea, somos la última línea, porque la epidemia hay que pararla antes. Cuando llegas a la UCI, ya estás contagiado, ya llegaban muy mal, llegaban como para conectarlo a un ventilador mecánico, ya era tarde. O sea, esto había que pararlo antes, había que tratar de parar los contagios mucho antes. Y si lográbamos reducir eso podríamos lograr sobrellevar de mejor manera esta pandemia. 

– ¿Tuvo resistencia entre sus pares por su figuración pública?

Bueno, puede ser. En la profesión médica, al igual que en otras profesiones, siempre hay celos profesionales y en la profesión médica los celos profesionales son muy vehementes, pero la verdad es que nunca hay que centrarse en eso y hay que preocuparse simplemente de buscar el bienestar de la gente. Con el tiempo te das cuenta de que eso quedó absolutamente atrás y lo que importa es trabajar para dejar atrás la pandemia y no preocuparse de tonterías.

-¿No recuerda algún episodio complicado de esa índole?

No, fíjate, no… Al comienzo te das cuenta de que hay muchos celos profesionales, pero uno tiene que ser humilde, quedarte a un lado y simplemente seguir trabajando, seguir trabajando y seguir trabajando. Al final el tiempo pone las cosas en su lugar.

– ¿Si tiene que mirar en retrospectiva estos dos años, ¿qué podría dar como balance en su vida? 

Bueno, la verdad es que en la vida interna han sido años bien tensos, que lo único que uno quiere es el término, ojalá que este año no surja una nueva variante y que pasemos al periodo post-pandemia. Han sido años duros y  uno lo único que quiere es poder descansar un poco, dormir a pata suelta un domingo, que llevo años sin poder hacerlo. 

¿Cómo proyecta su vida a futuro?

Estoy relativamente tranquilo porque estas son cosas transitorias. Como hay una epidemia, la gente necesita información médica y transitoriamente los médicos pasan a ser importantes y la gente quiere escuchar información, pero en la medida que esto pase también, así mismo va a desaparecer la importancia de los médicos en los medios de comunicación.

-¿Y a usted no le preocupa eso?

No. No, para nada. O sea, uno tiene su rol, su lugar al lado de la cama de los pacientes. Es ahí donde uno tiene que estar y eso es lo que a uno lo define como médico. Si en un momento uno ha podido colaborar educando en salud: bien. Seguramente después de que pase esto también uno podrá colaborar un poco, ¿te das cuenta? Pero es normal que sea menos que en el periodo de la pandemia más grande que hemos tenido en los últimos cien años.

-¿Sin pandemia usted no se ve un sentido tan protagónico en la pantalla, por decirlo así?

Claro, o sea, yo entiendo que obviamente durante el periodo de pandemia ha tenido más importancia las informaciones médicas. Pasada la pandemia, obviamente el rol de los médicos va a ser mucho menos. Es como cuando tú ves que hay un terremoto y te interesa consultar a un geólogo, pero no hay terremoto y el geólogo desaparece. Y eso es normal. Seguramente van a haber otros temas y la gente va a volver a darle más importancia a otros temas.

¿Se siente más doctor que comunicador?

Efectivamente, pero creo que para servir a los pacientes uno tiene que aprender a comunicar. Uno no puede decir yo soy médico y nada más. Tienes que hacer el esfuerzo de comunicar, de educar. No hay excusas para no hacer la pega.

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