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Entrevistas

23 de Marzo de 2022

Senadora Claudia Pascual entra al debate: “Claro que creo que hay presos políticos de la revuelta, por más que estén acusados de alguna situación concreta”

Claudia Pascual

La parlamentaria comunista sostiene que en Chile sí hay presos políticos, tanto del Estallido Social como en la Macrozona Sur, idea que argumenta a partir del contexto en que esas personas fueron detenidas. En este sentido, cree que el Ejecutivo debe “revisar y sancionar” a todos los efectivos policiales que hayan participado en violaciones a los DD.HH. También entra al debate constituyente, donde espera que el gobierno no sea neutral cuando la ciudadanía deba aprobar o rechazar la propuesta de una nueva Carta Fundamental.

Por

A una semana y contando de instalado el gobierno de Gabriel Boric, han sucedido una serie de hitos que proyectan las complejidades que tendrá el Ejecutivo en los cuatro años que restan de mandato. Aún resuenan, por ejemplo, las esquirlas del accidentado viaje ministerial liderado por la titular de Interior, Izkia Siches, en la Araucanía, a la vez que se sumaron otros imprevistos y complejidades propias de una administración entrante: cuestionamientos al nombramiento de embajadores políticos -Bárbara Figueroa en Argentina, Sebastián Depolo en Brasil, por ejemplo-, el rechazo de los senadores socialistas a la forma del gobierno para impulsar un proyecto de amnistía a los presos de la revuelta con “suma urgencia”, entre otros tópicos.

Últimamente, el Partido Comunista se ha mantenido expectante al desarrollo de los acontecimientos, sin dejar de marcar los énfasis sensibles para el partido que comanda el ex diputado Guillermo Teillier. Por ejemplo, fueron no pocas voces comunistas que cuestionaron la coerción de Carabineros en las manifestaciones en Plaza Dignidad el pasado viernes 25 de Marzo, el primer viernes de protestas del gobierno de Gabriel Boric, donde un manifestante cayó al piso, azotando su cabeza en el pavimento quedando inconsciente, mientras un efectivo policial intentaba reducirlo. Pidieron investigaciones internas, a lo que La Moneda dijo que accedió, siempre en la perspectiva de reformular la institución policial.

Es parte del ambiente de cambios que se vive en el país, mientras en paralelo sigue el Proceso Constituyente de cara al Plebiscito de Salida, en los que profundizó la senadora comunista Claudia Pascual, mientras recibía a The Clinic la tarde del lunes 21 de Marzo en los pasillos de la sede de Santiago del Senado. Una conversación en la que no obstante las dificultades experimentadas por La Moneda, subraya una inalterable “expectativa positiva”.

-Senadora, ¿cuál es su impresión de la instalación del nuevo gobierno?

-Tengo una impresión y una expectativa positiva. Primero, las expectativas que ha generado en la ciudadanía, en el pueblo chileno, de que este nuevo gobierno pueda avanzar en demandas y en transformaciones profundas. Desde esa perspectiva, la instalación de gobierno está todavía en curso, son muy pocos días. Falta todavía la designación de varios puestos relevantes para la conducción del Estado, y donde estamos viendo la relación gobierno-parlamento y las prioridades que el gobierno va a colocar en materia legislativa.

Desde esa expectativa esperamos formas de trabajo que nos permitan ser lo más fluido posible. En el caso particular del Senado, lograr la mejor mayoría posible en tanto estamos con fuerzas literalmente empatadas. Por otro lado, también tengo una expectativa de que va a haber una forma de hacer el gobierno distinta. Desde ese ámbito, por ejemplo, el claro compromiso de poder trabajar con las organizaciones sociales, de hacer un gobierno mucho más ciudadano, dialogante y que escuche. La propia firma del acuerdo de Escazú marca una diferencia gravitante con el gobierno anterior.

Hay un espacio de expectativa todavía positivo. Pero es imposible hacer un balance a tan pocos días donde uno pudiera ver también qué puntos están flaqueando, me parece que sería sumamente injusto a tan pocos días decir “esto está mal hecho”.

-En su primera impresión, por ejemplo, se salta el viaje ministerial que lideró la titular de Interior, Izkia Siches, a Temucuicui. ¿Cuál es su análisis?

-Hay una voluntad ahí, efectivamente, de diálogo y de trato distinto. Las propias críticas y autocríticas, diría yo, sobre todo las autocríticas, se las ha hecho el propio gobierno y creo que desde esa perspectiva van a mejorar la actuación. Desde Interior se ha hecho la autocrítica que se podría haber mejorado ciertas formas de comunicación, pero lo que no puede quedar relativizado es la voluntad del gobierno de generar un espacio de diálogo, de conversación, de trabajo y de relación distinta.

Lo que ocurre en la Macrozona Sur, en el Wallmapu, es un tema muy de fondo y de mucho tiempo, no se resuelve con una visita ni en una semana; es absolutamente ingenuo pensarlo. Tampoco creo que nuestro gobierno haya dicho ni pensado aquello, pero tenemos que seguir en el camino del trato y la solución política de un conflicto que lleva tanto tiempo.

-¿La intención de diálogo basta para resolver un conflicto de tantos años?

Ninguna solución hoy día, ninguna propuesta por sí sola, resuelve el conflicto, precisamente por la cantidad de tiempo, por la complejidad y la diversidad de actores y actoras políticos, sociales y de pueblos originarios. Esto tiene que ser un plan, tiene que ser algo que efectivamente dé cuenta de una mirada integral, y una sola acción no lo va a resolver. Ese es el tema de fondo.

-Para entablar un diálogo de este tipo es fundamental saber quién es el otro, y dio la impresión de que había cierto desconocimiento de las comunidades que se iban a visitar.

-Ahí hay versiones de prensa que también sacaron un poquito para el lado las primeras imágenes. Ahí no sólo está la propia voluntad de Marcelo Catrillanca, y que estaba absolutamente concordada la visita hacia él. Por lo tanto, él tenía también la autorización para entrar a su propia comunidad con la ministra.

Está también la opinión de otro de los lonkos, que ha planteado ahí que se está en disposición a trabajar, pero que se pueden mejorar las cosas de protocolo. Entonces, ahí hay visiones distintas Uno no puede mirar lo que está ocurriendo hoy día en el Wallmapu como una situación homogénea y que la voz de uno está representando la totalidad de miradas

-Lo que no pasó en el caso de Marcelo Catrillanca, ¿no?

-¿Cómo así?

-Porque era Marcelo Catrillanca quien iba a oficiar de nexo para entrar al sector que querían visitar la comitiva ministerial, pero no se le permitió el paso.

-No te podría decir porque yo no estaba enterada de cuál era el itinerario, no soy parte de quien definió aquello. Lo que sí, después de varios días de leer distintas versiones, a mí me queda claro que estaba absolutamente convenida la visita y la reunión de la ministra con Marcelo Catrillanca y que no había ningún problema con que entrara a verlo a su propia comunidad. Otra cosa es si eso implicaba más

-Parece que implicaba más…

-Es que si implicaba más yo no lo puedo responder, lo tiene que responder el gobierno.

-Lo digo por cómo terminaron los hechos, si estaba todo convenido…

-Ahí hay temas que tiene que contestar el gobierno, insisto. Ahí ellos se han hecho una autocrítica desde esa perspectiva.

Presos políticos, según Pascual: “El tema no es sólo el hecho por el cual estás o no detenido”

-A propósito de este tema surgió el debate de si en Chile hay presos políticos mapuches. A su juicio, ¿los hay?

-En un conflicto tan largo, un conflicto que pone en cuestión la relación del Estado con sus pueblos originarios, y muy en particular con el pueblo Mapuche, que no se ha canalizado en forma política las reivindicaciones tanto ancestrales como cotidianas de los pueblos originarios y en particular del pueblo mapuche, y cualquier forma de movilización que pueda tomar el pueblo mapuche o las comunidades.

Si no hay una canalización política, y cualquiera de estas formas termina con personas detenidas, puede ser que haya algunos que están efectivamente por situaciones delictuales, pero yo diría que hay que preguntarse también qué hay detrás ¿Por qué no tenemos detenidos hoy día con otras situaciones también en la zona del Wallmapu, por el delito de robo de madera, por ejemplo? Sin embargo, por reivindicaciones mapuche sí los hay. Entonces yo creo que la pregunta no es tan fácil de responder sí, sí hay. No, no hay.

Creo que ha habido una muy mala respuesta del Estado y de los gobiernos de turno a las reivindicaciones de los pueblos originarios, que terminan muchas veces teniendo detenidos, presos, incluso con prisión preventivas eternas en general a gente de los pueblos originarios, del pueblo mapuche en particular, entonces yo creo que sí hay.

-¿Advierte un sesgo en el sistema de justicia?

-Creo que sí hay una conflictividad y creo que sí es posible cuestionar y decir que hay situaciones de conflicto político. Por lo tanto, pueden ser también presos políticos. Es como que tú me dijeras ¿usted cree que hay presos políticos de la revuelta? Claro que sí creo que hay presos políticos de la revuelta, por más que estén acusados de alguna situación concreta, porque creo que la forma de respuesta de la represión del Estado tiene un claro cariz político para responder a la no satisfacción de una demanda.

O sea, el tema no es sólo el hecho por el cual estás o no detenido, el tema tiene que ver también con la causa, el origen del conflicto.

-Pero asumiendo el contexto, la causa mapuche podría terminar justificando delitos comunes. ¿Advierte esa posibilidad?

-No. Yo no estoy justificando ni delitos comunes ni delitos graves ni menos graves ni nada. Lo que yo estoy diciendo es que la definición estricta de preso o presa política tiene que ver con, por así decirlo, una persecución por formas de pensar distintas.

-¿Y eso ocurre actualmente?

-Creo que en nuestro país hay una variante para aquello, porque efectivamente, al no tener una canalización política las reivindicaciones del pueblo mapuche, aquel que piense que tiene derecho a territorio, que tiene derecho a autonomía y a autogestión en términos de comunidades, está pensando distinto a la respuesta que tiene el Estado. Por lo tanto, es perseguida por aquellas reivindicaciones.

-El subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, aseguró que no eran presos políticos justamente por estar detenidos por delitos concretos…

-Sí, pero insisto, tenemos que ir a las causas de las movilizaciones y de las reivindicaciones también, lo cual no significa justificar todo, pero hay que buscar una respuesta que no sólo analice el hecho y la persona en concreto para la definición o no del grado de conflictividad, si es preso o no es preso político. También hay que analizar mucho más contextualmente, más ampliamente, más comprehensivamente, con hache intermedia, la situación que tenemos de conflicto del Estado con nuestras comunidades mapuche.

-El término “preso político” es un concepto muy sensible en la Historia reciente de Chile. ¿No se desvirtúa aplicándolo a acusados de delitos comunes?

-Pero los presos políticos de la dictadura también actuaron, no sólo pensaron distinto a la dictadura. Por eso digo que la acepción puesta sólo desde el punto de vista “como pasivo”, que es solamente perseguido por pensar diferente, es un grado de represión máxima de un Estado tremendamente totalitario, pero también se configura el hecho de ser un preso o una presa política cuando tú no sólo piensas distinto, sino que también te movilizas y generas formas de manifestación en las cuales puedes terminar detenido también.

-¿No debería entonces el gobierno indultar, tanto a presos mapuches y del Estallido, que cayó detenida por condiciones políticas?

-Hay una voluntad de parte de este gobierno a partir del retiro de las querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado en caso de algunos de los detenidos. Hay una voluntad también, a partir de lo que podemos hacer desde el Parlamento a propósito de la tramitación de la Ley de Indulto, que indudablemente tiene que haber todo el espacio posible, porque lo que ocurrió a partir del 18 de octubre y 19 de octubre en regiones es un tema gravísimo. Porque puedes hacer el análisis que quieras, pero la respuesta del Estado fue brutal: represión, violaciones a los Derechos Humanos sistemáticas, viviendo casi dos años con toque de queda.

Es más, la Historia de Chile, en todos los momentos en que Chile ha tenido situaciones de estallido o de revuelta social, que no les extrañe que terminen también con procesos de indulto. O procesos de amnistía inclusive más complejos aún porque implican a las dos partes. Y en este caso no queremos que haya amnistía para quienes violaron los Derechos Humanos, lo que queremos es que haya un entendimiento de quiénes fueron detenidos en ese contexto.

-Sin ánimo de empatar, pero también hubo casos de delitos comunes como incendios y saqueos. En algún momento el Presidente, cuando era candidato, dijo que se iba a revisar caso a caso. ¿A esas personas también sería conveniente aplicarles el indulto?

-Yo entiendo que hay distintas alternativas. Que está la alternativa de las querellas, por las cuales eso implica que pueden conmutar algunas medidas cautelares alternativas, está el tema de la revisión del caso a caso para que fueran indultos, y está el tema también del aceleramiento de los procesos en los cuales están con prisión preventiva. Hay que ver todas las posibilidades en adelante.

Porque aquí, más allá del caso a caso, tenemos hoy día la posibilidad de una Convención Constitucional a partir de ese proceso. No es sólo por el acuerdo del 15 de Noviembre, sin ese proceso no hay ni siquiera alguien que se junte a pensar en el Congreso para ver cómo salir de ahí. Además, ¿tenemos el 0,1% de las fuerzas policiales o de Fuerzas Armadas con algún grado de situación de juicio?.

“Creo que el país espera que haya absolutamente una revisión de todos los agentes del Estado que participaron en violación a los Derechos Humanos“.

-¿Y este gobierno debería perseguir a todos esos agentes del Estado que violaron los Derechos Humanos?

-Yo creo que el país espera que haya absolutamente una revisión de todos los agentes del Estado que participaron en violación a los Derechos Humanos.

-¿Debería sacarlos el gobierno de la institución?

-Debiera hacer la revisión completa y sancionar a todos los sancionables

-¿Sería mejor que salieran de la institución?

-La investigación y la sanción no creo que dé para que se queden.

Gobierno y Plebiscito de salida: “En un proceso tan importante, no se podría ser neutral”

-Hay un sectores de la sociedad civil que impulsan la idea de una tercera vía para el Plebiscito…

-Una cosa es lo que definió y logró un acuerdo la noche del 15 de Noviembre del 2019, y otra cosa muy distinta es el proceso que se abre a partir del Plebiscito de entrada al proceso constitucional. ¿Por qué marco esta diferencia? Porque el proceso ya no le pertenece a nadie en particular, el proceso nos pertenece a todos y todas las chilenas. Por lo tanto, cualquier alternativa distinta al procedimiento definido en el marco de ese Plebiscito de entrada, del propio tiempo que tiene la Convención y de los procedimientos que se dieron, me parece que es torcer la voz ciudadana, la voz soberana del pueblo, que es torcer algo que ya manifestamos.

Porque podemos discutir que los pobres convencionales están cansados y trabajando hasta la noche, pero no podemos decir mira, vamos a tener una situación distinta: no va a haber Plebiscito de salida. Vamos a buscar otro mecanismo y vamos a agregar al Plebiscito de salida otro tipo de pregunta que desvirtúe el texto constitucional. A mí me parece que eso no es lo convenido ni son las reglas del juego que la ciudadanía ya aprobó.

Entonces, haría muchos más esfuerzos por difundir qué se está discutiendo de verdad en la Convención, qué es lo que se ha definido hasta ahora en la Convención, y no los procesos de mutación que todavía están en debate. Eso es mucho más relevante en un proceso que no ha culminado y que es cierto que genera incertidumbre, porque es indudable que va a generar incertidumbre.

-¿Y son los tiempos actuales apropiados para la incertidumbre?

-Yo no soy tan existencialista, jajajá.

-La incertidumbre propia de un Proceso Constituyente se empalma con condiciones económicas complejas, por ejemplo.

-Lo que pasa es que si uno a todos los procesos en los cuales no sabe cómo va a terminar le pone sólo la expectativa negativa, se asusta de antemano y no se sube a ningún carro y no cruza el río. Entonces creo que también hay que ponerle una expectativa positiva. Si ustedes me preguntan a mí, yo tengo una expectativa positiva de la Convención, aunque todavía no esté del todo claro cómo va a salir ese texto y que hayan debates que a algunos les generan inquietudes.

Con esa expectativa prefiero ir a preguntar en qué está la Convención y en qué más se puede ayudar. Aquí no se ha valorado un aspecto de la democracia que no habíamos vivido durante 30 años, que a mí me parece que es maravilloso y nadie le ha sacado el lustre: ¿En qué momento el Parlamento, o alguna otra instancia gubernamental, ha permitido la iniciativa de norma ciudadana por la vía del piso de 15.000 firmas de apoyo? Nunca, y tuvimos muchas iniciativas ciudadanas.

-Una de las ideas para una “tercera vía” en el Plebiscito es que después de todo lo que pasó el país para llegar al Proceso Constituyente, sería preocupante que al final se rechazara la nueva Constitución. ¿Le preocupa ese escenario?

-Yo no suelo hacer política ficción, me parece que es muy jodido, muy complicado, ni para lo negativo ni para lo positivo. Sí prefiero ponerme en el siguiente escenario: no podría ocurrir que se rechazara ese texto constitucional, precisamente para evitar lo que ustedes dicen, porque no podríamos haber perdido tanto tiempo en un debate que ha puesto en la agenda pública temáticas que no habíamos podido conversar durante 30 años de manera en que la gente opinara.

Todavía hay que hacer mucho más para que se difunda el trabajo de la Convención, no le podemos regalar al Rechazo ese espacio. No se lo podemos regalar, además, a quienes están haciendo hoy día campañas sistemáticas por las redes sociales de ataque a la Convención de manera constante, ni tampoco aquellos que están un poquito temerosos de ciertos cambios, pero no por eso rechazan el nuevo escenario.

Prefiero ponerme en el escenario de qué es lo que vamos a hacer para ganar ese Plebiscito de Salida para evitar a toda costa que el Rechazo tenga la más mínima posibilidad de ser mayoría en ese Plebiscito, para así seguir dándole curso a ese proceso que precisamente nos permita decir que nuestros mutilados, heridos y detenidos no fueron en vano. Ese es el proceso que yo al menos prefiero.

-¿No ve con buenos ojos una tercera vía pensando en que, hoy en día, el Apruebo y el Rechazo están cerca de un 50-50 de posibilidades y, de ganar el Rechazo, volveríamos a la Constitución actual?

-Yo a las encuestas me las tomo con cuidado, siempre. Hay que recordar que nos dijeron para el Plebiscito de entrada que iba a ser bastante más estrecho de lo que fue, por lo tanto yo tendría cuidado.

No veo con buenos ojos una tercera vía sin terminar el proceso y que se empiece a levantar como una forma, insisto, de torcer la mano a un camino que ya está definido. De verdad creo que hay que ponerse en el escenario de aprobar la nueva Constitución, y eso no me lo garantiza una tercera vía, eso es lo que quiero decirles. Desde un principio tengo esa expectativa, si alguien tenía otra me parece a lo mejor un poquito ingenuo. Uno quiere la mejor Constitución posible, pero supongo que nadie estaba pensando que iba a salir la Constitución al pie de lo que uno quería.

“Todo el mundo sabe de qué lado estuvo este gobierno para el Plebiscito de inicio, por lo tanto no se le podría exigir una prescindencia en el Plebiscito de salida”.

-El convencional Marcos Barraza adelantó un criterio en este debate: “el gobierno no tiene que ser neutral en el Plebiscito, debe llamar a votar Apruebo”. ¿Coincide?

-En un proceso tan relevante, tan crucial, tan importante para el futuro del país, y además con un gobierno como es el de Gabriel Boric, de Apruebo Dignidad y de todas las fuerzas que hoy día están en el gobierno, que queremos la profundización de la democracia, hacer cambios al modelo de desarrollo, tener una nueva mirada en términos de la perspectiva de género feminista, de la concepción medioambiental, no se podría ser neutral, de verdad.

Esto no es la prescindencia que uno le pide a un ministro o a una ministra en periodo de campaña parlamentaria o de alcalde, creo que no es lo mismo. Este es un proceso sumamente distinto y, además, todo el mundo sabe de qué lado estuvo este gobierno para el Plebiscito de inicio, por lo tanto no se le podría exigir una prescindencia en el Plebiscito de salida. Otra cosa es que usted me diga “no, se le está pidiendo que pautee todo lo que se está discutiendo”. Y no, eso ya es otro tema.

-¿Hay que eliminar el Senado en la futura Constitución?

-Yo lo dije en campaña y lo sigo repitiendo porque me gusta ser coherente; al menos nadie me ha convencido de lo contrari. Yo estoy por la unicameralidad.

-¿Por qué?

-Me parece que es una forma de generar una modernización de nuestro Parlamento, una agilización en la forma de tramitar las leyes, pero además porque el Senado ha sido planteado tal cual como fue generado en la Constitución del 80; para la mantención de privilegios de ciertos poderes, una Cámara que ataja las tramitaciones; que lo que quiere la ciudadanía o lo que ha avanzado la Cámara de Diputados, no se avanza.

-En otros casos también complementa el trabajo de la Cámara…

-Sí, pero eso es porque hay una cultura que dice aquí vamos a hacer las cosas bien. Sí, aquí hay harto senador y senadora que opina que en la Cámara no se tramita bien y que al Senado se llegan a arreglar los proyectos. Pero todos esos temas se pueden mejorar, pueden ocurrir tanto con dos Cámaras como pueden ocurrir con una Cámara. O sea, no es una condición sine qua non del Senado

-¿Y el criterio de que otorga mayor estabilidad, o que garantiza mayor representación de las regiones, como lo argumentan quienes se oponen a la unicameralidad?

-Hay que discutir más equilibradamente lo que significa representar las regiones en un país tan centralista como Chile, eso es indudable. Pero lo que tampoco puede ocurrir es que con la excusa de representar de mejor manera la realidad de las regiones, que se representan casi exactamente igual independiente de la cantidad de habitantes que tienen, y por lo tanto queda la situación actual que la Región Metropolitana, la Región de Valparaíso, y antes cuando era sólo Biobío, las tres regiones más grandes del país tenían casi la misma cantidad de senadores que todas las demás regiones y ahí se concentra el 70% de la población en Chile.

Entonces, tiene que haber un equilibrio entre la representación de las realidades diversas, la representación de las realidades de regiones y la proporcionalidad de un ciudadano un voto, tiene que haber un equilibrio ahí. Y eso tampoco no está resuelto, a mi juicio, en la composición del Senado actual.

-¿Hay que extender el plazo de la Convención?

-Eso es algo que la propia Convención tiene que definir. Si la convención lo pide y lo estima, yo lo revisaré en su mérito y tendría la mejor de las disposiciones para poder darles esa facilidad, como senadora me refiero. Pero si la Convención no lo propone, no le voy a pedir ni exigir que lo haga. Eso es una materia exclusiva de los convencionales.

“Tiene que escucharse más a las organizaciones sociales”

-Este gobierno tiene la particularidad de que tener dos coaliciones como base de apoyo. ¿Cómo proyecta esa relación a futuro?

-Es algo que se tiene que ir desarrollando. Nuestro gobierno tiene una composición bastante inédita, diría yo, también a propósito de los temas históricos. Tiene una alianza, un conglomerado que es el origen del gobierno, y tiene además otro conglomerado con el cual se amplían las fuerzas del gobierno.

Lo principal es que haya un espacio de trabajo que permita debatir lo debatible, tener los espacios de procesamientos de diferencias, tener los espacios de toma de acuerdos también. Lo más transparente entre los partidos, no necesariamente todo puesto en la expectativa de los medios de comunicación, o por esconder nada, pero a veces también hay que discutir.

Agregaría que a eso le falta una patita muy importante, y que esta configuración de gobierno no podría sólo sacar las cuentas entre Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático, tendría que también tomar en cuenta, a mi juicio, las organizaciones sociales. Esa división tan excluyente entre la representación política versus la representación social, no nos ha hecho bien como país.

-¿Debería haber mayor presencia de los movimientos sociales en este gobierno?

-Por lo menos tiene que escucharse más a las organizaciones sociales. No sé si eso pasa por la conformación de alguna autoridad en específico, pero sí hay muchas representaciones, por lo menos militancias políticas que también representan organizaciones sociales, que me parece súper importante. A la política le hace bien ser política y social, no sólo partidaria.

-En el segundo gobierno de Michelle Bachelet se decía que el PC estaría con un pie en la calle y otro en La Moneda. ¿Se mantiene esa dualidad en este gobierno?

-El PC nunca dijo eso, lo dijeron otros sobre nosotros. Lo dijo Ignacio Walker (ex presidente de la DC durante la Nueva Mayoría) primero que nadie. Nosotros dijimos con los dos pies en la calle y con los dos pies en el gobierno.

-¿Y eso se mantiene?

-Como partido siempre hemos buscado la representación institucional, pero sin dejar de estar presente en las organizaciones sociales y en la movilización social. ¿Cuánto de eso logramos? Es parte de nuestras propias críticas y autocríticas, ese es otro tema, pero nosotros seguimos con la convicción que tenemos que estar en ambos espacios con toda la convicción.

-Pero ahora el PC tiene mayores responsabilidades políticas de las que tenía en la Nueva Mayoría. Un ejemplo concreto: en las manifestaciones de Plaza Italia del viernes pasado, una persona cayó al piso y quedó inconsciente…

-Sí, por eso hemos manifestado la preocupación en buena lid, de que tienen que haber cambios en el actuar, en los protocolos de Carabineros. Eso tampoco significa que uno debiera ser permisivo con situaciones en las cuales un grupo grande, un grupo pequeño o una sola persona, se sienta con el derecho de ir a apedrear un local. Tiene que haber un estricto equilibrio entre el respeto a los Derechos Humanos, de manifestación, de expresión de tu opinión, resguardando también el equilibrio del desarrollo económico y el libre tránsito. En definitiva, que la comunidad pueda seguir funcionando.

Eso es una ecuación que no siempre es fácil y siempre resulta más fácil decirla, indudablemente, pero eso es en lo que se debiera poder avanzar. Y en Chile lo que ha ocurrido en los últimos años, sobre todo más patente desde la dictadura en adelante, es que no se coloca ambos derechos como una ecuación a congeniar, sino que se colocan como contrapuestos.

-¿Hubo represión en ese hecho en particular de Plaza Italia?

-Yo lo manifesté en un Twitter el día viernes. Vi con preocupación el actuar de Carabineros y no vi muchos cambios en su modo de actuar. No puedo responsabilizar al gobierno por aquello, quiero ser muy clara en eso porque a cinco días de estar instalado, no se le puede traspasar aquello, pero sí manifestar la preocupación.

Tengo la expectativa positiva de que el gobierno lo va a resolver, que tiene que ver con la preocupación de cambiar esos protocolos de actuación. Y lo que es más importante es hacer el debate con respecto a la transformación profunda de nuestras policías.

-Esa reforma a Carabineros, ¿qué prioridad debería tener? ¿Qué tan inmediata debiera llegar al Congreso?

-Es algo que tenemos que discutir en este periodo de gobierno, no puede pasarse.

-¿Este año?

-Tiene que partir con señales, con cosas que vayan lo antes posible, pero no se le puede pedir a la semana de recién instalado, eso sí que no.

Pascual: “Daniel (Jadue) está en disposición de ayudar”

-¿Qué sello espera que tenga su partido en este gobierno?

-Espero que sea el mismo sello que hemos tratado de dejar en nuestros actuares. A mí me tocó ser ministra del gobierno de la presidenta Bachelet, y tiene que ver con nuestro sello de trabajar por las transformaciones que la gente reivindica, de hacer las cosas bien también en el sentido de decir si te toca ser autoridad, sé como corresponde. La austeridad, indudablemente a propósito de probidad, me parece que son valores muy importantes.

Desde esa perspectiva, ser absolutamente coadyuvantes para que nuestro país logre las transformaciones que Chile tanto anhela en materia de derechos sociales, de profundización de la democracia, nuevas posibilidades de desarrollo económico, sostenible y sustentable medioambientalmente y en el tiempo, pero también con mayores ejercicios de justicia social. Por supuesto a eso súmenle todas nuestras demandas feministas, que obviamente me parece que también son relevantes.

¿Asumir a futuro la conducción del PC? “Estoy disponible a hacer la responsabilidad que tengo en la actualidad. El mañana determinará lo que tenga que determinar, y yo tengo también la posibilidad de decir ‘sí’ o ‘no'”.

-La militancia joven de su partido, especialmente las mujeres, apuntan a usted como parte del recambio generacional que tendrá el partido en los próximos años. ¿Cómo asume usted ese proceso?

-Hay algo que siempre me ha caracterizado en mi militancia y en mi participación política, y es que nunca planifico mucho mi desarrollo futuro. Estoy súper disponible a hacer todo lo que tengo que hacer en la responsabilidad o en la tarea específica que tengo en la actualidad, por lo tanto me dedico a hacerla bien. El mañana determinará lo que tenga que determinar, y yo tengo también la posibilidad de decir “sí” o “no”.

Nunca he sacado esas cuentas que algunos otros y otras, pero que se ve mucho más claramente en los otros, que dicen mira, hoy día voy a aceptar este cargo para en tres años más estar en no sé dónde, y después voy a estar… No, jamás he hecho una planificación de ese tipo, nunca.

-¿Cómo lo hizo Guillermo Teillier en estos más de quince años de conducción partidaria?

-Tengo un profundo respeto por la conducción del compañero Guillermo Teillier. Creo que ha sido tremendamente estratégico para lograr el lugar que tenemos hoy día los comunistas en la política chilena.

-¿En qué sentido?

-Que es una conducción que nos ha permitido salir de la exclusión en materia de representación política. Es una conducción que nos ha permitido poder avanzar no sólo en la representación de concejalías, alcaldías y parlamentarios, sino que haber logrado alianzas para poder conformar gobierno, que desde la Unidad Popular hasta ahora, no lo habíamos tenido. Es una conducción que ha permitido también una renovación dirigencial y una convivencia entre generaciones distintas. Por lo tanto, es uno de los grandes artífices de nuestra actual situación partidaria.

-¿Y la democratización interna del partido? Aún se recuerda la votación individual de Camila Vallejo en el último congreso partidario del 2020, donde obtuvo una mayoría individual abrumante respecto a otros dirigentes…

-Las y los comunistas elegimos un colectivo de dirección nacional y no elegimos a nuestras autoridades unipersonales por la primera mayoría. No lo hacíamos cuando teníamos congresos y los delegados y las delegadas votaban por ese comité central, no lo hacemos tampoco con la elección universal que hemos asumido desde esa elección del año 2020: lo que elegimos es un colectivo, no la suma de individualidades.

Por eso es que nos resguardamos todavía en la forma, mañana el partido podrá definir otra cosa. Por el momento, a mí me sigue convenciendo la fórmula de elegir un colectivo, y que sea ese colectivo quien defina nuestras autoridades unipersonales.

-¿Qué le parece el rol que hasta ahora ha tenido Daniel Jadue?

-Creo que Daniel está en disposición de ayudar.

-Hizo una cumbre de partidos de izquierda cuando el Presidente Boric asumía la presidencia…

-Habría que preguntarle por qué la hizo el jueves 10 de Marzo.


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