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5 de Abril de 2022

Juan Pardo, director de Feedback, por alza del Rechazo en las encuestas: “Ha hecho mucho daño la imagen que han transmitido los convencionales”

Juan Pardo, parado de frente

"Es gente con muy poca conciencia histórica del proceso que estamos viviendo", argumenta el también presidente del gremio de los encuestadores quien, de paso, descarta la existencia de una "campaña del terror" que incluiría a la industria de los sondeos de opinión y medios de comunicación, según han acusado sectores de izquierda. "Sería tapar el sol con un dedo descartar que el Rechazo está creciendo, es algo que se observa en la vida cotidiana", remata el investigador.

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Durante el fin de semana y la jornada de este primer lunes de abril, distintas encuestas registran un hecho inquietante en el contexto de la Convención Constitucional: la opción “Rechazo” en el Plebiscito de Salida está tomando más fuerza que la opción “Apruebo”.

La encuesta Plaza Pública Cadem, por ejemplo, mostró una intención de voto de “Rechazo” de un 46%, mientras que la opción “Apruebo” se quedó sólo con un 40%.

Para Pulso Ciudadano, en tanto, un 36% de los encuestados está a favor de Rechazo y un 32% a favor del Apruebo. En tanto, un 32% responde “no sabe”.

Y para la encuesta Feedback Research, la opción “Rechazo” se situó con un 44% de las preferencias, sobre el 41% de “Apruebo”, es decir, tres puntos porcentuales de diferencia. En tanto, un 8% no responde, y similar porcentaje señala que optará por las opciones “nulo, blanco o abstención”.

El director de la encuesta Feedback y presidente de la Asociación de Investigadores y Consultores de Mercado y Opinión Pública (AIM), Juan Pardo, advierte que estos resultados son ”sólo un llamado de alerta”, profundizando de paso en las razones que llevaron a este cambio en la opinión pública desde el Plebiscito de Entrada en Octubre del 2020, aprobado con un abrumador 78% de respaldo, versus la situación de hoy, donde la opinión pública -medida precisamente en los sondeos de opinión- aparece más distante del Proceso Constituyente.

“Las encuestas no dicen que va a ganar el Rechazo. O sea, lo que dicen las encuestas es que estamos en una situación de virtual equilibrio entre ambas posiciones”.

-¿Cómo se deben interpretar las encuestas que hablan de un triunfo del Rechazo en el Plebiscito de Salida?

-Lo primero que diría yo es que las encuestas no dicen que va a ganar el Rechazo. O sea, lo que dicen las encuestas es que estamos en una situación de virtual equilibrio entre ambas posiciones, pero no he visto ninguna encuesta en que el Rechazo supere el 50% de los entrevistados. Lo que hizo Cadem, por ejemplo, fue que normaliza los datos, contando sólo el Apruebo y el Rechazo, pero quitando a los indecisos, y ahí aparece el Rechazo por sobre el 50%. Pero no hay ninguna encuesta que cuente sobre el 50% de rechazo.

Me costaría creer que eso va a ser así. Pero no es sólo una encuesta la que indica un resultado con más apoyo al Rechazo, sino que hay un conjunto de encuestas que están más o menos alineadas en el sentido de que hoy en día, al parecer, el Rechazo está por encima del Apruebo.

Es una situación completamente circunstancial y obviamente está marcada por la agenda política que, a su vez, está marcada por una evaluación dura del inicio del gobierno de Boric, donde se han cometido algunos errores de comunicación y otros de acción que probablemente también está alcanzando la labor de la Convención.

Ahora, la labor de la Convención venía siendo criticada hace varios meses. En la encuesta (Feedback) hay una pregunta donde se muestra la evolución de la valoración y esta ha estado en un terreno regular negativo hace varios meses, no es algo nuevo. Ahora, también se cuestiona la oportunidad de la pregunta sobre el Apruebo y el Rechazo, porque hoy día no existe un borrador completo donde diga ‘esta es la Constitución nueva’ como para marcar el Apruebo y el Rechazo con fundamento, acá no conocemos aún cuál es el producto.

De manera que las encuestas más bien reflejan un clima de opinión, una serie de situaciones anticipatorias de lo que podría ser si las cosas continúan tal y como están. En ese sentido, yo considero que la encuesta es sólo un llamado de alerta frente al riesgo que estamos viendo.

-Al principio de esta respuesta usted dice que le “costaría creer” que gane el rechazo. ¿Por qué?

-Es muy difícil de aventurar a tantos meses del resultado final. Pero además, la lectura del dato tiene que ser observada por varias consideraciones. La primera, es que si uno mira la desagregación de los datos según algunos segmentos, por ejemplo, en los grupos de edad, uno se da cuenta rápidamente de los sectores más jóvenes, los sub-40, van a aprobar porque son los motores y artífices del 18 de Octubre, mientras, los sectores de mayor edad o más conservadores están por el rechazo.

Pero también hay otra diferencia muy importante, tal como se vio en la elección presidencial. Hoy día, por ejemplo, en el caso de las mujeres gana el Apruebo y en los hombres gana el Rechazo. También en el caso de los sectores económicos más altos gana el Rechazo y los sectores económicos más bajos gana el Apruebo.

Me gustaría hacer hincapié en la lectura ponderada de los datos en función de la técnica con la cual se levanta la información. Y aquí voy a decir algo técnico, porque las tres encuestas que conocimos este fin de semana usan metodologías distintas. La de Feedback se hace online a una parte muestral muy grande que contestan algunas personas. En el caso de Pulso Ciudadano, ellos tienen un panel online propio y lo utilizan constantemente para sus encuestas. Y en el caso de la encuesta de Cadem, ellos hacen una encuesta telefónica. Por lo tanto, son tres metodologías de baja comparación, por así decirlo.

“Este tipo de metodología tiende a subrrepresentar obviamente a los sectores de menores ingresos y también, de manera muy importante, a los más jóvenes”.

-¿El hecho de que las encuestas usen distintas metodologías y obtengan resultados similares, valida más los resultados?

-Lo que indica esto es que habiendo tres encuestas con una metodología distinta, las tres son coincidentes en la tendencia. Sin embargo, agregaría un segundo punto que tiene que ver con la capacidad de estas metodologías de representar adecuadamente a toda la población del territorio nacional.

En este sentido, este tipo de metodología tiende a subrrepresentar obviamente a los sectores de menores ingresos y también, de manera muy importante, a los más jóvenes, porque son los más resistentes a responder este tipo de consultas.

“Una cosa es aprobar la nueva Constitución y otra cosa es aprobar el trabajo de los constituyentes. Y aquí “está el queso”, como dicen los futbolistas”.

-Las tres encuestas que mencionó muestran a la opción del rechazo tomando fuerza. ¿A qué se debe, desde su punto de vista, este cambio en la opinión pública?

-Bueno, es muy difícil que alguien se esté leyendo las normas que se están aprobando. Es decir, yo creo que lo que estamos viendo es puro efecto de la agenda pública. Además, otra cosa bien importante es que la campaña de Rechazo empezó el 26 de Octubre del 2020, al día siguiente del Plebiscito, pero no hay campaña del Apruebo aún. Y eso se debe a que la gente pensó que con el resultado 78-22 no había necesidad de hacer ninguna campaña del Apruebo.

Pero lo que ocurre es que una cosa es aprobar la nueva Constitución y otra cosa es aprobar el trabajo de los constituyentes. Y aquí “está el queso”, como dicen los futbolistas, porque claramente hay opiniones muy disímiles respecto de la calidad de nuestros constituyentes y de la capacidad para escribir un documento que nos represente a todos los chilenos y que se haga cargo, digamos, de un lugar común donde todos nos sintamos identificados y que tenga legitimidad en la mayoría.

Porque esta nueva Constitución, si llega a ser aprobada por un muy bajo margen, va a tener problemas también de origen y probablemente los sucesivos Congresos le introduzcan tantas modificaciones como a la Constitución de Pinochet. Porque no hay que olvidar, además, que este documento no va a entrar en vigencia hasta mucho tiempo después y probablemente veamos en el mediano y largo plazo algún fruto de este proceso. Pero en ningún caso el fruto va a ser inmediato y probablemente eso sea un gatillador de frustración por expectativas.

-¿Entonces el cambio de opinión en las encuestas se debe a un mal trabajo de los constituyentes?

-Nosotros evaluamos en alguna de las preguntas cómo se percibe el trabajo de los constituyentes, pero no estamos evaluando en detalle a cada uno de los bloques, porque se podrían hacer muchas más preguntas. Pero hoy día, lo que hay, es un tema de imagen. Yo creo que aquí nuevamente, y estoy casi seguro de lo que estoy diciendo aunque no tengo información de primera fuente para confirmarlo, de que la Convención Constitucional está entrampada en un diseño de política comunicacional que le permita salir a comunicar su resultado.

Creo que ahí hay tanta entropía que tira para distintos lados que no han sido capaces de articular una estrategia comunicacional que permita transmitir a la ciudadanía hacia dónde vamos. Porque cuesta mucho escudriñar en qué están y yo conozco algunos convencionales y la verdad es que un día están de optimistas y al día siguiente están destruídos porque creen que no van a llegar a ningún lado. Hay mucha incertidumbre y probablemente eso es un factor importante.

-Así como las encuestas muestran un cambio en la opinión pública favorable al Rechazo, ¿de qué factores dependerá que esa opinión vuelva a apoyar al Apruebo?

-Esto depende del ánimo societario, o sea, en la medida que todos los sectores se pongan de acuerdo en que esta nueva Constitución es necesaria para que el país recupere su senda de desarrollo, deberíamos llegar a un lugar de encuentro común. Es obvio que nunca van a estar representadas todas las expectativas y probablemente van a quedar muchos sectores insatisfechos.

Lo que pasa es que este es un producto de consenso y no de imposición de una mayoría transitoria. Y hasta el minuto, si no fuera por la regla de los 2/3, quizás dónde estaríamos, lo que constituye una especie de tapón para que tampoco pasen cosas demasiado extrañas.

“Sería tapar el sol con un dedo descartar que el rechazo está creciendo, porque es algo que se observa en la vida cotidiana”.

“La verdad no veo una campaña del terror”, por aumento del rechazo

-Hay varias voces que desacreditan las encuestas, acusando que carecen de credibilidad tras no acertar el resultado del Plebiscito de Entrada. ¿Cómo podría defender esa credibilidad?

-Es mala política matar al mensajero. Porque si fuera una voz aislada, probablemente tendrían más razones de peso para salir a criticar. Pero, como dijimos al principio, hay tres encuestas que, con metodologías distintas, confirman más o menos la misma tendencia. Es cierto que en el caso específico de algunas críticas que se le hacen a las metodologías podrían estar en razón. Pero de verdad creo que es innegable, sería tapar el sol con un dedo descartar que el rechazo está creciendo, porque es algo que se observa en la vida cotidiana.

No es algo que yo vea a través de las encuestas, lo veo en las conversaciones cotidianas de mi entorno familiar, de amistades, de conocidos, donde algunos se muestran muy preocupados. Gente que de verdad aprobó para que existiera el proceso y que hoy tiene muchas dudas de cómo van a votar en el Plebiscito de Salida. Si no, sería imposible explicar esa brecha entre el resultado del plebiscito del 25 de Octubre y lo que está ocurriendo hoy día.

Puede perder fuerza el Apruebo de salida, pero igual deberíamos estar sobre los 2/3 al menos. Lo que vemos ahora es que hay dos bandos en pugna y eso se parece mucho más al resultado de las elecciones presidenciales que al Plebiscito de Octubre.

-¿Estos resultados se explican más en el contexto presidencial que en el Plebiscito que dio inicio al proceso?

-También es parte de eso, pero yo creo que aquí ha hecho mucho daño la imagen que han transmitido los convencionales desde la misma instalación y los exabruptos de esa instalación. O sea, eso fue manchar un acto de la institucionalidad de la República. Es gente con muy poca conciencia histórica del proceso que estamos viviendo. O sea, si esto no resulta, la gente que participó en esta Convención mejor que ni den la cara, porque van a ser unos parias.

-Volviendo a la credibilidad de las encuestas, ¿qué le parecen las críticas a los resultados?

-Yo soy presidente de la AIM (Asociación de Investigadores y Consultores de Mercado y Opinión Pública) y nosotros siempre estamos velando por la calidad del trabajo. Para nosotros es muy importante que la opinión pública tenga la confianza suficiente en que lo que se publica, cumple con determinadas reglas de calidad.

Y por donde se juzga la calidad de los datos, es en la transparencia de su exposición. Primero, que sea una encuesta hecha por alguna empresa reconocida. Luego, que en esa publicación se exhiban todos los fundamentos técnicos de la encuesta, de manera que la persona que lee la encuesta, tenga la capacidad para poder razonar sobre cuál es el alcance de los números.

Realmente la gente reacciona como en una estampida, una especie de alarido general respecto de los datos, cuando los datos pueden ser representativos de un segmento de la población y no de todo el país. En ese sentido, me encantaría tener los recursos suficientes para hacer una buena encuesta cara a cara. Porque no sé si se sabe que hacer una encuesta cara a cara hoy en día, a nivel nacional, es muy caro.

-Otras voces acusan que los resultados de estas encuestas responden a una campaña del terror liderada por la derecha, donde se incluyen a encuestadoras, medios de comunicación e incluso personajes públicos. ¿Cómo observa esa suerte de denuncia?

-Me causa un poquito de repulsión cuando escucho eso de que hay una especie de orquestación para una campaña del terror sobre la Convención. O sea, no descarto que algunos sectores estén en eso, pero de ahí a acusar a las empresas que hacen encuestas de sumarse a una campaña del terror, me parece un poco exagerado. En ningún caso hay una campaña del terror, aquí la gente está defendiendo lo que cree.

La derecha está en su justo derecho de oponerse a algo que creen que es inconveniente, así como los sectores progresistas están en su justo derecho de defender la posibilidad del cambio. La verdad no veo una campaña del terror.

“La gran ‘arma’ van a ser las redes sociales y los medios de comunicación”

-El Plebiscito de Salida, a diferencia de las anteriores elecciones en Chile, será con voto obligatorio. ¿Las encuestas que están elaborando consideran ese factor?

-Sí. Nosotros no tenemos ningún filtro para los datos de si la gente va a votar o no. Siempre se hace la pregunta, pero funciona relativamente mal porque muy poca gente te va a declarar que no va a votar. Pero lo que sí es cierto es que si uno analiza el comportamiento electoral antes del 2012 cuando se da el voto voluntario, siempre ha habido un porcentaje importante de la población que se estaba acercando casi al 20% en el sistema de voto obligatorio que no votaba, y eso era mucho más marcado en sectores populares y en segmentos jóvenes principalmente.

Es esperable que en un evento electoral con voto obligatorio puedan replicarse estas brechas de diferencias socioeconómicas y también territoriales, aunque se supone que con la nueva ley se van a acercar los locales de votación a los domicilios de cada elector. Pero, históricamente también han habido muchas brechas en los porcentajes de participación electoral, dependiendo de si son comunas populares o no. Eso ocurre y no veo porque no debería ocurrir nuevamente en el caso de un voto obligatorio. Debería haber al menos 15% de abstención.

-¿Qué factores hacen variar los resultados de una elección por voto obligatorio y otra por voluntario?

Desde el 2012 en adelante en la política chilena se asumió que las campañas electorales tenían que ir a buscar a los votantes, porque antes los votantes llegaban solos. Entonces, efectivamente las campañas han usado estrategias de campaña electoral más segmentada, más enfocada en asegurar votos con estrategias territoriales. Hoy día, en este escenario de voto obligatorio, la gran “arma” van a ser las redes sociales y los medios de comunicación masivos.

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