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Opinión

13 de Abril de 2022

Palabras, tan solo palabras

La imagen muestra a Verónica Sánchez frente a varias palabras

Llevo años hablando de la importancia de las palabras, de nuestro lenguaje hablado y escrito, de hecho dicté un curso sobre el tema por dos años y escribí un libro en idioma inglés. Por esta razón, es esencial para mí compartir este conocimiento empírico, pues lo he vivido de cerca y tú también.

Verónica Sánchez
Verónica Sánchez
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Las palabras que usas diariamente, esas que eliges para decir algo, tienen mucha relevancia. Sí, porque aunque no lo parezca, el lenguaje es vibración, las palabras tienen un peso energético que incluso podemos sentir en el cuerpo.

Antes de continuar, déjame contarte una historia personal. Hace años, uno de mis mellizos, la niña, se enfermó gravemente. La enfermedad causó estragos en su joven cuerpo y en su salud mental. Se recuperó después de un tiempo, sin embargo, su ánimo demoró bastante más en mejorar. Por supuesto que verla deprimida y sufriente nos afectaba a todos en la casa y mi corazón estaba constantemente apretado y en estado de alerta.

Cierto día, tuve una inspiración que me llevó a escribir pequeñas tarjetas con mensajes de aliento para ella. Diariamente, yo escribía un tarjeta que colocaba en una cajita y que esperaba a mi hija cuando volvía del colegio. Con el paso del tiempo y con la ayuda de doctores y terapeutas, ella se recuperó totalmente.

Las palabras que usas diariamente, esas que eliges para decir algo, tienen mucha relevancia. Sí, porque aunque no lo parezca, el lenguaje es vibración, las palabras tienen un peso energético que incluso podemos sentir en el cuerpo.

Años después, en una conversación, mi hija me dijo: “Mami, no sabes cuánto agradezco las tarjetas que escribías para mí cada día, tus palabras tuvieron un efecto muy positivo y son parte de mi mejoría.”

Esa conversación fue una suerte de comprobación del efecto que las palabras tienen en nosotros, especialmente cuando estamos creciendo. Me hizo recordar aquellas palabras duras escuchadas durante mi infancia y también aquellas llenas de amor y al traerlas a mi memoria volví a sentir en mi cuerpo y en mi corazón las sensaciones de esas palabras.

Llevo años hablando de la importancia de las palabras, de nuestro lenguaje hablado y escrito, de hecho dicté un curso sobre el tema por dos años y escribí un libro en idioma inglés. Por esta razón, es esencial para mí compartir este conocimiento empírico, pues lo he vivido de cerca y tú también.

A lo largo de los siglos, numerosos personajes importantes se han referido al poder que tiene el lenguaje y que las investigaciones modernas corroboran. Veamos…

Una de las investigaciones más transcendentales con respecto al lenguaje tanto escrito como hablado, fue llevada a cabo por el famoso psicólogo James Pennebaker. En su investigación, este psicólogo descubrió que si una persona que ha pasado por un trauma, escribe sobre su experiencia, no solo mejora su salud mental, sino que también su salud física.

A lo largo de los siglos, numerosos personajes importantes se han referido al poder que tiene el lenguaje y que las investigaciones modernas corroboran.

Sus investigaciones llevaron al nacimiento de lo que se conoce como “Expressive Writing” (Escritura Expresiva), es decir, escribir un diario es muy recomendable, puesto que todos, sin duda alguna, pasamos por eventos traumáticos y el escribirlos libera nuestra mente y alma. Las investigaciones de Pennebaker se ampliaron a la palabra hablada también y a cómo las palabras no solo afectan nuestra salud mental, sino que también son un reflejo de nuestra personalidad.

El investigador japonés Masaru Emoto realizó experimentos con agua cristalizada, la que fue sometida a palabras y música. Cuando palabras, que podríamos definir de baja vibración, fueron puestas en contenedores con agua congelada, el agua deformó su textura, pero cuando palabras de alta vibración fueron puestas del mismo modo, el agua formó hermosos cristales.

También se han realizado numerosos estudios acerca de lo que se llama “self-talk”, es decir el hablarse a uno mismo, cosa que estamos haciendo todo el tiempo. Prestigiosas universidades, como UCLA y Oxford e incluso la famosa Clínica Mayo tienen exhaustivos estudios al respecto. La manera en la que nos hablamos afecta nuestro estado mental, emocional y físico, nuestros pensamientos crean realidad.

Dicho esto, me quiero referir a lo que yo llamo “hábitos del uso de palabras”.  Creo que usar palabras que tienen una vibración baja es un hábito generalizado.  Tendemos a juzgarnos a nosotros mismos y a los demás con palabras duras.  Cada vez que usamos la palabra odio, por ejemplo, creamos energéticamente una condición, no solo para nosotros mismos, sino que para los demás y agregamos fuerza a dicha condición.  Logramos que esa palabra sea más poderosa porque las palabras vienen con el sentimiento y la intención que les ponemos al hablar.

Las investigaciones de Pennebaker se ampliaron a la palabra hablada también y a cómo las palabras no solo afectan nuestra salud mental, sino que también son un reflejo de nuestra personalidad.

Ya sabes que las palabras son vibración, son como olas de energía que revientan en las orillas de nuestra mente y nuestro cuerpo, penetran profundamente en nosotros. 

Para desarrollar hábitos de comunicación  beneficiosos, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar.  Tenemos que practicar el uso de esas palabras que tienen una alta vibración unida a ellas.

Te estarás preguntando y ¿qué palabras vibran alto? Ya conoces la respuesta, la tienes en tu experiencia de vida: amor, gratitud, bondad, paz, felicidad, abrazo y tantas más que elevan tu ánimo, bienestar y calidad de vida.

Te invito a que elijas una palabra positiva para ti y que la incorpores en tu vocabulario, úsala contigo mismo y con otros, observa la reacción que esto produce en ti y en los demás. Una vez que esa palabra esté dentro de tu lenguaje, elige otra y repite el ejercicio. Los hábitos se adquieren por repetición.

El poder de las palabras ha estado presente desde el comienzo en nuestra historia humana y, como mencioné antes, los sabios de antaño y de hoy lo pregonan. Es hora de escuchar.

Te estarás preguntando y ¿qué palabras vibran alto? Ya conoces la respuesta, la tienes en tu experiencia de vida: amor, gratitud, bondad, paz, felicidad, abrazo y tantas más que elevan tu ánimo, bienestar y calidad de vida.

“Sin conocer la fuerza de las palabras, es imposible saber más.” ― Confucio

 “Cuida tus pensamientos, se convierten en tus palabras; cuida tus palabras, se convierten en tus acciones; cuida tus acciones, se vuelven tus hábitos; cuida tus hábitos, se convierten en tu carácter; vigila tu carácter, se convierte en tu destino.” ― Lao Tse

“Eleva tus palabras, no tu voz.  Es la lluvia la que hace crecer las flores, no el trueno.” — Rumi

Así es, eleva la vibración de tus palabras, habla con amabilidad, amorosamente, a ti mismo y a los demás, entonces todo a tu alrededor florecerá.

*Verónica Sánchez De Darivas es mentora y coach de Vida Espiritual. Instructora del Método Cyclopea. Escritora. Profesora de Castellano. Embajadora de Paz para el  Mahasiddha Sanctuary for Universal Peace, Lumbini, Nepal. Vive en Londres, camina, viaja y lee mucho

También puedes leer: Columna de Verónica Sánchez: Descansa en paz


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