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Reportajes

9 de Mayo de 2022

Expertos preguntan, productoras responden: ¿Qué hay detrás del caos en los últimos conciertos masivos?

Agencia Uno

Lollapalooza, Ritual Fest, Metallica y Soda Stereo. Todos conciertos masivos recientes donde, de alguna u otra manera, el público chileno vivió situaciones desagradables. Filas eternas, accesos mal planificados y hasta problemas técnicos que pausaron el show son parte del diagnóstico. ¿Qué pasa con este tipo de eventos en el país? En un ejercicio propio, The Clinic compiló las preguntas de tres periodistas especializados en música, las que fueron respondidas por el gerente de un gremio de productoras que engloba a DG Medios y Lotus, entre otras.

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Con la baja sostenida de contagios, y el relajo de las restricciones pandémicas -¡hasta nunca, confinamientos!-, la vida paulatinamente comienza a parecerse a eso que llamamos la prepandemia. Y con ello, volvieron también los conciertos masivos, que tanto arrastre tienen en Chile y el mundo. Lástima que en varias las presentaciones más recientes en el país, de artistas que movilizan a decenas de miles de personas, los titulares trascendieron de lo que ocurría en el escenario, para centrarse en las denuncias de mala organización, y la poca idoneidad de los recintos.

En la era post Covid, la primera gran prueba de fuego en Chile en materia de festivales multitudinarios fue Lollapalooza 2022, ese maratón de tres días de show que no estuvo exenta de polémicas. Ad portas de realización del evento, y en un trepidante tira y afloja entre la productora Lotus y la Municipalidad de Santiago, se resolvió que este se realizaría en el Parque Bicentenario de Cerrillos, a diferencia de lo que había ocurrido en las nueve ediciones anteriores, donde la cita la albergó el céntrico Parque O’Higgins.

Ya a la hora de la verdad, en marzo, Lollapalooza despuntó con su alta calidad técnica en términos de sonido, pero la logística fue objeto de críticas principalmente por dos razones: una, la falta de espacios de sombra en el Parque, cuando el sol del verano pegaba fuerte, como siempre. Y dos, el caos a la salida de un encuentro que reunió a más de 75.000 asistentes, con atochamientos en las calles y el transporte público.

En Lollapalooza 2022, la gente se concentró en los pocos espacios de sombra que habían. Crédito: Agencia Uno.

Luego fue el turno de Ritual Fest, el 22 de abril en el Estadio Santa Laura, donde se reportaron colas interminables de público hambriento que buscaba comprar algo para comer, e incluso la falta de agua en los puntos de hidratación.

Cinco días después se presentó Metallica en el Club Hípico, donde los problemas alcanzaron grados monumentales, más allá del drama de si se cancelaba o no la visita de los padres del thrash metal, debido al cambio de recinto a última hora ante la negativa del Instituto Nacional del Deporte (IND) de facilitar el Estadio Nacional. ¿La razón que dieron las autoridades? Retrasos en las remodelaciones del coliseo ñuñoíno, que todavía lo mantienen descartado para partidos de fútbol y conciertos.

En el Club Hípico, fue una odisea tanto entrar como salir. Un viaje eterno por las abultadas filas, los accesos mal señalizados, el control ineficiente del personal de seguridad, la gente subiéndose a rejas y camiones para poder ver mejor a sus ídolos, y el barro -el maldito barro- que brotó tras la intensa lluvia de la noche anterior.

Sin ir más lejos, este reportero vivió en primera persona el calvario, contabilizando una hora de reloj para sortear -ya finalizado el espectáculo- las masas de gente y los casi trescientos metros que separaban cancha general con el acceso por la calle Tupper.

El episodio más reciente se vivió esta semana en la presentación de Soda Stereo, en el Estadio Monumental. El retorno de Zeta Bosio y Charly Alberti a Chile se vio empañado por las dificultades técnicas, con tres apagones que obligaron a los artistas a detener el concierto, mientras el público se mantenía coreando las melodías de clásicos como Persiana Americana.

https://twitter.com/Herbolariaa/status/1521834214202642432?s=20&t=kI0P8PLFQAXWqovMOX_BSQ

Frente a este contexto, que ya pareciera ser un fenómeno generalizado en los megaconciertos, surgen interrogantes. ¿Por qué suceden este tipo de situaciones? ¿Qué tanta relación tiene con el receso obligado por la pandemia? ¿Cómo se pueden evitar futuro?

En The Clinic quisimos entrar al corazón del asunto y, para eso, ideamos un ejercicio. Le pedimos a tres profesionales especializados en la cobertura de música y conciertos en vivo que nos enviaran las preguntas -relativas al tema- que le harían a quienes manejan las principales productoras del país.

Con ese material armamos un cuestionario, y se lo enviamos a Jorge Ramírez, gerente general de la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura (AGEPEC), que incluye a compañías como DG Medios, Lotus, Multimúsica, Ticketmaster y Passline, entre otras. Este fue el resultado.

Jorge Ramírez. Archivo Personal.

Pregunta Marisol García

-¿A qué ahorros en costos técnicos han obligado las pérdidas por el período de pandemia? ¿Qué podía pagarse antes que hoy no, en materia técnica?

-No hay un catastro claro de los insumos y proveedores que han debido vender su equipos y/o no cumplir con sus pagos cuando se trata de tecnología de alto nivel, por ejemplo sonido/ luces.  Eso lo mostrará el próximo estudio del Observatorio Digital de la Música Chilena -con el apoyo de Corfo- que en el anterior (2021), por ejemplo, estimó en 160.000 personas los empleos directos de la actividad, y en al menos un 40% los que se han perdido.

“Sí sabemos que existen 3 pilares afectados por la imposibilidad de producir eventos en vivo: las mismas productoras y sus empleados, las empresas proveedoras que giran en torno a la producción de espectáculos, y los autores y compositores que reciben ingresos de derechos de autor gracias a la producción de eventos de música en vivo. También sabemos que hoy en Chile no es posible realizar simultáneamente los mismos espectáculos que en 2019 (carencia de equipamiento que fueron vendidos para subsistir y personal que ya no está en el rubro)”.

-Más allá de los recintos disponibles en Santiago, ¿qué condiciones de infraestructura verían como necesarias que esos recintos incluyeran dentro de su servicio de arriendo para facilitar el trabajo de producción de conciertos?

Chile tiene una deuda histórica con el denominado sector de los espectáculos en vivo, entretenimiento y sus afines, que en otros países son considerados un bien esencial junto a la educación y la salud… No ha construido o podido terminar recintos de capacidad adecuada para la sustentabilidad de aquellos (sobre 5.000 espectadores bajo techo), con excepción del Movistar Arena. Tampoco tiene una política pública generosa y solidaria luego de la pandemia para sus parques y principales recintos. Pruebas al canto son los lamentables episodios del Parque O´Higgins (Lollapalooza) y Estadio Nacional (Metallica). En definitiva, no hay el ánimo de proteger la cultura y trabajar mejoras para su realización en eventos masivos.

(*) Marisol García es periodista independiente especialista en música popular chilena. Autora de libros como “Claudio Arrau” y “Llora, Corazón: El latido de la canción cebolla”.

Pregunta Marcelo Contreras

-Los dos años de inactividad parecen haber oxidado la capacidad organizativa de las productoras, notoriamente desbordadas en este regreso a los eventos masivos. ¿Cómo se explica este hecho considerando que se trata de empresas con décadas de experiencia?

-Algo oxidado es algo mohoso o vencido, y Chile está muy lejos de merecer un adjetivo así cuando la generalidad de sus producciones ha alcanzado reconocido nivel internacional. Lo que tenemos es un regreso muy complejo después de más de dos años sin poder operar; con una autoridad -la actual y la anterior- que no ha querido trabajar con el sector en protocolos para el regreso de los espectáculos, que hagan la experiencia no sólo emocionante, sino expedita y segura. Los estamos invitando a recuperar los espacios públicos y trabajar juntos la mejor calidad posible en los espectáculos. Desde 1989 (Rod Stewart), fue este sector el que supo adecuar los estadios para que entraran los escenarios o comprar un cobertor para que pudiese haber fútbol y espectáculos simultáneamente. Volver ha sido un proceso, sin duda, muy duro.

-A propósito de situaciones como las ocurridas en Metallica, con guardias desbordados e imposibilitados de chequear tickets y garantizar las localidades, ¿qué nivel de preparación profesional posee ese tipo de personal para manejar multitudes?, ¿cómo certifican su competencia?

-No es posible a partir de la experiencia de Metallica -espectáculo expulsado del Estadio Nacional que tuvo que reubicar 8 sectores en 3-, cuyo desenlace no podía ser mucho mejor (lo mismo para Lollapalooza), concluir algo así… Cancelarlo con sus nefastas réplicas era el otro camino… Chile realizó y realiza decenas de grandes eventos sin problemas cuando las condiciones son las correctas. Hoy la autoridad exige por ejemplo que las entradas sean nominativas e intransferibles y exige también una validación de las mismas con el pase de movilidad del usuario. Eso ha enlentecido los accesos, y hubo que elegir entre realizarlos con externalidades negativas como esa o lisa y llanamente suspenderlo todo. Se trabaja día a día en mejorar y volver a lo que teníamos en la materia. O mejor.

-¿Por qué es norma en Chile programar conciertos a las 21:00 horas -en EE.UU. suelen ser a las 19:00- considerando que dificulta el regreso del público que concurre en transporte público? ¿Cuál es el sentido de esa medida?

-Nuevamente, estamos tratando de conversar con la autoridad para que modifique criterios sobre la hora en que pueden terminar los eventos. Para nosotros no tiene sentido. (Pero) es más: si queremos nutrir los eventos con nuestros artistas (nacionales, ley del telonero), es poco sensato pedirles que actúen demasiado temprano.

-Cubro música en vivo hace más de 20 años en Chile y el extranjero. En mi experiencia, el trato a la prensa en este país es displicente y no parece tener consciencia del valor de la labor periodística como parte de la trama de la industria musical, contrastando notoriamente con lo visto afuera. Rara vez hay salas para trabajar, no existen condiciones básicas como servicio de internet y se vetan medios cuando se denuncian las irregularidades del negocio. Mi sensación es que las productoras consideran que hacen una especie de favor a reporteros y gráficos con permitir su asistencia, cuando en rigor se trata de trabajo. ¿Por qué se da esa situación?

-Nosotros en AGEPEC representamos a un sector regulado que tiene una relación histórica con los medios de comunicación, y hemos trabajado con esmero en que haya una sala de prensa en, por ejemplo, el Arena, más allá de que los estadios las tienen por definición para el fútbol. Procuramos sectores adecuados para la cobertura, etc. No obstante, sería una estupenda idea que la Asociación Nacional de la Prensa u otro organismo conviniese algún protocolo -respetado mutuamente- para cubrir los eventos, que es muy necesario.

(*) Marcelo Contreras es periodista y crítico musical. Ha trabajado en diversos medios, tales como La Tercera y Radio Infinita.

Pregunta Cote Hurtado

-¿Qué tipo de medidas se pueden tomar en los accesos a los recintos para agilizar los controles de, por ejemplo, el pase de movilidad? Urge abrir las puertas antes, o tener a más gente controlando…

-Todas las medidas se implementan y cada día hay un nuevo avance. Abrir puertas antes y mayores controles son parte de ella, pero es el protocolo Covid -que se comprende su necesidad cabalmente, no así su falta de sintonía con nuestra actividad- el que ha sido un escollo muy complejo de resolver. Hay otras cosas: por ejemplo, una persona para cambiar un boleto dada las nuevas regulaciones no puede hacerlo, como tampoco es posible consumir alimentos o bebidas en los eventos. Todo eso junto a fiscalizaciones muy rigurosas para eventos destacados, y no así para tanta informalidad, lo que a estas alturas parece algo anacrónico.

-¿Qué pasará con los shows de Coldplay y Guns & Roses si los arreglos en el Nacional se vuelven a atrasar? ¿Hay un plan B?

-El Estadio Nacional tiene una administración y una concesión de obras que deben responder a eso. La planificación de estos espectáculos se hace con años o meses de anticipación, y entendemos no tendrán problemas a la fecha de su realización. Quisiera en todo caso señalar que se han realizado de buena forma a la fecha más de 50 eventos, entre ellos Creamfields, Kiss, A-Ha, Raphael Resinphonico, Gorilaz, Otoño Fauna, Dios Salve a la Reina, Illapu, Denise Rosenthal, Illapu & Los Jaivas, etc.

-¿Ven como opciones para este tipo de conciertos masivos otros estadios o lugares en ciudades como Rancagua o la V Región? ¿Sería algo factible?

-Chile tiene al factor climático como un mal compañero de ruta. Y los resguardos pasan por tener un día o dos de protección, que son logísticamente muy caros. Además, la lejanía de sus grandes ciudades es otro escollo, así como la ausencia del equipamiento local necesario. Pero se ha avanzado en los últimos años. Hemos podido ver a Maná o Ricky Martin en el Estadio Ester Rosa hace algunos años y ahora, por ejemplo, al urbano Anuel en Talca, Coquimbo y Antofagasta. La Quinta Vergara también se ha abierto a otros eventos que no sea el Festival de Viña. También hay grandes eventos de rock en Concepción. Pero nos falta mucho. Yo partiría en todo caso por recuperar los festivales de regiones, prácticamente extinguidos por muchas razones (Iquique, Antofagasta, Puerto Montt, etc). Parece nos olvidamos de que un día hasta ese norte fueron Juan Gabriel, Daddy Yankee y Demi Lobato, entre muchos otros.

(*) Cote Hurtado es cofundador de Rockaxis y amante del rock. Ha trabajado en radios nacionales como Sonar y Radio Concierto.

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