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22 de Junio de 2022

Camila Moreno: “Sentirme merecedora de gozar fue súper revolucionario en mi vida”

Rebeldes Comunicaciones

Camila Moreno es la artista chilena pop del momento. Con su último disco, “Rey”, esta cantautora santiaguina de 36 años se coronó en los premios Pulsar 2022, marcando pauta a través de sintetizadores, guitarras, y su voz aterciopelada. En entrevista con The Clinic, Moreno revisa su trayectoria y sus transformaciones, mientras explica cómo enfrenta lo que dice ser una “decepción” con la esencia humana. “Los humanos, por lo general, apestamos”, señala al respecto.

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Cuando sube al escenario, Camila Moreno (36), la cantautora, dice transformarse en un “rey”. Se siente cómoda, donde debe estar. Es un espacio que maneja a su antojo. Porque las tablas son su trono, desde donde comanda las melodías que hilan su lírica, su música, su arte.

“Rey” es el nombre de su más reciente producción discográfica. Un álbum que mezcla con maestría el pop y la electrónica, mientras propone un viaje oscuro -imbuido en la estética cyborg- donde realza los nexos entre conceptos complejos como el amor, la revolución y el erotismo.

Los frutos de su trabajo, marcado por la pandemia, son evidentes. En los premios Pulsar 2022, fue elegida “mejor artista pop”; y “Rey”, “mejor álbum del año”. Ha viajado por Chile, México y Colombia para dar a conocer esta nueva faceta. Este 1 de julio, estará en Perú, en el festival Selvámonos. Y el próximo 7 de octubre, se presentará en el icónico Teatro La Cúpula de Santiago, para celebrar el aniversario del lanzamiento del disco.

Rebeldes Comunicaciones

Aún así, no se le suben los humos a la cabeza. “En Chile, como es tan pequeño, esta idea de ‘fama’ en verdad es una farsa”, aclara en esta entrevista con The Clinic, mientras establece, con una aguda comprensión de la contingencia, que todos quienes habitamos esta franja de tierra tenemos “el pago del abandono de Chile”.

“Y da lo mismo cuán conocido seas. Este país se comporta con sus artistas de una manera muy terrible”, es otra de sus reflexiones. En una conversación que gira en torno a su trayectoria, Camila Moreno comparte lo que la frena a radicar su carrera en el extranjero, detalla el impacto emocional que le supuso el encierro pandémico, y menciona cómo el dolor pasó a un segundo plano, frente al placer, en cuanto a su chispa creativa. Incluso, se refiere brevemente a la figura de Gabriel Boric. “Me genera preguntas”, dice fijándose en el mandatario, que tiene su misma edad.

-A lo largo de los años, tu sonido ha mutado. Imposible olvidar uno de tus primeros hits, “Millones”, lanzado en 2009. En las marchas estudiantiles de 2011, “Millones” era casi un himno de la protesta. Pero en trece años, el sonido no es lo único que cambia. ¿Cómo describirías a la Camila Moreno de “Millones”, frente a la Camila Moreno de “Rey”? En el fondo, ¿En qué ha cambiado Camila Moreno?

-Mmm. Creo que en ese entonces era mucho más inocente, sin que eso sea peyorativo. Es propio de la edad. Era joven. (Se ríe). Simplemente era joven. Y tenía ganas de comerme el mundo, de expresarme de maneras arrojadas. Creo que hoy tengo mucha más experiencia, mesura y, también, decepción. Obviamente, una sale al mundo, y el mundo es bien penca. Pero también tengo muchas más herramientas. En todo sentido. Personal y laboralmente. Y sonoramente. 

-La misma pregunta, pero a la inversa: ¿En qué no ha cambiado Camila Moreno? 

-Yo creo que en algunas convicciones. Cosas más profundas quizás, trascendentes, como la visión de vida con respecto a la justicia. Las ganas de hacer cosas no han parado, por mucho que haya más decepción. 

A la artista, por un breve instante, se le pierde la mirada. Parece buscar en el horizonte la síntesis de una reflexión interna.

“El arrojo que había antes sigue existiendo, quizás de otro modo. Pero igual existe en este ahora”, concluye.

-¿Cómo de “otro modo”? ¿En qué cambió ese arrojo?

-Es ser menos inocente. Eso es todo. Es menos juvenil. Es menos naif. Pero digamos que la pulsión es la misma. 

-Antes hablabas de la “decepción”, concepto complejo, pero interesante. ¿En qué se materializa, en esta realidad que aprecias?  

-En lo humano, po’h. Es la decepción de lo humano. De que, probablemente, la posibilidad de hacer cosas bacanes, o de ser una sociedad increíble, está en nuestras manos. Pero no lo hacemos. Quizás, en mis primeros años, saliendo del nido de los padres, me vi en un mundo muy lindo artísticamente hablando. Participé de compañías de teatro, estuve en muchas bandas… Sentía que el mundo estaba abierto. Mi impresión es que la vida se va cerrando cuando uno crece. O así lo he vivido yo. Y también te vas dando cuenta de que los humanos, por lo general, apestamos.

Camila Moreno ríe, ahora con el tono conformista de quien se ha acercado, quizás peligrosamente, a comprender la naturaleza humana.

“Y los que no apestan son excepciones muy específicas”, anota.

“El escenario es un espacio muy fértil donde me siento un rey”

La pandemia supuso un golpe particularmente fuerte al mundo de la música. Sin conciertos ni venta de entradas, el impacto económico para los artistas y sus populosos equipos fue algo que se transformó, al poco tiempo, en un problema urgente. Y a eso se sumó otro factor clave: la pérdida del contacto con el público, en un rubro donde muchos de sus exponentes florecen en plenitud sólo arriba de los escenarios.

En ese sentido, el sábado 7 de agosto de 2021, Camila Moreno cumplió un hito a nivel nacional: protagonizó el primer concierto al aire libre desde el comienzo de la pandemia en Chile. “Lloré con el primer acorde por todo el tiempo en que no pudimos encontrarnos”, fue su reflexión tras presentarse en el Espacio Marina de Talcahuano.

¿Qué es tan especial de tocar en vivo, frente al público? ¿Fue muy duro mantenerse alejada de los escenarios?

-Sí, fue horrible, la verdad. Empecé a tener ataques de angustia por primera vez en mi vida, en pandemia. El escenario tiene varias capas. Varias esferas que lo rodean. Una es la netamente económica: es mi trabajo. A eso me dedico. Y de un día para otro no poder hacerlo más afecta en muchos niveles. Económicamente, psicológicamente, espiritualmente, emocionalmente. Entonces, toda mi vida se vio súper afectada por no poder estar en el escenario.

La portada de “Rey”. Crédito: Rebeldes Comunicaciones.

-¿Cómo así?

-Es como alejarse de un sitio habitado. Un lugar que tiene que ver con la familiaridad, con un espacio en que ya te sientes cómoda. Creo que quizás el escenario y el estudio son uno de los lugares donde mejor me siento. A veces hay escenarios más difíciles que otros; a veces hay unos grandes, o chicos. Siempre ha sido un espacio, para mí, fundamental. De niña que me gusta mucho. Era esa típica niña chica que quería estar en todas las actividades de la kermesse. Quería bailar, quería cantar. 

-¿No te molestaban por florero?

No, no. Porque, la verdad, mi entusiasmo era genuino. (Y se ríe). Tenía muchas ganas. “¿Quien quiere participar?”. Yo siempre quería participar. De las alianzas del colegio, de los café concert, de todas esas cosas. Todas las danzas folclóricas, por ejemplo. Siempre lo hacía con mucha felicidad. Si lo analizo más filosóficamente, tiene que ver con un espacio de juego, con un lugar que te saca de la realidad. Es como estar suspendida en un lugar medio irreal. Hay una cosa que está jugando con la ficción. Me imagino que a los actores de teatro les pasa también. Quizás de una manera más evidente, ¿no?

-Entonces, lo que vemos en los escenarios, ¿Es una versión ficcional de Camila Moreno? ¿Es un personaje?

-¡Claro que sí! Claro que sí. Está extrapolado. Lo que sale de mí está extrapolado. No está mi cotidiano en el escenario. Está mi intensidad, está mi emocionalidad, mi teatralidad, mi musicalidad. Está mi imaginación también. Entonces, es un espacio muy fértil donde me siento un “rey”. (Se ríe).

“Todos tenemos el pago del abandono de Chile”

En lo que va de 2022, Camila Moreno ha brillado con luz propia. Los premios Pulsar son reflejo de su éxito. Con los galardones a “Mejor artista pop” y “mejor álbum del año”, por “Rey”, la cantautora volvió a instalar su carrera en la cima. Eso no quita que tenga un diagnóstico crítico del medio.

¿Cómo vives este importante reconocimiento de la industria local?

-Siento que es súper importante, dado que la industria es tan precaria. Sobre todo en Chile, como es tan pequeño, esta idea de “fama” en verdad es una farsa. Todos tenemos el pago del abandono de Chile. Y da lo mismo cuán conocido seas. Este país se comporta con sus artistas de una manera muy terrible. Es así. Todo el mundo que quiere realmente sentir algo de estabilidad siendo artista se va de este país. Entonces, creo que instancias como Pulsar son súper necesarias para reconocernos, para valorarnos… Una siente que en verdad alguien escuchó y puso atención a mi trabajo. Y eso es súper gratificante, y creo que es súper importante. Es una instancia para reconocernos entre los pares. Ahora, obviamente, hay una reflexión que tiene que ver con salir de la lógica de la competencia.

-¿A qué te refieres con eso?

-A salir de la lógica del éxito y del fracaso. Del quién es peor o mejor. Que claro, es una reflexión que debería acompañar esto. No digo que tenga una solución o a qué se podría llegar. Pero sí creo que hay que conversarlo. También siento que (el premio) es un espaldarazo para toda la gente que trabajó en este disco, que le puso su amor y dedicación por más de dos años. Digamos que no solamente se está premiando a una persona, si no que se está reconociendo la labor de un equipo de trabajo, y eso me parece fundamental. 

-Me llamó la atención eso de que los artistas chilenos, si es que quieren aspirar a cierta “estabilidad”, trasladan sus carreras hacia afuera. ¿Te imaginas basando tu carrera en otro país que no sea Chile? 

-Sí, me encantaría. No lo hago por mi realidad personal. Mi vida personal. Pero laboralmente, hace mucho rato que me quiero ir.

-¿Y qué es lo que te amarra acá, Camila?

-Tengo un hijo chiquitito, y es mi prioridad darle estabilidad y confort. En todo sentido: emocional, material…

-Y eso es Chile, para él. 

-Eso es Chile, sí. Su papá está acá. La familia está acá. Lo que él conoce está acá. 

-Leía por ahí que el papá es vecino tuyo. 

-Sí, somos vecinos. Tenemos un pacto. 

-Perdón la pregunta, ¿Pero funciona bien eso?

-Sí. Yo creo que los padres, cuando están separados, tienen como prioridad el bienestar del hijo, y sacan (del encuadre) los rollos que puede haber entre adultos. O la mala onda que puede llegar a haber. Todo se hace más fácil cuando los dos tienen esa claridad real. Porque una cosa es pensarlo, y otra cosa es saberlo de adentro. Entonces, funciona súper bien, la verdad. Tenemos una buena relación, y mi hijo es un niño súper feliz, que está súper contenido. Tiene a sus dos papás súper presentes en su vida. Me parece que es importante que él sienta esa estabilidad y ese amor.

-Un afortunado tu hijo, en ese sentido. 

-Tiene hartas madres y padres que lo quieren. No solamente nosotros: mi pareja, la pareja del papá. Creo que está rodeado de mucho amor. 

“Me gusta cuando me pongo incómoda con lo que estoy escribiendo”

-Volvamos a “Rey”. El periodista musical Marcelo Contreras, en una reseña del disco en La Tercera, afirmó que es un “álbum denso, voluptuoso y arrojado”, para luego cerrar con que “Camila Moreno experimenta su mejor momento creativo”. ¿Sientes que estás en tu mejor momento creativo?

-Hoy mismo, no.

Y Camila Moreno regala una risotada con visos de estruendo.  

“Pero en el 2019, sí. Tuve una racha creativa muy potente, como creo que he sentido pocas veces. No siempre una se sienta a escribir por inspiración. A veces una lo hace porque es tu trabajo, porque estás tratando de buscar algo, algún color, alguna palabra. El indagar emocionalmente. O imaginar. Pero otras veces, que son en mi caso las menos, una está demasiado inspirada, y las canciones salen solas. Así fue el 2019. Y claro, creo que también me abrí a componer y a trabajar junto con otra persona de una forma más a la par”, resume.

-¿Con quién?

-Con el Iván González, que ha sido mi guitarrista por más de diez años, y ahora es uno de los mejores productores de Chile. Y claro, Iván me empezaba a proponer cosas, porque él se metió mucho en la producción de música más electrónica, urbana. Mucho in the box. Súper poco orgánico, en ese sentido. Me hacía propuestas que él siempre creía que a mí me iban a molestar. Pero en verdad me encantaban las cosas que él me proponía. Me acuerdo de la canción ‘Es real’ (uno de los éxitos de “Rey”), que creo que fue de las primeras que estuvimos produciendo, y claro, cuando me propuso un beat así, fue como: “Wow”. También tiene que ver con soltarse en la escritura. Con desprejuiciarse en la escritura

La cantante, ahora, se adentra en el trasfondo de su lírica. “Decir ‘cuando te encontré en la pista’ (parte de la letra de ‘Es real’), en mi lenguaje, en mi imaginario, no había ocurrido hasta el momento. Me gusta cuando me pongo incómoda con lo que estoy escribiendo (se ríe). Y creo que a eso se refiere un poco Marcelo Contreras. Ahora tengo esa madurez y puedo mirar mi obra hacia atrás, y puedo conversar con lo que hice, también. Este trabajo hace eso”.

Camila Moreno habla de cómo entrelaza ideas y temáticas de sus otros álbumes en “Rey”. En una canción dice “escuché ruidos de insectos”, frase que, para ella, es una referencia directa al disco “Panal”. “Oh, verdad que puedo jugar con estas hueás que alguna vez hice, y que olvidé”, fue su reflexión en el momento.

“Es muy fácil componer desde el dolor”

-En una entrevista con Rolling Stone, refiriéndote a “Rey”, dijiste que “este álbum es sobre amor, erotismo y revolución”. ¿Qué significa, para ti, la “revolución”, y cómo se relaciona con los otros dos conceptos?

-Bueno, creo que este es el primer disco que hago que tiene canciones de amor, como ‘Es real’, que es una canción de amor. Siempre había hecho canciones de desamor. Creo que la revolución es personal y es política. Es personal y es colectiva. En mí, es el abrirme al placer. Sentirme merecedora de gozar fue súper revolucionario en mi vida. 

-¿Antes no te sentías merecedora de gozar?

-No así. No con los límites tan expandidos. En general, yo y mi trabajo están súper emparentados al dolor. Es muy fácil componer desde el dolor. Siempre lo he hecho. Incluso me sirve para botar. Para sacar. El dolor es una puerta a algo. Es una enseñanza, un maestro. Como se le quiera llamar. Pero no había visto eso también en la posibilidad del placer. También el placer es un maestro. También es una puerta. 

-¿Cuál es mejor maestro?

(Se ríe). No lo séObviamente es mucho más rico el placer. Pero una no siempre lo puede elegir. Creo que somos un país mucho más acostumbrado a vivir a través del dolor. A lo que iba es que creo que la revolución social y política que observé y vivencié, en la cual fui súper activa, en el estallido social, sentía que venía desde antes. Me acuerdo de la marcha del 8-M del 2019 y fue súper impresionante. Fue muy bonita. 

Camila Moreno relata el surgimiento de esa noción de lo colectivo, potenciada durante la revuelta de 2019. De un proceso interno acompañado de lecturas de Judith Butler y su disputa con los constructos de género. “Dónde empieza una mujer, donde termina un hombre”, explica la cantante. También menciona la influencia de la autora Donna Haraway, con su “Manifiesto Cyborg”.

“Finalmente, entendí que todo es una narración. Todo es una idea. Todo es una historia que nos contamos para construir la realidad”, sostiene Moreno.

-Lenguaje, lenguaje, y más lenguaje. 

-Lenguaje y lenguaje. Eso me hizo sentir, en lo personal, que me reconciliaba con mi historia femenina, porque yo no era la mujer femenina del estereotipo de lo femenino. Nunca lo he sido. Y eso, en su momento, cuando era más chica, me hizo sufrir mucho. Y recuperé autoestima, obviamente. Entonces, sentí que había una reflexión, una revolución. Porque siempre la revolución tiene que ser desde la imaginación a la realidad. Justamente, de expandir los límites de lo posible para re entender; rearticular lo que somos. 

-En la letra de “Amigas quememos el reino”, dices “Quemaremos a los demonios, asesinos cobardes, dueños de la nación”. Tomando en cuenta esta idea de la “revolución” que hablábamos, que es interna pero también en base a un contexto, ¿Hay aquí un guiño a la realidad de Chile?

-Sí, claro. De hecho, esa frase particularmente entró a la canción en el estallido social. Me parece que los dueños de Chile son los que tienen este país como está. 

-Los “demonios”…

-Son los demonios, claro. Y son los que tienen el control, po’h. De todo. Justamente, el quemar el demonio es una metáfora. Es lo que hablábamos de cambiar la dialéctica, la lógica, la realidad. Cambiar el lenguaje. Cada vez me convenzo más de que es así. Creo que es difícil cuando una sola persona piensa eso. Pero no es tan difícil cuando el colectivo piensa eso. Cuando el colectivo cambia la manera de entender, de escuchar, de relacionarse. De valorarse. 

“Al final, si somos como he sido en el país, es porque somos un país con baja autoestima. El psiquismo país. Obviamente, después de todo lo que nos hicieron, vamos a tener baja autoestima. Pero mi impresión es que en el estallido social se recobró parte de esa autoestima. Lo sentí así porque recobramos identidad. De repente en las calles estaba Víctor Jara, Violeta Parra, Los Prisioneros. Y un lenguaje y un humor tan característico, tan particular y propio de este lugar. De este territorio”, dice Camila Moreno.

“Mi sensación es que estamos orgullosos de ser parte de este territorio llamado Chile, porque nos identificamos unos con otros. Esa era la sensación que tenía en las calles. Nos identificamos porque hay una lucha que nos trasciende como individuos, que tiene que ver con la dignidad y la justicia, pero también hay un lenguaje donde nos encontramos como personas, que tenía que ver con la identidad. Y cuando tienes identidad, tienes autoestima”, complementa.

“Boric es una figura que me genera preguntas”

-Ya que estamos en Chile, quedémonos aquí. Y metámonos en política. ¿Cómo describirías a la figura de Gabriel Boric, a tres meses de haberse instalado en La Moneda?

-Ay, no sé. Tengo una incógnita

Pausa dramática. 

“Creo que es una figura que me genera preguntas. Me genera un signo de interrogación. Mi impresión es que se va a dilucidar mejor después del plebiscito”, admite.

-¿Tienes esperanza en su gestión?

-Mmm. Sí. 

-¿Sí a secas?. 

-Sí (y se ríe). 

-¿Apruebo o rechazo?

-Apruebo. 

-¿Te ves haciendo campaña para el plebiscito del 4 de septiembre?

-Sí, y ya lo he hecho. Me parece importante que no haya fake news, como el tema de la tercera vía que plantea la gente del rechazo. O sea, o es apruebo, o es rechazo. Y si es rechazo, volvemos a la Constitución del ’80, y Chile se hundirá por siempre (se ríe). En esa depresión, en ese dolor del que hablábamos. 

-¿Qué piensas cuando piensas en el rechazo?

-Pienso en mucha gente asustada, y en muchos “semaforistas”. Mucha gente desinformada también. Finalmente, el motor es el miedo. El miedo a cambiar, y el miedo al placer. El miedo moviliza mucho. El dolor y el miedo están súper emparentados. 

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