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21 de Agosto de 2022

Piñera de ida, de vuelta y con voltereta

En el Mes de la Fotografía, The Clinic presenta esta serie especial donde los retratistas y fotógrafos personales de los presidentes que asumieron desde 1990 repasan imágenes y desclasifican anécdotas. Hoy: Sebastián Piñera, contado por los fotógrafos de sus dos gobiernos.

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El dato no está en ninguna parte. Ni en los registros de Presidencia ni en las oficinas de Fundación Futuro saben quién fue el autor o la autora de la fotografía presidencial de Sebastián Piñera para su primer mandato, en 2010. Al igual que Ricardo Lagos, Piñera aparece con la bandera nacional a su izquierda y la cordillera a la derecha. El exceso de photoshop en su rostro fue comentado y objeto de burlas en las redes sociales. 

Fotografía oficial del primer gobierno de Piñera.

Me negué a hacer el retrato de Piñera porque sabía que intervendrían otras manos en retocar y transformar un retrato en un ícono idealizado”, dice Luis Poirot y asegura que también desconoce el nombre. Lo mismo el fotógrafo Marcelo Segura, autor del retrato oficial de Piñera en su segundo gobierno, en 2018. “Tampoco sé quién fue, pero sí supe que cobró carísimo”, cuenta.

Segura conoció al expresidente durante su paso por Copesa, como retratista político del diario La Tercera, donde le tocó cubrir su primer gobierno. Tiempo después le tocó retratarlo para un extenso reportaje de revista Qué Pasa que lo anunciaba en portada como el personaje más importante del 2017. A esas alturas, Segura ya era conocido al interior del equipo de Piñera y el propio mandatario seguía su trabajo como reportero gráfico. Después de ese último encuentro entre ambos, le ofrecieron hacer su nueva foto oficial.

Me negué a hacer el retrato de Piñera (en 2010) porque sabía que intervendrían otras manos en retocar y transformar un retrato en un ícono idealizado”, dice Luis Poirot y asegura que desconoce quién lo hizo. Lo mismo el fotógrafo Marcelo Segura, autor del retrato oficial de Piñera en su segundo gobierno, en 2018. “Tampoco sé quién fue, pero sí supe que cobró carísimo”, cuenta.

“Me enviaron un portafolio con varios retratos de presidentes que les gustaban: Macron, Obama, Merkel, Putin. Eran personajes y miradas muy distintas. A ellos les tincaba mucho el estilo de la de Macron: en su escritorio, muy relajado y con un fondo verde del parque del palacio”, recuerda Segura.

“Siempre me interesó el retrato político y siempre soñé con tomarle la fotografía oficial a un Presidente. Se me dio bien el contacto con ese mundo y Piñera empezó a reconocerme, tanto por mi trabajo en La Tercera como en los suplementos de Reportajes y El Semanal. Hay personajes que siempre son difíciles y a los que nadie quiere retratar, sobre todo por el poco tiempo que te dan para hacerlo. Piñera es uno de ellos. Sabía que era un personaje complejo, pero ya lo conocía y logramos conectar y conseguir lo que quería”, comenta.

Hicieron la foto en la casa de Piñera, en Las Condes, recuerda. “Partimos en su oficina en el segundo piso, haciendo las típicas fotos con su librero de fondo, después otras en su escritorio, un montón de fotos con la bandera, con la banda, sin la banda, y después pasamos a los fondos neutros. Se cambió cuatro veces de traje y seis de corbatas”, cuenta el fotógrafo.

“Todas las fotos de los Presidentes chilenos eran en interior y súper estructuradas. Conversamos en ese mismo momento y le dije: ‘Presidente, hagamos una foto con un fondo verde’, y él estuvo de acuerdo. Dirigirlo no era sencillo y él estaba un poco tenso. Le decía ‘un, dos, tres, Presidente’, para que intentara salir más relajado y espontáneo. Después salimos a su patio, fuimos a la entrada de autos, le hice dos fotos y una de esas, la última, fue la que finalmente quedó como la oficial”.

Partimos en su oficina en el segundo piso, haciendo las típicas fotos con su librero de fondo, después otras en su escritorio, un montón de fotos con la bandera, con la banda, sin la banda, y después pasamos a los fondos neutros. Se cambió cuatro veces de traje y seis de corbatas”, cuenta el fotógrafo Marcelo Segura.

A diferencia de su primer retrato, la nueva imagen presidencial de Piñera no tenía retoques en su rostro y reemplazó los símbolos patrios por un sencillo fondo verde. “Si comparas ambas fotos, la última es mucho más natural”, opina Segura. “No añadí fondos falsos y opté por retratarlo mucho más maduro, sin pudor a mostrar sus arrugas y el paso del tiempo. Dudé mucho si le iba a gustar al presidente Piñera, pero cuando lo vio le pareció un retrato muy honesto de sí mismo”, señala Segura.

Crédito: Marcelo Segura.

“Cada presidente es distinto y uno no se va a meter en asuntos de egos personales, pero Piñera sin duda se cuidaba poco y sus asesores menos”, dice De la Maza.

“A mí me tocó cubrir el rescate de los 33 mineros y tomé la famosa foto con el papelito -continúa De la Maza-. Era un momento increíble, fotos increíbles, pero él chacreó todo. El presidente se convirtió en un meme y las fotos ya no se armaban tanto por el Presidente sino a partir de situaciones, tonteras, chistes. Yo tengo el Piñericosas de The Clinic y el 80% de las fotos que aparecen ahí eran nuestras, fueron sacadas en Presidencia. Al final andábamos buscando el meme. No dejan de ser imágenes históricas, pero indudablemente hace que el registro y tu trabajo pierdan algo de su valor histórico”.

Crédito: José Manuel de la Maza

“Cada vez más solo”

Después de tomar el retrato oficial del segundo gobierno de Piñera, Marcelo Segura dejó La Tercera en 2015 y fue contratado en La Moneda como fotógrafo personal del presidente en su nuevo periodo. Lo acompañó durante los cuatro años de gobierno y rápidamente se convirtió en parte de su núcleo. Su misión era retratar su intimidad en el poder.

“Quería contar una historia ininterrumpida de su periodo y creo que logré tener harta cercanía y confianza con él. Él fue muy consciente del archivo que quería generar y le gustaba mi estilo, pero al comienzo le costó comprender. Ellos buscaban la clásica foto de dos personas dándose la mano y yo buscaba alejarme de la situación todo el tiempo”, cuenta Segura.

“Cuando salió a la fotografía oficial con los ministros en La Moneda, que la hicieron por el frontis de Alameda, intenté ir siempre desde atrás. Y hay una foto que me gusta mucho donde sale Piñera con la banda, se ve la Alameda y los ministros atrás, todos listos para tomarse la foto. La foto que me gusta o pude lograr siempre es cuando estaba revoloteando por alrededor y no pegado a él. Al principio le costó, reclamaba: ‘¿dónde está el fotógrafo? Lo busco y nunca está’. Después cuando veía el resultado, empezó a entender”.

La foto que me gusta o pude lograr siempre es cuando estaba revoloteando por alrededor y no pegado a él. Al principio le costó, reclamaba: ‘¿dónde está el fotógrafo? Lo busco y nunca está’. Después cuando veía el resultado, empezó a entender”, explica Segura.

Además de la pauta diaria, las giras y actividades más oficiales y protocolares, Segura podía escabullirse con su cámara mientras el Presidente trabajaba solo hasta tarde, escondido entre rumas de carpetas, libros y lapiceras, también por los pasillos y en ciertas ocasiones también en su casa y las vacaciones en familia.

“Las fotos más choras de los Kennedy son aquellas en las que están relajados, descansando en la hamaca, retratándose un poco a sí mismos, y yo pude también fotografiar a Piñera en esa dimensión más privada: cortándose el pelo, veraneando, en shorts y caminando por el borde costero”, cuenta el fotógrafo.

Al término de cada año de su segundo mandato, Piñera mandó a editar un libro con lo más icónico del año. Segura entrega detalles: “2018, primer año, fue de mucha gira; 2019 incluimos el estallido social, querían que fuera; tercer año fue el plebiscito de la nueva Constitución y en 2021 la pandemia. Eran libros de tirajes muy bajos y para regalarles a sus amigos. Yo creo que a futuro querrán hacer algo con ese material”, agrega.

Crédito: José Manuel de la Maza
Crédito: Marcelo Segura.
Crédito: Marcelo Segura

Tanto De la Maza como Segura creen que de Piñera 1 a Piñera 2 el vuelco en el personaje fue radical. “Yo conocí en su primer gobierno a un Piñera que no era el mismo del estallido”, dice escuetamente De la Maza. Segura, por su parte, comenta: “Cuando fue el estallido social yo estaba de vacaciones. Volví y fue súper heavy ver La Moneda tan saturada de militares, los consejos de guerra. Pude retratar algo de eso y son imágenes fuertes. También salí a hacer fotos a la calle. Iba a Plaza Dignidad. Tengo los dos lados de ese proceso. Lo mismo ocurrió con la pandemia: pude verla desde el lado de las autoridades y hacer el mismo ejercicio de lo que pasa adentro y lo que pasa afuera. Durante esa época le hice un retrato a Piñera que me gusta mucho. Aparece solo, con mascarilla y su mirada luce muy cansada. Se ve el envejecimiento que experimentó en cuatro años y también el vuelco que hubo también en el personaje”. 

“Quizás es muy pronto y hoy aún no se valore tanto, pero a futuro creo que este registro será historia. Si hago una cronología y monto las fotos desde el día en que llegué y hasta el último, siento que logré retratar el proceso de Piñera a full, muy arriba, saliendo a la calle, con la gente que lo recibía espontáneamente, y hoy logro ver muy claramente también que todo eso se fue diluyendo hacia el final y cómo él se fue quedando cada vez más solo”, concluye Segura.

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