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27 de Noviembre de 2022

Javiera Parada: “No veo una voluntad real de los distintos actores a avanzar en la nueva Constitución”

Agencia UNO

La actriz y gestora desde el 2012 lleva impulsando la idea de un órgano 100% electo que redacte una nueva Constitución cuando participaba del movimiento Marca AC (Asamblea Constituyente) En la campaña del Plebiscito de Salida, coincidió con Amarillos en el grupo Centro Izquierda por el Rechazo, colectivo que ahora propone un órgano constituyente totalmente designado, idea de la que Parada está "en completo desacuerdo". "Uno tiene que confiar en la democracia siempre, no cuando tiene datos de que va a ganar una elección", sentencia en entrevista con The Clinic.

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Dos meses y dos semanas. Ese es el tiempo aproximado que llevan las distintas fuerzas políticas con representación en el Congreso explorando la posibilidad de un acuerdo que habilite un proceso para tener una nueva Constitución.

A esta altura, lo único consensuado son doce puntos elementales que conformarán un marco donde un eventual órgano constituyente aún no ha sido concordado: los interlocutores no están siquiera cerca de acercar posturas sobre un mecanismo que redacte una nueva Constitución.

Por parte de Chile Vamos, proponen un órgano de cincuenta redactores que sean electos, una cantidad similar a la conformación actual del Senado. El oficialismo y la DC, en tanto, proponen un órgano de noventa constituyentes más nueve escaños reservados para pueblos originarios. Ambos bandos cuentan con más de 2/3 de la Cámara y el Senado, por lo que un acuerdo podría destrabar rápidamente las negociaciones.

Sin embargo, hay dos propuestas más de dos partidos en formación: Demócratas -Ximena Rincón y Matías Walker, entre otros-, proponen un comité de expertos que funcione de manera paralela para generar un anteproyecto constitucional que sea debatido por un órgano constituyente de sesenta miembros electos.

Sin embargo, la propuesta más controversial fue la realizada por Amarillos, movimiento liderado por Cristián Warken y personeros de la ex Concertación: un órgano totalmente designado por el propio Congreso y que entregue una propuesta “en el menor plazo posible”, según sugiere el documento oficial de la colectividad.

Esta última propuesta generó indignación en la líder del movimiento Una que nos Una, Javiera Parada, quién compartió espacio con Amarillos en la campaña por el Rechazo ante el Plebiscito de Salida, agrupándose en la plataforma Centro Izquierda por el Rechazo.

En entrevista con The Clinic, Parada profundiza en su visión por un órgano constituyente 100% electo y reconoce preocupación por la lentitud de las negociaciones. “No veo una voluntad real de los distintos actores a avanzar en la nueva Constitución”, sostiene la actriz y gestora cultural.

-¿Estamos más cerca o más lejos de “una que nos una”?

-El Proceso Constituyente chileno ha sido muy largo, más largo de lo que muchos quisiéramos. Después de todo lo que ha pasado, no es el momento de bajar los brazos por tener una nueva Constitución nacida en democracia, que convoque y genere lealtad en una gran mayoría de chilenos. 

Estoy muy preocupada por cómo están yendo las negociaciones: no veo una voluntad real de los distintos actores a avanzar en la nueva Constitución. Eso denota que hay una parte importante del sistema político que no le ha tomado el peso a la profundidad de la crisis política en la que estamos.

Propuesta de Amarillos para nueva Constitución: “Cuando fue presentada ya contaba con apoyos de parlamentarios”

-¿A qué actores se refiere? ¿Un sector político específico, los partidos tradicionales…?

-Si nos remitimos a los hechos públicos, hoy día hay cuatro propuestas sobre la mesa, y dos son de las fuerzas con mayor representación en el Congreso: Chile Vamos, y el oficialismo más la DC. En la Cámara hay más de 2/3 de los votos, hay 129 diputados y en el Senado hay 48 de 50. 

Si esas dos propuestas llegaran a un acuerdo o un punto medio, tendrían los votos sobrados para establecer un órgano 100% electo. Al parecer, estas propuestas oficiales que están arriba de la mesa, extrañamente no convocan a parte de los senadores y supongo que algunos diputados de los mismos sectores. Esto es transversal. 

La propuesta de Amarillos, que llegó muy tarde, cuando fue presentada ya contaba con apoyos de parlamentarios de algunos partidos. Estoy en completo desacuerdo con esa propuesta, pero si llegaba antes hubiera permitido sincerar posturas de quienes no quieren una Constitución legitimada con la participación democrática. 

Espero que quienes han estado detrás de la propuesta de Amarillos sinceren su postura, porque claramente no han contado con el apoyo de sus partidos y han operado de otra manera.

“La propuesta de Amarillos, que llegó muy tarde, cuando fue presentada ya contaba con apoyos de parlamentarios de algunos partidos. Estoy en completo desacuerdo con esa propuesta”.

-¿Le decepciona la propuesta de Amarillos, pensando en que hicieron campaña juntos?

-No, yo no soy parte de Amarillos: los respeto y en esto no estoy de acuerdo con ellos. Llevo trabajando desde el 2012 porque Chile tenga una nueva Constitución y creo que es imperativo para nuestra generación política superar una Constitución que nació en dictadura y que ha sufrido muchas reformas, pero que de alguna manera ha sido la Constitución de la Transición. 

Nosotros, como generación política, nos debemos una Constitución del Siglo XXI nacida en democracia y que se haga cargo de los nuevos temas como medioambiente, igualdad de género y paridad. 

En este país, transversalmente, sufrimos de borrachera electoral. Cuando un sector gana una elección, hace una lectura de esa mayoría circunstancial olvidándose de que eso va a volver a cambiar. 

Creo que Chile, urgentemente, requiere de un nuevo pacto de convivencia que no sea heredero de los dolores del pasado pero, por sobre todo, es urgente que esa nueva Constitución se haga cargo de reformar profundamente el sistema político donde sus reglas han llevado a que ese sistema esté bloqueado desde hace más de una década. 

Eso es lo que hace que las demandas sociales como pensiones, un mejor sistema de salud, la descentralización, el reconocimiento de los pueblos indígenas y los derechos de la mujer, no avancen. Da igual quién esté en el gobierno, a quien le toca ser oposición bloquea las reformas. Si no nos hacemos cargo de eso, la emergencia de partidos populistas o de tendencia autoritaria va a ir creciendo.

-Respecto de esa borrachera electoral que usted menciona, ¿ve que el diálogo por un nuevo proceso se está llevando a partir de quién se beneficia más del resultado del mismo?

-Hay un legítimo temor de las fuerzas políticas tradicionales de que estos nuevos actores que han emergido, algunos muy autoritarios y que no confían en la democracia y otros muy populistas, tengan un buen desempeño electoral y que el resultado de esa nueva convención sea malo. Pero uno tiene que confiar en la democracia siempre, no cuando tiene datos de que va a ganar una elección. 

Hay que defender con mucha fuerza un modelo de Constitución que es muy distinto a lo que fue lo que entregó la Convención Constitucional, que sea un conjunto de reglas para equilibrar los poderes y para habilitar a la política que pueda funcionar y desbloquear.

“A quien le toca ser oposición bloquea las reformas. Si no nos hacemos cargo de eso, la emergencia de partidos populistas o de tendencia autoritaria va a ir creciendo”.

-Entendiendo que la propuesta de Amarillos no le gusta, ¿no le parece que permitiría tener una nueva Constitución más rápido?

-Es que las cosas tienen que avanzar para dar un texto que sea legitimado por una gran mayoría. El peligro de que en el Plebiscito de Salida volvamos a tener un Rechazo está a la vuelta de la esquina. 

La gente no confía en la política, porque la política no le ha solucionado su problema. Parte de la legitimidad de esta última etapa del Proceso Constituyente se va a dar porque el órgano sea representativo también de la diversidad de Chile.

-Y entre tantas propuestas, ¿no sería una mejor solución un Plebiscito de Entrada y que la ciudadanía decida?

-Yo insisto en que las fuerzas políticas tienen que ponerse de acuerdo para ofrecerle un camino al país. Venimos de un ciclo electoral muy largo y agotador y que, efectivamente, la crisis económica de seguridad en la que está Chile y el mundo hace que para la gente sea muy cansador ir a votar tantas veces en el año como lo acabamos de vivir. 

Por lo tanto, hay que agotar los esfuerzos para que las distintas fuerzas políticas y sociales lleguen a una ruta concordada en la cual el año 2023 podamos tener un texto constitucional que no sea ni de derecha, como el texto que hoy día tenemos, ni sea una constitución de izquierda como era la propuesta de la Convención. 

Es importantísimo que tengamos una Constitución que permita gobernar a todos los sectores.

-¿Coincide en que, quizás, ya pasó el momento constituyente, tal como dijo Flavia Torrealba (FRVS), y que una forma de cambiar el sistema sería a partir de reformas estructurales?

-La necesidad de tener un pacto de convivencia, un pacto político, sigue estando ahí. Mejorar nuestro sistema político es una urgencia y es imposible que lo hagan quienes son los beneficiados de las actuales reglas del sistema. 

Es muy difícil que tú le pidas a los políticos, que son quienes se ven beneficiados de las reglas del sistema, que cambien esas reglas. Estas reglas deterioran la convivencia y han transformado al Congreso en un verdadero circo, que no tiene nada que envidiarle a los momentos más estelares de la Convención. 

Si quienes están sentados en la mesa quieren seguir bajo un sistema político que está haciendo agua y que ha hecho que una gran mayoría de chilenos crea que la política no cambia su vida, entonces que sigan dilatando esto.

“Es muy difícil que tú le pidas a los políticos, que son quienes se ven beneficiados de las reglas del sistema, que cambien esas reglas”.

-Quienes más se oponen al cambio constitucional aseguran que no es una prioridad para la ciudadanía…

-Para que seamos bien sinceros: el cambio constitucional nunca ha sido una de las primeras prioridades de la gente. La gente quiere llegar a fin de mes, tener buen transporte público, que sus hijos tengan una buena educación, etcétera. Es muy importante decirle a esa gente que la política no va a poder entregarles soluciones mientras tengamos este sistema político. 

Si bien las encuestas no lo ponen como una primera prioridad, sigue siendo una necesidad bastante mayoritaria porque creo que todas las chilenas y chilenos nos damos cuenta que la Constitución actual no es un lugar de unión, sino que es un lugar que nos sigue diferenciando. Sigue siendo un lugar de ruptura, por lo que requerimos ese pacto con un buen sistema político para avanzar en las demandas de la gente.

-Sobre los cambios a través de reformas, está el ejemplo del proyecto de los senadores Ximena Rincón y Matías Walker para bajar el quórum en el Congreso, iniciativa que una vez aprobada sí ha tenido efectos para lograr acuerdos…

-Lamentablemente esta Constitución nacida en dictadura va a seguir siendo un punto de ruptura. Pese a todas las reformas que ha tenido, no es una Constitución que sea sentida por el conjunto de la población. 

Si vas a Estados Unidos, gente muy diversa y de distinta procedencia del mundo, que hablan distintos idiomas y provenientes de distintas clases sociales y profesiones, ante distintos problemas invocan la Constitución. Lo mismo en Sudáfrica que vivió un proceso constitucional cuando terminó el Apartheid; ahí todos están muy orgullosos de su Constitución. 

Requerimos dejar de estar discutiendo de la Constitución como dijo el Presidente (Ricardo Lagos) Necesitamos abocarnos a las otras agendas que son las reformas sociales, la modernización del Estado, un nuevo pacto o una nueva estrategia de desarrollo.

-Volviendo a la propuesta de Amarillos, ¿qué problemas proyecta a futuro en un órgano constituyente designado, más allá de que pueda ser rechazado en un Plebiscito de Salida?

-Voy a ser majadera en esto, pero a lo que más debe abocarse el futuro órgano constitucional es en el sistema político; eso tiene que ver con el sistema electoral y los partidos políticos. Luego, necesitamos generar un sistema donde el Congreso y el Ejecutivo tengan incentivos para colaborar. 

Modificar las reglas del sistema político no lo van a hacer quienes hoy día son los beneficiarios de esas reglas, que son los senadores y los diputados, ni quienes designen, o sea, los incumbentes: requerimos personas que tengan independencia para hacer eso. 

Segundo, creo que hay bastante consenso también en que debe haber una comisión técnica o de expertos que pueda entregarle insumos al próximo órgano. Pero este órgano debe representar también la diversidad que tiene nuestra sociedad.

-La Convención tuvo diversidad. De profesiones, de clases sociales, de sectores políticos, de género…

-Tuvo diversidad, pero por decisiones que tomó la propia derecha, quedó totalmente desbalanceada políticamente en cómo es la conformación política de Chile de antes y después. Es decir, tenía cierta diversidad, pero no representaba políticamente lo que es Chile.


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