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Entrevistas

19 de Diciembre de 2022

Agustín Squella y acuerdo constituyente: “Tiene sabor a democracia en la medida de lo posible”

Squella dice que el acuerdo constituyente "tiene sabor a democracia en la medida de lo posible".

“Es muy raro el mono que hicieron, pero convengo en que es mejor tener mono que no tener nada”, plantea en castellano castizo, el académico y ex constituyente Agustín Squella. Esto, ante el diseño de que al consejo constitucional establecido en el Acuerdo por Chile, se le agregan dos órganos “con mucho poder y que no serán elegidos por votación popular; la Comisión Experta y el Comité Técnico”, argumenta en entrevista con The Clinic.

Por

“No sería mejor que los cuatros actuales exMandatarios evitaran ser incluidos en el Comité de Expertos y en el Comité Técnico de Admisibilidad del próximo Proceso Constituyente y que intentaran influir en este desde su privilegiada y también respetada posición de expresidentes de la República?”, se preguntó el ex convencional Agustín Squella en carta al director de El Mercurio el pasado viernes 16 de diciembre sobre el acuerdo constituyente.

Con esto, el académico, jurista y Premio Nacional de Humanidades (2009) entró al debate público generado por el denominado Acuerdo Por Chile, donde los partidos con representación parlamentaria concordaron habilitar un nuevo Proceso Constituyente, tras el triunfo del Rechazo en el pasado Plebiscito de septiembre.

Es así que Squella se pronunció sobre una de las aristas del pacto suscrito a inicios de esta semana; la eventual participación de los ex Presidentes en el nuevo itinerario constituyente. En ese sentido, ya hay gestiones de las colectividades para persuadir a los otrora gobernantes para que se sumen al proceso.

Por ejemplo, la presidenta de Demócratas, senadora Ximena Rincón, ya desplegó gestiones ante el ex Presidente Ricardo Lagos -ante quien Agustín Squella trabajó en calidad de Asesor Cultural de la Presidencia- , quien consultado sobre el tema, lanzó un sugerente “¿quién es uno para descartar nada?Mientras, desde el equipo de su sucesora, Michelle Bachelet, se informó que “evaluará en su momento” sumarse a la redacción de una nueva Constitución.

En todo caso, Squella -de los convencionales más mesurados del extinto órgano constituyente- plantea que los ex Mandatarios entreguen su opinión, “por varias horas” si fuese necesario, pero siempre desde fuera del Consejo Constitucional, entre otras impresiones sobre el tema que profundiza con The Clinic como, por ejemplo, el carácter ad honorem que tendrán los expertos que participen del proceso, según establece el acuerdo de marras.

-Usted ha reconocido ser contrario a que los ex Presidentes participen del nuevo Proceso Constituyente, defendiendo la posibilidad que los ex Mandatarios entreguen su punto de vista desde fuera del consejo constitucional. ¿No se desaprovecha así la experiencia de los gobernantes al entregar una opinión que no será incidente?

-Creo que los ex Presidentes, que son cuatro y de variadas ideas políticas, tienen una posición privilegiada y respetada como para dar opinión sobre el nuevo proceso y probables contenidos de lo que será también una nueva propuesta constitucional. ¿Por qué no aprovecharla?

Y ello, sin perjuicio de la invitación que puedan hacerles por cualquiera de los tres órganos que contempla el nuevo modelo, y no para tenerlos media hora en cada uno de ellos, sino varias horas.

-El acuerdo constituyente plantea que los expertos trabajen ad honorem. ¿No se abre la posibilidad de “oligarquizar” el nuevo Proceso Constituyente, considerando que son muy pocas personas las que pueden prescindir de una remuneración?

-Deben tener remuneración si no se quiere que su función se vuelva aristocratizante. En caso contrario, se corre también el riesgo de que sean apoyados con recursos de personas, grupos o instituciones afines a sus ideas, y que tratarán de influir en los contenidos de la próxima propuesta desde sus propias visiones e intereses.

No hay que olvidar que nuestros principales desacuerdos como sociedad son, antes, sobre intereses en juego que sobre valores o creencias.

-Usted participó de la ex Convención en calidad de independiente, sin embargo, ahora los protagonistas del nuevo Proceso Constituyente son los partidos. En este contexto, ¿advierte el riesgo de que el proceso se encapsule en una “democracia tutelada”, tal como han calificado sectores críticos del acuerdo?

-El diseño acordado se parece mucho a un animal tricéfalo, Consejo, Comisión Experta y Comité de Admisibilidad, que deja al principal de ellos, el Consejo, elegido por votación popular en una posición algo sitiada. ¿Se acuerda cuando el presidente del PC llamó a “rodear” la anterior Convención desde la calle? Bueno, el nuevo consejo se ve también rodeado, aunque no desde la calle, pero sí rodeado por los otros dos órganos.

Y esto, sin mencionar las Bases Constitucionales que también forman parte del acuerdo, algunas de las cuales anticipan algunos muy determinados contenidos constitucionales de la propuesta que saldrá del Consejo.

Está bien que se haya ensayado un diseño distinto de la anterior Convención, pero ¿tanto como para pensar que los suscriptores del acuerdo mostraran un mal disimulado temor ante la aplicación de algunas de reglas básicas de la democracia?

“Es mejor tener un acuerdo que no haberlo tenido del todo”

-¿Cuáles son esas reglas básicas de la democracia que estarían en juego ante el “mal disimulado temor” de los suscriptores del acuerdo?
-Que a un órgano encargado de proponer el texto de una nueva Constitución, en este caso el Consejo, se le adosen otros dos cuyos integrantes con mucho poder y que no serán elegidos por votación popular, la Comisión Experta y el Comité Técnico. Eso tiene sabor a democracia en la medida de lo posible, es decir, democracia protegida contra el voto ciudadano.

-¿Aceptaría el Congreso Nacional que él funcionara así en el futuro, con un grupo de expertos que les redacte y proponga los proyectos de ley y que se les pudiera ir en collera en la tramitación de los proyectos?

Es muy raro el mono que hicieron, pero convengo en que es mejor tener mono que no tener nada. Es decir, es mejor tener un acuerdo que a algunos nos parezca deficitario que no haberlo tenido del todo.

-Los movimientos sociales -Modatima, Coordinadora Feminista 8M, entre otros- acusan haber sido excluidos del acuerdo constituyente. ¿Concuerda con ese diagnóstico?

-¿Cuántos movimientos sociales existen hoy en Chile y cómo podría consultárselos a todos para llegar a un acuerdo que urgía tener pronto? Los actores del futuro proceso tendrán que escuchar a muchos de ellos, a todos los que lo soliciten, y poner oído atento a sus planteamientos.

“Deben tener remuneración si no se quiere que su función se vuelva aristocratizante”, dice Squella sobre el carácter no remunerado de los expertos en el denominado Acuerdo por Chile.

Espero que la reforma constitucional que vendrá abra canales de una amplia y efectiva participación social y no sólo de los partidos. Ya sabemos cuántos militantes tienen estos: cada vez menos, pero ya vamos en 21 o 22 partidos y se anuncia la creación de varios más.

-La izquierda oficialista -Partido Comunista y Comunes- han planteado serios reparos al acuerdo, sugiriendo posteriores modificaciones al acuerdo, pese a que originalmente suscribieron el pacto. ¿Qué opinión tiene al respecto?

-El acuerdo tiene ahora que traducirse muy pronto en una reforma constitucional en la que se tendrán que corregir vaguedades, lagunas e imprecisiones del texto del acuerdo político ya logrado. Aplicar el acuerdo, pero a la vez completarlo y mejorarlo en lo que será su próxima expresión jurídica.

-¿Qué rol debe mantener el Presidente de la República, Gabriel Boric, en este nuevo Proceso Constituyente?

-El de un facilitador, tanto desde el punto logístico como desde el punto de vista político. El Presidente ha estado muy bien y no veo motivo para pensar que no va a estarlo también en el futuro.

-Considerando su experiencia en el proceso anterior, donde la propuesta constitucional fue rechazada y que la ex Convención terminó desprestigiada, ¿en su fuero interno valió la pena sus energías y su esfuerzo dedicado a este cometido

-Valió la pena, aunque en la pasada Convención no todo fue pura pena, hubo también muy buenos momentos. Para mí tuvo sentido postular y trabajar en ella, y eso con independencia del resultado final. El éxito no es la única medida del sentido de las cosas que emprendemos.

Por lo demás, la Convención no fracasó en su cometido, que fue entregar una propuesta dentro de un plazo determinado, pero falló en su objetivo, esto es, en que su propuesta fuera aprobada por la ciudadanía.

Es de esperar que ahora se cumplan ambos, el cometido y el objetivo, porque la Constitución de una dictadura no se reforma, se reemplaza.

-¿Es esa la única finalidad de una nueva Constitución para Chile?

-Esa y que se trate de una Constitución para el siglo que estamos viviendo. En cuanto al reemplazo, no puede ser que hayamos enterado 42 años sin reemplazar la Constitución de una dictadura. Y en cuanto a lo segundo, sí, hay que tener presente algunos aspectos de nuestra tradición constitucional, pero abrirnos también a los tiempos presentes que corren y a los que se avecinan.


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