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20 de Diciembre de 2022

Todo Chile en bicicleta: El desafío personal de Isabel Lorca, la cicloviajera que recorre el país completo en dos ruedas

Isabel Lorca, la mujer que recorre Chile en bicicleta

Después de perder a su abuela e intentar buscar respuestas, esta egresada de derecho oriunda de Cerro Navia descubrió que en el cicloviaje podía encontrar su realización. Ya ha recorrido nueve regiones, y pedaleado casi 10 mil kilómetros. Descubre aquí su increíble travesía y sus reflexiones al respecto. "He madurado en ruta, empatizando con la gente y entré en calma. Eso es el mayor aprendizaje: soy de una generación donde queremos todo rápido y no hay paciencia", dice.

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La historia de Isabel Lorca Benavides (28), no es la típica de una niña que le regalaron una bicicleta de pequeña para Navidad y se ha dedicado toda su vida a pedalear por ahí. De hecho es todo lo contrario: comenzó cuando tenía 18 años, se la compró ella y sin permiso de sus cercanos. Su familia era muy sobreprotectora y ya antes de eso con suerte la dejaban hacer deportes.

“Desde esa vez no toqué más una micro”, cuenta Isabel. La bicicleta se convirtió en el transporte esencial de esta egresada de derecho de Cerro Navia.

Hija de una madre separada, dice que fue criada por su abuela. “Era muy regalona de ella porque me crió mientras mi mamá trabajaba. Quedó sola con dos niñas muy chiquititas. Yo tenía como dos años”, recuerda Isabel. Ese nombre, de hecho, lo usa como el principal hace 8 años en honor a su abuela, que se llama también Isabel.

Un vínculo fundamental en su vida, que se quebró en agosto de 2018 cuando la mujer mayor murió de un tumor cerebral. Isabel, en general, perdió el sentido de la vida. Entró en una fuerte depresión. “Fue una desesperación, porque yo no sabía donde estaba mi abuela. Me atrapé pensando en que ella podía estar como sola en un limbo atrapada, y yo quería ir con ella para acompañarla”, precisa.

Estas emociones trascendieron hasta el año siguiente, cuando un día Isabel se topó en YouTube con el documental “VIDAJE – Tras la mirada del nómada”, del español Albert Sans. La historia cuenta, a grandes rasgos, cómo realizar un extenso viaje en bicicleta. “Ahí sentí como una electricidad que me recorría por todo el cuerpo. Eso a mí me levantó. Me dijo «aquí tienes otra cosa que hacer, por favor no te rindas»”, dice hoy Isabel a The Clinic.

Así, en 2019 se puso a trabajar “en lo que sea. Procuradora, promotora, vendedora. Lo que saliera. Si no había nada, vendía unas cocadas gigantes en los parques”. Juntó plata, compró los primeros elementos de su equipo (carpa, saco de dormir, cocinilla, etc.), y comenzó recorriendo las cercanías de Santiago: Cajón del Maipo, Peñaflor, Isla de Maipo, entre otros. “De a poquito le di varias pruebas al cicloviaje, hasta que me lancé definitivamente a viajar en bici en febrero de 2020. Duró 26 días si no me equivoco, y llegué hasta Argentina”, dice Isabel.

Una década en bici: dos años buscando un «atisbo»

Hoy, 20 de diciembre, Isabel cumple 28 años. Lleva casi un mes en una nueva etapa de su viaje. Recorrió la región del Ñuble completa, y se apronta a terminar el Biobío y todas sus provincias. Esto lo va registrando en todas su redes sociales y también en su sitio web. En sus viajes ya ha viajado por nueve regiones (de las cuáles ha completado todas sus comunas en tres), ha pedaleado 9.146 kilómetros y conocido grandes historias, y al día de hoy tiene más de 146 mil seguidores en Instagram, creando toda una comunidad en torno al cicloviaje. Su nickname es @_atisbo, por una razón en particular.

“Antes no existía el concepto «atisbo»”, dice Isabel. Todo comenzó en ese primer viaje al sur, donde pedaleó por Panguipulli hacia la cordillera, cruzó hacia Argentina y recorrió la Ruta de los 7 Lagos, cercana San Martín de Los Andes. “Llegué al lago Espejo, estaba lavando ollas, cuando de repente veo el cielo reflejado, y una nube tenía la cara de mi abuela. Lo ví por mucho rato, pensando que estaba alucinando. Me sentí muy extraña, era una señal muy fuerte de algo, y en esa depresión de estar buscando desesperadamente donde estaba mi abuela, ahí en ese momento se me contestó. Esa señal que me salvó la vida prácticamente, porque pensé que no tengo que ir a buscarla a ningún lado, si ella está siempre conmigo” reflexiona Isabel.

Así, decidió ponerle este nombre a su proyecto, en alusión a esas “señales” que le envía su abuela, cuando en diferentes lugares de la ruta se siente en máxima conexión con ella. Dije «ya, me voy a dedicar a esto, voy a recorrer todo mi país. Cada comuna, provincia, y regiones enteras. Ahí comenzó el proyecto».

Objetivo: conocer Chile pedaleando

-¿Cómo lo recibió tu familia?

-Terrible, sobre todo para mi mamá. Pero no quería convencerla de una manera rebelde así que fui delicada y sutil. Así comencé a entrevistar cicloviajeras por mi Instagram que llevaban mucho tiempo viajando para decirle a mi mama: “mira, yo no soy la única”. Después también a hombres viajeros en bici y se dio cuenta que es una comunidad, y que no me había vuelto loca.

Después vino la otra guerra: yo quería hacerlo sola. Entonces mi mamá, que es buena escritora, le pedí ayuda con trabajos “ficticios” como de ensayos sobre el cicloviaje. Entonces se ponía a investigar en blogs, y después ella me explicaba. De esa forma ella entendió la información “técnica” de lo que se trataba mi viaje. Incluso entendió algunas cosas mucho más que yo. Ahora es re fan de lo que hago. Es el comité creativo de todo.

-¿Planificaste tu ruta en algún momento?

-Primero prioricé la zona central, de la región de Valparaíso hasta el Maule. Todavía me falta la de Coquimbo, que no la pude hacer por los aluviones del invierno. Ahora estoy en la etapa sur, desde la región del Ñuble hasta Magallanes. Luego de eso empieza la peninsular -Isla de Pascua y Juan Fernández- y todo lo que es norte, que es la tercera etapa.

-¿Tienes un plazo de tiempo definido para terminar tus recorridos? 

-No, me liberé de eso. Antes me había puesto un plazo de 5 años, pero ahora me dí cuenta que casa comuna requiere su tiempo. Todos los lugares te ofrecen muchas cosas, entonces para conocerlo todo me tengo que dar tiempo.

-¿Has tenido algún accidente?

-Aún no, nada. Lo que sí me ha pasado mucho es que me enfermo de la guata. O a veces infecciones urinarias por hacer pipi al aire libre. Ese tipo de cosas, porque lo demás más traumático, como fracturas en caídas o cosas así, nada.

-¿Y quizás tu momento más crítico?

-Hay solo uno que me dejó loca: cuando se me rajó el neumático. Me faltaban tres kilómetros para llegar a Puerto Varas por la Ruta 5, cuando explotó la cámara de la rueda y sonó como una bomba. Con el peso de la bici, se azotó llanta con el suelo. Casi me la enchueca, y los rayos se aplastaron. Justo también la otra rueda se pinchó.

Lo bueno es que había coordinado con un taller una mantención full y cambio de neumáticos y pastillas, así que me fueron a buscar en auto y todo bien. Pero igual fue angustiante. Imagínate me hubiera pasado en la cordillera. Ahí decidí que para todos mis viajes tenía que salir con neumáticos nuevos de repuesto.

La seguridad en una aventura solitaria

-Me imagino que los miles de kilómetros pedaleando sola dan para pensar… ¿Cuáles han sido tus grandes aprendizajes en el proceso?

-Lo que más me ha costado es el tema de la soledad. Al principio fue súper incómodo, porque yo no me dedicaba a adentrarme en mi misma. No tenía nada revisado en mi interior, y de repente me veo sola, empiezo a rebobinar un montón de situaciones y la pasé muy mal. Decía «tengo que pedirle perdón a tanta gente». Era una bestia.

-¿Por qué perdón?

-Porque era impulsiva, muy cabra chica, y cometí errores con muchas personas.

El cicloviaje me dio este crecimiento personal y me ayudó a entender un montón de cosas. He madurado en ruta, empatizando con la gente y entré en calma. Eso es el mayor aprendizaje: soy de una generación donde queremos todo rápido y no hay paciencia. Pero con el cicloviaje hay que darle sus tiempos al clima, a la gente, y a mí también, con mis dolores cuando me canso.

@_atisbo Hola Soy Isabel y estoy en pleno sueño de recorrer sola todo Chile en bici. Busco conocer todas las regiones, provincias y todas sus comunas !. Ahora se viene la etapa sur y quiero compartirlo contigo! #LoDescubriEnTikTok #bikepacking #cicloturismo #cicloviajera #viajesola #cicloviajero #cicloviaje ♬ sonido original – ATISBO | CICLOVIAJERA

Mucha gente cree vivir en la humildad, pero en realidad bañarte en ríos, vivir con frío y hambre te transforma completamente. Uno se ve vulnerable. Y también, curiosamente, he conectado mucho con mi familia. Es raro, porque estoy más lejos. Pero cuando vuelvo a Santiago los agarro y estoy con ellos siempre porque después me alejo y los extraño. Eso me hizo agarrarles más amor. Valoro mucho mi casa, mi cama, la comida rica (….) Quizás el común de la gente lo encuentra muy banal, pero te enseña a valorar esa pocas cosas que uno tiene normalizado.

-Se habla de que actualmente el país pasa por una crisis de seguridad. Estando sola, ¿no te da miedo que te asalten o que te pase algo?

-Eso es súper complejo. Siempre va a existir el miedo de que algo así pueda pasar, pero trato de no pensar en cosas como que me secuestren, me violen, o un montón de cosas. Esto lo he hecho hace casi 4 años y en todo este tiempo ni señales de que me asalten, ni nada de eso. Entonces siento que Chile aún sigue siendo bien tranquilo. 

Obviamente cicloviajar por Santiago no es muy recomendable, pero si uno pretende ir al sur de Chile o lugares súper alejados del norte, es muy poco probable que te pase ese tipo de cosas. Al contrario, la gente ha sido una bendición para mí. Me han salvado de muchos climas súper adversos, por ejemplo.

Compartir una travesía: la experiencia completa de la convivencia vial

-¿Cómo es la “relación” con tu bicicleta? Es tu única compañía en el viaje…

-No sé mucho con detalle, pero es como la relación que los samurais tenían su espada. Algo así. Mi bicicleta tiene nombre, se llama Ayün, que significa amor en mapuzungún. Eso es lo que siento por lo que hago.

La bici es un elemento importante tanto en el viaje físico, como el mental. El hecho de estar sola y ver una bicicleta me hace pensar que no lo estoy. Puede sonar loco, pero cuando me siento insegura, siento un nivel de compañerismo muy fraterno, a pesar de que no te da ninguna palabra de aliento. Se supone que es algo “muerto”, pero uno le da esa vida que uno necesita. Esa compañía en ruta, uno se la da.

-¿Qué visión tienes sobre al convivencia vial de autos y bicicletas?

-Yo tengo la experiencia de como es, no tan solo en lo urbano, sino que a nivel carretera. Siento que entre los choferes y los cicloviajantes estamos tratando de ocupar las vías sin que nadie muera, porque veo mucha gente tocándome la bocina, apoyando, y organizándose cuando los rieles son muy angostos. Pero eso significa de que Chile no está preparado para asumir una cultura cicloviajera.

Hay que mejorar cómo se informa sobre la convivencia vial y el respeto de 1,5 mts para los ciclistas. Muchas veces a nivel regional no existen calles donde uno pueda tener esa distancia, pero si pueden bajar la velocidad. Se puede organizar a los choferes para que el ciclista pueda pasar sin morir.  En lo que yo he vivido, la gente lo hace, pero veces no, y te pasa la muerte muy cerca. Entonces eso de que va una vida arriba de la bici, de que hay sueños por cumplir, es comoletamente real. 

-¿Por qué decidiste contar toda tu travesía en las redes sociales?

-Principalmente para mantener tranquila a mi familia. Para mi mamá es muy importante ver lo que está pasando y de forma bien completa. Ella sufre de tiroides y otras enfermedades, entonces si no sabe de mí ella no puede dormir.

También en YouTube empecé porque después de llegar de mis viajes, me juntaba con mi familia y veíamos los archivos de las historias de mi Instagram en la tele, comíamos cosas ricas y lo pasábamos bien. Me dijeron que por favor hiciera un trabajo ahí con YouTube para aprovechar más la tele y ver los videos en familia. TikTok fue para llegar a las nuevas generaciones. Ahí está lleno de chicos del 2000 en adelante, entonces me gustaría ampliar a que conozcan el cicloviaje la gente que quizás no sabe que existe. 

A mí me salvó la vida, y creo que ahora la juventud está demasiada depresiva y la salud mental muy dañada. En ese sentido, siento que el cicloviaje puede ayudar a mucha gente.

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