Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Especial The Clinic

11 de Febrero de 2023

La vida que no fue, el sueño de la casa propia y una familia con gatos

Adopté dos gatos al terminar una relación y hoy son mi familia Patricio Vera

Fue bonito partir mi propia familia con ellos, mis dos gatos. Me pasó que por estar tantos años pololeando, cuando terminé, empecé a valorar más las otras relaciones. Me di cuenta que el amor de pareja es solo un item en tu vida.

Por Nadia Martínez

Soñaba con tener una casa y un gato, pero antes tuve que terminar una larga relación. A él lo conocí cuando tenía 5 años y a los 17 comenzamos a pololear. Fuimos creciendo juntos, pero yo sentía que, en la toma de decisiones, yo iba más adelantada que él. Cuando ya llevábamos 11 años juntos, yo le conversaba de irnos a vivir juntos, pero me decía “ay, estamos bien así”.

Siempre tuve la idea de tener casa propia, un departamento. Ambos postulamos a subsidios, pero solo él logró obtener uno en ese momento. Yo no pude, porque en mi trabajo como esteticista solo daba boletas, pero esa propiedad iba a ser para los dos y convivir.

En ese tiempo ya había empezado la pandemia y como trabajadora independiente, y por las dificultades de generar ingresos, tuve que volver a la casa de mis papás. Ahí él se fue conmigo, pero ya la relación había comenzado a deteriorarse. Con el paso de los meses veía que me iba a tener que despedir de la idea de un departamento junto a él.

Todo iba mal en nuestra relación, sentía que le molestaba todo de mí. Yo iba a terapia y la psicóloga me dijo algo que me marcó hasta el día de hoy: “¿Quieres seguir sufriendo todos los días un poco o prefieres sufrir una vez harto, pero que se acabe?”.

Me hizo tanto sentido esa frase, que al día siguiente le dije a él: “Lo lamento mucho, pero esto no puede seguir”. “Ah, yo me tengo que preocupar de mí”, me respondió. Sentí que esa reacción fue súper fría, pero con la pena y todo, era lo correcto. Después de eso se fue de la casa de mis papás y nunca más lo vi y así terminamos 13 años de relación.

Me sentía súper enrabiada y no podía entender cómo pude valer tan poco para una persona con la que había estado tanto tiempo. Creo que no lo había querido ver antes, pero eso siempre estuvo ahí. A pesar de todo eso, me propuse retomar mi plan inicial: tener un departamento propio.

Me puse las pilas con la misión de lograr un subsidio y finalmente me salió. Ahí me compré el departamento en el mismo lugar que había visto con mi expololo y que pensé, en algún momento, para nosotros. Sabía que él no se iba a ir vivir ahí, porque no me lo imaginaba yendo al banco solo.

Cuando me entregaron el departamento fue épico. Soy amante del rosado y decidí decorarlo entero con ese color para sentir realmente “esto es mío”. Fue en agosto del 2022 que me pude mudar a mi nuevo hogar y, al día siguiente, de inmediato fui a la Fundación Adopta, porque quería tener un gato. No quería vivir sola, porque me gusta tener compañía, además que siempre había soñado con tener uno colorín.

El día que llegué a buscar uno, pensé: “Pucha, igual trabajo harto, quizás va a estar muy solo en la casa, a lo mejor debería adoptar dos gatos”. Justo el colorín que había elegido tenía un hermanito negro, y como a los gatos negros la gente no se los lleva, me quedé con los dos.

Crutón, el negrito, es independiente y me acompaña por todos lados en la casa. Y Odín, el otro, es más como de “me gusta regalonear, pero de lejos”. Adopté a los dos gatos porque el colorín es súper dulce y a él le encanta estar en brazos, es suavecito. Pero el otro es exquisito y, aunque tú no lo quieras, va a hacer que te enamores de él.

Fue bonito partir mi propia familia con ellos, mis dos gatos. Me pasó que, por estar tantos años pololeando, cuando terminé, empecé a valorar más las otras relaciones. Me di cuenta que el amor de pareja es solo un ítem en tu vida. No lo es todo. Yo lo vivía como lo más importante, pero si algo tengo claro es que, si alguna vez vuelvo a estar en una relación, no puedo dejar de lado otros lazos.

*Nadia Martínez tiene 33 años y es esteticista integral.

Temas relevantes

#Amor del bueno

Notas relacionadas

Deja tu comentario