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Especial The Clinic

14 de Febrero de 2024

Un amor intenso: una noche en Buenos Aires, esperando el colectivo en el paradero

Ilustración: Camila Cruz

Dos chilenos que vivían en Buenos Aires, que se conocieron en un paradero del colectivo, a las 3 de la mañana. Y que desde entonces iniciaron una relación que pasó del amor a la amistad durante casi dos décadas. Este es el relato, en primera persona, de Lilian González.

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“Tenía 21 años cuando decidí mudarme con mi hija de cinco años a Argentina, para estudiar gastronomía y trabajar. En esos años vivíamos en Buenos Aires, donde mantenía una relación con Adrián. Sin embargo, un día antes de irme, inicié una nueva historia de amor.

Justo antes de viajar a Chile para celebrar las fiestas de Navidad y Año Nuevo con mi familia, estaba esperando el colectivo 91, a las 3 de la mañana, para ir donde mi novio.

Mientras esperaba, se bajaron de un auto cuatro personas y de curiosa me acerqué a ellos para preguntarles si pasaba el colectivo. En la conversación noté que eran cuatro hermanos chilenos, me preguntaron de qué parte era y coincidimos en que todos éramos de La Florida y vivíamos a menos de tres cuadras de distancia.

Les conté que iba al Barrio Belgrano, al mismo lugar que ellos, y ofrecieron llevarme. Fernando, que era el conductor, pasó a dejar a sus hermanos y luego a mí.

Se estacionó afuera de la casa de mi novio y empezamos a conversar. Yo quería que me invitara a tomar un café o algo, pero no pasó nada. En la conversación, le comenté que me iba a Chile el día siguiente y me pidió si podía mandarle un paquete a su mamá.

Después de conversar con Fernando entré a la casa de mi novio, discutimos porque llegue tarde y terminamos esa noche. Al día siguiente, Fernando me trajo dos paquetes, uno para su madre y otro de regalo para la mía. Ese día, tenía una fiesta de despedida y lo invité.

Al llegar a la casa de mi amiga, Dora preguntó por Adrián, le dije que habíamos terminado la anoche anterior, me preguntó quién era él (por Fernando) y le respondí que lo había conocido en un paradero la noche y que con él me iba a casar. Ella se rió de mí y me respondió que yo estaba loca.

Pero yo presentía que iba a iniciar una nueva historia de amor.

Con el tiempo regresé a Chile de forma definitiva y Fernando vendió todo para seguirme. Pasamos por diversas etapas: pololeo, rupturas y reencuentros.

Cuando nos volvimos a encontrar, le pregunté si quería pololear conmigo y me dijo que no, que se quería casar. Fernando, entusiasmado, compró lavadora, refrigerador y cosas para la casa. Yo, por mi parte, pedí hora para casarnos y así empezó nuestra historia de amor.

Estuvimos casados durante 16 años y formamos una hermosa familia con mucho amor, compuesta por nuestra hija Fernanda y mi otra hija Myriam. Además, tenemos un nieto y una nieta.

Llegó un momento en el que ya no estaba enamorada y tenía la necesidad de hablar con él. Sentía que merecía el derecho de amar y ser amado por una persona que le entregara el 100% de su corazón.  

Aunque nos divorciamos hace siete años, somos muy buenos amigos. Viajamos juntos y compartimos varios eventos de nuestras vidas. Si a mí me pasa algo, él es la primera persona que llamo. Nos llevamos mejor que muchos matrimonios y nuestra historia trasciende del amor a la amistad, la cual ha resistido en el tiempo”. 

*Lilian González tiene 60 años, vive en La Florida, es dueña de una peluquería, tiene dos hijas, una nieta y un nieto.

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