Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Entrevistas

6 de Mayo de 2023

Ernesto Ottone: “La derecha cometería un grave error en buscar una Constitución conservadora”

Ernesto Ottone y su análisis sobre la elección del Consejo Constitucional.

El sociólogo y asesor clave del expresidente Ricardo Lagos, plantea que la elección para el Consejo Constitucional podría estar sesgada para la derecha, a diferencia de la extinta Convención Constitucional. Ante ese escenario, analiza que sería un error que ese sector político insistiera en una Constitución conservadora y que deberá marcar distancia del Partido Republicano, lo que -a su juicio- podría "significar pérdidas en el corto plazo, pero la existencia en el largo plazo".

Por

Para Ernesto Ottone Fernández, sociólogo y otrora asesor clave de Ricardo Lagos cuando era presidente, el nuevo intento para redactar una nueva Constitución tendrá varios tintes distintos al primer proceso constitucional. Uno de ellos: la composición de las fuerzas políticas.

Ad portas de la elección para consejeros constitucionales de este domingo -grupo que redactará una segunda propuesta constitucional en menos de dos años-, el escritor advierte que el resultado de los comicios podrían inclinarse hacia los sectores conservadores, no como en la extinta Convención Constitucional.

Es muy posible que haya un crecimiento por parte de la derecha, un cierto decrecimiento por parte de los sectores de izquierda, sectores que todavía no tienen representación política en el centro”, afirma Ottone, desde París, Francia.

Ante ese escenario, y frente a una posible capitalización del triunfo en un sector político, plantea que el voto lejano a la política, que siempre se desconoce, debería inclinarse por la racionalidad, para “no causar una crisis a la democracia“.

Al doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Sorbonne Nouvelle-Paris III y profesor honorario de la Universidad Diego Portales (UDP), por otro lado, no le sorprende el poco interés que el segundo intento por redactar una nueva Carta Magna despierta en la ciudadanía. “Es natural que este proceso tenga un ruido mucho menor”, plantea.

Al mismo tiempo, se aleja de la idea de que aquel desinterés sea una manifestación de descontento frente al resultado que tuvo el primer proceso constituyente, con una propuesta constitucional desechada ampliamente en las urnas, incluyendo él, que votó Rechazo.

El texto que planteaba prácticamente una fuerte refundación de muchas instituciones fue rechazado por la enorme mayoría de los ciudadanos”, afirma y agrega: “No creo que se pueda calificar de descontento, porque sería muy forzado”.

¿A qué le atribuiría el alto desinterés ciudadano sobre el nuevo proceso constituyente?

-Este proceso no es el primero, es el segundo proceso constitucional, y el primero fue un proceso al cual se le dio una importancia muy fuerte. Fue un hecho que para quienes tenían una visión más bien refundacional, de que una nueva Carta Constitucional iba a cambiar prácticamente la vida de la República, naturalmente eso le puso un gran dramatismo. O sea, era una decisión muy fuerte.

¿Ese afán refundacional fue un error en el proceso anterior?

-Hay dos elementos ahí que es bueno considerar. Primero, un concepto más teórico, que es el concepto de si las constituciones realmente son las que cambian a los países o son los países las que cambian las constituciones. Son dos visiones distintas. Yo soy de una visión en la cual creo que las constituciones son muy importantes, pero que no cambian a los países. Las fuerzas profundas subterráneas de los países de alguna manera encuentran una forma constitucional. En ese sentido, no creo en una suerte de fetichismo constitucional en que una Constitución va a cambiar a un país de su curso histórico.

¿Entonces es tan necesario este nuevo proceso constitucional?

-Creo que es necesario, y tengo la esperanza de que esta Constitución pueda, a través de un proceso de acuerdo, de diálogo, con un ambiente muy distinto a la que fue la anterior, producir una Constitución que sea más democrática, más progresista, más ligada al Estado de bienestar. 

¿Qué desafíos contempla este nuevo proceso constitucional frente a los resquemores de la ciudadanía que quedaron del proceso anterior?

-Hubo cosas que por cierto causaron una alarma en la ciudadanía, pero en fin, esas cosas excesivamente expresivas habría que naturalmente evitarlas y dar la impresión de un cuerpo que trabaja en serio, que tiene sus diferencias, que tiene discrepancias, donde va a haber un debate, pero ese debate se hace institucionalmente.

Pero no creo que solo fueron las razones de la expresividad las que dieron ese resultado constitucional. Es que el texto que se terminó sacando no era un buen texto, y creo que el gran error que realizó el gobierno fue de pegarse a ese texto y decir “bueno, esto va a ser el eje de los próximos años”.

En algún minuto un ministro de Estado condicionó el programa de gobierno a la aprobación de la propuesta constitucional anterior.

-¡Imagínate qué es eso! Eso es lo que llamo fetichismo constitucional. Es hacer de un proyecto constitucional una especie de gran bala de plata que va a resolver todos los problemas de Chile.

En caso de que se llegara a rechazar el nuevo texto en diciembre, ¿deberíamos caminar hacia otro proceso constituyente? 

-Espero, por el bien de Chile, que esto no se rechace, de que se llegue a un acuerdo. Que nadie quede contento y muerto de la risa pensando que le ganó al otro. Que nadie quede encantado de la vida, que todos pierdan en algo, pero que todos puedan convivir con un proyecto que sea un paso adelante en términos de democracia. Eso, me parece muy importante, por lo tanto, me cuesta ponerme en la situación en la cual este texto sea rechazado. Ahora, si es rechazado, naturalmente tiene que haber una reflexión, porque ¿qué quiere decir si es rechazado? Que de nuevo se armó la zamacueca al interior del proceso constitucional. 

Y en caso de que se rechazara el texto, ¿de quién sería la derrota? ¿De la clase política?

-Sería un problema país tremendamente fuerte, y creo que tendría que llamar a una reflexión más profunda. Ahora, lo que me temo es que esta es una oportunidad muy buena que exista, e incluso si el momento político en el cual se hacen las elecciones es un momento… porque todos los momentos fueron sesgados.

Cuando se hicieron las elecciones de convencionales también el resultado fue sesgado, en ese caso fue sesgado para la izquierda, ahora puede ser que sea sesgado para la extrema derecha, con una presencia mayor por los problemas que estamos atravesando como país, sobre todo el de la seguridad.

La izquierda, en el proceso anterior, tenía las condiciones a su favor, pero el proyecto constitucional fue rechazado. ¿Definiría, cómo lo han hecho otros, que la izquierda desaprovechó ese proceso?

-Es que es bien complicado cuando uno habla de una sola izquierda, porque la izquierda como la derecha, como todas las impresiones políticas, son distintas. Es decir, tienes una izquierda muy radical, muy refundacionalista, que viene de una cierta historia, y otra que es una izquierda reformadora, que es una izquierda democrática en un sentido liberal. Entonces, hay varias izquierdas, incluso en la Convención tuvo mucha presencia una izquierda que estaba a la izquierda de las fuerzas del gobierno.

¿Y esa izquierda que estaba al ala izquierda del oficialismo influyó en el resultado del rechazo?

-Pero por supuesto, porque se pasaron varios pueblos. Siempre surge eso en la izquierda más radical, que tienen la presunción de encarnar… bueno, eso pasa en todas las fuerzas que tienen un cierto fondo autoritario, un cierto fondo de que yo tengo la verdad, y a esta izquierda radical que sentía eso trató de imponer una posición, y naturalmente en una democracia tú no puedes imponer las cosas.

Para el plebiscito de salida de septiembre del año pasado el voto de la derecha estaba claro, pero en la izquierda se dividió. Algunos optaron por el apruebo y otros, como usted, por el rechazo, argumentando que era un mal texto. ¿Hay temor de que eso vuelva a ocurrir?

-Tengo la esperanza de que no sea así y de que lo que pasó en las reuniones que tuvieron quienes redactaron el texto que va a ser propuesto, yo pienso que ahí hubo mucha madurez, mucho espíritu republicano, mucha visión democrática, entonces creo que lo más probable es que eso se pueda repetir. Ahora, no excluyo que si en el voto que se realiza hay una presencia muy fuerte de sectores muy radicales de derecha, jueguen un rol muy obstaculizador de esto, pero también puede pasar con los sectores radicales de izquierda.

Hay un grupo de gente, que se autodenomina parte del 38%, que defiende el proyecto constitucional rechazado. ¿Cómo analiza que mantengan esa postura?

-La considero muy equivocada y no creo que ellos constituyan el 38% hoy. Creo que hay mucha gente que por fin leyó la Constitución en algún momento y se dio cuenta de lo que era aquello. Es muy justo que tengan esa opinión, pero es una opinión, a mi juicio, que no tomaba en consideración un conjunto de elementos que conforman una Constitución democrática.

“Va a ser una votación donde va a tender a crecer la derecha”

Las proyecciones indican que la derecha podría lograr una hegemonía en el Consejo Constitucional. De ser así, ¿la Constitución que se redacte podría quedar similar a la del 80? 

-Me parece que el resultado final va a ser una votación donde va a tender a crecer la derecha, que aparece con más fuerza, pero no por razones constitucionales, sino por razón de la atmósfera política del país y por todos errores que se han cometido. 

-Entre las proyecciones también aparece un triunfo capitalizado por el Partido Republicano.

-La derecha institucional ha recorrido todo un camino. Han sido muy conservadores, han estado contra muchos cambios, pero han hecho un camino de muchos años en democracia y creo que sería muy malo para ellos que compitieran con los republicanos sobre quién es el más duro.

Experiencias que he visto de cuando las derechas históricas e institucionales, que han aceptado la democracia en sus funcionamientos, han hecho concesiones y acuerdos, han terminado completamente subordinadas a la derecha extrema.

Creo que la derecha eso lo tiene que tomar muy en cuenta, que sus intereses no son estar de acuerdo en todo con la derecha radical y que tienen que marcar una diferencia que puede significar, a lo mejor, pérdidas en el corto plazo, pero la existencia en el largo plazo.

¿Pérdidas como cuáles?

-Hoy Republicanos, como puede decir cualquier barbaridad y proponer cualquier barbaridad, avanza rápido entre los sectores que son más partidarios del orden, por decir así, entonces le pueden disputar un electorado. Pero, después las aguas vuelven a su lugar, y la derecha cometería un grave error, no creo que lo haga, un grave error de ponerse a conciliar en buscar una Constitución conservadora. No es bueno para Chile una Constitución conservadora.

Notas relacionadas

Deja tu comentario