Columna de Karla Rubilar | Crisis Sanitaria: Crónica de una crisis anunciada

Hubo muchas alertas para evitar la actual crisis sanitaria. Sudamérica goza de la suerte de tener la mirada de lo que pasa en el hemisferio norte y así poder actuar de forma preventiva. Se alertó a fines del año pasado que la situación sanitaria para el invierno traería una alta circulación viral. Incluso, se le denominó la tripledemia, pues incluía COVID, influenza y virus sincicial.

Contamos con un sistema epidemiológico extraordinario que permite semanalmente ir monitoreando el comportamiento de los diferentes virus y sus peaks. Como también la alerta de la red misma, respecto a la gran cantidad de pacientes que llegaban hasta las urgencias por enfermedades respiratorias. ¿Qué faltó entonces para que pudiéramos actuar preventiva y no reactivamente a esta crisis sanitaria?

Motivados por nuestro amor por Chile y comprometidos, especialmente con la población de riesgo, junto a exautoridades que tuvimos a cargo la gestión y estrategia sanitaria del coronavirus en el país, entendimos que no podíamos quedarnos indiferentes ante la situación sanitaria y el colapso en el sistema hospitalario que atravesamos. Por esta razón, entregamos a las actuales autoridades una serie de propuestas y nos pusimos a disposición para colaborar en todas aquellas áreas y lugares que fueran necesarias.

No había tiempo que perder. Por eso alertamos sobre la urgencia de implementar, por parte del Minsal, un Coordinador Nacional de Gestión de Camas Críticas Pediátricas y Camas Críticas de Adultos. También, reactivar la red integrada de salud, al igual como lo hicimos durante la pandemia, junto con aumentar la dotación de camas críticas disponibles. A esto se suma aprovechar y optimizar el uso de la alerta sanitaria vigente, haciendo uso de todas las facultades que el Decreto permite.

COMUNCACIÓN DE RIESGO

Ciertamente, otra de nuestras propuestas apunta a mejorar y fortalecer la comunicación de riesgo. Herramienta fundamental para llegar con mensajes claros, directos y eficaces a la población. Que estaba débil, y sumado a la fatiga pandémica, generaron una dificultad mayor para llegar a los públicos objetivos con la campaña de vacunación. Las vacunas, al igual que las medidas de autocuidado son vitales para salvar vidas.

Otro punto relevante es conocer con exactitud y en detalle el número de pacientes infectados, el número de consultas de urgencia, el número de hospitalizaciones y de requerimientos de camas de unidad de pacientes críticos. A esto se suma el aumento en la capacidad de resolución de la atención primaria a través de salas IRA – ERA. Implementando unidades de atención prolongada en los SAPU y SAR. Y tal como lo aprendimos durante la pandemia, la importancia de gestionar oportuna y adecuadamente los pacientes que requieran de ventilación hacia las unidades de mayor complejidad.

Todas medidas, propuestas y acciones orientadas a un objetivo claro: cuidar la vida, la salud y el bienestar de las personas, especialmente niñas, niños y lactantes.

Porque más allá de las legítimas diferencias políticas que podamos tener aún hay tiempo para actuar preventivamente. En especial con la influenza que tendrá su peak en pocas semanas más. Lo que prima en cada uno de nosotros, especialmente tras haber hecho frente a la pandemia sanitaria más letal de los últimos 100 años, con una estrategia que ha sido reconocida en todo el mundo, lo que nos mueve es el servicio por y hacia las personas. Uno donde estamos todas y todos llamados, en unidad y colaboración, a servir y estar a disposición del país. Por Chile, por las chilenas y chilenos y por todos quienes habitan esta larga y angosta faja de tierra.

* Karla Rubilar Barahona, doctora, jefa de la unidad de salud pública de la Universidad Autónoma de Chile y exministra de Desarrollo Social.