Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Reportajes

16 de Julio de 2023

El regreso de Pinochet: cómo se reabrió la discusión del golpe de Estado en voz de 10 figuras políticas

Diez figuras de la política nacional hablan con The Clinic sobre el inesperado retorno de la figura de Pinochet a la discusión pública, a menos de dos meses de la conmemoración de los 50 años del Golpe. Una encuesta publicada por MORI-CERC reveló que, a 50 años del 11 de septiembre de 1973, un 36% de las personas justifican el golpe de Estado. La cifra está acompañada con una estadística en que el 39% de los encuestados afirma que Augusto Pinochet es "el hombre que impulsó y modernizó la economía chilena", además de un 20% que cree que es "uno de los mejores gobernantes que ha tenido Chile en el siglo XX". En esta crónica coral, las visiones son tan encontradas como en la discusión a lo largo del país.

Por

El regreso de Pinochet

Ignacio Urrutia, exdiputado del Partido Republicano: “A la gente le gusta el orden, no el desorden. Por eso la gente hoy ve que el gobierno militar de Augusto Pinochet funcionaba mejor. Durante años la izquierda trató de poner al gobierno militar como un mal gobierno, cuando fue uno excelente. Quienes vivimos durante la Unidad Popular, por muy pequeños que fuimos, no tenemos duda que el pronunciamiento militar fue necesario”.

Carmen Hertz, diputada del PC: “Es un retroceso la revalorización de Augusto Pinochet. Es peligroso para nuestra sociedad. El carácter del golpe de Estado no es debatible: es un crimen de lesa humanidad. El Estado de Chile debe condenarlo sin ningún pero. La conmemoración de los 50 años no es un evento, debiera ser un acto de Estado. El regreso de quienes hablan de la figura de Pinochet es un retroceso cultural, político y moral no menor”.

Marta Lagos, directora de MORI: “De alguna manera, soy responsable de abrir esta puerta. Con la encuesta publicada en el Barómetro había un dato bien fuerte y duro: un tercio del país dice que Chile se liberó del marxismo. Justifican el golpe de Estado. Por otra parte, el pinochetismo está instalado ya desde hace mucho rato. La sociedad chilena se esconde detrás de la puerta, porque es algo no quiere saber”.

Manuel José Ossandón, senador de RN: “No creo que el pinochetismo haya vuelto. Hay un fenómeno distinto: la decepción que la gente está sintiendo con la democracia. Si vemos lo ocurrido tras el Estallido de 2019, nos damos cuenta que la política no ha respondido a las necesidades de la gente. Se hacen promesas que no se cumplen. Por eso, más que pinochetismo, hay une tendencia a buscar líderes autoritarios que solucionen de modo fácil problemas que la democracia no logra resolver”.

Tomás Hirsch, diputado y presidente de Acción Humanista: “En algunos sectores de extrema derecha, del conservadurismo más duro, tratan de instalar y reivindicar una imagen distinta del dictador Augusto Pinochet. Usan a su favor el paso del tiempo, instalando una imagen distorsionada de ese periodo. Pretenden decir que rechazan las violaciones a los derechos humanos. Por eso, se debe avanzar en proyectos al respecto: uno de ellos es lograr sancionar el negacionismo -negar la verdad histórica de los informes oficiales como Rettig o Valech- y, segundo, incorporar en los programas de educación la enseñanza sobre la violación a los DDHH entre 1973 y 1990”.

Andrés Zaldívar, exsenador DC y exministro: “Es considerable saber la cantidad de gente que hoy tiene un recuerdo positivo de un periodo tan negro para la historia del país, como fue la dictadura del general Pinochet. Eso significa algo más: que la gente está valorando poco la democracia, difícil de recuperarla en 1990, pero es un tema que no solo está ocurriendo en Chile, sino el mundo”.

Iván Moreira, senador de la UDI: “Las sociedad van cambiando y evolucionando. Si hay una revalorización del 11 de septiembre es porque la gente hoy valora la seguridad. Aprecia la sensación de orden público que hubo en esa época y la mejoría económica de los últimos años del gobierno militar, que logró crecimiento y un ejemplo por su desarrollo económico y social que contrasta con lo que nos ocurre hoy. No creo que haya un ‘revival’ de Pinochet, sino que una legítima falta de seguridades. En especial, lamentablemente, de seguridad pública”.

Lorena Fries, diputada de CS y ex directora del INDH: “La discusión sobre Pinochet seguirá por un tiempo más, y tiene que ver con la forma de transitar en esta democracia. Pinochet no fue nunca condenado. Aunque se sepa de los cheques, los robos, nunca recibió condena. Estamos en un clima donde todo es opinión, no nos basamos en evidencias para discutir. Estamos en ese punto: en la lógica de las opiniones de las tribus que se van alimentando en base a creencias y no vivencias”.

Frank Sauerbaum, diputado de RN: “Se combinan distintas cosas. La gente ve hoy un clima de polarización, de odiosidad y la incapacidad del mundo político de resolver problemas. Esa memoria está fresca entre quienes vivieron el Estallido y lo que ocurrió durante el gobierno de Salvador Allende. Se hace un paralelo de esa situación de violencia que se extrapola al hoy. No es algo antojadizo. Hay una incapacidad del mundo político de ponerse de acuerdo”.

Sergio Bitar, exministro y exprisionero de Isla Dawson: “Hay que enfrentar esto, a quienes llaman a Pinochet un estadista. En mi opinión, se trata de un asesino, un ladrón. Esa diferencia, a pesar del paso del tiempo, seguirá existiendo. Debemos encontrar el espacio para ser capaces de ver que se trata de un ladrón, un asesino y no un estadista”.

El aumento del apoyo al golpe de Estado en la encuesta CERC-MORI

Iván Moreira: “Antes de nada, quiero dejar claro mi apoyo a la democracia. Debemos cuidarla para que nunca más sea necesario un pronunciamiento militar. Yo lo llamo así porque fue demandado por la ciudadanía. La intervención fue popular, como así lo han reconocido figuras de izquierda.

Creo, sinceramente, que el tema solo sigue vigente porque la izquierda prefiere vivir del pasado, porque no tienen nada que ofrecer a futuro. Chile pasó por crisis sociales aún más graves, por ejemplo la Guerra Civil de 1891 que derrotó a Balmaceda, pero en 1941 no hubo parafernalia, como la que hoy se le ha buscado dar al 11 de septiembre”.

Lorena Fries: “Es frustrante el horizonte. El populismo y las decisiones inmediatas se han transformado en algo que le hace sentido a las personas. La democracia requiere y hay que dedicarle tiempo. Hoy, se buscan soluciones rápidas a las crisis. El fenómeno de polarización también contribuye. La democracia va en bajada por la incapacidad de las autoridades y representantes de dar soluciones. Se revive un ethos chileno: el autoritarismo. Vuelve a surgir en el mundo de las incertezas, con una crisis de seguridad, factores económicos de por medio, que algunos buscan vincular a esta discusión”.

Manuel José Ossandón: “Es complejo el tema del golpe de Estado de 1973. La izquierda ha querido instalar una verdad única sobre las causas, planteando toda la responsabilidad en Estados Unidos, la derecha, los militares, cuando no es así. Hubo un problema de la clase política que no supo ponerse de acuerdo, y de la izquierda que, por cierto, creó un clima de polarización y violencia.

Yo no justifico el Golpe, pero entiendo que lo que ocurrió también se puede explicar por las circunstancias que se vivían. El Golpe era uno de los tantos desenlaces posibles, considerando, además, que los intentos que se hicieron para acercar a los bloques políticos tampoco dieron resultado”.

Carmen Hertz: “El negacionismo existente tanto al crimen que fue el golpe de Estado, como al exterminio que propició la dictadura, tiene razones evidentes: pactos tácitos de impunidad para los perpetradores. Quedaron en evidencia cuando Pinochet fue detenido en Londres. Las políticas públicas de memoria han sido deficitarias: la verdad de las prácticas genocidas no deben solo informes, mamotretos, sino difusión de verdad. El Estado debe hacerlo. La justicia ha sido muy tardía. Solo después que Pinochet fue detenido en Londres, muy lentamente los tribunales fueron aceptando lo que siempre debieron cumplir”.

Andrés Zaldívar: “En Chile se están debilitando las instituciones, y la gente empieza a perder fe de la democracia como un sistema de convivencia. Es algo que nos debiera preocupar a todos los sectores: no hay que realizar acciones que siguen polarizando el país entre blanco y negr, izquierda y derecha. La reflexión de los 50 años del golpe de Estado be ser explicar la herida profunda que significa perder la democracia. Salir de una dictadura cuesta mucho. La democracia uno no la aprecia cuando la tiene, pero la echa de menos cuando la pierde”.

Tomás Hirsch: “Si hay defensores en el Congreso del golpe de Estado, más que hace 10 años, es porque no es el mismo Congreso. Hoy hay una arremetida ultraconservadora en el mundo. Lo vimos en Brasil y EEUU. Los grupos ultraconservadores, neofascistas, intentan llegar a la ciudadanía en este contexto. Pero también la izquierda debe hacer una revisión autocrítica: debemos hacer pedagogía y profundizar en la valoración de la democracia. Algunos relativizan el Golpe, lo separan. Pero son inseparables el golpe de Estado con la violación a los DDHH. Son parte de la misma estructura”.

Ignacio Urrutia: “Hoy hay desorden, la economía caída y más. A la gente le duele este tipo de realidad: el narcotráfico, el terrorismo en el sur, la delincuencia. Eso no se vivía durante el gobierno militar. La gente echa de menos un gobierno duro, firme. Algunos lo echan de menos porque lo vivieron, y otros porque les han contado cómo fue el gobierno militar. La gente echa de menos la mano dura. Esa, no existe hoy”.

Sergio Bitar: “Tengo el profundo convencimiento que, más allá de la encuesta, existe una vocación por mantener la libertad y la democracia. Relaciono esto a quienes hoy están en contra del gobierno. Pueden llegar a señalar una preferencia que es absurda, o de quienes no conocieron lo que ocurrió en ese periodo y, por lo tanto, se debe enfatizar de modo permanente lo que ocurrió en ese periodo: un país para todos no puede tener violación a los derechos humanos”.

Frank Sauerbaum: “Alguien me dijo, a propósito de mis dichos -en que el diputado afirmó que ‘el golpe militar fue pedido por la gran mayoría de los chilenos’- que no tomaba en cuenta la violación a los derechos humanos. Lo que yo digo es que nadie pidió el golpe de Estado para violar los derechos humanos. Había una situación de caos y la gente pidió la intervención de los militares. La gente justifica la llegada del Golpe porque es una solución para ponerle una lápida a la violencia que se vivía. Yo creo que por eso la gente hace un paralelo entre lo que se vivió con el Estallido y el Golpe”.

¿Es posible llegar a un consenso como sociedad a 50 años del golpe de Estado?

Marta Lagos: “Hay que dejar claro qué es una democracia y qué no. Hay que hablar de cómo los países civilizados, democráticos, son los que avanzan. Las dictaduras solo hacen retroceder. Hay que poner la barrera en que el golpe de Estado es no ser democrático, que es lago malo ser no democrático. Nosotros mismos no lo hemos valorado lo suficiente”.

Carmen Hertz: “Que sectores de extrema derecha nieguen la construcción de los derechos humanos, el valor universal de estos conceptos básicos, puede ser un peligro para la paz social y mundial. El carácter del golpe de Estado no es debatible, es un crimen de lesa humanidad. Es una obligación del Estado de Chile condenarlo sin ningún pero, y conmemorar estos 50 años del golpe de Estado no como un evento, sino como un acto de Estado”.

Iván Moreira: “En tiempos de crisis, lo que corresponde es creer en la democracia y permitir que el gobierno de turno tenga las herramientas para controlar la seguridad pública, y que se pueda mejorar la economía y las expectativas de mejor estándar de vida para todos. El nuevo y moderno inventado ‘negacionismo’ es la manera más fácil de coartar y amedrentar la libertad de expresión, es una muestra de la denominada Comisión contra la Desinformación, que es más bien una corte de censura”.

Lorena Fries: “Para lograr consensos como sociedad hay que explicar. Hay mucho que tenemos que hacer aún, explicar en sencillo. Hay que explicar qué significa un golpe de Estado, por qué se violaron los derechos humanos, qué consecuencias trae, explicar qué significa perseguir a una persona por pensar distinta. Ahí debiéramos encontrar un consenso, viendo las consecuencias que tuvo. Hay generaciones que vivimos con miedo. Hay que ponerlo sobre la mesa, para que se entiende en su dimensión completa”.

Andrés Zaldívar: “La democracia exige que haya convivencia democrática. Eso se hace rechazando la violencia, ya sea de hecho o en el propio lenguaje. Requiere el respeto a las instituciones, significa escuchar a la gente, dar espacios de participación. Pero no que se pueda hacer lo que se quiera”.

Frank Sauerbaum: “Le ha hecho mal a la sociedad chilena no haber cerrado este capítulo. Es cosa de ver lo que ocurrió en Europa, específicamente en Alemania. Tomaron una decisión, la más sana: un juicio a los culpables, sentenciar y cerrar el tema. Acá también, por otro lado, ha habido un aprovechamiento evidente de quienes han sido víctimas. Cerrar el tema le haría bien a la sociedad chilena. Ellos dicen nunca más, pero nunca más a la violación de los DDHH y lo que generó el golpe militar. Ningún partida pensó en alguna vez tener un golpe de Estado, se generó a través de una mala administración política de sectores de izquierda. Hagamos un reconocimiento de fracasos y errores”.

Sergio Bitar: “Toda mi vida luché por la democracia, los derechos humanos. Para mí, por eso, es importante la discusión que tenemos en el Consejo Constitucional. Hay grupos que intentan presentar las cosas de manera distorsionada, pero que no creo que sean mayoría, que pueden ser los herederos de la tragedia de 1973. No es lo mismo, pero debemos estar bien advertidos”.

Ignacio Urrutia: “Yo hubiera prohibido que se le llamara presidente a Salvador Allende. Yo, en la Cámara de Diputados, la Karol Cariola presentó un proyecto para que ninguna calle se llame Augusto Pinochet, y yo presenté para que ninguna fuera Salvador Allende. Realmente fue un presidente de la República Pinochet Ugarte”.

Tomás Hirsch: “Para lograr un consenso se debe educar. Quienes visitan el Museo de la Memoria toman una actitud diferente. Quienes escuchan los relatos, quienes narran lo ocurrido durante la dictadura, tienen un mayor compromiso con la democracia y los derechos humanos. Yo he promovido, por ejemplo, hacer un memorial frente al Aeródromo de Tobalaba, desde donde salió la Caravana de la Muerte. Hemos encontrado un respaldo de vecinos de La Reina, pero hay quienes intentan, fuera de contexto, decir que podrían haber desórdenes en lugares de memoria. Algo que no tiene nada que ver”.

Manuel José Ossandón: “El consenso de que nunca más tengamos un golpe militar puede solucionar temas que son propios de la democracia. Violar derechos humanos es inadmisible, en cualquier lugar del mundo. Soy de la idea de que algunas personas de mi sector político dejen de negar las violaciones a los derechos humanos, para que se acabe la superioridad moral de la izquierda en esta materia. Si seguimos dudando frente al tema será un asunto de nunca acabar. En ese sentido, me gustaría que el PC haga una revisión crítica del periodo anterior al Golpe. Hasta ahora, se sigue lavando las manos, dando a entender que hicieron una administración perfecto, cuando sabemos que no fue así”.

Notas relacionadas

Deja tu comentario