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The Clinic | Lab

1 de Agosto de 2023

Dagmara Wyskiel, directora de bienal SACO: “El arte contemporáneo se ha dañado a sí mismo encerrándose en palacetes”

La directora de la Bienal de Arte Contemporáneo SACO, conversó con The Clinic sobre la undécima versión del evento. La instancia reúne a artistas internacionales para exponer en múltiples espacios de Antofagasta. Acá cuenta sobre la nueva edición que además tiene como eje central la violencia y el Golpe de Estado en Chile.

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Dagmara Wyskiel llegó por primera vez a Chile desde Polonia en 1997. Procedente de Cracovia, realizó un intercambio que la llevó a estudiar Diseño en la Universidad de La Serena con cursos de Filosofía Contemporánea y más tarde Historia Contemporánea. Pero su estadía la fijó en Chile en 2001.

Actualmente es directora de la Bienal de Arte Contemporáneo SACO. Un evento que se realiza en Antofagasta y que ya va por su edición número 11. “La vida me llevó a esta ciudad, me impresionó. Me fascinó el desierto. Me di cuenta de que estoy en un territorio totalmente vacío de la presencia de la institucionalidad, de cualquier tipo, de cultura y de arte. Tanto en el contexto de educación como de circulación o investigación”, dice en entrevista con The Clinic.

Bajo esa mirada, se planteó la idea de un espacio para el arte contemporáneo en la segunda región del país. “Hace 15 años empezamos a realizar proyectos esporádicos. En el año 2012 se da la posibilidad de financiamiento de una gran exposición para traerla desde Los Ángeles, Estados Unidos, a Antofagasta”. Así se creó una instancia que, inicialmente, estaba pensada que sería solo de una semana. De ahí su sigla SACO o Semana de Arte Contemporáneo. Sin embargo, y con el tiempo, siete días empezaron a quedar muy cortos.

Así, SACO mutó en un Festival y de allí en una Bienal. Esta es su segunda versión en este formato, con apertura desde junio pasado, y permanecerá hasta la segunda semana de septiembre en Antofagasta y San Pedro de Atacama. Su nueva edición se titula Golpe e invita a reflexionar sobre las distintas manifestaciones de la violencia y los 50 años del Golpe de Estado

En Golpe ¿Qué obras se pueden encontrar en relación a esta conmemoración? 

Más vinculada con la conmemoración de los 50 años está la exposición en La Providencia, el ex centro clandestino de detención y de tortura. Podemos ver allí “Una red: Arte postal en América Latina y Europa del Este 1970-1980”, con la curaduría de Marcio Harum, de Sao Paulo. Una propuesta muy importante porque a veces suele pensarse que el terrorismo de Estado puede venir solamente de un lado ideológico. Yo como polaca sé que no es así, que hay que cuidar la democracia porque es frágil. Y de otro lado, está la exposición “Última huella” de Claudio Pérez, fotógrafo chileno con una larga investigación sobre la pérdida de las imágenes de los detenidos desaparecidos. Es una exposición sobre las personas que han perdido el rostro una vez, después otra vez, por la destrucción de los lugares de memoria, entre otras causas.

Arte Contemporáneo en Antofagasta 

¿Cuál es la importancia de la presencia de arte contemporáneo en ciudades lejos del centro del país como Antofagasta? 

Entre Valparaíso y Arequipa no hay ninguna escuela superior, ni de artes visuales, de pedagogía en artes visuales o de historia del arte. Incluso pensando en que tenemos detrás San Pedro de Atacama y todas sus riquezas atacameñas. Toda la comunidad está destinada a entregar su vida al servicio de la gran industria. Eso es lo que me provocó una rebeldía, un gran “no”. Es decir, no porque nací en el norte me voy a dedicar a la minería. El arte contemporáneo puede sacar, puede romper o por lo menos provocar esa fisura. Y esto se hace justamente trayendo a las nuevas generaciones a las exposiciones de arte. 

En ese contexto ¿Cómo han ido trabajando para sacar adelante una experiencia como SACO? 

La Bienal no sería posible si estuviéramos pensando de manera clásica, en ocupar espacios que anteriormente alguien diseñó y construyó para la circulación y apreciación de la producción artística. Simplemente no lo hay en Antofagasta. Las salas que de manera permanente sirven para las exposiciones y que fueron diseñadas como tales son dos. El resto es adaptación de otros espacios existentes. Estamos en estacionamientos, en playas, en techos, en terrazas, en pasillos, en muelles, en salas de clases, en un millón de lugares que de manera temporal compartimos con diferentes anfitriones. 

Hemos generado una red gigante de aliados a lo largo de todo este tiempo en la región de Antofagasta, que prestan sus espacios. A esa red la llamamos Museo sin museo.

Para finalizar, y respecto a la relación del público con el arte contemporáneo ¿Cómo han buscado potenciar el interés por los espacios que se abren en SACO?

Deselitizando el arte contemporáneo. El arte contemporáneo se ha hecho mucho daño a sí mismo durante las últimas décadas, encerrándose en palacetes y con la contratación de guías que hacían a los visitantes sentirse tontos y no educados. Ahora nos toca el tremendo rol de reconquistar el público. Pero en Antofagasta, como no había dónde elitizar el arte porque casi no lo hubo por algunas décadas, nosotros no tenemos ese problema. La gente simplemente viene a ver algo de repente nuevo, exótico, y justamente mediado de otra manera. Mediado en un espacio público, por personas no preparadas profesionalmente, muchos siendo autodidactas. Gracias a eso no existe ese riesgo de la elitización, y con ello esperamos llegar este año nuevamente a las 40 mil visitas. 

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