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Entrevistas

15 de Agosto de 2023

María Pardo (CS), consejera constitucional: “No podemos aceptar una Constitución que sea sólo de un sector”

La abogada, una de las cuatro representantes de Convergencia Social en el Consejo Constitucional, dice que en las enmiendas de los Republicanos "se aprecian muchos gustitos" y critica la posibilidad de retroceder en materia de aborto. "Republicanos tiene miedo de exponer a sus consejeros al bochorno de no poder defender sus enmiendas", advierte.

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“Gustitos”. Eso es lo que aprecia la consejera constitucional, María Pardo (CS), en algunas de las 400 enmiendas ingresadas por los Republicanos el 17 de julio, que deberán a discutirse en particular en cada comisión a partir del 14 de agosto. Para la abogada y doctora en Derecho, que representa a la región de Valparaíso, lo que buscaría la oposición con esas indicaciones para una nueva Constitución “es hacernos retroceder”.

“He hecho todos los esfuerzos para detener el avance de la ultraderecha”, asegura Pardo, quien se muestra preocupada por el poco avance de la discusión, retrasada por las bancadas opositoras porque “hay muy pocos consejeros que realmente tienen conocimiento acerca del contenido de las enmiendas que se presentaron”.

La especialista en Derecho Constitucional y Género enfatiza en la necesidad de alcanzar consensos y evitar los maximalismos que marcaron el trabajo de la Convención Constitucional.

El tiempo del proceso constitucional avanza a paso firme, y el debate en particular de las más de mil enmiendas está por comenzar. ¿Ve avances en el proceso, respecto de los plazos?

-He expresado en varios lugares mi preocupación respecto al estado de avance de la discusión. Se fijó un cronograma cuando nos instalamos, que señalaba que en agosto íbamos a discutir las enmiendas en comisión, y eso no ha comenzado hasta el día de hoy. Estamos muy preocupados, porque creemos muy importante que podamos llegar a acuerdos. Aún creemos que tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para llegar a acuerdos, pero desde luego que eso requiere de la disposición de la contraparte para hacerlo.

–¿Hay alguna especie de dilación soterrada por parte de sectores como el Partido Republicano?

-Se le ha dado muy poco espacio a la discusión en comisión. Efectivamente, aunque no lo podría decir a ciencia cierta, porque no sé en qué piensan cuando hacen las cosas que hacen, pero para nosotros aparece como que se está postergando la discusión. Eso nos parece complejo, porque son muchísimas enmiendas, y es necesario que veamos de qué se tratan.

En mi comisión se nos da un tiempo para exponer, pero solamente cinco minutos para preguntas, lo que es bien complejo. Por otra parte también es cierto que las respuestas no satisfacen un estándar mínimo de hacernos poder entender de qué se tratan y cuál es la intención de las enmiendas, lo que a mí me parece preocupante. 

–¿Qué motivaciones hay detrás de esto? ¿Querer llevarse la pelota para la casa? ¿Ir retardando el proceso para evitar que se discutan sus enmiendas?

-Lo que ellos dicen es que necesitaban más tiempo para estudiar las enmiendas, que son muchas, y que necesitan ponerse de acuerdo. Pero yo creo que por parte de los republicanos existe el miedo de exponer a sus consejeros al bochorno que significa no poder defender sus enmiendas, porque creo que hay muy pocos que realmente tienen conocimiento acerca del contenido de las enmiendas que se presentaron. Esa es mi impresión. 

Ahí se hace la distinción con nuestro bloque de unidad. Hicimos el esfuerzo de juntarnos todos con nuestros asesores, y revisar enmienda por enmienda, cada una de las que presentamos, consensuarlas, cambiarles palabras, ponerle oraciones. En eso fueron de gran ayuda los comisionados expertos que nos acompañaron en esta labor.

–¿Hay alguna especie de diálogo o negociación para destrabar un poco esto?

-El calendario se decidió en la mesa de delegados, en conjunto con la directiva, por mayoría. La próxima semana empieza la discusión enmienda por enmienda, y ahí lo importante es que la discusión sea enmienda por enmienda. No podemos empezar a votar hasta que no discutamos cada una de las enmiendas. 

Ahí van a ser importantes los esfuerzos que podamos hacer para llegar a consensos. Es necesario que de todos lados haya un esfuerzo por llegar a un acuerdo transversal. No podemos aceptar una Constitución que sea sólo de un sector. Necesitamos una Constitución que sea para Chile. 

–En ese sentido, ¿qué rol ha jugado Chile Vamos en el diálogo por las enmiendas? ¿Hay una disposición mayor o cree que van siguiendo al Partido Republicano?

-Ese análisis todavía no lo termino de decantar… por una parte, levantó alertas que algunas enmiendas se presentaran en conjunto entre las tres derechas. Por otra parte, en el análisis más fino de las enmiendas, hay muchísimas que son casi idénticas, y eso evidentemente nos preocupa, y se lo hemos hecho ver a nuestra contraparte, sobre todo a Chile Vamos, que es una derecha con vocación democrática.

Es importante recalcar el rol que pueden cumplir como articuladores de una Constitución que sea efectivamente para todos y todas, y no solamente con una identidad. Ellos tienen esta gran decisión que tomar, y espero que tomen la correcta, que sea para el país. 

–¿Y ve factible que se consolide una capacidad de acuerdo con Chile Vamos? ¿O un dique de contención a los republicanos?

Hay varios consejeros de Chile Vamos que muestran bastante apertura al diálogo y a llegar a acuerdos transversales. El otro día en la visita del Presidente Lagos el consejero Eluchans dio muestras de eso. El consejero Becker muestra bastante disposición al diálogo. Pero está por verse esto. Todavía no está tan claro. 

-¿Cree que se va avanzando hacia un momento definitorio?

-Esa es la decisión que hay que tomar, o quizás ellos ya la tomaron, pero todavía para nosotros no está tan claro. En todo caso, ha habido harto diálogo y conversación, pero estamos a la espera de ver si eso decanta en algo más concreto. Ya pasó el momento de las palabras de buena crianza y llegó el momento de probar con gestos y hechos concretos que efectivamente hay posibilidades y disposición de llegar a consensos y compromisos. Lo importante acá es llegar a una Constitución en que no todos estemos 100% felices, pero que podamos decir que es mejor que la del 80, que está absolutamente agotada y no da respuesta a los problemas reales de las personas.

No podemos mantener un sistema de salud que está hecho a la medida de unos pocos. La salud es una urgencia para las familias hoy en día y no puede ser un privilegios para unos pocos. Hay temas como esos en juego. Mantener el modelo de isapres es excluir al 80% de la población.

Hay que sacar los aprendizajes del proyecto anterior, que fue acusado de tener pretensiones muy maximalistas. Bueno, querer rigidizar todos los temas a nivel constitucional precisamente apunta a un maximalismo que no le hace bien a nadie.

Constitución y “gustitos”

-¿Cómo ve la idea de restringir el aborto en la nueva Constitución?

-No puedo sino leer las enmiendas relativas a la protección de la vida que está por nacer que se presentaron como una intención de quitarnos derechos a las mujeres. Con ese tipo de enmiendas, lo que quieren hacer es dejar abierta la puerta para que más adelante se prohiban situaciones tan dramáticas como que niñas que han sido violadas no puedan poner término a un embarazo. Eso me parece muy grave. Es una amenaza a los derechos de las mujeres. Es un retroceso.

El mínimo al que debiésemos apuntar es no retroceder. Nos ha costado muchísimo llegar al punto de que se permitan estas tres causales de interrupción del embarazo, tres hipótesis de situaciones gravísimas en que, excepcionalmente, se permite a las mujeres interrumpir su embarazo. No hay espacio para retroceder. Es algo que no podemos permitir.

-Dada la composición del Consejo, algunas de estas enmiendas pueden quedar en el texto constitucional sin necesidad de tener que negociar algo con ustedes. ¿Eso sería una causal para empezar a posicionarse desde el ‘en contra’?

-Eso es algo que hay que evaluar. Tenemos que hacer los mayores esfuerzos hasta el final. Yo fui elegida por más de 100 mil personas en la Región de Valparaíso para hacer un trabajo, y no me voy a ir de acá sin haber hecho todos los esfuerzos para llegar a acuerdo. Y he hecho todos los esfuerzos para detener el avance de la ultraderecha, que lo que buscan, como leemos en muchas de sus enmiendas, es hacernos retroceder, y a las mujeres sobre todo quedar en una posición muy desmejorada.

Yo me voy a formar una opinión respecto del resultado. Creo que es muy temprano para hacerme un juicio. Pero es muy importante llamar a la ciudadanía a observar atentamente lo que está sucediendo y formarse un juicio.

-¿Ha habido también apatía por parte de la ciudadanía o desconexión con el proceso?

-Acá hay varias cosas. La frustración por un proceso constitucional anterior fallido, una sensación de inseguridad que tiene que ver con la seguridad pública y que hay tantas familias que no llegan a fin de mes, y que pareciera que la política hoy está más deslegitimada que nunca.

Siempre me preguntan cómo reencantar a la ciudadanía, y yo no sé si se la puede reencantar, porque es como pedirle a la gente que cambie esa emoción de frustración, rabia, desesperanza, por una completamente distinta. A mí me gustaría, y espero que así sea, que los consejeros de izquierda y derecha entendamos que este espacio puede ser un lugar para relegitimar la política, si es que sabemos poner de nuestra parte, si es que sabemos poner el interés general por sobre cualquier interés o mezquindad particular, por sobre cualquier gustito. 

Yo creo que en las enmiendas de los republicanos se aprecian muchos gustitos. Eso de cambiar ‘presidente o presidenta’ sólo por el masculino es un gustito. Hay muchas enmiendas de ese estilo, entonces yo me pregunto a qué vinimos, ¿a darle a Chile una Constitución que permita a las personas mejorar sus condiciones de vida o a darnos gustitos?

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