Gabriel Urzúa y el éxito de Robin en Generación 98: “La comedia es algo que manejo más que la tele”

Gabriel Urzúa dice que nunca imaginó la popularidad que lograría en el público Robin, el personaje que interpreta en Generación 98, y que creó en una semana. “Es una sorpresa también para mí. Creo que para todos en la producción”, reconoce el actor. Sin embargo, es humilde a la hora de analizar este fenómeno. “Creo que es un asunto de acierto de guion, de la química con mi compañera, Dani Ramírez. La verdad, no lo esperaba”, continua.

Quienes siguen la teleserie saben que Robin es enfermero y el mejor amigo de Martita (Ramírez). Por el cariño entre ambos, accede a fingir ser pareja de ella frente a sus excompañeros de colegio, a pesar de ser abiertamente gay. Lo paradójico es que Robin inicialmente no estaba en la historia, y Gabriel Urzúa se unió al elenco a poco del inicio de la producción.

El enfermero atrajo al público desde el principio y pasó de ser un personaje de reparto a uno de los más importantes, todo por la audiencia. “La lealtad del Robin es la que se espera de los amigos. Robin dijo ‘amigo de todos es amigo de nadie’, y él es amigo de la Marta, por eso le cuenta todo”, escribió un tuitero.

“Es que esos son los amixs (sic) que una necesita en la vida”, alabó otra cibernauta. “Mataría por un Robin en mi vida, mis amigos son harto penquitas”, reconoció otra.

El personaje en Generación 98 es el primero que permite a Urzúa a mostrar sus dotes de comedia en teleseries, no así en su carrera. En sus 10 años en el espectáculo, no son pocos los montajes que ha encabezado junto a su compañía teatral Bonobo. En todos ellos ha demostrado que puede moverse con soltura por la comedia y la comedia musical.

“La comedia es algo que yo manejaba un poco más que la misma tele“, reconoce. “No he hecho tantas teleseries, no manejo tan bien su código, pero sí había hecho teatro y harta comedia en el teatro”, relata. “Creo que eso también aportó (en la creación de Robin)”, explica.

En su curriculum cuenta con aplaudidos montajes como “Pompeya”, “Morir de amor” y actualmente “Tell me why”. Pero también ha sacado aplausos con otros como “John, el último día de Lennon” y “Bowie, el musical”.

No obstante, cuando aceptó ser parte de Generación 98, Urzúa venía de un rol bastante más dramático en la telenovela La Ley de Baltazar, aunque con notables similitudes a Robin, según el mismo Gabriel Uzúa destacó. En esa apuesta, dio vida a Hernán, un médico que llega a Cochamó siguiendo a su pareja Mariano (Gabriel Caña), un ambicioso abogado que no aceptaba públicamente su homosexualidad.

“El haber hecho ese otro personaje puede haber tenido relación con la preparación de este”, reflexiona el intérprete, que comenzó su paso por las teleseries en Amor a la Catalán (2019), en Canal 13.

“Si bien tú dices que (Hernán) es lo contrario (a Robin), yo diría que es súper similar; o sea, es un personaje que también es gay, que es del mundo de la salud, y casi con el mismo uniforme”, continua. Fueron esos mismos elementos, los que “me dieron la clave para hacer una distinción entre el uno y el otro. Y, por alejarme de uno, creo que este otro me salió más naturalmente hacia la comedia”.

Gabriel Urzúa más allá de Robin

Gabriel Urzúa tiene 36 años, nació en Santiago y tiene una pequeña hija junto a su expareja, Carmen Zabala, también parte del área dramática de Mega. En su infancia, el actor pasó por cinco colegios diferentes debido a los traslados por el trabajo de su padre, pero a diferencia de la historia de Generación 98, recuerda con cariño ese tiempo.

“Siento que el colegio, en general, es un semillero donde uno se va a enfrentar a la realidad de la vida, creo que puede ser un espacio cruel, pero que es transversal para que quien sea”, reflexiona. “O sea, yo he usado anteojos toda la vida y siempre he sido el ‘cuatro ojos’ o no sé, porque era orejón. También me decían Topo Giggo, pero no me afectaba tanto”, reconoce.

Eso sí, reconoce sus ventajas, al ser un “hombre blanco heterosexual, entonces no me comí tanta rudeza”, recuerda. “Yo lo pasé bien en el colegio, creo que era el ‘payasito del curso’. Así que entre humor, la buena onda, el deporte, lo pasaba bien”, dice.

Antes de sumarse a Verdades ocultas, en 2021, donde dio sus primeros pasos en Mega, la vida del actor ya transitaba entre el teatro, el cine y las series. De hecho, a la hora de elegir al personaje favorito que ha interpretado en su carrera, no duda en nombrar a Leyla, de la obra Pompeya, escrita por Gerardo Oettinger y dirigida por Rodrigo Soto.

“Es un personaje que me hizo vibrar mucho y conocer muchos lugares… Es el que más me gustó salir a hacer, es que era un personaje muy raro”, cuenta. “Era una persona transgénero que trabajaba en la calle y en una situación de asesinato, quería ir a cobrar venganza. Tenía mucho humor”, añade. “Debo decir que Robin debe tener muchas cosas de la Leyla”, dice.

Pero pese a los avances en su trabajo, Urzúa mira con calma hacia el futuro. Hace un año colabora con una amiga, que actúa como su representante, y le ha ayudado a ver en qué momento se encuentra y hacia dónde podría ir con su carrera. “Es la primera vez que alguien me dice que cabe la posibilidad de seguir haciéndolo todo”, cuenta el actor, director y dramaturgo.

“Hay una parte de mí al que se le llena el espíritu cuando hay un desafío por delante por crear, ya sea un personaje para una obra, dirigir un montaje, actuar en una película, serie o teleserie”, reconoce. “Y hasta el momento eso se ha podido conjugar”.

Gabriel Urzúa asegura que no tiene un perfil determinado como artista, sino que le gusta poder hacerlo todo. “No tengo ni sueño, ni algo que quisiera mucho”. Luego agrega: “Creo que está bueno poder seguir siendo como el productor de mi carrera, por decirlo de alguna manera, pudiendo tomar las mejores posibilidades que se me van dando”.