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Opinión

10 de Septiembre de 2023

Columna de Marco Velarde (Comunes) | La derecha tiene una deuda con la democracia que no está saldada

Foto: Macarena Ternicien

"A 50 años del golpe, la derecha chilena continúa defendiendo el que es uno de los regímenes autoritarios más sanguinarios de nuestro continente y el periodo en el que más aumentó la pobreza en la sociedad chilena", escribe el presidente de Comunes, Marco Velarde, en esta columna de opinión. "Pero nada de lo anterior les avergüenza y muchos siguen justificando el régimen, sin hacer una crítica sobre el rol y las responsabilidades que su sector desempeñó en aquel periodo", señala.

Por Marco Velarde

En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe militar, la derecha se ha restado de participar de las iniciativas y actos conmemorativos organizados por el gobierno. Sin duda que la más polémica fue la negativa a firmar el “Compromiso por la democracia y los derechos humanos” propuesto por el presidente Gabriel Boric, que terminó siendo suscrito por todos los exmandatarios vivos, incluido Sebastián Piñera.

El debate político de la conmemoración se ha centrado en el quiebre de la democracia. Aquel acto violento fue una conjura de la derecha que contó con el apoyo del gobierno de los EEUU, la venia de la DC y la complicidad de influyentes cuadros civiles. Esta macabra operación política todavía es justificada por importantes actores en la derecha, quienes avalan el cierre del Congreso Nacional, el bombardeo de La Moneda, la muerte del presidente Allende y la interrupción caprichosa de una larga, trabajosa y reconocida trayectoria democrática.

A 50 años del golpe, la derecha chilena continúa defendiendo el que es uno de los regímenes autoritarios más sanguinarios de nuestro continente y el periodo en el que más aumentó la pobreza en la sociedad chilena. Pero nada de lo anterior les avergüenza y muchos siguen justificando el régimen, sin hacer una crítica sobre el rol y las responsabilidades que su sector desempeñó en aquel periodo.

El contenido de las discusiones recientes ha hecho evidente el peso que el pinochetismo y sus adherentes siguen teniendo en los actuales partidos de derecha. Muchos de quienes sostuvieron con acciones y discursos la dictadura, siguen activos políticamente. Intervienen en el debate político, defienden el mito de origen del régimen militar, reivindican el legado institucional y las consecuencias sociales del régimen. Esto no solo ha provocado que la derecha no pueda desapegarse de la dictadura militar, sino que ha hecho estallar la promesa –a estas alturas inmaterializable– de la emergencia de una derecha renovada.  

Más aún, hoy parecen estar en retirada las voces que alguna vez marcaron un camino distinto condenando lo ocurrido desde 1973 en adelante. Comienzan a escasear los personeros que condenan el golpe de Estado sin matices y hemos perdido el susurro de quienes llaman por su nombre al quiebre del orden institucional y el Estado de Derecho. Los demócratas de derecha, específicamente en Chile Vamos, han perdido peso en el último tiempo. Ello se debe al efecto ocasionado por la irrupción con fuerza del partido Republicano que ha radicalizado las posiciones de todo el sector, negando el diálogo y la generación de acuerdos políticos entre oposición y oficialismo.

Lo delicado es que una posición relevante sobre nuestra historia reciente no solo marca una postura frente al pasado, sino también una disposición hacia el futuro. Quien descree de la democracia cuando mira hacia atrás, difícilmente puede valorarla cuando mira hacia delante. Esa es la encrucijada que enfrentan hoy las derechas y esa es la definición que deben acelerar las fuerzas que todavía creen en el valor de la democracia, en el respeto irrestricto a los derechos humanos y en la capacidad de nuestro sistema político de ponerse al servicio de las transformaciones que demanda nuestra era. 

*Marco Velarde, presidente de Comunes.

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