Política
21 de Septiembre de 2023Lidia Casas y enmiendas aprobadas en el Consejo Constitucional: “Es un retroceso para las mujeres, pero también para los DD.HH.”
La directora del centro de Derechos Humanos de la UDP y abogada litigante por el aborto en tres causales en 2017 se refiere, en entrevista con The Clinic, a parte de las últimas normas aprobadas en el Consejo Constitucional, las cuales pondrían en vilo -asegura- la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, los métodos anticonceptivos y las tecnologías reproductivas.
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La abogada y académica de la Universidad Diego Portales, Lidia Casas, tiene un amplio historial ligado a los derechos de las mujeres.
En 2017, cuando el Tribunal Constitucional acogió los requerimientos de admisibilidad de parlamentarios de Chile Vamos en contra de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en tres causales, Casas estuvo presente para argumentar a favor de la nueva legislación, que era una novedad en la conversación sobre el aborto en Chile.
“La causal de violación tiene rostro de niña“, señaló ante los ministros del TC en la instancia. El motivo de sus dichos era claro y simple: el 87% de las mujeres que sufrieron una violación en ese año tenía menos de 14 años.
En entrevista con The Clinic, la abogada se refiere al Consejo Constitucional y a su funcionamiento en el pleno hasta ahora, un día después de que se aprobasen enmiendas que protegen la vida “de quien está por nacer” y la objeción de conciencia individual e institucional, que pondrían en vilo, según establece el oficialismo y Casas, el aborto, los métodos de anticoncepción y las tecnologías reproductivas.
-¿Qué le ha parecido las labores que ha realizado el Consejo Constitucional hasta ahora?
-En primer lugar, sobre el Comité de Expertos, creo que hicieron el mejor trabajo para tratar de llegar a consensos dentro de un marco de lo que había sido un proceso fracasado y de tratar de llegar a mínimos comunes para todos los sectores políticos. Lo que viene después, con un número importante de republicanos, es que eso que había parecido realmente un esfuerzo por llegar a esos mínimos finalmente se perdiera. Si alguien diría que la Lista del Pueblo lo que buscó es precisamente llevar a un proceso constitucional de máximos hacia un lado, lo que ha hecho el Partido Republicano al interior del Consejo y las comisiones es exactamente eso. Hicimos el péndulo.
-¿Y sobre las dos enmiendas aprobadas del derecho a la vida de “quien está por nacer” y la objeción de conciencia individual e institucional que ponen en tela de juicio el aborto en tres causales?
-En la medida en que los republicanos perdieron, la semana pasada, la definición del neonato como persona, modifican la formulación para cambiar el qué por un “quien”. Tal como dijo el consejero Aldo Valle, lo que hacen con el que “quién” es sugerir nuevamente la condición de personas. Ahora, en el “que” tal como en el “quien” sugiere un camino más fuerte a mantener a mantener una línea argumentativa constitucional que va a impedir, no solamente el aborto, porque se sigue pensando sólo en el aborto, pero también está, eventualmente, los anticonceptivos, el dispositivo intrauterino y las tecnologías reproductivas como la fertilización in vitro. Ese fue el camino que siguieron en Costa Rica para eventualmente pensar que en la medida de que aquí hay un “quien” desde el minuto de la fecundación y que el deber constitucional es proteger ese “quien” prohibieron las técnicas de producción asistida. Los niveles de afectación no son meras elucubraciones, como diría el consejero Luis Silva.
Cuando veo la objeción de conciencia no estoy dramatizando nada. El consejero Silva tiene un artículo en una revista de derecho del año 2016 en que él lamenta que las farmacias en el año 2007 no hubieran sabido utilizar bien el derecho, porque él cree que las cadenas farmacéuticas sí podían ser objetoras de conciencia para no vender el anticonceptivo de emergencia.Ya tuvimos casos anteriores con una isapre que no quiso pagar una ligadura de trompas y un hospital que se negó a cambiarle el sexo a un paciente. Hoy podemos tener nuevamente hospitales o clínicas que no quieran realizar operaciones de cambio de sexo, pese a que esté establecido por ley como uno de los servicios a los cuales las personas tienen derecho. Echa abajo la ley de antidiscriminación. Cualquiera puede decidir y discriminar en virtud de sus creencias. Esto es decir “sabe, el derecho no vale nada”.
–Sobre estas enmiendas, ¿cuál de las dos podría generar mayores objeciones en el caso del aborto?
-Las consecuencias más nefastas son respecto del aborto en las tres causales. Primero, los consejeros republicanos en el Consejo han dicho que su mayor propósito es echar abajo esa ley. Con un texto constitucional como ese es casi como pensar de que vamos a tratar de derogar esta ley o, incluso, impugnarla en los tribunales cuando conozcamos de un caso y queramos echarla abajo. La objeción institucional respecto de la ley ya se institucionalizó. Tenemos campus clínicos en los que ni siquiera hacen abortos. Si miro la primera cláusula del “quien está por nacer” más la objeción institucional, uno puede ver el primer gran impacto es el aborto en tres causales, pero luego todo el resto, incluyendo establecimientos escolares.
-Esta jornada el integrante del Consejo Luis Silva dijo que no entendía por qué hay personas que se ponían tan nerviosas con estas discusiones, apelando a que los debates en democracia siempre están disponibles para abrirse. ¿Qué le parece esa declaración?
-Él es consistente con una postura del Partido Republicano que, al minuto en el que fueron electos en el Congreso una de sus primeras era la derogación de la ley de aborto en tres causales. El debate democrático está allí. Lo que parece complejo es lo que está diciendo que tenemos que entrar a debatir el qué significa eso en el ámbito constitucional, que son dos cosas distintas. Hacer aquello es una Constitución es clausurar todo debate. Hoy dado lo que está sucediendo, el tenor de esa y muchos otros artículos sobre el tema de las mujeres, diversidad sexual, es como si todo lo que hubiéramos recorrido cultural, social y políticamente, estemos en una marcha que sean 30 años atrás, literalmente.
-¿Su reparo no está en que se reabran los debates en el Consejo, sino en que se retroceda en ellos?
-No solamente eso, sino que también la utilización de la herramienta constitucional, porque dado de lo que está sucediendo es una especie de clausura de debates. Eso es lo que pasó y enfrentamos, lamentablemente, la política del péndulo.
–Con el historial con el que ha participado usted con respecto a los derechos de las mujeres, ¿cómo calificaría la aprobación de estas normas en el contexto actual del país?
-Es como contracultural, si uno lo mira por donde hemos caminado. Una cosa es lo que la élite política diga y otra es lo que las minorías religiosas quieran, porque este grupo representa no al mundo de los creyentes en su conjunto, sino una minoría que busca imponer esto. Desde el punto de vista de las grandes demandas de los derechos de las mujeres, esto claramente constituye un retroceso, pero también es una política regresiva desde el punto de vista de los derechos humanos. Cuando uno ha hecho ciertas ganancias para el reconocimiento y la posibilidad de ejercer derechos, lo que haría esto es precisamente quitar aquello ganado. A eso se le llama regresión, lo que no está permitido en el derecho internacional de los derechos humanos. Es decir, usted no deroga la pena de muerte para después, con una legislación, volver atrás y decir “yo voy a establecer nuevamente la pena de muerte”.