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Opinión

23 de Septiembre de 2023

Columna de Hernán Rodríguez Matte | Made in Chile

Cuadro de José Benmayor Gentileza: José Benmayor

El escritor y columnista Hernán Rodríguez Matte escribe esta semana sobre la identidad chilena, con el contraste de cómo nos ven algunos extranjeros.

Por Hernán Rodríguez Matte

“Los chilenos son lo peor que existe. Son mentirosos, ladrones, flojos y buenos para tomar. Siempre se están vanagloriando con estupideces como tener el récord del ceviche más largo del mundo, o que ‘Sábados Gigantes’ es el programa que tiene más tiempo en televisión. ¿Como si a alguien le importaran esas cosas? ¿Como si ese tipo de cosas fueran relevantes para un país que, en mi humilde opinión, se está yendo por un despeñadero?”

Joanna es una gringa que vive en Chile hace 20 años. Ella se define como una “Post Gringa” porque según ella ya no la ven tan “huevona” como a una gringa normal. Pero por muy “post gringa” que sea, ayer le robaron el celular y está enfurecida con el país.

Nos encontramos en una exposición de arte en una galería llamada Madre, que a pesar de ser una galería chica estaba llena de artistas talentosos como: Alejandra Prieto, Jose Benmayor y Magdaena Atria entre muchos otros

-¿Sabes lo que escribió Darwin en su diario cuando conoció a los indios chilenos por primera vez? Siguió Joanna mientras se comía un tapadito de ave palta – “Piden todo lo que ven, roban todo lo que pueden”. Y para serte sincera, creo que no han cambiado mucho en esos 190 años.

-A lo mejor Darwin se encontró con un grupo de indios más pedigüeños que el resto – le dije, tratando de quitarle gravedad al asunto.

Típico chileno, tomarse las cosas a la chacota. Creen que es divertido burlarse de los problemas y hacer como si no fuera tan grave.

No me estoy burlando del problema, lo que pasa es que estás generalizando y diciendo demasiadas cosas malas de Chile y encuentro que eso no es justo. Hay tantas cosas maravillosas de este país: el sur de Chile, los ríos, los bosques nativos, la Patagonia, el desierto florido, etc.

-No es necesario que me vendas Chile. Para eso tengo el Lonely Planet. A mí me encanta Chile. Pero me cargan los chilenos. No los entiendo. Trato de confiar en ellos, pero no puedo. En todas las reuniones con chilenos me dicen ‘voy 5 minutitos atrasado’, pero recién están saliendo de su casa. O te encuentras con alguien y te dice ‘¿por qué no te vienes a tomar un trago a mi casa, te llamo mañana?’ y al día siguiente no te llama. Y al día subsiguiente tampoco te llama, y un mes después, cuando te encuentras con esa persona, te dice ‘chuta, nunca te pude llamar, pero veámonos. Te llamo mañana sin falta’. ¡Y tampoco llaman! 

Joanna tiene las manos gruesas, dedos gruesos, muñeca gruesa. Parece que fuera alguien que hace trabajos manuales, pero en realidad es socióloga. Vino a hacer un máster a Chile y, como suele ocurrir con los extranjeros, se enamoró de Chile y se quedó a vivir aquí.

-Pero lo que más me carga – insistió – es cuando hay un grupo de chilenos que quieren pedir algo y cantan esa melodía ‘que lo abra, que lo abra’, o sino ‘el beso, el beso’, o ‘que baile, que baile’. Eso jamás lo había visto ni oído en mi vida.

Eso sí que es un invento propio chileno. Made in Chile.

-Ah, ¿sí? ¿Y qué otras cosas tan importantes han inventado? ¿Made in Chile?

-Un millón de cosas – le dije, sin saber bien qué responderle.

El cuento del tío es un invento chileno, ¿sabías?

-No creo.

-En España no existía ese tipo de estafas hasta que comenzaron a hacerlas llamando desde las cárceles chilenas. Es un producto de exportación.

-Sabes que, Joanna, tú siempre te quedas pegada en las cosas negativas. Es muy desagradable quedarse siempre en lo mismo.

-Ok, tienes razón. Entonces, dime cuáles son esos inventos chilenos.

-Son muchísimos… – dije, tratando de ganar tiempo.

Justo en ese momento, una mujer con el pelo teñido de color rubio, chaqueta de color beige y botas con piel de conejo se detuvo para saludar a Joanna. Era más chilena que los porotos. Se quedaron conversando unos minutos así es que aproveché de sacar mi teléfono y rápidamente le pregunté al Chat GPT: “¿Qué cosas han inventado los chilenos?”. Se demoró unos segundos en pensar y, aunque parezca inverosímil, lo primero que escribió fue: “El roto chileno. Aunque no es un invento en el sentido tradicional de la palabra, el concepto del roto chileno nacido durante la colonización de Diego de Almagro es una importante figura representativa de la identidad chilena”.

No podía creer que ese fuera el primer invento de Chile. El Chat GPT siguió escribiendo; el segundo invento fue: “Píldora Anticonceptiva de Emergencia: El médico chileno Horacio Croxatto fue uno de los pioneros en el desarrollo y uso de la píldora anticonceptiva de emergencia”. Nunca pensé que el Chat GPT me iba a defraudar de esta manera.

Y el tercer invento fue: “El ‘completo’, una versión del hot dog que utiliza ingredientes como palta, tomate, chucrut, entre otros, que lo hacen único en el mundo”.

Joanna comenzó a despedirse de la mujer. Alcancé a escuchar cómo la mujer le decía: “¿Por qué no te vienes a tomar un trago a mi casa? Te llamo mañana”, le dijo justo antes de despedirse.

Joanna me miró triunfal, como si hubiera ganado un punto con esa simple frase.

-¿Y bueno entonces cuáles son esos inventos Made in Chile?

-Mira, Joanna, esto no se trata de enumerar inventos para definir un país. Los países los hacen las personas y sus aportes al mundo.

-Ok, pero por favor, no me digas ni Pablo Neruda, ni Violeta Parra, ni Gabriela Mistral y no se te ocurra decir Pedro Pascal porque ni siquiera es chileno.

-¿Cómo que no es chileno? ¿Viste cuando se comió la empanada en Londres y dijo que le gustaban las marraquetas y los Super 8? Ahí tienes un representante de Chile en el extranjero.

Un representante de Chile en el extranjero son los lanzas internacionales. ¿Esos sí que representan a este país? 

-“¡Ya córtala! – le dije – Eso de los lanzas es una excepción. En todas partes se cuecen habas.” 

-“Si fuera una excepción – dijo ella -, entonces ¿por qué una mujer como Anita Alvarado, que estuvo involucrada en una de las estafas más grandes de Japón, vuelve a Chile y la tratan como una celebridad? La invitan a los matinales y programas de farándula como si fuera un aporte de algo.”

-Mira, yo entiendo que estés enojada porque te robaron el celular. Es comprensible, pero tampoco puedes empezar a despotricar a diestra y siniestra las cosas malas de Chile cuando, en rigor, está lleno de cosas buenas que muchas veces la gente no conoce. ¿Viste a la astrónoma chilena que se ganó el New Horizons Prize in Physics, uno de los premios más importantes del mundo en ciencia? ¿O al chileno que fundó Runway, una de las 10 empresas de inteligencia artificial con más potencial en el mundo según Bloomberg? ¿Y Cornershop? ¿Te parece poco que una empresa 100% chilena haya sido comprada por Uber en 3 mil millones de dólares? Esos son grandes exponentes del potencial que tiene este país.” – dije con una seguridad y una certeza que la iba a dejar a knock out.

“Sí, pero todos ellos tuvieron que salir de Chile para tener éxito. Cuando Cornershop necesitaba levantar capital, ningún inversionista chileno le puso un solo peso. ¿No te parece un poco triste?” 

-“Bueno, a veces las semillas necesitan distintos tipos de tierra para florecer.” 

-“Una pena que no puedan florecer aquí.” 

-“Bueno, a veces pasa así. Imagínate que Chile es como Krypton. Y todas las personas que viven aquí son personas normales. Pero cuando se alejan de Krypton, comienzan a aparecer sus poderes. Como Superman, que fuera de Krypton podía volar y levantar autos, pero si le acercabas un pedacito de su tierra natal, sus poderes comenzaban a desaparecer. Por eso, la mayoría de los chilenos que les va bien no vuelven a Chile, porque Chile es como Krypton y aquí se les acaban los poderes.”

“¿De dónde sacaste esa teoría tan imbécil?” -me preguntó Joanna.

-“Me la dijo el Caca Vial” -respondí. 

-“Tu amigo Vial va a vivir toda su vida en Krypton. A su funeral solo va a llegar gente de Krypton. Y en un par de años, ni en Krypton se van a acordar de él.”

-Pero Joana, lo único que has hecho ha sido hablar mal de este país, pero en el fondo tienes que reconocer que a pesar de todo es un país que te gusta. Es típico de los extranjeros que al principio no entienden bien a los chilenos pero al final del día terminan por enamorarse de Chile y se quedan. Por algo llevas tantos años aquí.

-Llevo años aquí porque el desgraciado de mi ex marido no quiere darme un permiso para sacar a mis hijos fuera de Chile.

Estaba claro que Joanna no era mi público objetivo, pero me pasó algo extraño mientras hablaba con ella. Entre más cosas negativas me decía la gringa, más orgulloso me sentía de Chile. Parece que hay algo en la imperfección, en los errores y en las contradicciones de Chile, que me parece atractivo. Debe ser porque siempre me ha parecido más interesante el que va segundo o tercero que el que va primero. Los ganadores me dan lata. Quizás por eso Joanna me cayó tan mal, porque como buena gringa, siempre quiere ganar.

Yo sé que somos un país bipolar. Un día, Carabineros es una institución que hay que erradicar, al otro día, Carabineros es un orgullo para el país. Un día tenemos la mejor selección de Chile y al día siguiente, nuestra selección está destinada al fracaso. Y así con la Constitución, con las ideologías políticas y con los presidentes. Vamos de un extremo al otro. Es patológico. Según los psiquiatras, la bipolaridad se produce entre otras cosas por el estrés o por eventos traumáticos. Quizás ahí hay alguna explicación para esta locura colectiva que hay en este país, o quizás no tiene nada que ver y Darwin tenía razón cuando dijo: “Los chilenos son una raza poco interesante que ha perdido su carácter al intentar aproximarse a la civilización”.

En cualquiera de los casos, toda esta conversación con Joanna me tenía incómodo y hasta su presencia comenzó a desagradarme. Lo único que quería era irme de ahí, pero no me atrevía a hacerlo de manera muy radical para que no terminara pelándome por ser un chileno mal educado. Lo peor de todo es que a ella le pasaba lo mismo y lo único que quería era irse de ahí. Entonces recordé la palabra perfecta para ese momento:

-“Joanna, yo sé que a ti no te gustan los récords chilenos, pero hay una palabra en el idioma yagán que fue elegida en el libro Guinness como la palabra más concisa del mundo.” 

-“¿Ah sí? ¿Y Cual seria?”

– “Mamihlapinatapai“, le dije. 

-“¿Me estás hueveando?”, respondió.

-“Es verdad. En serio. Mamihlapinatapai significa: ‘…una mirada entre dos personas, en donde cada una espera que la otra comience una acción que los dos desean, pero que ninguno se atreve a iniciar’.”

Joanna me miro en silencio. Yo también la miré sin decir una palabra. Era evidente que ninguno de los dos quería estar ahí. Y en ese momento Joanna hizo algo que me tomó por sorpresa. Algo que jamás hubiera esperado de ella.

“¿Oye, y por qué no te vienes a tomar un trago a mi casa?”, dijo Joanna. -“¿Te llamo mañana, te parece?”

-“Claro, hablemos mañana”, dije mientras nos despedíamos.

Cada uno caminó por su cuenta y nos perdimos entre el anonimato de la gente que miraba los cuadros de la galería  sabiendo que probablemente nunca más nos volveríamos a ver, y que era justamente ese código que solo un chileno podría descifrar, el que nos permitió salir de ahí con cierta paz y dignidad. Sin duda una salida Made in Chile.

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