Columna de la alcaldesa Claudia Pizarro (DC) | La Pintana y el Estado: no solo resolver el problema habitacional

Desde el nacimiento, La Pintana fue tratada como una zona de sacrificio. La dictadura militar nos escogió para un experimento macabro: miles de personas, junto a sus familias, fueron erradicadas de sus hogares y desplazadas de manera forzada hasta esta comuna, abandonados a su suerte en un lugar carente de servicios básicos, equipamiento digno e infraestructura.

Todo esto podría ser solo parte de un episodio oscuro de nuestra historia. Sin embargo, hemos sido testigos de cómo las políticas habitacionales de los distintos gobiernos, desde el retorno a la democracia, mantienen en su origen la semilla de la segregación. Ejemplo de ello fue la construcción de la Villa Nacimiento en los años 90’, con casas de 12 metros cuadrados. En el año 2021 se entregaron las viviendas del complejo habitacional Antumapu, para 1.600 familias, a quienes se les prometió equipamiento e infraestructura de servicios públicos, los que nunca llegaron. En ese lugar, permanecen algunos sitios eriazos en que se emplazarían.

En una comuna como La Pintana con pocos accesos e infraestructura insuficiente, en donde solo recibimos al año 8 mil pesos por vivienda del Fondo Común Municipal, destinados a la mantención de áreas verdes, aseo y al pago de la iluminación pública, las implicancias de este aumento de habitantes sin una planificación seria serán catastróficas: hace más de 20 años que tenemos los mismos 13 colegios municipales y los mismos centros de salud. Cuando enfrentamos la pandemia donde más gente murió fue en la zona sur de la Región Metropolitana porque en número de camas eran insuficientes, sin embargo, hemos sido la solución de otras comunas, pero aún no tenemos un hospital.

El compromiso del Estado de resolver el problema habitacional no puede ser solo un asunto cuantitativo para exhibirlo como un trofeo, también debe considerar aspectos cualitativos, con soluciones en que las personas se integren planificadamente en el territorio.

La planificación, las nuevas leyes y políticas públicas que se van configurando no solo se trata de escuchar a los actores involucrados, sino que también entregar las herramientas y recursos necesarios para llevar a cabo las regulaciones y obligaciones que emanen de ellas. Y sobre todo a los municipios, que en su gran mayoría todavía dependen de ingresos externos para cumplir con sus compromisos en las diversas áreas que impactan en la vida de las personas.

Soñamos con que La Pintana del futuro sea un lugar en el que las familias quieran quedarse a vivir, no en el que estemos condenados a ser, eternamente, el patio trasero de la Región Metropolitana. Albergamos la esperanza, al igual que muchos de los que nos leen porque se puede construir un Chile más inclusivo y justo.