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5 de Noviembre de 2023

Jorge Sharp: “Te podía gustar o no, pero la Concertación era un proyecto país. El problema es que hoy no hay proyectos, no es posible construir mayorías fuertes”

Jorge Sharp para The Clinic (Foto: Felipe Figueroa) Fotos: Felipe Figueroa

El jefe comunal, y principal dirigente de Transformar Chile (partido político en formación), analiza el actual momento de la izquierda. Afirma que el sistema político continúa en una profunda crisis de representación que no ha sido superada aún. Síntoma de ello, dice, es el avance de referentes como el Partido Republicano. "El Presidente Boric alcanzó la primera magistratura de la acción con una muy buena votación, pero una cosa es llegar al poder y otra cosa es construir un proyecto de país, son dos cosas distintas", advierte. Sobre su postura frente al plebiscito constitucional, el alcalde de Valparaíso atribuye la responsabilidad a la oposición de un posible fracaso el 17 de diciembre.

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Cuando Jorge Sharp Fajardo (38) responde si buscará respostularse por un nuevo período en el sillón municipal de Valparaíso, pone cierta cuota de incertidumbre.

El principal dirigente del partido político en formación Transformar Chile, plantea que está sujeto a lo que defina su movimiento. Aunque reconoce que, después de siete años en la alcaldía, está entre sus aspiraciones continuar, aún resta tiempo -dice- para esa decisión “más fina”.

Pero entre las reflexiones políticas del exmilitante de Convergencia Social hay un análisis más de fondo. Es crítico del desarrollo del progresismo, advierte que hoy no existen mayorías sociales que sostengan proyectos políticos estables. También dirige sus dardos a la oposición y su rol en el Consejo Constitucional: “La responsabilidad de que el proceso constitucional tenga posibilidad de fracasar el 17 de diciembre es precisamente de la derecha”, dice.

***

—¿Optará por una reelección a la alcaldía de Valparaíso, o busca proyectarse en la Cámara de Diputados o el Senado?

—El proyecto de la alcaldía ciudadana, que es el proyecto del gobierno local que a mí me tocó hoy día encabezar, desde mi perspectiva tiene que continuar (…). El movimiento del que soy parte, que es Transformar Chile, se encuentra en proceso actualmente de legalización en la III, IV, V región. Vamos a tomar la decisión de proponer a una serie de personas, no solamente militantes, sino que principalmente del mundo independiente para asumir los desafíos tanto en la Cámara de Diputados, en el Senado (…). En lo personal, me gustaría seguir siempre muy vinculado a Valparaíso, por el compromiso que en lo personal he ido adquiriendo desde hace muchísimos años con su futuro. Pero la definición más fina está aún pendiente.

—De su respuesta, desprendo dos cosas: que el proyecto con el que ha ganado la alcaldía en dos ocasiones debe continuar, pero deja abierto a que pueda ser con otra persona a la cabeza. Y a su vez, quiere seguir ligado a Valparaíso. ¿Puede ser en otro cargo?

—Si tú me preguntas en lo personal, a mí me gustaría seguir en la alcaldía ciudadana. Pero es una discusión que trasciende lo que yo necesariamente pueda plantear, tiene que ver con una discusión más colectiva.

—Está sujeto a la decisión política de su espacio…

—Donde uno se sienta más útil, o donde uno más pueda colaborar. Creo que un problema que tienen los movimientos políticos, tanto de izquierda como derecha, es que sus decisiones se terminan siendo siempre tomadas de forma muy cerrada respecto a la sociedad. La característica, a mi juicio, de un movimiento del nuevo tipo, es que las fronteras que ese movimiento tenga con la sociedad sean las menores posibles. 

“Boric alcanzó la presidencia con una muy buena votación, pero una cosa es llegar al poder y otra es construir un proyecto país”

—Cuando sale del Frente Amplio, lo hace con una crítica en esa línea, a la forma de tomar decisiones. ¿Qué análisis hace del bloque, a cuatro años fuera?

—El sistema político sigue teniendo una profunda crisis de representación. Sigue no dando el ancho para, por ejemplo, abordar las causas que llevaron a millones de chilenos a manifestarse el 2019. Decir esto no es apuntar con el dedo al actual gobierno. Todo lo contrario. Sino que, más bien, constatar algo que es de responsabilidad del sistema político en su conjunto. Pero me parece que hoy no existe una alianza, una coalición, un movimiento político, social, popular, mayoritario que se proponga decididamente abordar las causas de la crisis que hoy vive el país. Y ese rumbo, a mi juicio, tampoco lo está dando la derecha (…). Entonces, yo no quiero opinar sobre la interna del Frente Amplio, porque yo no soy parte de él, ni tampoco pretendo volver. No está dentro tampoco de las definiciones de Transformar Chile.

—La crisis de representación es el diagnóstico fundacional de su exbloque. ¿Es la solución más partidos como el suyo, en formación, más fragmentación partidaria, a la crisis de representación del sistema político que plantea?

—Un aporte indudable que realizó el segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet fue poner fin al binominal. En el caso de Transformar Chile, nosotros nos hemos visto la obligación de tener que legalizar una herramienta partidaria. No porque la lógica partidaria nos parezca, per se, la forma de resolver la crisis de representación que existe, sino porque el sistema político en Chile, pese a tener esta crisis de representación tan aguda, es tan rígido que a los movimientos que desde una perspectiva colectiva tienen una posición crítica respecto a lo que está sucediendo en el país, no les queda otra alternativa que recurrir a estos caminos.

Hoy la sociedad chilena está mucho más lejos de la política que hace dos o tres años atrás, y eso tiene una consecuencia: genera el caldo cultivo para la irrupción de fuerzas ultristas como republicanos. El Partido Republicano existe como una fuerza central en el sistema político a consecuencia de la imposibilidad del sistema político de resolver la crisis que hoy existe en el país. Sin crisis (de representación), republicanos estaría reducido a veinte señoras que todos los 11 de septiembre cuelgan en su casa un cartel de Pinochet. Si no vamos a las causas de la crisis, vamos a estar pavimentando un ciclo político con tintes conservadores.

El alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp,  afirma que "la derecha ha comprendido mejor que el progresismo varias de las llaves para entender lo que ocurre hoy en la sociedad chilena".

—Se dice que último ciclo político es más bien caótico, de alternancia, pero con mayorías circunstanciales, lejos de la continuidad que ofrecieron proyectos como la Concertación. ¿Cuál es su lectura?

—Lo que hoy día no hay son proyectos. A ti te podía gustar o no, pero la Concertación era un proyecto país, y logró en torno a ese proyecto construir una mayoría política y diría hasta social. El problema es que hoy no hay proyectos, no es posible construir mayorías fuertes que no sean solo político-institucionales, sino que sean sociales y populares. No hay un sistema coherente de ideas al cual adherir.

El cuadro político hoy día en Chile está caracterizado por la irrupción de la ultraderecha como un actor central en el sistema político, por la crisis de lo que podríamos llamar los proyectos progresistas (…), lo que no quiere decir que no tengan capacidad de llegar al gobierno. El Presidente Boric alcanzó la primera magistratura de la nación con una muy buena votación, pero una cosa es llegar al poder y otra cosa es construir un proyecto de país, son dos cosas distintas. Además, hay una ausencia de la izquierda en la discusión pública, está padeciendo una crisis de incidencia tremendamente aguda. O sea, hoy está muda frente al proceso constitucional. 

—Pero siempre es más fácil “impugnar” cuando se es oposición. Es algo que los mismos dirigentes oficialistas han reconocido.

—Puede ser. A mí me parece que lo que hoy día está sucediendo en Chile, que no es muy distinto, insisto, a lo que sucede en otros países de Latinoamérica o, incluso, en Europa, es que los proyectos de centroizquierda progresista se están convirtiendo más bien en defensores del statu quo más que en aquellos que empujan una perspectiva impugnadora, transformadora.

—¿Eso no significa que esté en contra de disputar los espacios institucionales?

—En ningún caso. Cualquier proyecto requiere una estrategia compleja y comprensiva de todos los espacios donde están las condiciones para avanzar. Eso supone disputar tanto la institucionalidad, como también los espacios territoriales o sociales.

“La derecha ha comprendido mejor que el progresismo varias de las llaves para entender lo que ocurre hoy en la sociedad chilena”

—¿No cree que el oficialismo, con todo lo que implica gobernar, ha perdido incidencia en los espacios de “base”?

—Hoy, en general, los movimientos sociales se encuentran en una situación bien compleja, hay crisis en la convocatoria, derivada de varios fenómenos. Uno de ellos es el que usted comenta, que los cuadros que antes eran parte del movimiento social, hoy asumen funciones institucionales. Pero también hay una especie de “resaca” por las formas en que se ha llevado el proceso constituyente, la derrota del 4 de septiembre y el ascenso de la derecha.

La derecha ganó el plebiscito de salida, no solamente por el “combate aéreo” que hizo por redes sociales, sino que también por un despliegue territorial. Un despliegue territorial que, como no se está inserto en el territorio, no se ve. Me parece que la derecha ha comprendido mejor que el progresismo varias de las llaves para poder entender lo que ocurre hoy en la sociedad chilena.

—Precisamente a esa mejor lectura que atribuye a la derecha, hay otros temas que quizás ahora son movilizadores, como la seguridad. ¿Coincide?

—Es claramente una prioridad ciudadana. Y efectivamente, el campo progresista, la izquierda, tiene un complejo brutal con el tema de la seguridad. ¿Cómo es posible que estos mundos no hayan sido capaces de tomar el tema de la seguridad y convertirlo en un caballito de batalla del país que queremos construir a futuro y se lo hayamos regalado a la derecha? La derecha hizo algo que es muy interesante: convirtió a la seguridad y al narcotráfico en el sistema de control de todo el sistema político, no solamente en un tema social en particular.

Jorge Sharp reflexiona que "Boric alcanzó la presidencia con una muy buena votación, pero una cosa es llegar al poder y otra es construir un proyecto país".

—Hace algunos meses, la expresidenta del PPD, Natalia Piergentili, criticó el excesivo énfasis del progresismo a algunas agendas identitarias, más de nicho. ¿Hay un problema con calibrar las prioridades ciudadanas?

—Me parece que, independiente de la cuestión programática, lo fundamental es lo siguiente: cuando un proyecto tiene claras sus premisas fundamentales, es capaz de poder articular todas las miradas programáticas que existan en torno a ellas. Y el problema que tenemos es que esa premisa no existe. Esa premisa debe ser algo así como un proyecto para todas y para todos, pero siempre priorizando los intereses del mundo popular y las clases medias de empobrecidas.

Cuando tu proyecto político es capaz de plantear una mirada sobre la sociedad, priorizando los intereses de los más pobres, de los más humildes, o de aquellos que están tratando de consolidarse en una situación de emergencia socioeconómica, como sucede con un sector importante en la clase media, evidentemente tus discursos, tus prioridades, tus apuestas programáticas, tu forma de gobernar cambian. Eso no nos lleva necesariamente a excluir esas agendas, todo lo contrario. En el mundo popular, la violencia machista es una realidad. Las discriminaciones que en los barrios existen respecto a gays, lesbianas también.

—¿Esa premisa hoy no está clara en el oficialismo?

—Me parece que no. A mí me parece que el gobierno hace su mejor esfuerzo, creo que en el gobierno se deben despertar todos los días pensando cómo hacer mejor las cosas para que los chilenos vivan mejor. El punto que quiero hacer es otro y es anterior a la labor de un gobierno: yo reclamo la ausencia de un proyecto de superación del neoliberalismo en Chile. No hay fuerzas políticas que lo estén haciendo, que lo estén priorizando. Claramente el avance de la ultraderecha refleja que no estamos haciendo las cosas bien.

Jorge Sharp: “La responsabilidad de que no tengamos una nueva Constitución no es nuestra”

—¿Cuál es su posición para el plebiscito del 17 de diciembre?

—La derecha le hizo una promesa al país que no está cumpliendo. Dijeron “vamos a redactar una Constitución que nos una”. Hoy está lejos de unir al país. Todo lo contrario. Ha provocado más desunión, más diferencias que, incluso, el texto anterior. La responsabilidad de que el proceso constitucional tenga posibilidad de fracasar el 17 de diciembre es precisamente de la derecha y sus representantes que han salido a defender el texto. Algunos más convencidos como (Rodolfo) Carter, otros menos convencidos como (Evelyn) Matthei.

—Asumo que votará “En contra”.

—Tenemos durante los próximos días consejo nacional (en Transformar Chile) para poder definir de manera más fina nuestra posición. Quiero hacer una salvedad de por qué creo que es tan peligrosa la propuesta: contempla la posibilidad de que los derechos sociales puedan ser suministrados tanto por instituciones públicas y privadas. Y de la forma en que está redactado, es perfectamente posible que en algún momento el Estado opte por cerrar consultorios. Por criterios economicistas, alguien perfectamente podría decir “vamos a cerrar tal o cual consultorio”. Eso nos podría hacer retroceder 50 años en materia de salud pública. 

—¿Eso no podría caer en una sobreinterpretación de la norma?

—Es cosa de escuchar al, entre comillas, profesor Luis Silva, quien ha interpretado de esa forma, y otros personeros del Partido Republicano, la Constitución que están preparando (…). La alianza política que hizo la promesa de que iban a construir una que nos es una, se fraccionó. Hay un sector ya del mundo de la Concertación que no va a votar por esta propuesta, también en la derecha. La responsabilidad de que no tengamos una nueva Constitución no es nuestra. No es del campo de la izquierda o del progresismo, sino que es de la derecha, una vez más.

Sharp asegura que "la responsabilidad de no tengamos una nueva Constitución no es nuestra"

En su movimiento político militan exconvencionales constituyentes. ¿No hay una responsabilidad de la izquierda en el “Rechazo” al texto anterior?

—A mí me parece que las causas de la derrota del 4 de septiembre aún no son abordadas con la profundidad que merecen. Se ha buscado, en sectores del progresismo, la crítica fácil de que fue por culpa de las listas de independientes, o del mundo independiente, que los exabruptos de un convencional tal llevaron a que la gente votara de tal o cual forma (…). Creo que hubo un problema de estrategia.

—¿En qué vio ese problema?

—Va desde temas como la falta de maduración de nuestro sector respecto a una propuesta de desarrollo alternativa a la neoliberal, también a una cuestión vinculada a cómo ir manejando los tiempos de la convención, qué temas iban primero, qué temas iban después. Se tomó la decisión de partir por unos temas y no por otros. Ese problema de estrategia, al final, a lo que llevó es que el despliegue posterior a la entrega del texto haya sido tan distinto. Nosotros éramos parte de defender el texto tal cual emanó de la convención. El oficialismo planteó el apruebo para reformar. Los chilenos, por tanto, tenían una confusión, falta de claridad respecto a cuál era la estrategia adecuada.

—Por último, ¿cómo recibe la alerta de viaje levantada por Estados Unidos a sus compatriotas respecto del turismo en Valparaíso y Viña del Mar?

—Todo gobierno puede alertar a sus ciudadanos de lo que estime conveniente. Estas alertas ya las hemos conocido en otras ocasiones. A mí no me sorprenden. Yo, como alcalde de Valparaíso, también me gustaría hacer una advertencia a los vecinos y vecinas de la región y de la ciudad que viajan a Estados Unidos. Es el país con más balaceras masivas del mundo. Es un tema a considerar.

—¿Hay un llamado a reforzar la seguridad, particularmente de zonas turísticas?

—La seguridad del turismo siempre ha sido un tema que nos ha preocupado y nos ha ocupado. He planteado que Chile debe tener una policía turística, por ejemplo. Lamentablemente, ese debate no ha tenido posibilidad de darse en el Congreso Nacional (…). Las ciudades turísticas como las de la región de Valparaíso requieren de elementos y de acción policial adicional. Ahora, desde la perspectiva municipal, nuestro sistema de patrullaje municipal está enfocado precisamente en esos sectores de la ciudad: en los miradores, en el Cerro Alegre, en el Cerro Concepción y en el Plan.

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