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Entrevistas

12 de Noviembre de 2023

Sebastián Sichel: “La gran trampa que le puso el Partido Republicano a la centroderecha es hacerlos creer que tenían que volver a la época de Pinochet”

Fotos: Felipe Figueroa

El excandidato presidencial de Chile Vamos reflexiona con The Clinic sobre el presente de la centroderecha. Si bien dice sentirse representado con el centro, asegura que la derecha debe tender puentes con este sector para buscar gobernabilidad. Además, defiende la propuesta de Nueva Constitución, aunque confiesa que deben corregirse algunos errores, y hace un balance de lo que fue su frustrado intento por llegar a La Moneda. Sobre su futuro político no descarta una futura candidatura como alcalde. "Santiago puede ser una linda pelea" asegura.

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A dos años de su fallido intento por llegar a La Moneda, Sebastián Sichel aborda desde su oficina en la Universidad Gabriela Mistral el presente de la centroderecha. Si bien dice ser “radicalmente de centro”, valora haber sido el candidato de Chile Vamos. 

En esa línea, reflexiona sobre el centro político en general. Su diagnóstico es que fue positiva la irrupción de Amarillos y Demócratas, pero advierte que no deben fragmentarse en muchos partidos, y que deben evitar caer en el “ego político”.

El excandidato de la centroderecha también se refiere al reciente triunfo electoral del Partido Republicano, y postula que tiene liderazgos positivos, pero que algunos siguen vinculados al pinochetismo.

–¿Qué análisis hace sobre el presente de Chile Vamos?

–El eje tradicional de la dictadura-democracia, que era lo que había marcado la política en los últimos 30 años, cambió después del plebiscito pasado. Estamos teniendo una reconfiguración del sistema político que todavía no termina. Chile Vamos está justo en el vértice. Tiene una tremenda oportunidad porque puede reconfigurarlo haciendo una gran alianza entre la centro derecha y el centro en Chile, y construir una alianza que le dé gobernabilidad a Chile. 

–¿Deben apuntar hacia el centro, o recuperar su electorado histórico?

–Apuntar a las personas. La gran mayoría de las personas no tiene esta dinámica bipolar entre el centro, la derecha y la izquierda, sino que los chilenos tienen valores reconocibles. Creen en el mérito, en el esfuerzo. Necesitan un Estado que sea eficiente, que cubra protección social. Creen en el emprendimiento, defienden la libertad, pero asimismo creen en la necesidad del orden y la autoridad. Justo los valores que debería representar una centroderecha moderna y un centro político moderno. 

La gran trampa que le puso el Partido Republicano a la centro derecha es hacerlos creer que tenían que volver a la época de Pinochet, que es como la época de las cavernas en el mundo de la derecha. Que tenían que reverdecer la idea del autoritarismo y el populismo de derecha. Lo único que han hecho es quedarse con el tercio de la votación histórica del mundo de Pinochet, pero no ha sumado un voto a la derecha política. Eso yo creo que es un pecado mortal. La pelota del mundo republicano es gigantesca. ¿Se van a quedar en Pinochet? ¿Se van a quedar atrapados en la gente de Punta Peuco? Si eso es, nunca más la derecha va a ser gobierno en Chile, por razones bastante obvias. 

Si hay alguien que explica por qué Gabriel Boric ganó con una gran mayoría en Chile es por los republicanos y José Antonio Kast. Ellos le regalaron la gente moderada, la gente del centro, los jóvenes, a Gabriel Boric. Por la irresponsabilidad de polarizar una elección y colocarse en una esquina. Chile Vamos no tiene que caer en esa trampa.

–¿Por qué cree que los republicanos le quitaron el electorado a la derecha tradicional?

Porque entre la copia y el original, la gente siempre elige el original. Por tanto cuando Chile Vamos se empezó a parecer demasiado a los republicanos, obvio que la gente eligió republicano. Si hay dos diciendo lo mismo y uno lo decía antes, obvio que vas a votar porque el que lo decía antes. Chile Vamos dudó en su identidad, en mi campaña lo vimos. Chile Vamos tiene que defender las ideas de la libertad, pero también ser liberal. No tenerle miedo a los temas de la modernidad.

Y hay un segundo gran tema que tiene que ver con la capacidad de mantener el orden. El pecado de Chile Vamos es que cada uno remaba por su propio barco.

–¿Podría haber un pacto entre el Partido Republicano y Chile Vamos?

Yo no satanizo ninguna conversación con republicanos, lo que pasa que creo tienen que solucionar su conflicto interno. ¿El Partido Republicano es Arturo Squella o Johaness Kaiser? ¿Gonzalo de la Carrera o José Antonio Kast? No tengo claro, porque trata de convivir con esos dos mundos y eso es que lo que parecía consistente en su minuto cuando era un partido chico se ha deformado completamente. 

Chile Vamos siente que su opositor real es el mundo de la izquierda populista, y yo siento que el mundo republicano no tiene claro cuál es su opositor real. Si la izquierda populista o Chile Vamos. Lo que quieren todo el día es tratar de traidor a aquel que piensa distinto.

–¿Le faltan liderazgos a Chile Vamos o a la centroderecha?

Al revés, yo creo que le sobran. Tiene liderazgos como Evelyn Matthei que representa a toda la historia de la cultura de centroderecha chilena. Gente como yo o Jaime Belollio que somos de una generación distinta, uno que viene más del mundo de la UDI y yo que vengo del centro. Lo que le falta es un proyecto común y esta vocación de defender su identidad frente a esta amenazas de la izquierda populista o la derecha populista. Tiene mucho talento y poca estrategia de juego conjunta, que es el gran desafío.

–¿Y usted está disponible para asumir un rol de líder en el sector?

–Más disponible que haber sido candidato presidencial, no sé qué puede ser. Obvio, pero en la medida que sea colectivo. Mi mala experiencia tiene que ver con que parece que no había un proyecto colectivo en ese minuto. A mí me da lo mismo abrir la puerta de un ministerio o estar de académico, que lo que más feliz me hace en la vida, o ser candidato. Nadie me dijo que iba a ser Presidente y por tanto mi gran obsesión es que el país se está jugando su futuro los próximos dos años.

–Está disponible para su sector…

–Si lo que me está preguntando es si voy a ser candidato de nuevo, en principio no está en mis planes. He estado mirando cosas. Santiago puede ser una linda pelea. Pelear con el Partido Comunista y demostrar que, efectivamente, parte del problema de Santiago es la gestión municipal, y el caos que hay en Santiago tiene que ver con una mala administración. Pero hoy día no ha sido mi definición principal ser candidato. Pero en el minuto que me toque, también lo evaluaría. No lo rechazo de pleno. 

–Menciona a Evelyn Matthei como liderazgo en su sector. ¿Cómo ve su figura para una eventual presidencial?

Creo que ella se ha ganado una posición por hacer bien la pega, y eso es importante en política. En su minuto llegué a ser candidato porque fui un buen ministro y fui un buen presidente del Banco Estado, y creo que el valor de lo que ella ha hecho no está ahí por ser política, está por ser una gran alcaldesa. Quizás esa es la mayor diferencia con José Antonio Kast, que es un político que se ha dedicado a ser política, vive de la política y come política. Nunca ha tenido un cargo de gestión y no sé cómo sería gestionando.

Proceso constituyente: “Obvio que tiene cosas que no me gustan, pero si me gustara 100% no sería una Constitución democrática”

Hace algunas semanas, Sebastián Sichel transparentó su votó “A favor” a la propuesta de nueva Constitución elaborada por el Consejo. Lo hizo al mismo tiempo que el expresidente Sebastián Piñera, lo que lo llevó a compartir titulares con el exmandatario.

El ex presidente del Banco Estado aborda los cuestionamientos ante una propuesta que fue elaborada y aprobada principalmente por las derechas, y pese a que reitera su admiración al expresidente Ricardo Lagos, es crítico de la postura que este ha adoptado en el debate.

–¿Es una buena propuesta de nueva Constitución?

–Sí, es una buena propuesta. La pregunta es si es perfecta, y no lo es. Pero el que diga que hay una Constitución perfecta, por favor que pase adelante. Lo que quiero es un pacto social que le de gobernabilidad a Chile y estabilidad en adelante. Y esta lo logra. 

Obvio que tiene cosas que no me gustan, pero si me gustara 100% no sería una Constitución democrática, sería mi Constitución. Tengo la plena convicción de que esta es una Constitución, que gracias a los bordes constitucionales, al trabajo del Consejo y de los Expertos logró el mayor acuerdo en la medida de lo posible para hacer una mejor Constitución.

–Uno de los discursos en la campaña del Rechazo era “una que nos una”. Hoy tenemos una propuesta que no fue aprobada por la centroizquierda y la izquierda, y no vemos figuras en este sector que la aprueben. ¿No hay una incongruencia en su discurso?

–El que decide si nos une es el ciudadano. Creer que que el que decide que nos una o no son los sectores políticos, es minimizar el valor de la democracia. Esta pregunta es válida después del plebiscito de diciembre. Hay harta soberbia en el sistema político. 

Tengo la sensación que a veces el Partido Republicano se comportó igual que la Lista del Pueblo. Es cosa de ver el debate. Pero pasó que aquí lo hicimos bien. El mismo Congreso lo hizo bien, le puso bordes, puso el Comité de expertos, y por lo tanto logró construir un texto que se desacopló de la mayoría circunstancial que existía en el Consejo Constitucional y logró redactar un texto hacia delante. 

Comisionados de centroizquierda e izquierda han anunciado su voto “En contra”, lo mismo figuras como el expresidente Ricardo Lagos. Hasta Luis Silva dijo que es un texto que le acomoda a la derecha. ¿No hay incongruencia en eso?

–Sería bueno que se haga una recopilación de todo lo que intentó el Partido Republicano y todo lo que no logró poner. Luis Silva, en una conversación privada, probablemente te diría “no puse lo que quise “. No le queda otra que aprobarlo porque está ahí. 

Y lo del Presidente Lagos, a quien respeto profundamente, todo lo que ha hecho en materia constitucional me ha parecido más bien tramposo. Honestamente. La vez pasada no dijo que iba a votar. No enfrentó el dilema de verdad. Al final, está atrapado en su historia política más que en sus convicciones. 

Que los consejeros expertos lo digan me da pena, porque al final lo que veo es que había mucho más interés de su sector político de jugar un gallito político.

–¿Cometieron errores los consejeros de derecha al aprobar materias que no son propias de una Constitución?

–Sí, por cierto. Pero gracias a aquello que le criticaron tan duramente a la gente del centro en su minuto, de la necesidad de poner un consejo experto y bordes constitucionales, mira el valor que tuvo controlar, en el buen sentido democráticamente, el poder de los consejeros y esa minoría que existía en el minuto, a través de otro órgano democrático emanado de una institución democrática como el Congreso que le puso bordes. 

Creo que no es perfecto el texto, para nada, creo que se va a tener que perfeccionar sobre el futuro, y creo que es legítimo estar “A favor” o “En contra”, pero me gustaría que transparentemos las razones de los a favores o en contra, más allá de esconderlos hacia delante.

Sebastián Sichel y lo bueno, lo malo y lo feo de su campaña presidencial

Hace dos años Sebastián Sichel se posicionó en el cuarto lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Al respecto, reconoce que se cometieron errores, pero asegura que el hecho de oponerse a los retiros del 10% fue lo que le costó la campaña. 

También es crítico con la forma en que los candidatos llevaron las elecciones, y admite que tuvo momentos difíciles. “En lo personal, fue duro. Hasta buscaron a un delincuente, que tenía juicio por violencia familiar, para tratar de darme muy duro en la campaña. Así mismo le pasó a Gabriel Boric cuando lo acusaron de abuso sexual sin ninguna prueba. Creo que debe haber sido la campaña más sucia en mucho tiempo. Se debatió poco sobre ideas. Y yo caí en esa trampa, me empecé a picar. Creo que al final de la campaña volví al eje de entender que no tenía que entrar en ese ambiente y defender lo que yo creía”, señala. 

Además, postula que la forma en que se llevó a cabo el debate marcó un precedente. “Lo que estamos viviendo hoy día es producto que no estuvimos a la estatura de lo que debió haber sido un debate presidencial serio. Eso es lo feo. Somos culpables de en vez de haber construido un debate de altura para mejorar el país terminamos cayendo en la injuria personal”, sostiene Sebastián Sichel.

–¿Qué balance hace sobre su candidatura presidencial a dos años de la derrota?

–Varias cosas. Lo bueno es que fue increíble haber tenido la oportunidad de ser candidato presidencial en Chile. Particularmente, siendo independiente, que dos años antes no me conocía nadie, que pude encabezar un proyecto político desde un espacio de renovación, de independencia, del centro. También es impresionante haber podido liderar la coalición de centroderecha desde el centro, es una buena señal hacia adelante. 

Lo malo es que, efectivamente, cometimos pecados. Bien grandes. El tema de los retiros me hizo perder la elección. Me impresiona no haber leído bien el minuto de irresponsabilidad en que habían muchos de los políticos de nuestro propio sector que estaban absolutamente desatados en la necesidad de su reelección y aprobaron los retiros. 

Y lo feo, la deslealtad. Muchos parlamentarios trataron de jugar a dos bandas. En el fondo, trataban de apoyar a alguien que evidentemente había ido por fuera, que no era parte de la coalición, que había decidido enfrentar directamente a la coalición simplemente por su supervivencia individual. Pero creo que instalamos la bandera. 

–¿Repetiría la experiencia de candidatearse en otro cargo?

–No lo sé, no lo he evaluado. Estoy feliz dedicado a la academia, mi verdadera vocación es ser profesor. Soy feliz y me levanto por la mañana feliz. Lo otro tendré que analizarlo en su minuto. No es que haya quedado con un trauma, todo lo contrario, pero creo que al final hay minutos de la historia en que uno tiene que asumir la responsabilidad que le compete. La mía hoy día es ser el mejor profesor posible, el mejor marido posible y el mejor padre posible, porque fallé en alguno de estos ambientes hacia atrás.

–¿Y una alcaldía? Usted mencionaba que le seducía Santiago.

–Hay que evaluarlo. Siempre los lunes digo “quiero ser candidato”. Porque creo que puedo hacer mucho mejor lo que está pasando, me duele el tema de la inseguridad en Santiago (…). Pero el viernes uno está cansado y se acuerda que dejas botados a tus hijos, que abandonas la casa. Lo doloroso que es abandonar tus proyectos. Pero son temas que estoy conversando con mi familia y con los partidos. Es una conversación abierta en mi vida.

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