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5 de Enero de 2024

Estudiantes de regiones que se vienen a vivir a pensiones en Santiago: ¿Cuánto gastan en ellas y cómo se adaptan a los espacios reducidos?

Estudiantes de región que se vienen a vivir a Santiago: el desafío de adaptarse a espacios comunes y gastos Agencia Uno

Ya sea por la falta de oportunidades laborales, académicas, o el impulso de aventura para estudiar sus carreras soñadas, muchos jóvenes provenientes de regiones han dejado sus casas para alojarse en pensiones mientras realizan sus estudios universitarios en Santiago. La vida en comunidad en una ciudad ajena ha conllevado gastos y anécdotas varias. Algunas positivas, otras no tanto.

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Claudio Saavedra (22), estudiante de Ingeniería Comercial, vuelve a su habitación aproximadamente a las 20:00 horas, después de su jornada laboral. El interior de la casona en la que vive, ubicada a metros del Parque Bustamante, se encuentra vacío y silencioso; algo poco habitual en el lugar. Sin embargo, cuando el resto de los estudiantes vuelvan de sus vacaciones de verano, la pensión universitaria volverá a repletarse.

El estudiante, proveniente de Talca, debió quedarse ahí en verano debido a su práctica profesional. Sin embargo, no lo toma con desagrado. “En la pensión, si bien estás con harta gente, siento que igual tienes tu cuota de independencia, ya que tienes tu espacio”, comenta desde la terraza de la casona. Desde ahí se ve parte del Barrio Italia nocturno, justo sobre el pasaje donde a menudo transitan trabajadoras sexuales y ambulancias del Hospital del Trabajador. Desde ese lugar, demora solo diez minutos caminando hacia su facultad.

El pasado martes 2 de enero se dieron a conocer los resultados de la PAES, por lo que esta y otras pensiones serán requeridas por los nuevos estudiantes de regiones que planean iniciar su etapa universitaria en Santiago. Ya sea porque les gusta la convivencia en comunidad, les resulta más conveniente o debido a que no tienen familiares que los reciban en la ciudad, como es el caso de Claudio.

Choques culturales y los roces de vivir en una pensión

Nicolás Cárdenas (22) tomó la decisión de estudiar periodismo el año 2019, inmediatamente después de salir del colegio. “El problema era que aquí en La Serena (donde vive) sólo una universidad tiene en su oferta esa carrera. Así que para buscar más alternativas, indagando por internet y por testimonio de varias personas que han estudiado una carrera universitaria en Santiago, vi que iba a tener muchas opciones para elegir”, comenta.

Primero arrendó en una residencial de la calle Tucapel Jiménez. La escogió porque está muy cerca de la Universidad Alberto Hurtado, donde estudiaba, y además porque el precio era muy bajo, menos de $175.000.

Cárdenas ya egresó y actualmente vive en un departamento. Sin embargo, sigue guardando varios recuerdos de su paso por la pensión. Algunos no muy agradables: “Vivíamos muchas personas en un espacio reducido, y no había mucha privacidad porque la cocina y los baños eran compartidos. Además, la gente que vivía ahí no era muy bien portada. Por dar algunos ejemplos, recuerdo que varias personas fumaban en los baños y tiraban las colillas de cigarro al WC. También recuerdo una ocasión que un residente llegó borracho haciendo un escándalo y vomitó todo el piso de la residencial”, relata.

Claudio, en cambio, declara que su experiencia ha sido en gran parte positiva, salvo por algunas peleas callejeras que le ha tocado escuchar desde su ubicación, y que lo han llevado a llamar a carabineros en una ocasión. Asimismo, admite que ha tenido algunos choques culturales: “El cambio con la ciudad, los ritmos distintos, son hartos cambios al mismo tiempo. Si entrar a la U ya es un cambio brígido, pasar de Talca a Santiago es otro cambio”.

“Mi mayor choque cultural es la cercanía de la gente. Igual son bien fríos, a mucha gente no le importas. Eso puede ser bueno o puede ser malo. Yo intento verlo desde el lado bueno: si no quiero interactuar con nadie o andar de mala cara, puedo hacerlo sin problemas”, comenta el estudiante de Ingeniería Comercial.

Financiar la vida en Santiago

Claudio paga una mensualidad de $400.000 por su habitación de 3 por 4 metros. Esta cuota comprende servicios como lavandería, luz, agua, calefactor e internet. Detalles que son cruciales para los estudiantes y sus familias al momento de escoger la pensión que más se ajusta a sus realidades.

“Mi única fuente para financiar la residencia son mis papás. Por otra parte tengo gratuidad, así que esa es una gran ayuda. Además, estoy realizando mi práctica y afortunadamente recibo un sueldo”, comenta Claudio.

La mayor cantidad de oferta de pensiones se concentran en los sectores céntricos como el Barrio Italia, República o Bellavista, donde se encuentran las facultades universitarias más emblemáticas. Los precios de las pensiones varían considerablemente dependiendo de la ubicación y de las características del espacio.

En la comuna de Providencia, por ejemplo, hay piezas que bordean los $450.000 de mensualidad, cercanos a la estación Tobalaba, incluyendo servicios como Wifi, lavandería y sala de estudio. Entre las estaciones Baquedano y Parque Bustamante se encuentran disponibles habitaciones de 16 metros cuadrados que cobran $308.000 mensuales, sin los servicios anteriores, pero con kitchenette y mesón de estudio.

Por otra parte, en Santiago centro hay antiguas casonas que ofrecen habitaciones a pasos del Metro Santa Isabel, bordeando los $240.000 (8,5 metros cuadrados) y los $300.000 (13 metros cuadrados). Existen opciones mucho más costosas; por ejemplo, a metros de La Moneda se disponen habitaciones dobles tipo mariposa de $572.000 mensuales (65 metros cuadrados).

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