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Política

7 de Febrero de 2024

Perfil: Lo público y lo privado de Sebastián Piñera, entre ocho años en La Moneda y su rol empresarial

Muerte de Piñera: Breve historia de la compleja y tensa relación entre sus intereses políticos y empresariales Marcelo Segura

El director de la carrera de Periodismo en la UAH y co-autor del libro "Piñera Offshore" relata que "con su inesperada partida, el mundo político chileno pierde a unos de sus principales referentes y articuladores. Un personaje clave e ineludible para comprender el Chile actual y las relaciones del poder post dictadura en el país".

Por Juan Pablo Figueroa

Volar era, a todas luces, una de las pasiones de Sebastián Piñera Echenique. Era mucho más que un hobbie. Hacía 20 años que había obtenido su licencia para pilotar helicópteros privados y era de esa manera que prefería moverse de un punto a otro.

Fue así que llegó a fines de 2008, de improviso, a bucear en Punta de Choros, en la Región de Coquimbo. Luego prometió que defendería el medioambiente en esa zona si llegaba a ser Presidente de La República en las elecciones del año siguiente.

Luego, cuando ya estaba en La Moneda, a fines de agosto de 2010, una pequeña nota en La Tercera indicaba que sus cercanos lo notaban preocupado. En parte era por las vicisitudes que enfrentaba su primer gobierno. Sus constantes conflictos de interés, la reconstrucción tras el 27F, las primeras movilizaciones ciudadanas masivas, la bajada de la termoeléctrica Barrancones y los 33 mineros que, por entonces, aún estaban bajo tierra e incomunicados en Atacama. Pero gran parte de su preocupación radicaba en cómo todo aquello le había quitado tiempo y la posibilidad de aumentar sus horas de vuelo, requisito esencial para renovar su permiso.

En 2011 tuvo que aterrizar de emergencia en una localidad cercana a Curanipe, en la Región del Maule, porque se había quedado sin combustible. Lo criticaron de lado y lado por su imprudencia. “El cargo de Presidente no es para jugar al helicóptero”, dijo el entonces senador socialista, Camilo Escalona. Su par de la UDI, Víctor Pérez, le recordaba a través de la prensa que se “es presidente por 24 horas durante cuatro años, aunque esté de vacaciones”.

Esa vez, Piñera estaba con su amigo, el empresario Andrés Navarro, pero podría haber sido cualquier otro. Volaba con la familia, volaba con sus amigos, de aquí para allá y de allá para acá. Su nave: un helicóptero Robinson R44, monomotor y con capacidad para cinco personas, dos tripulantes y tres pasajeros; uno de los más vendidos del mundo.  

Aún no está claro qué falló. Pero a pesar de su larga experiencia como piloto y volando esa misma aeronave –que no aparece explicitada en sus viejas declaraciones de patrimonio– Piñera, el empresario y osado inversionista, el millonario, el hábil político que llegó a ser dos veces Presidente de Chile y que se erigió como la figura más importante de la derecha en el país desde el retorno de la democracia, sufrió un accidente la tarde de ayer martes 6 de febrero de 2024.

Su R44, según testigos, se precipitó y cayó en el Lago Ranco, donde Piñera y su familia tienen una de sus muchas viviendas. Sus tres acompañantes -su hermana Magdalena, su amigo y ex socio Ignacio Guerrero, y el hijo de este último, Bautista- lograron salir a la superficie. Piñera, en cambio, no pudo hacerlo y falleció.

Tenía 74 años.

Con su inesperada partida, el mundo político chileno pierde a unos de sus principales referentes y articuladores. Un personaje clave e ineludible para comprender el Chile actual y las relaciones del poder post dictadura en el país. Lo que sigue, es un breve repaso de su polémica -y a la vez potente- trayectoria político-empresarial. De sus conflictos y aciertos; de las luces y sombras que deja su legado en la historia.    

Mundos en colisión: lo público versus lo privado

La primera vez que Sebastián Piñera ostentó un cargo de elección popular fue en su colegio, en el exclusivo Verbo Divino, en Las Condes. “Fue presidente de su curso, hace tiempo, pero lo fueron”, escribieron bajo su foto en el anuario sus compañeros de la generación 1967. Ya entonces lo describían como competitivo en los deportes y en los estudios, característica que después llevaría a los negocios y la política. Varias veces la llevó sin mucha claridad respecto de en cuál lado estaba -en lo público o en lo privado- pues siempre jugaba al límite. 

Intenso y vertiginoso, quienes lo conocían de cerca han dicho que “sus días no tienen 24 horas, sino 48”. Muy pocos podían seguirle el ritmo, tanto en su veta política como en la empresarial. Dos tableros donde siempre jugó con inteligencia y ambición.

En dictadura se manifestó en contra de la continuidad de Pinochet y sus violaciones a los derechos humanos. Y, tras el plebiscito de 1988, intentó infructuosamente militar en la Democracia Cristiana. Según recordó Patricio Aylwin en una entrevista de 2008, sus exigencias de ingresar con cuotas de poder eran inaceptables en aquella época. Pero dicha petición ya daba cuenta de que era “un hombre impetuoso” y “muy seguro de sí mismo”.

Se unió, entonces, a las filas de Renovación Nacional (RN), convirtiéndose en senador apenas retornó la democracia (1990-1998). De forma paralela, se transformó en un hábil articulador de acuerdos transversales para sacar adelante las primeras leyes de la transición. Ya en esa época aspiraba a llegar a La Moneda, pero su primer intento se vino abajo en 1992 con el escándalo de espionaje político llamado “Kiotazo”, también conocido como “Piñeragate”. Esto lo involucró directamente en una operación para perjudicar a su contendora en la carrera para asumir como abanderado/a de la derecha, Evelyn Matthei. En ese entonces, ambos eran jóvenes promesas de su sector.   

Por entonces, Tatán –como le decían sus amigos– ya amasaba en paralelo una fortuna, un pequeño imperio. Dicho patrimonio se expandió con el tiempo y llegó a ser avaluado por la revista Forbes en hasta $US2.700 millones (valor actual). Invirtió en el rubro inmobiliario, en la banca y las tarjetas de crédito. Fue gerente general del Banco de Talca y declarado reo por fraude a la misma institución, aunque la Corte Suprema luego lo sobreseería. Fue gerente del banco Citycorp y uno de los precursores en Chile con las tarjetas de crédito, a través de Bancard, que convertiría en su barco insigne.

Tras vender el negocio de las tarjetas y consolidar Bancard como su centro de operaciones, se volcó casi de lleno a la inversión y la especulación financiera. Para esto, consolidó una amplia cartera. En energía, en aerolíneas, en farmacéuticas, en tabacaleras, en sociedades anónimas deportivas, en medios de comunicación, en empresas zombie, en distintos paraísos fiscales, en pesqueras, en mineras. Todo, mientras forjaba su camino político. Y, entonces, esos dos mundos empezaron a chocar.

Flancos abiertos: de caso en caso

Primero fue el Caso Chispas, en 1997, cuando se le acusó de usar su posición como senador para obtener beneficios comerciales en la negociación que hizo con Endesa España por sus acciones en Enersis. También estuvo el Caso LAN y su sanción por usar información privilegiada en la venta de acciones de la compañía. Y el Caso Cascadas, que lo enfrentó al controlador de SQM y ex yerno de Augusto Pinochet, Julio Ponce Lerou. Se suman las polémicas por haber asumido la Presidencia en 2010 sin soltar sus inversiones en LAN, Chilevisión y Blanco y Negro. Con esto, se expuso a constantes acusaciones por sus evidentes conflictos de interés.

Enfrentó también los casos de financiamiento irregular de la política: Penta y SQM. Le tocó vivir el movimiento estudiantil de 2011. Después, en 2016, se sabría lo de sus sociedades desconocidas en paraísos tributarios como Panamá, Islas Vírgenes Británicas y Luxemburgo. También se reveló su inversión en la pesquera peruana Exalmar, al tiempo que su administración litigaba contra Perú en La Haya por una disputa de límites marítimos. A partir de ahí se revelarían las pistas para llegar a su secreta participación como principal socio junto a su amigo Carlos Alberto “Choclo” Délano en el cuestionado proyecto minero-portuario Dominga. Este contempló la millonaria venta que hicieron en un paraíso tributario amarrando el pago al cumplimiento de una cláusula que dependía directamente de la acción u omisión de su gobierno: la no declaración de la zona involucrada como área protegida.

Todo lo anterior le implicó a Piñera abrirse flancos que no sólo lo exponían políticamente, sino que, en muchos casos, lo enfrentaron a procesos judiciales. Estos se vieron acrecentados tras el estallido social de octubre de 2019, cuando a los conflictos de interés se le sumaron las acusaciones por su eventual responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado bajo su mandato. También enfrentó dos acusaciones constitucionales. Y, si bien, en la mayoría de esos procesos había salido indemne, varios seguían vigentes al momento de su muerte.

Esos episodios, en todo caso, están lejos de ser la única dimensión de Sebastián Piñera como personaje público. Mientras muchas veces la atención se la llevaban los conflictos entre sus roles e intereses –a pesar de haber dejado la administración directa de sus inversiones en 2009–, en sus mandatos hubo avances importantes en diversas materias, los que han impactado fuertemente en la vida de millones de chilenos y chilenas.    

La huella de Piñera en políticas públicas                 

Piñera partió su primer gobierno en medio de un gran remezón, desencadenado por el terremoto de 8,8° Richter que devastó la zona centro sur de Chile la madrugada del 27 de febrero de 2010. El sismo y el posterior tsunami implicaron la muerte o desaparición de más de 500 personas. También, la destrucción de pueblos y ciudades casi completas. Esto dejó más de dos millones de damnificados entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía.

Su misión de entrada era poner nuevamente en pie a Chile y reconstruirlo todo desde las ruinas. Y, aunque el proceso no estuvo exento de irregularidades y críticas, el plan de reparación y reconstrucción que implementó su gobierno fue exitoso. Logró una serie de avances para llegar a completar el proceso en 2019.

Su capacidad de gestión y de movilizar equipos y recursos le permitieron liderar el cinematográfico rescate con vida de los 33 mineros atrapados en la Mina San José, un hecho inédito que puso a Chile en el foco de la atención mundial. Sacó adelante la Ley de Postnatal de 6 meses, promesa de su campaña. Además, envió a tramitación el proyecto de Acuerdo de Unión Civil (AUC), que permitiría, entre otras, la unión legal de parejas del mismo sexo en el país. Luego, en su segundo período (2018-2022), se enfrentó a gran parte de su sector al proponer, impulsar y transformar en ley el Matrimonio Igualitario.

Bajo su primer período se crearon también los ministerios del Deporte y de Desarrollo Social.

El proceso masivo de vacunación que implementó su gobierno para hacer frente a la pandemia por Covid-19 fue, efectivamente, uno de los más exitosos del mundo.

El día que salió de La Moneda, 17,4 millones de personas en Chile ya tenían su esquema de inoculación completo. Es decir, nueve de cada diez habitantes. Éramos, en el ranking global de cobertura, de acuerdo con las estadísticas de Our World in Data, el 5° lugar de eficiencia a nivel global.

En materia previsional, presentó y sacó adelante la Ley de Pensión Garantizada Universal (PGU), que otorga a todos los adultos mayores de 65 años que no estén en el decil más alto de ingresos, una pensión de hasta $185.000 pesos de carga fiscal. Puso fin al cuestionado Servicio Nacional de Menores (Sename), dando inicio a un nuevo sistema estatal de protección de niños, niñas y adolescentes.

Se promulgó la ley que dio origen al Registro Nacional de Deudores de Alimentos; se creó el Ministerio de Ciencias y Tecnología; se modernizó la antigua Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior (Onemi), dando origen al nuevo Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres. Eliminó la diferencia discriminatoria que existía entre los precios de hombres y mujeres para los planes de isapre. Se creó por ley el Plan Nacional del Cáncer. Y se implementó una vía constitucional para cambiar la Carta Fundamental vigente desde 1980 y así dar respuestas a las demandas ciudadanas que colmaban las calles y veredas a fines de 2019.

Todo lo anterior es apenas un breve resumen de una trayectoria mucho más compleja y que, en los próximos días, se podrá ir reconstruyendo con tiempo y calma para ponderar cada acto y episodio.

El rol de sus fundaciones en el cuidado del medioambiente, la educación de la comunidad y la mantención de su Parque Tantauco –comprado, también, en un paraíso fiscal– por ejemplo. Su rol como líder de una nueva derecha en Chile. O el papel que tuvo en la articulación y financiamiento de la campaña del Rechazo a una nueva Constitución en septiembre de 2022. Todo aquello es parte de un legado que a pesar de su partida aún se sigue escribiendo.

*Juan Pablo Figueroa, director de la carrera de Periodismo en la Universidad Alberto Hurtado y co-autor del libro “Piñera Offshore”

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